martes, 18 de septiembre de 2012

Mine, capítulo 42.


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Mine, capítulo 42.  “Los Secretos”.

--¿Te has dado  cuenta?Murmura Luce, tapándose la boca con el libro de historia para que el maestro no la veaEllie no ha venido hoy.
Doy la vuelta a la página disimuladamente, fingiendo que estoy checando la vida en la Edad Media. Cuando el maestro regaña a alguien en la esquina de la habitación, me giro hacia Luce.
--¿Y qué tiene? Es sólo la segunda hora. Se ha de haber quedado dormida.
Ella sacude la cabeza y pasa la mano por su pelo para acomodarse el pelo que en verdad no se ha salido de la trenza.
--No sé. Está rara. Ayer desapareció las últimas tres horasFrunce el señoEstá ocultando algo.
--Luce, déjala ya. Tiene un novio, ¿Qué no? A lo mejor fue eso. Y si tuviera secretos, ¿Qué más da? Todas las personas los tienen.
--Ninguna amiga mía me ha guardado un secreto antes. O al menos no las más cercanasMe mira a la cara, como si estuviera desafiándome.
 Me quedo callada y la miro de reojo.
Se cruza de brazos, entendiéndolo.
--
¿Verdad?Dice, entre dientes.
--Oh, vamos, Luce. ¿Me vas a decir ahora que en verdad no me guardas secretos?
Ella niega, repentinamente ofendida.
Espero a que el profesor se de la vuelta y empiece a hablar en voz alta para nosotros como siempre lo hace, y le digo:
--¿Ni uno?
Mira hacia otro lado.
--Bueno…--Murmura.
Levanto la ceja y sonrío.
--Pero son simplesDiceLos secretos, de alguna manera u otra, no son buenos. Nos destruyen. A todos.
 Levanto la ceja, burlona.
--A ver, ¿Y cuando te pusiste tan filosófica?
--Lo saqué de ese libro tuyo que no te he devuelto.
Frunzo el seño y miro al frente de la clase, dando por terminada nuestra conversación de secretos.
--Igual se lo sacaréCanturrea, bajito, dibujando circulitos en su cuaderno.


Tengo que admitir que me siento culpable porque Luce ha compartido la mayoría de su vida conmigo. Siempre ha estado allí. Y yo apenas le cuento… Nada.
  A lo mejor debería contarle lo de Cariba y Oliver, pero en verdad no siento el valor para hacerlo. No tengo el valor incluso para recordármelo. Es difícil pensar en ella como mi hermana. Y en él también. Sin embargo tengo que hacerlo; Tengo que recordármelo. Tengo que hacerlo porque no paro de pensar en lo que Oliver me dijo, que ella necesitaba de mí. Que se estaba aferrando a mí.
  Intento pensar en eso sin perder la cabeza.
También pienso en Lucas.
Pienso mucho en Lucas.
Pienso en todas las cosas lindas que me pasan con él, pero también pienso en todas las malas que podrían pasar.
   Y aún así estoy completa.
Casi.
Suspiro y abro el cajón de mi escritorio. En ese momento mamá toca la puerta y se asoma. Tiene la nariz roja, los ojos llorosos y el teléfono a la mano.
--¿Pero qué ha pasado?Le digo, mientras me levanto.
Ella se sorbe la nariz.
--Acabo de recibir una llamada…
--¿Y qué tiene? ¿Laura se cayó en la lavadora?Intento bromear.
Pero ella no se ríe.
Llora más fuerte.
Paso mis brazos por su cintura y luego la siento en mi cama. Me inclino hacia ella.
--¿Mamá? ¿Estás bien? Me estás asustando.
--Lena, lo siento.
--¿Mamá?
--Era tu tía Maggie.
Al principio no me llega, pero luego me acuerdo que la hermana de mi padre se llama Maggie. No la veo desde… No me acuerdo.
--¿Y?
--Tu padre está en el hospital. Está muy grave.
Me quedo callada. Me inclino hacia ella.
--¿Y lloras por eso?
Ella me mira, atónita.
--Creo que aún no lo comprendes, cariño. Puede morir en cualquier momento.
Me rasco el brazo. Parpadeo.
--Eh… Está bien. Oye, ¿Me puedes prestar el auto? Tengo que ir al apartamento de Sara porque tengo una tarea que implica sus conocimientos de psicología. Aunque a lo mejor ella está en casa de la tía Kris. Siempre está metida allí, es como si no tuviera un departamento. Si yo tuviera un departamento creéme que no pasaría tanto tiempo dónde vive Laura…
--LenaInterrumpe--¿Me estás escuchando?
Me quito de encima el saco porque siento calor.
--Claro que te estoy escuchando. ¿Por qué?
Ahora parece alarmada.
--Lena, tu padre está a punto de morir.
--Mamá. No sé porqué no dejas de repetir eso. Te he escuchado.
 --¿Entonces? ¿Por qué no estás afectada?
Frunzo el seño.
--¿Debería?
--Puede morirRecalca, completamente afectada.
--¿Y? No puedo hacer nada al respecto.
--¿Porqué no estás afectada?Vuelve a preguntar.
Me cruzo de brazos. Ahora esto me está haciendo enojar.
--¡Como si él se hubiera preocupado por mí si yo estuviera a punto de morirme! ¡Por favor, mamá! ¡No voy a compadecerme de alguien como él!
 Parece que mi madre pierde el control.
--¡Pero es tu padre!
--¡No, no lo es! ¡Se fue! Perdió derechos en el proceso.
Ella se toca la frente y luego me mira.
--Pasó hace años, Lena. Perdónalo ya.
--¿Qué? ¡Nos abandonó! ¡A ti, y a mí…!
“Nos abandono por una niña a quién prefirió sobre nosotras. A puesto que no estarías tan afectada si lo supieras, ¿no?”.
--¿Cómo esperas que lo deje pasar?Continúo, ahora sí afectada.
--Justo como yo lo he dejado pasar.
--¿Lo has hecho?Grito.
--¡Si!
--¡Pues no deberías, no lo merece!
--¡Lena! Tienes que ir a verlo al hospital.
--¿Estás hablando enserio?
Su rostro tiene una expresión dura. 

Desafiante.
--Sí.
--No.
--¡Lena!
Camino hacia la puerta mientras mamá sigue gritándome a mi espalda. Quiero darme la vuelta y quiero ver cómo se enfrenta al hecho de que nos reemplazó a ambas. De que la engañó. A las dos. Porque no pienso honestamente que lo tomará mejor que yo. Pero no puedo compartirlo con ella.
  Al menos una de las dos tiene que mantenerse completa.
Luce se equivoca; Los secretos sólo nos destruyen si salen a la luz, pero cuando se mantienen escondidos entre las sombras, nos protegen.
Tengo que protegerla.


--Es tan extraño que estén juntos…
Empujo a Lucas fuera de mi cara al tiempo que oigo la voz de Ellie, entrando por la puerta principal.
--HolaDigo, mientras intento recobrar mi compostura.
Mis mejillas están encendidas. Paso mis manos por mi cara, como si eso pudiera cambiarlo.
Lucas se deja caer a mi lado en el sillón, sonriendo, mientras se pasa las manos por su pelo.
--¿A quién mataste hoy?Pregunta él, burlonamente.
Ellie rueda los ojos y deja caer la mochila en el piso al tiempo en que se sienta en frente de nosotros, en el sillón verde menta.
--Qué gracioso. ¿Qué estaban haciendo aquí, solos, por cierto?Dice lentamente, con toda la intención del mundo--¡Mejor no me digan! No creo que pueda soportarlo.
  Le arrojo el cojín que está a mi lado. Ella lo atrapa riendo.
--Lo siento. No pude resistirme.
Eso me recuerda a cuando yo hacía ese tipo de comentarios a Sara, y era ella quién me lanzaba cosas… Y ahora es al revés.
Dios, estoy perdiéndome.
--Por ciertoDigoPusiste a Luce insoportable el día de hoy.
--¿Yo? No, eso lo tiene de nacimiento.
Río.
--Lo sé. Es sólo que no deja de molestar con la idea de que tienes un secreto oscuro. Deberías decirle que tienes un novio secreto para que me deje en paz de una vez por todas.
  Pero no ríe. Se queda quieta, muy quieta. Como si no pudiera respirar. Igual que Lucas, a mi lado, quién mira de mí hacia su hermana menor. Y de ella hacia  mí. Y viceversa.
--¿Qué?Rezongo.
  Entonces me acuerdo que es esa cosa con la que tanto me enojé con Lucas.
Recuerdo como él me dijo una vez “Te lo diría, pero no es mi secreto”.
Ellie en verdad sí tiene un secreto.
--Bueno, como seaMe apresuro a decir, dando por terminado el tema.
Ellie sonríe ligeramente y se marcha escaleras arriba con la excusa de que tiene que hacer tarea.
  Miro a Lucas, pero no presiono.
A) Porque ya hemos tocado esto antes, porque B) El secreto en verdad es de Ellie, y si ella no me quiere decir ni una palabra, es porque no puede, como yo no puedo decírselo a Luce por mucho que la ame. Porque C), D), E), F), G) y el resto del abecedario,  no le he dicho a Lucas nada acerca de mi padre casi muerto.
  De acuerdo, tal vez el C) es porque no le he dicho nada a Lucas, pero en verdad el D), F), G) y el resto es porque no tengo ni la más mínima intención de hacerlo.
  Porque, de la A) a la Z), lo único que haríamos sería discutir.
     Así que miro a Ellie marcharse escaleras arriba y luego miro a Lucas, quién está calmado, pero que sé que no me va a decir nada.
 Y lo puedo leer en sus ojos: “Por favor, ya hemos hablado de esto antes”.
Si yo fuera la de hace un mes, intentaría sacárselo como lo hice antes. Pero no puedo obligarlo a hacer algo que yo no haría.
 Así que no, no presiono, incluso sabiendo que él sabe eso que yo no, sabiendo cuanto me importa su hermana, y que por esa razón no puede mirarme a los ojos.
  Igual que yo no puedo mirar los suyos.

--Sthep Stronger. 

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