viernes, 14 de diciembre de 2012

The Bet. Capítulo 7




#Día20 
                                                                                #Narra Andrew
Doyle estaba tocando el timbre de mi casa como un loco.
Salí de mi cuarto corriendo para calmar aquél escándalo.
Cuando abrí la puerta estaba Doyle junto con Cale y Seth.
-¿Qué pasa, hermano? - dijo Doyle en modo de saludo y entró a la casa sin pedir permiso, seguido por los 2 inútiles.
Cerré la puerta y me tumbé en el sillón.
-¿No harás fiesta? - me preguntó Seth, que venía de la cocina acompañado de una cerveza.
Mis papás no estaban ya que habían viajado de negocios, y mi hermana estaba, como siempre, encerrada en su cuarto con una caja de pizza y 2 litros de soda.
-No lo creo, Fiore está en su cuarto y si mira fiesta le hablará a mis papás.
Doyle ya estaba sacando su cajita de Marlboro
-¡Hey, hey, hey! Si piensas fumarte esa cosa, vete afuera de la casa. - dije enojado
-Es de menta. - repuso Doyle sonriente
-Me importa un pepino que sea de menta, Doyle.
-Vamos, prueba. Tus papás no llegarán dentro de 2 días, se quitará la peste te lo aseguro.
Cale ya había prendido el suyo y se puso a fumar con total naturalidad
Tomé uno y lo prendí
Inspiré levemente y sentí el ligero sabor a menta que inundaba mi boca y garganta. Hasta sentía la frescura en los pulmones.
Quité el cigarro de mi boca y saque el humo por la boca.
No es que fumara ni nada, solo que en ocasiones Doyle me ofrecía y yo aceptaba. Tampoco era para tanto.
-El hecho que esté rico y sea fácil de fumar significa que puedas seguir fumando en mi casa.
Después de 1 hora, ya nos habíamos tomado 3 botellas de cerveza cada uno y a Seth ya se le notaba un poco que andaba ebrio.
-¿Y como vas con la chica esa del traserote? - preguntó Cale
-¡Oh, mierda! - exclamó Doyle y todos le miramos. Al darse cuenta que todos lo veíamos sonrió- se me calló la cerveza a el sillón, ahora lo limpio. Sigue contando, Andrew.
-Pues supongo que bien, ya la invité a salir.
-¿Ya le metiste mano? - preguntó Seth
-No, ¿quién te crees que soy? Quiero hacer las cosas bien, Seth
Seth puso los ojos en blanco
-Por lo menos le tocaste el trasero, ¿no? - preguntó Doyle saliendo de la cocina con una toallita en mano.
-Con eso no se va a secar. Y no, no le he tocado el trasero.
-No le has tocado el trasero a quién? - Dijo una voz femenina atrás de mí que conocía perfectamente. Me volteé a mirarla.
Kayla iba con una blusa blanca que tenía un graaan escote, una chaqueta de cuero, unos shorts rosas y unas botas con tacón negras.
Me levanté y ella sonrió tiernamente.
-Oh, Kayla. ¿Qué haces aquí? - dije con amabilidad
-Se dice por ahí que habrá fiesta aquí en un par de horas, así que decidí venir a ayudar con los preparativos.
¿Fiesta? ¿Aquí? Esto solo podía ser culpa de Doyle.
Fulminé a éste con la mirada y él me sonrió con esa sonrisa de pícaro que tanto la caracterizaba.
Regresé mi mirada a Kayla y ella me miraba con atención.
-No hay en nada en que ayudar, pero si quieres quédate y toma un par de cervezas antes de la fiesta.
-Oh, está bien. - Se acercó a mí y me dio un beso en la comisura de mi boca.
¡Vamos! Esta chica si que es sexy, y la quiero. Ahora.
Doyle me sacudió sacándome de mi fantasía con Kayla.
-Háblale a la tipa del trasero bueno.
Negué con la cabeza.
-¡Anda! No me iré de aquí hasta que le llames, aparte, ¿quieres los 500?
Asentí.
-Bueno, llamale.
-Pero no a ido a la escuela en 1 semana, tal vez esté de viaje.
-Llamale.
Suspiré y tomé el teléfono de la mesa.
Sonó y sonó. Hasta que en el 3 llamado contestó.
-¿Hola?
-Hey, Brenda. Soy yo.
-Hola yo, no es Brenda la que habla.
Oh, con razón sonaba extraña.
-Pásamela.
-No está disponible.
A lo lejos oí que alguien le decía algo.
La chica suspiró y dijo algo antes de que sonara como un golpe.
-Maldita sea, Brenda, te pones violenta. - se oía a la otra línea.
-¿Andrew? - Brenda sonaba extraña, pero estaba seguro de que era ella.
-Sí, hola. ¿Cómo estás?
-Supongo que bien, ¿Qué quieres?
-Mira, haré fiesta hoy en mi casa, y me preguntaba si querías venir.
-Lo siento pero no.
La otra chica que estaba junto a Brenda protestó.
Se escuchó que Brenda tapaba el orificio en donde se habla.
-Anda, hay que ir. Ya no pensarás en esto, además tienes que divertirte, llevas toda la semana aquí acostada sin hacer nada mas que. 
-Oh, vale. Cállate. 
-Ok, iré. ¿A qué horas será?
Miré a Doyle y le pregunté sin emitir sonido a qué hora sería.
-A partir de las 7. - Susurró.
-De las 7 en adelante.
-Está bien, adiós. - dijo y colgó.
Doyle sonrió satisfecho y dijo que iría por mas cerveza y a conseguir decoración, aunque no duraría mucho.
A la hora, ya estaba la música a todo volumen, ya había llegado bastante gente y yo ya me había tomado mi sexta cerveza del día.
-¡ANDREW! - Una mujer gritó mi nombre.
-Mande - dije mientras volteaba a ver quien me hablaba con tal autoridad.
Fiore había salido de su cuarto.
Mierda.
Esta sería una laaarga noche.

#MismoDía
                                                                              #NarraBrenda
-¡Vamos, levántate maldita floja, llevas todo el jodido día acostada ahí. Ahora tenemos que alistarnos, una gran fiesta nos espera! - Aveces odiaba rotundamente el ánimo de Maïa.
Maïa era mi mejor amiga. Era muy alta, de cabello café, largo y rizado. Era de tez blanca que realzaba al máximo sus ojos color miel. Tenía un tatuaje en el dedo anular que era una cruz, que significaba la muerte de su padre, el cual había muerto en Afganistán cuando Maïa tenía 9 años.
Ella, a pesar de que su padre estaba muerto, tenía una personalidad única, era muy activa y siempre estaba feliz.
-Apaga la luz. Quiero dormir, además falta como 2 horas para la fiesta.
-Pues no. - me quitó la cobija de encima.
La miré con un odio fingido ya que era imposible odiar a Maïa
Me levanté a regañadientes y me puse las manos en la cintura.
-Listo, ¿ahora qué?
-Lávate la cara, señorita.
Fui a paso lento al baño ya que no me sentía con ánimos para nada. Menos para una fiesta, pero Maïa tenía razón, necesitaba despejarme un rato.
La semana pasada, mamá me había dejado. Otra vez. Se había ido con su ex novio, ahora novio otra vez. Me dejó una carta diciéndome que amaba a ese hombre y quería estar con él, que sentía dejarme otra vez sola y que le hablara a papá para que viniera por mí a casa. Otra vez.
Escribió que me quería mas que a nada en el mundo. No le creí nada, si fue capaz de dejarme un un hombre, mostraba lo poco que me quería.
Desobedecí a la mujer que hacía llamarse mi madre y no llamé a papá, en vez de eso llamé a Maïa para preguntarle si podía quedarme en su casa unos días en lo que yo me armaba de valor y le llamaba a papá.
-¡Oh por Dios! - gritó Maïa
Yo salí corriendo del baño todavía con jabón en la cara.
-¿Qué pasa?- intenté abrir los ojos pero en ese momento me cayó jabón en los ojos.- Oh, mierda.
Me tallé los ojos
-Encontré ropa nueva en mi armario... Está preciosa. Bueno, ¿Vestido, pantalón o falda?
Si hubiera podido abrir los ojos y no me estuvieran ardiendo los ojos, seguramente hubiera puesto los ojos en blanco.
-Pensé que te había pasado algo.
-¿Cómo que? - dijo divertida
-No lo sé, como que el chupacabras te había comido o algo así.
-Pues no... ¿Entonces?
-No lo sé, me da igual. Total, en este momento me estoy quedando ciega, así que no miraré lo que traiga puesto.
-Ve y lávate bien la cara.
No solo me lavé la cara, me metí a bañar y me sequé el cabello delicadamente para que no se me esponjara, tal y como pasaba cada mañana.
Cuando salí del baño Maïa ya estaba lista.
Estaba estupenda, tenía el cabello recogido en una cola de caballo, sus rizos bajaban por toda su espalda y se miraba muy elegante pero a la vez informal.
Traía puesta una blusa sin mangas de color plata que brillaba en la luz y estaba muy escotada. Unos pantalones negros de cuero y unas zapatillas negras de tacón de aprox. 10 Cm. de altas, con cintas del mismo color.
Se había delineado finamente los ojos y se había puesto un labial rojo.
-Pensé que te habías ido por el inodoro. - dijo riéndose
-Me metí a bañar.... Estás estupenda.
-Oh, gracias. Pero no creo que mas que tú.
Me miré y me reí.
Solo traía una toalla blanca enrollada en mi cuerpo.
Maïa se unió a mis risas.
-Cuando estés vestida, claro.
Maïa me dió la ropa y me metí de nuevo en el baño.
30 minutos después Maïa tocó la puerta.
-Vamos, ya sal.
Me miré en el espejo no muy convencida con mi atuendo:
Una blusa negra y larga con brillos plateados de tirantes tipo deportivos de la espalda y un pantalón corto de mezclilla desgastados y muy cortos. Por último unas bailarinas negras.
Salí del baño con cara de asco.
-Es un asco de atuendo - dije
Maïa negó con la cabeza.
-No, lo que pasa aquí es que te ves muy pequeña. Tira esas bailarinas y.. - fue a su armario y tomó unos oxfords negros de tacón.-... ponte éstos.
Le hice caso y me los puse.
Bueno, tenía razón. Me miraba 15 centímetros mas alta y mi atuendo lucía mas.
-¿Lista? - preguntó Maïa cuando me terminé de poner mi labial rojo.
-Supongo que sí.
Cuando llegamos a la casa de Andrew todo estaba hecho un relajo, salía humo de las ventanas y salían luces de todos colores por éstas mismas.
Había muchísima gente afuera fumando, tomando o metiéndose mano.
Menos mal había venido con Maïa.
Nos miramos y yo suspire pensando en lo larga que sería la noche.
Hoy quiero emborracharme por primera vez.
Espero no ir a la delegación esta noche.

                                                                                                                       ~LizzieG. 
La imagen no tiene nada que ver, solo es una simple imagen "random". 

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