martes, 5 de febrero de 2013

Reckless. Capítulo 8.


                                                                  
Reckless. Capítulo 8. "Él tiene sentimientos".

Bajo las escaleras taconeando mis nuevas botas de doce centímetros marrones y tarareando una estúpida canción con la que Kimera se obsesionó un tiempo. Casi me caigo sobre mi trasero cuando freno repentinamente al llegar a la cocina, porque ahí está mi madre.
   Está sentada en la mesa, tomando café. Su cabello oscuro y rizado está perfectamente acomodado con un broche rojo en lo alto de su cabeza. Casi parece la misma de hace unos años, excepto que parece más… frágil. Sin maquillaje, excepto por un tramposo brillo labial rosado. Delgada. Con mirada ida.
   Pero ahora me mira, y ya no está tan ida.
--Ridley.
--Deborah.
Dejo mi chaqueta de cuero café en la silla junto a ella y me dirijo hacia el refrigerador para buscar mi desayuno.
--Soy tu madre, Ridley. Mamá, no Deborah.
Finjo que no la he escuchado y regreso a la canción.
Al final me rindo porque en verdad no tengo ganas de hacerme el desayuno, así que casi tomo una manzana cuando me doy cuenta de que alguien puso agua para el café.
  Y yo amo el café.
Tomo un vaso desechable y suspiro fuerte cuando mi madre vuelve a hablar:
--Te he hecho desayuno. Huevo con brócoli. Está en el sartén.
  Me asomo sólo para encontrar que es verdad.
Desde pequeña siempre he tenido esta pequeña obsesión por el brócoli. Enserio. Me lo comía incluso crudo. Ahora soy más refinada, claro.
   O más o menos.
Tengo que reunir cada pedazo de mi para mirarla y fruncir el ceño.
--Deborah… Comer ya no está de moda.
Mi mamá deja caer la taza de café y se hace añicos en el suelo. Pero ni siquiera la mira. Me mira a mí, aún más horrorizada que la noche anterior.
  La miro de una manera precisa, como si ella fuera muy extraña, y tomo mi café, mi mochila y mi chaqueta.
--Adiós, Deborah.
   Mientras salgo de mi casa pienso que lo que he dicho ha sido probablemente la mentira más grande que he dicho jamás.
  Yo amo comer. Yo amo, amo, amo, amo comer. Podría hacerlo todo el día y no me cansaría. Es una de las cosas que mejor se me dan.
Mamá sale de casa y abre la boca para decirme algo, pero en eso oigo el ruido de una moto. Entonces un extraño con casco se para frente a mí, en la acera.
--¿Te llevo, Ridley?
¿Quién carajos es? ¿Max?
Pero no es Max. Lo compruebo cuando se quita el casco y me sonríe.
  Harry.
Sonrío mientras me acerco y me siento detrás de él.
--Y aquí tengo tu caféLe digo.
¡Una moto! ¡Una moto! ¡Ella se volverá loca! ¡Completamente loca! ¡Oh, Dios, esto es tan genial!
  Harry me pasa el casco y da los buenos días a mi madre, quién tiene la boca abierta. Me inclino hacia Harry y le respondo que nos marchemos rápido.
   Asiente.
Y yo sonrío.


                                                                    



--No puedo creer que tengas una moto. ¡Me muero de envidia!Le digo a Harry, mientras le paso el café.
  Me sonríe y se encoje de hombros mientras caminamos por el pasillo.
--Regalo de mis padres hace algún tiempo.
No preguntes, Ridley, no preguntes. Hagas lo que hagas, no preguntes. No importa si tu vida se basa en ello, no debes…
--¿Porqué no te llevaron contigo a Toscana? Me dijiste que estaban allí, ¿No?
Me mira a los ojos.
--Bueno, hablé con ellos ayer en la noche. Están en alguna parte de Rusia, me parece.
--Rusia. ¿Entonces no quisiste ir?
Maldita sea, Ridley, cállate. Por lo que más quieras, sólo cállate.
--No. Ellos viajan mucho por su trabajo y yo tenía que mudarme siempre. Era cansado y muy difícil si tocamos el tema de buscar novia. No creo en las relaciones de larga distancia.
--Yo tampoco.
Ahora, sí, Ridley. Cállate. Por el amor de Dios, sólo cállate.
--¿Y tú?
Levanto una ceja.
--¿Me vas a preguntar de mis padres también?
Se pone pálido. Porque recuerda que le dije que vivía con mi hermano mayor.
--Está bien, Potter. Sólo respira. Te estaba jugando una broma.
 Sus hombros se relajan, pero no me vuelve a sonreír. Cuando pasamos por el salón de ciencias, lo miro.
--Esta es mi clase.
Mira su reloj de mano.
--Todavía nos queda tiempo para hablarDice, y se recarga en la pared.
Me pongo enfrente de él y levanto una ceja.
--¿Quieres hablar conmigo, Potter? Sabes que no juego limpio.
--Bueno, prácticamente no lo sé, porque no te conozco.
Y es mejor que se quede así.
Pero no se lo digo.
--No hay muchas cosas a saber sobre mí.
--Siempre hay cosas a saber sobre alguien.
Sonrío y le miro unos segundos. Y él me devuelve la mirada.
--Muy bienDigo finalmente, pero no estoy muy segura de porqué lo estoy haciendoVivo con mi hermano mayor Charlie. Mi mejor amiga se llama Kimera. Tengo una larga lista de ex novios, amo el brócoli y podría pasarme todo el día comiendo. Y tú me agradas. Eso es probablemente todo lo que alguna vez obtendrás de mí.
   Sonríe.
--Bueno, ya sabía las primeras… ¿Tres? Sí, tres. Los chicos del equipo de fútbol se me vienen encima todo el tiempo porque soy tu nuevo “novio” Dice, haciendo pequeñas comillas con los dedos.
   Por un segundo se me había olvidado eso.
Volteo hacia la multitud. Las personas vienen y van por el pasillo, pero sólo algunos están mirando. Esas chicas curiosas que se sienten miserables con sus vidas y los chicos que saben que yo nunca jamás saldría con ellos.
   Y luego está Josselyn, con su cabello rojizo y uñas rosas. Ella se va enojada.
Ni siquiera sé porqué, y no me importa.
  Cuando volteo de nuevo hacia Harry, encuentro sus ojazos mirándome, fijamente. Una pequeña sonrisa de “Te atrapé” aparece en sus labios.
--¿Porqué te importa tanto lo que las personas vean, Ridley?
 Antes de que pueda abrir la boca, el timbre suena.
Harry mira hacia el techo, como queriendo identificar la campana. Luego sonríe y me da un beso en la frente.
--Bueno, noviaDice con burlaTe veo después. Y por cierto, te ves bien. El azul te va. Pero creo que me gustabas más sin ese percing.
    Levanto la mano hacia mi nariz, donde está esa pegatina y luego hacia mi cabello. Ni me acordaba de ellos.
 ¿Y dónde demonios quedó el chico tímido al que conocí? Se me hace que le estoy contagiando.
  Miro a todas las personas de mi clase entrar al salón, y me toco la frente, dónde él me besó. Fue agradable y mi piel ahí hace cosquillas. Hormiguea.
   Fue muy lindo. Inconscientemente me pregunto cuándo él volverá a hacerlo de nuevo, y en eso una muy clara idea se me mete en la cabeza: Harry públicamente es mi novio. Y alguna vez tendré que besarlo. En la boca.
   Avanzo por el salón y me siento en mi lugar, mientras miro la pizarra fijamente.
Nunca me ha importado besar a nadie. Prácticamente lo hago todo el tiempo. Sin embargo pensar en besar a Harry es diferente, porque él no es un idiota, como todos los chicos que conozco.
    Yo soy una zorra, pero no tan zorra como para besuquearlo todo el tiempo y fingir que él es uno de esos tipos. Harry es diferente. Él tiene sentimientos.
    Y me parece que no quiero ser tan zorra con él.
                                                      


Cierro la puerta del refrigerador justo cuando Charlie entra por la puerta y se dirige hacia a mí. Intento no alterarme mucho y saco la Coca Cola Light, poniéndola enseguida de mi ensalada de pollo. No sé porqué estoy comiendo estas porquerías. Las dietas nos son exactamente mi fuerte. Soy mejor en hacer sentir a las personas miserables y en emplear el sarcasmo.
   Charlie se acerca y deja su maletín en la silla enfrente de mí. Se sienta y mira fijamente mi ensalada.
--HolaLe  digo--¿Tienes hambre?
Estoy a punto de levantarme para hacerle algo de comer cuando él toma mi brazo impidiéndomelo y hace que me siente de nuevo.
 Frota sus manos contra su cara.
--Por favor, Ridley, por favor. Dime que no he sido un asco educándote y que en verdad no te mueres de hambre.
   Abro mi boca para preguntarle de qué está hablando, hasta que…
--Ya. Deborah habló contigo, ¿verdad?
--Debí saberloSe lamenta élCasi nunca te veo y nunca te veo comer… ¿Cómo puedo estar seguro de que lo haces, de que comes? Leí en una revista hace tiempo que el treinta por ciento de las adolescentes lo hacen para llamar la atención. ¿Es lo que necesitas, Ridley, atención? Porque yo…
   Niego con la cabeza y le tomo las manos, inclinándome hacia él. Hablo bajito para que mamá no me oiga desde el piso de arriba.
--No, no, no. Charlie, no me estoy muriendo de hambre. Enserio.
   Él duda un segundo, pero veo que al final me cree. Se le nota más aliviado.
Me nubla el ver a mi hermano romperse, justo como estaba comenzando a hacerlo hace un segundo. Porque aquí él es el fuerte, y yo la niña asustada. Y los roles no pueden cambiar, porque no sé cómo tomar su cargo. Yo no sé cómo ser fuerte.
   Y es un asco.
Y luego mi hermano casi-habitual vuelve en sí; Se pone enojado.
--¿Entonces por qué le has dicho que no comes, Ridley?
Me encojo de hombros.
--Sólo quería que perdiera la cabeza. Pero te juro que sí como. Enserio. Es como, lo mejor que puedo hacer.
  Aparte de hacer que las personas se sientan como mierda, pero eso ya es algo que no le pienso contar, claro.
   Charlie me mira.
--Mira, Ridley, tuve esta conversación con mamá, y ella considera necesario que te meta en esta escuela para chicas…
--¿Escuela para chicas?Remarco.
Asiente.
--Escuela para chicas. O sea, un internado. O sea, en otro país. Y yo sé que eso no te gustaría, ¿O sí?
Niego con la cabeza.
--Eso fue lo que pensé. Ella también pensó que debería enviarte a vivir con Kaya, porque yo no soy lo “suficientemente responsable” para cuidar de ti, y estoy considerando eso seriamente.
  Trago saliva.
No puedo perder a Charlie.
No puedo.
No quiero.
--¿Quieres deshacerte de mí?Repongo, con voz más débil de lo que pretendo.
  Qué lastimera soné. Tan necesitada. Me enferma.
  Niega.
--No, Rid. Por supuesto que no. Pero ella está aquí ahora. Y las cosas tienen que cambiar.
--Haré lo que quierasPrometo.
Asiente y pasa las manos por su cabello negro.
--Muy bien. Primero, te vas a quitar esa cosa que tienes en la nariz.
  Frenética, me toco la nariz y me quito la calcomanía.
--Ya está. ¿Ves? Es sólo una calcomanía.
Mira la pegatina unos segundos antes de volver a mirarme.
--BienDice lentamente, como si estuviera tratando algo delicadoTambién quiero que desaparezcas el mechón azul.
Asiento.
--En cuanto pueda voy con Kimera a quitármelo a alguna estética.
Él asiente esta vez.
--Y la próxima vez que te cache fumando, tendremos una pequeña plática sobre tu futuro.
--¡No me vengas con ésas!
Se señala a sí mismo con el dedo pulgar.
--Tengo tu custodia, Rid, yo te puedo venir con ésas una y otra vez.
Me cruzo de brazos, pero asiento.
--Ya. ¿Qué más?
--Quiero que me presentes a tu novio.
Me quedo pasmada.
--¿Qué tu quieres-perdón que cosa?
  Él no estaba feliz con Max, y no accedió a conocerlo hasta tiempo después, aunque él sabía que como hermano mayor era su responsabilidad. No le agrada conocer al tipo que algún día me romperá el corazón, porque él conocía al hermano mayor de Max, y él sabía cómo es su familia.
   Yo debí escucharlo cuando me dio ese primer aviso sobre chicos.
--El vecino. Quiero conocerlo.
--¿Pero porqué, o cómo?
--Es fácil, Ridley: No hay más espacio para secretos y mentiras entre nosotros dos.
--¿Y qué tiene que ver Harry con secretos y mentiras? Te dije que era mi novio, ¿No es cierto? ¿No lo hice?
  Se cruza de brazos.
--Son cosas que las familias hacemos, Ridley. Y nosotros somos una familia. No hay cosas que no nos decimos o dejamos a medias entre nosotros.
 --¿Y eso qué carajos significa?
--Que el sábado vas a traer a tu novio aquí y me lo vas a presentar.
--Pero… ¿Y si él tiene cosas qué hacer?
--Eres su novia. Seguro no tendrá problemas con cancelarlos.
Agito la cabeza, en gesto negativo.
   No es que me preocupe que Harry no pase la prueba de fuego, si no que él en verdad no es mi novio. ¿Cómo lo voy a traer? No quiero que se involucre en mi familia. No quiero que hable con Charlie, no quiero (Por el amor de Dios) que hable con Deborah y no quiero que él finja que se siente cómodo con ello.
   No siento justo usarlo incluso fuera de la escuela, cosa que no acordamos.
Es sólo que de repente no me siento tan cómoda usándolo.
--Vamos, Charlie. En verdad ninguno de los dos quiere pasar por esto.
Él se recarga en su silla.
--Por supuesto que sí. Quiero conocer a ese tal Harry.
--¿Porqué?
--Porque soy tu hermano mayor y tengo que cuidarte de los chicos que quieren romperte el corazón.
--Nunca quisiste conocer a Max.
--Sabía que él era un imbécil, pero esperaba que no rompiera tu corazón. Lección aprendida: Ahora debo conocer a todos tus noviosHace una pausaY eso no soy yo dándote permiso para tener muchos novios. No soy tan joven para lidiar con ello.
    Aprieto los labios.
--Vamos, Ridley. Sé que no te gusta, pero tengo que cuidar de ti. Eres mi hermanita.
--¿Y cómo harás eso? ¿Les vas a amenazar con un cuchillo?
--Pensaba más bien un hacha, pero supongo que un cuchillo es más práctico.
Silencio.
--Oh, vamos, Rid. Es sólo una broma.
--Muy bien, Charlie. Está bien. El sábado, pero tienes que mantener tu parte de la promesa: No te desharás de mí.
Sonríe.
--Vete a dormir, pulgosa.
Me levanto y tomo sólo la Coca-Light.
--Y llévate también esa ensalada. Ya es tiempo de que subas de peso.
Ruedo los ojos, pero no le digo nada. Estoy subiendo las escaleras cuando él me llama:
--¿Ridley?
Me paro en la mitad de las escaleras y me inclino hacia él cuando aparece cruzando la puerta.
--Tengo otra condición. La última.
--Dispara.
--Irás con un psicólogo.
Ya venía sabiendo yo que esto no me iba a gustar nada.



Ya que el anterior estaba cortito, publiqué este para recompensarles, aunque también está cortito :p
-Sthep Stronger.

No hay comentarios:

Publicar un comentario