viernes, 16 de noviembre de 2012

The Bet. Capítulo 3.



#PrimerDía
                                                                                                                         Narra Brenda. 

Una de las cosas que mas odiaba de toda la vida era levantarme temprano. Sí, temprano.
Se supone que somos adolescentes y que estamos en crecimiento y por esa razón teníamos que dormir mucho.
No soy fan de ver el amanecer.
Y lo peor: Ir a la escuela.
Mis razones por las cuales NO se debe ir a la escuela:

  • Esnobs. ¡Dominan el mundo! Si pudiera los matara. Bueno, puedo pero no debo. Tampoco soy fan de la cárcel. 
  • Maestros. Son unos completos aburridos, que no hacen nada mas que ponernos mucha tarea para que no podamos salir al cine, o ir a dar un paseo en la playa el fin de semana. 
  • La Historia. ¿Para que debemos estudiarla? Ya se murieron. Punto. La verdad no encuentro interesante la Historia. Simplemente no me importa.
  • Mas Esnobs.
No es que odie la escuela, ya que en realidad tengo buenas calificaciones y en mi vida he tenido un reporte. Pero no me gusta. Si por mi fuera me quedara en casa leyendo un poco.
Ayer en la fiesta de Kayla (que no sé por que fui) fui bañada de cerveza por uno de los chicos mas idiotas que puede ver en el universo : Andrew, el mariscal de campo. Ni siquiera me dijo "Lo siento" en el momento, sino que esperó toda una hora para lamentarlo.
Debo decir que me aproveché un poco, ya que lo obligué a que me trajera a casa.
Y bueno, apestaba a muerto y si lo decía enserio aunque el pareció no creerme. Seguramente si fuera periodista o una de esas chicas que les gusta el chisme, ya hubiera puesto en mi estado de Facebook: "Andrew, el guapo mariscal de campo apestaba ayer horrible en la fiesta de Kayla". Pero no soy así.

Llegué a la escuela a tiempo, faltaban unos minutos para que sonara el timbre y todavía disponía de tiempo para ir por mi libro de literatura (el cuál nunca se usaba ya que la profesora utilizaba otros métodos de enseñanza)
Iba caminando hacia mi casillero con la cabeza gacha cuando me golpeé con algo y caí al suelo dramáticamente.
Muchos se detuvieron a mirar, pero ninguno se acercaba lo suficiente como para ayudarme a pararme o por lo menos decir "Estás bien?"
Tampoco quería levantarme, no es que el suelo estuviera cómodo, sino que me daba una gran flojera hacer esfuerzo y levantarme, recoger mis cosas y seguir como si no hubiera pasado nada.
No me importaba en lo absoluto que me vieran todos aquí tirada.
Alguien se paró justo enfrente de mí y estiraba las manos para ayudarme a levantar. Llevaba unos pantalones negros y según parecía una camisa blanca.
-Hey, extraña. Venga, levántate.
Le dí mis manos y me ayudó a levantarme.
Era Andrew. Ya no apestaba, olía asquerosamente delicioso.
-Ah, gracias.
-De nada, a propósito, ¿qué hacías ahí tirada?
-Bueno, quería sentir el frío del piso. - Dije sarcásticamente.
-Ya veo.. - Se agachó y tomó mi bolso del piso, que yo no había molestado en levantar.
-Gracias.
-De nada
Nos miramos por un rato.
-Ehh, tengo que irme. - le dije y me dí la vuelta.
-Hey, espera. - Dijo y me tomó por el brazo. No tuve mas remedio que voltear a verlo.
-Enserio, se me hace tarde y bueno, es por la única clase que vengo a la escuela y me dolería en verdad no tomarla.
-Seré breve. - dijo
-Te estoy escuchando.. No deberías hacer pausas y mirarme así. Solo dilo. El tiempo cuenta y yo llego tarde.
-Bien, ¿quieres ir al cine el miércoles o ir a dar una vuelta?
¿Ir al cine el miércoles? Odio ir al cine los miércoles, por la simple y sencilla razón que no puedes ver la película bien, ya que está lleno el cine y siempre hay quienes la arruinan gritando cosas y arrojándote palomitas.
-Ummh... ¿Por qué?
-Bueno, no lo sé. Todavía estoy en deuda contigo. - Me sonrió alegremente.
-Ah...
-¿Qué dices?
Hice como que miré el reloj de mi mano (aunque no tenía reloj alguno)
-Ya es demasiado tarde, tengo que ir a clase y tú también. Así que, adiós. - Le dije y sacudí mi brazo para que me lo soltara.
Me soltó.
-Vale, pero me dices ¿sí?. ¡Oye! ¿Tientes teléfono? Me imagino que sí, ¿me lo das?
¿El guapo mariscal de campo pidiéndome mi teléfono? En su lugar, preferiría que me pidiera mi teléfono Joe McPhee, el chico mas tierno, carismático, cero esnob y guapo que jamás había conocido. Llevaba enamorada de él desde quinto grado y siempre lo consideré mi novio. Claro, el nunca lo supo.
-Ah, si tengo, pero es muy tarde y no hay tiempo. Chao. - Dije y me fui.
Andrew se quedó claramente asombrado, si hubiera sido otra no lo hubiera pensado 2 veces, le hubiera dicho que si. Pero yo no. La idea de salir con Andrew, me repugnaba. Para empezar, ¿qué no era novio de Kayla, la porrista piernas largas?
Vaya chico...
Que asco.


                                                                                                                                -LizzieG

2 comentarios:

  1. Jeje. ¡Qué contenta estoy de haber empezado a leerme tu libro!
    Simplemente me encantaaaa!! :)

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    1. Hola, muchas gracias por leer... No sabes lo mucho que me alegra que te guste The Bet :D
      ¡Saludos!
      -Lizzie

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