jueves, 28 de marzo de 2013

Reseña: Opal, Jennifer L. Armentrout.



Reseña: Opal, Jennifer L Armentrout.
Libro 3.
Nadie es como Deamon Black.
 Cuando se dispuso a demostrar sus sentimientos por mí, no estaba bromeando. Dudar de él no es algo que haré otra vez, y ahora que hemos atravesado los  momentos difíciles, bueno... hay un montón de combustión espontánea pasando.
    Pero ni siquiera él puede proteger a su familia del peligro al liberar a sus seres queridos.
  Después de todo, ya no soy la misma Katy. Soy diferente... Y no estoy segura de lo que ésto significa al final. Cuando cada paso que damos nos acerca a descubrir la verdad sobre la organización secreta y responsable de la tortura y pruebas de híbridos, más me doy cuenta de que no hay fin a lo que soy capaz. La muerte de alguien cercano aún persiste, la ayuda viene de la fuente menos probable, y los amigos se convertirán en los más mortales de los enemigos, pero no nos retractaremos. Incluso si el resultado podría cambiar nuestros mundos para siempre.
  Juntos somos más fuertes... y ellos lo saben.


       Descripción Gráfica:







Lo siento, es sólo que hay muchas cosas pasando.

   Wow, wow, wow, wow, wow, wow, wow, wow, wow, wow, wow. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
   Hay tantas cosas qué decir, pero sólo no puedo comenzar.

            

Así que voy a irme por puntos para no hacerme bolas.

La historia. 
  Hay simplemente tantas cosas pasando. Pasa una cosa, luego pasa la otra, y la otra dice esto, y luego que intenta matarla, pero que no, y luego el otro se aparece, y que está celoso, y ella está enojada, y luego Dawson; Y Bethany, y la organización, y los mutantes, y el gran secreto, y los códigos para entrar al edificio...
  Realmente no puedo decirte nada porque sería lanzarte un gran Spoiler.
Pero la hisotria en tan original, y simplemente es tan atrapante. En verdad tenía intención de leerme las primeras páginas cuando lo tomé porque me tenía que ir pronto, pero no, me leí cien página. Y sí, llegué tarde a donde iba. Es simplemente como una bomba de emociones y sucesos que te explotan en la cara.  Bam. BAAAAAAAAAAAAAAM.
 
Tantas cosas, pasando.

Los personajes. 
Katy, Katy, Katy, Katy. Es sorprendente cómo Katy ha cambiado desde el primer libro. ¿Para bien o para mal? Bueno, ambos. Me refiero al hecho de Bien, porque, bueno, ella ya no es esa niña ingenua del primer libro. Ella tiene garras y va a luchar para proteger a las personas que quiere. Ella está decidida, es fuerte, es valiente. Ha progresado. ¿Mal? Tal vez ella ha progresado demasiado. Es algo de lo que perfectamente Katy se da cuenta, y está asustada por ello; No sabe hasta dónde es llegar de ir, no sabe cuáles son sus límites. Y traspasar los anteriores, no se ha sentido bien para ella... En mi opinión ella sigue siendo un increíble personaje, pero tampoco estoy muy segura de qué hará o en qué se va a convertir.
 
 Hablando de personajes que progresan. Deamon.
  Les había comentado en el primer libro que yo no veía mucho a Deamon como una persona viviente, porque no dejaba ver mucho de sus sentimientos, y en el segundo libro que Daemon ahora me parecía más real y dulce, pero en este tercer libro se ha superado completamente. Su personaje me ha gustado mucho. Él tiene sentimientos. Los deja ver.  Con Katy. ¿Qué si cambia? La respuesta es no. Sigue siendo ése muchacho guapo y tosco, sarcástico y fanfarrón. ¿Qué si progresa? Sí. Ahora él es más real. Como que tiene los pies más clavados en el suelo. Y ya va mejorando con éso de los sentimientos. Okey, mucho.

Los personajes secundarios. Y realmente ésto se reduce a Blake, porque sólo tengo una cosa qué decir al respecto, sólo sobre él. What the fuck. 

 ¿Su relación? 
Amo la relación entre Daemon y Katy. Es como que los dos estás discutiendo todo el tiempo pero se aman y lo saben. Y ahora ellos platican. Quiero decir que los primeros libros era mucho de Bésame, bésame, bésame, bésame . Tensión sexual. Pero ahora hay sentimientos, y se ponen a hablar de ello /Aunque sigue habiendo tensión sexual). Progresaron en su relación. Ellos dos me gustan mucho. Tienen éstas personalidades y chocan completamente pero se complementan a la vez. Es extraño, no sé, los amo. Es la conclusión.

  El Final.

Oh. Dios. Mío. 
Me dio un ataque al corazón. Yo sólo, uh. Estaba acabada cuando lo terminé de leer. ¿Cómo Jennifer Armentrout me deja así? Uh. ¿Cómo se atreve? Tengo que esperar hasta el cuatro ahora. ¿Sabes de ésos finales de capítulo de telenovela en viernes? ¿Que estás como Mamaaaaaaá, la Teresa la va a matar, la va a mataaaaaaaaaaaar ? Así estaba yo. Es sólo, como: ¿Qué acaba de pasar?
 
Y lo releí.
Oh, Dios, Mío, Daemon, Katy. Me muero.
Yo sólo quería sentarme en una esquina a llorar.

Conclusión.

¿La Jennifer Armentrout? Ella es tan asombrosa. Creo que tengo un crush, o algo. En verdad no sé como les llama, no utilizo mucho ésos términos. Ella, es asombrosa. Oh, Dios, mío. La emoción. La emocióooooooooooon.
   
Ok. Me emocioné un poquito.

Pero es enserio. Tienes que leer éstos libros. Que sí, al primero como que le falta algo, pero definitivamente vale leerlo. Éstos libros van hacia algo. El segundo fue tan sorprendente y me gustó tanto, y éste libro me ha parecido tan inmejorable, tan perfecto. Una combinación perfecta de amor, y acción y suspenso y asesinatos, y tristeza y enojo. Otra vez: Es una bomba que te explota en la cara.
    Me ha gustado taaaanto.


Ay, ya, me emocioné. Besos.
-Sthep.

miércoles, 27 de marzo de 2013

The Bet. Capítulo 19.


#79                                                                                         #BPOV
Maïa estaba no se donde. 
Papá estaba trabajando. 
Andrew... No lo sé, pero no lo necesito ahora. 
Mi única opción era Joe. 
Tomé mi teléfono y lo llamé. 
-Brendster*! ¿Qué pasó?- dijo con alegría. 
-Ando aburrida, vamos a tomar un helado o algo así, ¿sí?
-Bueno, hay una fiesta esta noche, que se dice que será épica, ¿quieres...
-¡Si, vamos! - le grité antes de que terminara la pregunta. 
-Está bien, paso por ti en quince. - y colgó. 
Me puse una simple musculosa negra y unos jeans pegados de mezclilla junto a unos converse negros. 
Me arreglé el cabello y me maquillé un poco. 
A los quince minutos Joe ya estaba afuera de la casa de Maïa, ya que yo me había negado rotundamente a regresar a casa. 
-Hola.- dije cuando subí a su Mercedes rojo. 
-Hola, te ves muy linda. - dijo, sonrojándose. 
Aw, ternurita. 
-Gracias. 
Manejó hasta el otro lado de la ciudad, en donde estaban las grandes casas. 
-No entiendo como nos colaremos a una fiesta de riquillos. - dije, mientras paraba en una gran mansión, que destilaba gente sofisticada. 
-Mira, esperaremos a personas acá y después que seamos muchos atacaremos. Según lo que se, son puros de nuestra edad, pero son unos amargados.
Suspiré.
-Pensé que eras un tipo bueno.
-Lo soy, pero no soy idiota, no me perdería una fiesta como ésta nunca. - sonrió.
Quince minutos después, unos 100 chicos estaban fuera de la mansión, todos riendo y bebiendo.
-¡ES LA HORA!- gritó un chico de no se donde, y todos entraron.
Yo solo caminé de la mano de Joe, ya que no me sentía segura de nada de ésto. Está bien, me había emborrachado un par de veces, pero era con gente que conocía, y que estaba con Maïa y ésas cosas, pero ahora solo estaba con Joe rodeada de chicos extraños.
Cuando entramos a la gran casa, me llevé una gran sorpresa; era muy elegante, sí, pero todo estaba decorado con pequeñas lucecitas de navidad, ya había humo y la mayoría de los chicos estaban vestidos casualmente.
Suspiré aliviada y le solté la mano a Joe.
La música era agradable y no retumbante como siempre lo era, era buena música.
-¿Quieres algo de tomar? - dijo Joe
-Oh, claro. Estaré sentada en las escaleras.- dije señalando las grandes escaleras, de ésas que son típicas en las películas que involucran princesas y ésas cosas.
El asintió y se perdió entre la gente.
Me iba a sentar en el último escalón, pero estaban muy concurridas las escaleras, así que las subí todas y me recargué a la pared y me distraje mandando un SMS a Maïa.
-Hola, que sorpresa verte por aquí. - me dijo una voz extremadamente conocida.
Levanté la mirada y me lo encontré a centímetros de mí.
Estaba a punto de que me diera un ataque al corazón.
Maldito Andrew.
-Sí, sí. ¿Que quieres? - dije cortante.
-Sinceramente, nada. No pensé que habías venido pero cuando te miré aquí no dude un instante en venir a saludar.
-Ah, pues hola. Listo, ya nos saludamos, ahora ya te puedes ir.
El ser rió.
Yo puse los ojos en blanco.
-Mira, perdón Brenda, enserio. No puedo estar así contigo, me siento de una manera tan... Me haces falta, y mucho. Pensarás que solo son palabras vacías, pero lo digo con el corazón en la mano. - puso su mano en su pecho.
Que melodramático.
Sonreí.
-Se que no puedes vivir sin mí, pero lo tienes que superar.- dije bromeando dándole pequeños golpecitos en su pecho con un dedo.
El puso su mano derecha en la pared, semi-acorralándome.
Pasó su mano izquierda por su cabello y sonrió.
-Bueno, tienes razón, pero no lo puedo superar. - me contestó, siguiendo la broma, haciendo lindos y divertidos pucheros que me hicieron reír.
-Oye, basta. No me hagas reír, estoy enojada contigo.
 -Te he pedido perdón, Brenda. - me miró a los ojos. - Realmente te aprecio, siento que te a...
-No. No lo digas, Andrew. - dije interrumpiéndolo.
No quería que dijera la palabra con A.
No estaba preparada para escucharla, además si la oía de sus labios, dejaría a Joe y volvería con Andrew en un santiamén. Y no quería éso.
Joe había estado conmigo cuando pasó lo de mi papá, fue mi paño de lágrimas, mi consuelo. En cambio Andrew, posiblemente estaba con Kayla besándose, y ésas estúpidas cosas.
Estaba enamorada de Andrew, sí, pero ahora Joe estaba en mi vida, lo quería.
-¿Por qué no? Así es como me siento, quiero decírtelo.
-Por que si me dices solo te estarás engañando a ti, te lastimarás. ¿Por qué? Por que no puedo corresponderte, Andrew. No puedo. Ya no...- suspiré y sentí que las lágirmas se aproximaban.- Ya no te quiero.
Bajó su mano de la pared muy lentamente, solo se quedó enseguida de mí con un pequeño gesto de dolor.
-Entiendo. - dijo. - Bien, ya no te molestaré... - me miró por última vez y se alejó por el pasillo.
Resbalé por toda la pared hasta caer en el piso.
No era bueno mentir, éso lo sabía muy bien, pero no me había quedado otra opción. Sabía que si regresaba con él, si le escuchaba decir un "te amo", caería de nuevo a sus pies... Pero nuevamente pasaría lo mismo, como una cadenita, él me lastimaría, y yo quedaría como un perrito abandonado.
Lo que si no me podía perdonar era haberle lastimado a él.
Bien, él me lo había hecho a mí, pero yo no creo en las venganzas, no me gusta hacer sufrir a la gente, por mas mala que pueda ser una persona no se merece nada de dolor y sufimiento, ya sea físico y psicológico.
Se lo que es el dolor, y se que a mi no me gustaría que me lo hicieran. De nuevo.
-Te traje una limo.. ¿Estás bien? - dijo Joe al verme.
Se sentó enseguida de mí y me dio un vaso.
Lo olí. Nada de alcohol, bien, ese chico era buena persona.
-No. - dije simplemente.
-¿Quieres hablar sobre ello?
Tomé de mi limonada, y negué con la cabeza.
-Es mejor dejarlo así.
-Mira, no te obligaré a hablar, está bien. Pero recuerda que podrías ahogarte con tus propios pensamientos, ésos pensamientos que te tenían en la agonía. - suspiró.- Todo estará bien.
Puse los ojos en blanco.
-Ajá, éso lo dices por que no te está pasando.
Acarició mi cabello.
-Tienes razón, no me está pasando, pero al igual que tú, yo también tengo problemas y se lo que se siente, pero te apuesto un mechón del cabello de Megan Fox - me reí y me miró feo.- a que haz tenido mas problemas, pero los haz superado.
Asentí.
-Bien, esto es lo mismo, simplemente ahora te estas matando y te estas comportando como una completa emo, por un simple problemilla. Si los demás problemas se han superado, ¿por qué este no?
Lo miré y el me sonrió.
No sabía que tenía él, pero siempre que hablaba con Joe me sentía mas liberada, y sabía que todo lo que me decía era verdad. Este chico servía para ser psicólogo.
Lo abracé.
Como quería a este chico.
Cuando nos separamos, él tomó mi barbilla y estampo dulcemente sus labios contra los míos.
No fue una beso con todo el sentido de la palabra. Solo estaban nuestros labios juntos, inmóviles.
-¡LA POLICIA!- gritó un chico.
Oh, mierda. Esto iba a terminar muy mal.
-Liz.




The Bet. Capítulo 18.

#79                                                              #VPOV
Sabía que lo que estaba haciendo era algo estúpido y en contra de mis principios como chica mala, pero sinceramente ya estaba harta de portarme mal, de ser rebelde y que a nadie le importaba. 
Me miré en el espejo de la peluquería, mientras que el estilista me miró con horror.
-¿¡Pero que has hecho con tu cabello!?- gritó el chico mientras tocaba mi cabello. 
-Lo pinté de azul.- dije poniendo los ojos en blanco.
-Esta cosa no es cabello, es una especie de... Bueno, no se que es, es algo muy maltratado, eso si te lo puedo asegurar...¿Qué quieres que haga con él? 
-Quiero regresar a mi color habitual, marrón. 
Él sonrió y peinó un mechón de mi cabello. 
-Pero claro. 
Después de una hora de lavado de cabello, una media hora de pintado, otra de espera, una hora mas lavado y secado junto algo de peinado, ya estaba enfrente del espejo mirándome.
Mi cabello era otra vez marrón, hacía mas de 4 años que no lo veía así.
Lo toqué y sentí que estaba mas suave que cuando estaba pintado de azul, había unos pocos rizos en las puntas que se habían hecho naturalmente y me dí cuenta que el estilista había cortado por lo menos un cm de mi cabello.
-Bueno, corté algo de cabello ya que estaba hecho un asco lo demás, puse un poco de tratamiento en tu cabello e hice un poco de magia, así que ¡voilá! ¿Te ha gustado?
Asentí.
Le pagué y salí rumbo a mi trabajo, esperando no tener un maldito día como los que había tenido últimamente.
Mas bien desde que Max dijo que era mi padre.
Él había tratado de que Brenda y yo nos lleváramos mas, pero simplemente no podíamos. Está bien, era mi hermana, pero sinceramente no la soportaba ni un poquito.
Cuando entré a la barra miré Maïa sentada en un taburete junto a Doyle.
Me acerqué a ellos.
-Hey, ¿quieren algo?
Maïa me miró por un segundo y le dió un codazo a Doyle. Doyle levantó la mirada.
-¡Pero que rayos! ¿Dónde está tu estúpido cabellito azul? - me preguntó.- Esta mañana estabas todavía de azul.
-Decidí pintármelo.... - suspiré. - ¿quieren algo si o no?
Ya que les serví sus bebidas, decidí ir a atender a un grupo de chicos que estaban en una mesa haciendo relajo.
-Oh, para. Tu nos haz invitado así que tu pagas lo que bebamos! -gritaba uno
-He para, que yo solo he dicho que venía acá. Nunca los he invitado, zopencos. - dijo un chico cabello café, rizado y con unos hermosos ojos cafés. Era muy guapo.
Otro chico gritó, y otro lo defendió, cuando por fin se dieron cuenta de mi existencia todos me miraron.
-¿Se te ofrece algo bombón? - dijo el bonito.
Puse los ojos en blanco y me senté en su mesa.
Me acerqué a él lo suficiente como oler su aliento.
-Me vuelves a decir bombón, y te meto una pajilla por la nariz.
Hubo un coro de "Huuu's"
Me alejé de él, todavía sentada en la mesa.
-¿Qué van a pedir?
-Tú número telefónico. - dijo el ahora idiota que antes era el bonito.
Lo ignoré.
Su intento de coqueteo no estaba funcionando. No conmigo.
Todos pidieron shots.
Los miré feo.
Estos chicos no pasaban de 18.
-Sus credenciales. -pedí.
Me llovieron credenciales.
Las miré y me reí con fuerza.
-Son mas falsas que yo diciendo que soy niña buena.- me encogí de hombros.- Pero parecen chicos buenos, menos tú.- señalé al idiota.-, así que los tendrán.
Me bajé de la mesa, fui a la barra y me llevé una gran sorpresa: ¡Maïa y Doyle se estaban besando!.
Muy bien se lo tenían escondido.
Par de caracolillos, ¿quién era yo para romper su diversión?
Comencé a preparar los shots, y en un santiamén ya estaba de nuevo con ellos.
-Gracias, bombón.
Tomé una pajilla y la sostuve muy cerca de él.
-Te dije una vez, y te advertí que haría ésto, pero no quiero sufrir cargos por ésto, así que no lo haré.
Él suspiró aliviado.
-Ya que te has apiadado de éste joven, tómate uno con nosotros.
Faltaban quince minutos para salir de trabajar, así que acepté.
-A la 1, a las 2... ¡YA!
Todos tomaron sus bebidas de un jalón.
La mía era de manzana ardiente. Tenía tequila.
Oh rayos.
Mi garganta ardía como los mil demonios. Gruñí.
-Ok, chicos. No seguiré con ésto, tengo otros quince minutos que trabajar así que me largo.
Fui a mi lugar en la barra y me senté en ella, esperando que acabara mi turno.
Estaba muy concentrada en mi celular, cuando un toque en mi pierna me hizo salir de mi trance tecnológico.
Era el bonito/idiota que me miraba divertido.
-Hola bombón- puse los ojos en blanco. Él se rió.- ¿Cómo te llamas?
-Vicky, ¿y tú?
-Tienes nombre y cara de ser muy perra, no en ése sentido, - dijo cuando lo miré mal.- sabes a lo que me refiero. Mi nombre es Jake.
-Me alagas, huh. - dije con sarcasmo.
Tomé mi mochila de abajo de la barra y brinqué de la barra para pararme.
Whoa, el chico si que era alto.
-Que te parece si salimos, iremos de aquí a una mega fiesta que están invitados puros niños ricos y llorones, nosotros pondremos la diversión... ¿Qué dices?
Miré mi atuendo.
Una blusa de Doyle sucia y vieja y unos pantalones cortos, muy cortos, junto a mis converse.
-¿Fiesta de ricos?... ¡Vale!
Jake y yo nos reímos.
Éste chico era un pesado y todo, pero me estaba comenzando a caer bien.
-Lizz.

Sí, lo sé. Es un poco muy corto este capítulo, pero en el siguiente habrá mucha acción y todas ésas cosas. Además, este capítulo era para el cambio de Vicky, el nuevo romance de M/D, y la integración de Jake a la historia. 

martes, 26 de marzo de 2013

Reckless. Capítulo 19.


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Reckless. Capítulo 19. "El retorno de Natalie Scott".

---Eres el rostro que hizo zarpar a un millón de barcos.
Harry sonríe y levanta las cejas hacia a mí, mirando hacia abajo.
--¿Qué me dices sobre eso?ProsigueA puesto que nadie nunca te ha dicho eso.
Despego mi cabeza de su hombro y desvío la mirada hacia él.
--Claro que no, porque es anticuado.
--¿Pero te gusta?
--Humm…
Harry toma la pluma de nuevo y tacha en el cuaderno sobre su regazo la oración.
--Muy bien, ya recordaré otra cosa.
Le sonrío y me acomodo de nuevo enseguida de él en el sofá, con la cabeza recostada en su hombro y él abrazándome con su mano izquierda mi cintura. Me gusta esto; Abrazados y riéndonos, viendo Mentes Criminales. Con Max esto nunca hubiera pasado. Primero, a él no le gustaba ni Mentes Criminales ni la Ley y el orden, razón por la cual hoy en día me pregunto por qué no rompí con él cundo tuve la oportunidad de hacerlo. De cualquier manera, cuando se sentaba a mi lado e intentaba hacer un esfuerzo, sus manos rápidamente se deslizaban debajo de mi falda o de mi blusa. El muy desgraciado no me dejaba ver mi programa a gusto. Con Harry, las cosas son tan… normales. Tan… tan geniales. Dulces.
  Tan perfectas.
--Si yo fuera… No, noMurmura Harry y luego tacha las cosas en su cuaderno.
Otra de las cosas es que él hace esto, ¿Sabes? Él se preocupa. Quiero decir, está quemándose la mente intentando escribir cosas cursis que me gusten. Y yo no tengo el corazón para decirle que no me gustan las cosas cursis.
  Me estiro y le beso la mejilla. Él deja inmediatamente la pluma y se mueve para obtener un beso en los labios. Me río y le doy lo que quiere. Después, se aleja, y toma mi mano.
Eso me hace sentir protegida, segura.
--Eres tan preciosaMurmura.
Ay, Dios, éste chico me va a terminar volviendo loca. Definitivamente.
Gracias a Dios, no tengo que responder a eso, ya que mi madre entra por la puerta de entrada con unas bolsas en la mano.
--Hola, señora Sutton. ¿Quiere ayuda con esas bolsas?
Cada día estoy más encantada con él.
Y mi madre, también.
Ella le sonríe y niega.
--Oh, gracias, encanto. Pero ya lo tengo. ¿Cómo les fue hoy en la escuela?
Harry le responde amablemente, pero yo no digo nada.
--¿Y tú, Ridley?Presiona ella.
Me encojo de hombros.
--Como siempre.
Luego desvío la mirada hacia Mentes Criminales de nuevo. Mi madre después de otros intentos fallidos se va hacia la cocina y yo me relajo.
  Es cuando siento la mirada acusadora de Harry sobre mí.
--¿Qué?
--¿Porqué la tratas tan mal? Estaba siendo agradable.
Me remuevo incómoda en el sillón, y él quita su brazo que mí. ¿Qué, porqué? ¡No!
--No la estaba tratando mal. ¿Es que acaso le dije algo feo?
--Estabas prácticamente ignorándola.
--No es cierto.
--¿Qué pasa con ella? ¿Qué hay de ella que te hace ser así?
Levanto una ceja.
--¿Me estás preguntando que pasó?
--Sí.
--Humm… ¿Puedo contártelo luego?
Parece que me va a decir algo, pero al final se lo calla.
--Ella es agradableDice en tono más suave.
Asiento.
--Es agradableSusurro por lo bajo.



                                                                    





“Soy Kimera, deja tu mensaje”.
Qué mierda.
--¿Dónde estás? Quedamos esta noche para ver una película, ¿Te acuerdas? ¡ No me vas a dejar plantada!
  Me apresuro a regañar más a Kimera, pero se corta.
Maldición.
Lo intento unas cuantas veces más, pero me mandan al buzón. Cuando se cumple la hora, miro el reloj y llamo a Harry.
  Supongo que a Kimera no le molestará.



                                                                    
 



Pero no ha ido a la escuela.
Le dejo a Kimera el mensaje número trece y suspiro. Harry besa mi frente.
--¿Está todo bien?
--Sí.
Sonrío y me acerco un poco a él, pero no lo suficiente; Lo suficientemente lejos como para que Harry jale mi blusa y una sus labios con los míos.
 Me guardo mi risa para cuando termine de besarme.



                                                                    
 



La madre de Kimera, una señora de baja estatura y con una sonrisa un poco cansada, me abre la puerta.
--Buenas tardes… Busco a Kimera.
Ella pone mala cara; No le gusta que llamen a su hija así.
--Kimberley se encuentra indispuesta. No está en condiciones.
Me quedo ahí parada, sin saben exactamente qué hacer. Sólo sé que no tengo que irme.
--Disculpe, ¿Sabe si tiene su celular? Es sólo que no me ha contestado…
--Lo siento, no puedo ayudarte.
La madre de Kimera retrocede un paso y toma la puerta, dándole término a la conversación.
    Aquí hay gato encerrado.
Así que después de que me cierre la puerta en la nariz retrocedo y subo a mi viejo auto. Le marco a Kimera una vez más mientras me pongo el cinturón.
--Oye, no has ido a la escuela en dos días y no me contestas el celular ni los correos. Estoy preocupada, ¿Sabes? Y las cosas se arreglarían aquí si levantaras tu trasero para contestar el jodido celular…
  Y se corta.
La contestadora me dice que el buzón está lleno.
Mierda.
Enciendo el motor, no teniendo idea de si debería irme a casa o sólo conducir un rato para calmarme. Entonces un recuerdo surge en mi mente como por arte de magia, casi como si lo hubieran invocado.
  Así que piso el acelerador.
Y casi una hora y media después, estoy frente  a Thorne.
  Casi sin aliento veo el edificio de ladrillos rojizos frente a mí, y luego me miro en el espejo retrovisor. Definitivamente me van a reconocer, así que hago un pobre intento quitándome el delineador mojando un pedazo de papel con agua de la botella que encontré en el asiento trasero.
  Esto no está funcionando.
Recojo mi cabello y salgo del auto, al final.
Cuando llamo a la puerta, una mujer diferente a la última vez me abre. Gracias a Dios.
--Vengo a visitar a Victoria Miller.
--¿Cuál es tu nombre, cielo?
“Eh…”
--NatalieSueltoNatalie Scott.
“Por supuesto que sí”, me digo a mi misma, “Gracias, Harry”.
Me pongo a rezar todo lo que me sé cuando la mujer anciana me mira con ojos entrecerrados.
Pero al final, estoy adentro.
Recorro los pasillos del instituto para niñas que no es la mitad de diabólico de lo que pensé la primera vez que lo vi. De hecho es muy clásico, muy antiguo. Muy… aburrido.
Es como lo contrario de mí, pero en cierta manera, es agradable. Al menos no hay calaveras incrustadas en la pared.
  Aunque si me detengo a pensarlo, eso sería tan genial. Tan Mentes Criminales…
Así que, sin ver calaveras, estoy a punto de subir las escaleras enormes intentando ocultar mi rostro de los adultos que según yo son los maestros aburridos que no son malvados (Así que no trae chiste), pero antes de hacerlo, alguien toca mi hombro detrás de mí.
--Entonces, Natalie Scott, escuché que andabas por los pasillos buscándome.
Victoria me sonríe con sorna, inclinándose hacia mí sobre sus talones. Su cabello oscuro cae sobre sus hombros haciendo suaves hondas.
Le sonrío de vuelta, amablemente.
--Sí, bueno, no quería que esa Alma quién sea me reconociera.
--¿Cómo te enteraste de que te buscaba? ¿Lees mentes?
Victoria se encoje de hombros.
--Los rumores en Thorne corren. ¿Para qué me quieres, Ridley?
--Es sobre Kimera.
Lentamente, algo de la sonrisa de Victoria se desvanece. Pero intenta recuperarla tan rápido como ve que yo lo noto.
--Ya veo.
--Sé que tú sabes, así que no intentes fingir lo contrarioLe señalo con un dedo acusador.
--¿Qué yo sé qué?
--No lo sé. Pero sé que tú sabes algo.
Ella me mira tranquilamente, luego me señala con la cabeza el pasillo que conduce a la recepción. Estando ahí nos sentamos en un sillón perfectamente lindo, limpio y antiguo.
--¿Porqué exactamente has venido a mí, Ridley? ¿Por qué ahora?
--Kimera. Ella… No sé. Tal vez yo sólo estoy exagerando…
Victoria bufa.
--Cuando se trata de Kim, no es exagerar.
--¡Ahí está! Ese comentario de “Yo-sé-algo-que-tú-no”.
Victoria rueda los ojos y sonríe un poco.
--¿Qué ha pasado con Kim?
--No he sabido de ella en dos días. Fui a su casa, y su madre me dijo que estaba indispuesta…
--Indispuesta, claro que síGruñe ella, con sarcasmo e irritación.
--¿Indispuesta? Victoria, ¿Qué pasa?
--¡Ella no está indispuesta!Dice, levantándome un dedo amenazador.
Ella está en verdad, en verdad, cabreada.
--¡Ella está dañada, es lo que pasa, carajo! ¡Yo le dije, le dije a mamá, le dije! ¡Pero la señora perfecta lo considera como una mancha en un vestido que ya nadie usa! ¿Quién se molestaría en repararlo? ¿Quién?Prácticamente grita la última palabra.
--¡Cálmate!
Miro alrededor, hacia las personas que ya nos han notado en la sala. Al parecer Victoria también lo nota, porque alisa las arrugas inexistentes de su blusa y respira profundo.
--¿A qué te refieres con dañada?Le pregunto en tono suave.
--Dime algo: ¿Cómo es Kimera en la actualidad?
Frunzo el ceño.
--¿Me vas a decir o vas a seguir dándole vueltas al asunto?
Ella me clava la mirada, severa.
--BienAccedoBueno, ella es…, rebelde, incontrolable, algo fría y distante, pervertida también…
--Fría y distante, ¿Eh? Defínelo.
--Bueno, ella en verdad no tiene relaciones con nadie, sólo conmigo.
Ahora entiendo más o menos cómo se debió sentir cuando me vio abrazando a Josselyn. Yo no lo soportaría.
--ExactoMe dice, señalándome con el dedo, como si ésa fuera la respuesta que yo estaba buscando.
--¿Y qué carajos se supone que eso significa?Levanto la voz.
Otra ronda de miradas me hace respirar profundo y calmarme, como a Victoria. Supongo que es cosa de Thorne.
--¿Nunca te has preguntado por qué ella nunca ha tenido novio?
--Porque ella odia a todos…
Victoria sacude su cabeza.
--Otra pregunta mejor: ¿Nunca te has dado cuenta de que ella no deja que ningún hombre la toque?
  Me quedo callada, mirándola. Quiero negarlo, pero… Carajo, mierda, mierda. Es cierto. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Mierda.
  Mi mente relaciona todo esta información con Mentes Criminales, no puedo evitarlo. Así que esto es lo que sale de mi boca:
--¿Fue secuestrada?
Victoria frunce el ceño y ladea la cabeza.
--No, Ridley. Cáptalo: Fue violada.
 
      …Al principio, me siento mareada. Siento un calor subiendo por mi cuerpo hasta mi garganta, y tengo la sensación de estarme ahogando. Mi vista se torna un poco nublosa. Mi cabeza pesa mucho.

--No.
--Responde descaradamente Victoria a mi lado.
Lo repito, mientras veo el techo.
Me lo creo; Todas las veces que ella me criticaba por salir con tantas personas, cada vez que algún chico se le acercaba y ella rehuía, cuando ella se alteró mucho cuando yo le quise arreglar esa cita a ciegas tiempo atrás.
  Me lo creo.
Yo me lo creo.
Oh, Kimera. Oh, mi niña. ¿Cómo pudo pasar?
Se lo digo a Victoria.
--Ella me lo confesó, una vez, cuando estaba destrozada. Pasó cuando ella tenía trece años. Como recordarás, yo aún estaba en casaHace una pausa, y su mirada se pierdeElla… me suplicó que no se lo dijera a nadie. Estaba tan avergonzada… Pero yo tenía que decírselo a alguien… Se lo dije a mamá…
  Está un poco perdida, así que tengo que jalarle del brazo para que continúe.
--Ella es una perraDiceDijo que no era nada. Que se le pasaría con el tiempo… No dejó que Kim recibiera ayuda.
   Me quedo shokeada.
--Yo también me quedé asíApunta VictoriaY papá se puso furioso. Intentamos razonar con ella, pero decidió que lo mejor era olvidarlo… Mis padres se divorciaron, cosa que no fue bien para Kim… Mi padre se enfureció con mamá y se fue. Por eso Kim odia a todo el mundo: Me odia a mi por decírselo a mamá, odia a mamá por hacer que se divorciaran, odia a papá por marcharse y no llevarnos con él… Sólo te tiene a ti.
 Nos quedamos en silencio un largo, larguísimo tiempo. Muy largo.
--¿Qué debo hacer?
Se encoje de hombros.
--No lo sé.
La miro.
--¿Y en todo caso porqué tú no estás en la UCLA?
--Cuando discutí con mi madre por Kim, ella esa molestó conmigo y me envió aquí. Fue antes de que terminara la escuela. No me ha dejado salir. Supongo que no me quiere allá de nuevo.
--Tu madre me da rabia.
Sonríe, pero no hay nada feliz ahí.
--A todo el mundo le da rabia.
Otro silencio.
Más largo que el anterior.
--¿Qué vas a hacer ahora que lo sabes?
Me encojo de hombros.
--Por ahora, intentar que salga de su habitación.
--Ella no saldrá de ahí en unos cuantos díasMe advierteLe pasaba a veces. Cuando sentía que era mucho para ella. ¿Desde cuándo está ahí?
--Dos días.
Se limita a mirarme sin decir nada.
--¿Cómo no te diste cuenta?Me reprocha.
Tardo en contestar.
--Porque soy muy ciega.
 Y luego me levanto.
--Adiós, Victoria.
--Adiós,  Ridley.


                                                                        
 


Yo tenía razón: Kimera estaba más jodida que yo. Está, más jodida que yo.
Pienso en esto mientras conduzco a casa. Es ya de noche, y veo el carro de mi hermano Charlie estacionado y las luces de la sala prendidas. Algo me sabe mal acerca de ir a casa… Quizá porque sé que me va a preguntar qué pasa. Porque siempre sabe qué pasa. Y yo no lo podré mentir, porque no me gusta mentirle. Y mamá. Porque ahora que sé del monstruo de la madre de Kimera, no tengo el corazón para ir y pretender estar enojada con ella.
   Así que estaciono el auto cerca de la casa y camino el camino a la casa de Harry, pasando de largo la mía. Alguien grita mi nombre detrás de mí, no reconozco la voz, pero de seguro es mi hermano, o mi madre. Quién sea de los dos. Y no tengo ganas de volver a casa, así que lo dejo pasar. Finjo que no lo oí.
Sigo caminando, con la cabeza gacha. El cielo está nublado. Está realmente feo. Creo que va a llover. Sólo quiero arrojarme a los brazos de Harry y…
  Pero cuando llego al porche de su casa, esos brazos (mis brazos) ya estás ocupados, juntos con sus labios . Él tiene los brazos de ella rodeados con sus manos, y ella tiene sus manos en el estómago de él. Sus piernas están entrelazadas…
  Y mi corazón está roto.
Escucho pasos detrás de mí, y esa persona dice mi nombre:
--¿Ridley?



-Sthep Stronger.

lunes, 25 de marzo de 2013

#21 Off Topic: Porque me he convertido en Miss Reflexiva



Entonces, hace mucho muuuucho  tiempo, hubo esta noticia que a todo el mundo le molestó. Que según esto Miley Cyrus iba a protagonizar Sueña, de Lisa McMann.

                                             

Y luego también se corrió el rumor de que iba a protagonizar este libro:

                                                                    

Y también con Selena Gomez:

                                                      

Y en un tiempo estuvieron los rumores de...

                                                                          

Y algo de lo que ya está confirmado es...

                                                                           

                                                           
     (No son oficiales, ni nada, sólo pensé que eran bastante monas)

Y humnnnnnn... Las personas no tomaron bien las noticias. En verdad se pusieron a insultar y a quejarse y leí unos comentarios de lo más desagradables.
    El punto de este Off Topic, de lo que realmente quiero hablar es... ¿Está bien odiar algo que tanto te gustó porque no te gusta la protagonista? La cosa es que, entiendo que no les guste si es como actúa, pero las verdaderas quejas a todo esto, es que no les gustaba para la película por ser quién es. 
   No soy yo definiéndonos, soy yo preguntándoles si en verdad esa clase de odio vale la pena. Si creen que es lo suficientemente maduro o razonable para no ver esa película o/y odiar ese libro que te fascinó antes, cabe decir .

  No sé, dejen su opinión.

Saludos,
Sthep S.

sábado, 23 de marzo de 2013

Por un mundo mas poético.

No se si les ha tocado ver en fotos o en persona, esas hermosas frases en muros... Bien, ésos tipos de cosas los hacen un grupo de chicos que hacen una acción poética y realmente admiro a ésos sujetos, ya que en vez de pintar los muros con feos Graffiti, hacen una linda frase y la plasman ahí, haciendo que tú día mejore cada vez que la vez..
En fin, yo nunca he visto un muro con una frase, ya que acá en México no hay algo así que yo sepa. Entonces, ¿por qué aquí en México no hay acción poética? Sería maravilloso mirar todas ésas frases, en vez de los muros rayados de palabras obscenas.
Deberíamos hacer un grupo masivo para hacer algo así, y por lo menos mejorarle el ánimo a alguien cada vez que pase por ahí.
Ésto sería un pequeño cambio a la sociedad, eso es lo que necesitamos.

Preguuuunta: ¿Hay acción poética en tu país? Si la hay: ¡Oye, te envidio!

Y aquí un ejemplo (algo deprimente, pero se entiende el concepto).
-Lizz

jueves, 21 de marzo de 2013

Reseña: La Bestia, Alex Flinn.

Reseña: La bestia, Alex Flinn.
Libro único.
 
¿Alguna vez te has preguntado que sentía la bestia?

Soy una bestia. No exactamente un lobo, ni un oso, ni un gorila, ni un perro, sino una criatura nueva y horrible que camina erguido. Una criatura con colmillos y garras con pelo por todos los poros de mi cuerpo. Soy un monstruo.
¿Crees que esto es un cuento de hadas? Para nada. Sucede en Nueva York, y ahora. No es una deformidad, ni tampoco una enfermedad.
 Y me quedaré así a menos que pueda deshacer el hechizo.
Sí, el hechizo que me lanzó la bruja que iba en mi clase de inglés. ¿Porqué me convirtió en una bestia que que oculta por el día y sale por la noche? Te contaré. Te contaré como solía ser Kyle Kingsbury, el chico que te gustaría ser, con dinero, el físico perfecto y la vida perfecta.
 Y después te contaré como me convertí en la perfecta... Bestia.




Kyle era el chico que hemos visto en todas las películas que andan por ahí caminando esperando a que todas pero absolutamente todas las chicas de todo el mundo se caigan rendidas a sus pies. Es ese chico de las películas que es super guapote y que sólo le importa la apariencia. La diferencia a las películas que hemos visto antes es que no hay una chica que misteriosamente se enamora del corazón que hay debajo de la fachada del niño rico, grosero y cruel y magicamente lo hace cambiar para bien y ambos terminan enamorados felices y perdices ¿Así era?   Pero las cosas no comienzan así. Porque había una bruja.
 Y ella lo tenía en la mira.


Otras portadas.
Sobra decir que es la típica historia de La Bella y La Bestia moderna. Y algunos lo saben no más leer la sinopsis y otros porque ya vieron la película. Y yo hice los dos.

 Tengo que admitir que las primeras cien páginas me aburrieron un poco, ya que pasa lo de la bruja y el hechizo y luego Kyle Perdón, Adrian  se pasa un año valiendo #$!%°! . Era muy aburrido quedarme a leer como Kyle se sentaba y sentía lástima por sí mismo. Yo estaba como "¡Por favor, por favor, haz algo!". Sin embargo el niño decide todo hasta la página 200. O más o menos.
  Con Kyle al principio no me llevaba bien, porque esta total y completamente seguro de que todo el mundo caía a sus pies y yo solo quería entrar al libro y zarandearlo un poco. Sin embargo mientras pasan las páginas te vas encariñando con Kyle, más precisamente es tu mejor amigo cuando conoce a Lindy, la chica que eh, secuestra, muy al estilo de la película de Disney  vive en se casa para deshacer la maldición a la que Kyle está atado.
  Lindy, por otro lado, se me ha hecho muy... estúpida. No sé, como una pequeña niña. Había algo en Lindy que no terminaba de agradarme. Creo que ella es el único personaje que no termina de gustarme, pero los demás sí me han gustado, como Will y Magda, y Kendra... eh....


Vannesa Hudgens y Alex P.
  Cómo muchos sabrán hay una versión cinematográfica de este libro, que honestamente me ha gustado más que el libro, porque hay cosas que son muy diferentes. La historia en sí es la misma, pero hay cosas que cambian completamente, como esa cosa que no voy a mencionar para no hacer Spoiler, o como esta cosa que sí voy a mencionar porque ya han de darse cuenta, es muy obvio: Que en el libro Kyle está cubierto de pelos y en la película tiene tatuajes ejem, calcamanías   . Y creo honestamente que prefiero al chico tatuado que al de colmillos y peludo al estilo perro.
 Y en la película Lindy no es tan estúpida.
Así que a lo último me gustó un poco más la película que el libro. A pesar de que prefiero los libros a las versiones cinematográficas.

Saludos.
Sthep S.

miércoles, 20 de marzo de 2013

The Bet. Outtake: The woman of the winter schedule.


Él miraba a la bella joven vestida en un hermoso vestido blanco que caminaba hacia él con una gran sonrisa. Sus hermosos ojos azules brillaban de puro amor y felicidad.
Él muchacho se arregló su corbata de nervios, y cuando por fin le bella chica estuvo a su lado, él la tomó de la mano, apretándola suavemente.
-¿Estás nervioso? - preguntó Lilly.
-Claro que no, estoy algo emocionado. - respondió Max. - ¿Tu lo estás? - preguntó mirando los dulces ojos de su joven casi esposa.
-No, solo trato de recordar los votos...- bromeó.
Ambos sonrieron.
Lilly estaba consiente de que casarse a los 18 años no era lo mas inteligente que había, pero simplemente quería estar atada a Max para toda la vida. Lo amaba con cuerpo y alma, ella estaba segura que estaba preparada para esto.
En cambio Max tenía miedo. No por tener a Lilly  24/7, si no que no se sentía preparado psicologícamente, realmente quería seguir estudiando en la universidad y hacer las típicas cosas que un universitario hace. Pero ahora tendría que comprar casa, estudiar y buscar un buen trabajo. Pero aún así, amaba con todo su corazón a Lilly y sabía que esto funcionaría, ya que había estado funcionando desde los 14 años.
Había llegado la parte de los votos, en la que Max tenía que hablar.
No había preparado sus votos, ya que si se los memorizaba hubiera hecho un desastre.
Miró la sortija dorada en su mano, y le dio vueltas con un dedo, en gesto de nerviosismo.
-Desde el momento en el que miré tus preciosos ojos azules, supe que eras tú la indicada. Amo la forma en la que mueves tu cabello hacia atrás cuando éstas nerviosa, amo la forma en la que sonríes cuando algo te da ternura, amo el brillo de tus ojos cuando estás feliz, simplemente amo todo de ti, todos tus defectos, todas tus virtudes. Me comprometo a estar contigo en todos tus momentos felices, y todos tus momentos tristes, prometo serte fiel sobre todas las cosas, y prometo amarte y respetarte hasta el fin de mi existencia.
Los ojos de Lilly ya estaban inundados de lágrimas, ella intentó enjuagarlas, pero una lágrima salió. Max la atrapó en el comienzo de los pómulos. Los invitados exclamaron un pequeño "Aw"
Max tomó la mano de Lilly y puso la sortija en su dedo anular.
- La primera vez que me besaste, hubo esa conexión, ya sabes, las mariposas y esas cosas, y no lo sé, nunca llegué a pensar en que me casaría tan pronto contigo, por que sabía que nos casaríamos- se rió- pero no tan pronto, pero ahora que estoy parada enfrente de ti, me siento preparada para ésto. Te amo con toda mi alma, y nunca te dejaré ir.- lo miró por un segundo fijamente.- lo digo enserio. Me siento la mujer mas feliz del mundo, y la mas afortunada, también, al tenerte a ti... Lo sé por que puedo hablar contigo como amigos, pelear como enemigos, tontear como mejores amigos y amarnos como si no hubiera un mañana.
Mi voto estará contigo siempre. Cuando caigas te levantaré, cuando llores te confortaré, cuando rías compartiré contigo tu gozo. Todo lo que soy, y todo lo que tengo es tuyo, desde este momento, hasta la eternidad.
Lilly tomó la mano de Max y deslizó la sortija, quedando así, unidos para siempre.

1 año después. 
Esto claramente ya no estaba funcionando.
Eso era relamente visible, ya que todos los días había peleas, por cualquier cosa. No era agradable llegar a casa, cuando estaba Lilly esperando con una queja.
Max se sentía frustrado.
Trabajaba medio turno en McDonald's y estudiaba. Todo era demasiado estresante, ya que Lilly pretendía seguir viviendo como vivía con sus padres, con grandes lujos, cuando la realidad era que vivían en un pequeño estudio viviendo del sueldo de 100 dolares al mes.
-Si tanto odias vivir aquí, con lo poco que tenemos, te puedes ir yendo. - gritó Max.
Lilly estaba hecha un mar de lágrimas.
-¡Ese no es el problema!
-¿Cuál en entonces?
-No congeniamos, no puedo estar contigo, no te soporto. - murmuró deshecha
Max suspiró frustrado.
-¿Es por que soy pobre, verdad? Por que si es así, no durará mucho esta situación, terminaré mis estudios y tendré un trabajo mejor. Mírame, intento que esto funcione, hazlo tu también, por favor.
Lilly no sabía que pensar, estaba confundida.
Decidió dejar a lado los pensamientos negativos, y lo abrazó.
Max acarició el cabello rubio de Lilly suavemente, como él recordaba que a ella le gustaba.
-Te quiero.- se dijeron al mismo tiempo.
Pero ya no era un te amo, como lo fue en un principio.

Un día, Max estando en la Universidad tratando de buscar a Lilly, se encontró con una bella chica de cabello castaño y ojos cafés. Era extremadamente linda, aún con sus lentes intelectuales.
Ella traía una carga excesiva de libros en sus manos, por lo que decidió ayudarla. Lilly podía esperar, total, ella traía las llaves de casa.
-¿Te ayudo? - le preguntó con cierta coquetería en su voz.
Ella lo miró y se ruborizó.
-Ahhh, si. - dijo y le dio unos cuantos libros.
-¿Cómo te llamas? - preguntó, después de caminar varios metros.
-Janice Adams, ¿tú?
-Max... Max Loughty
-Mucho gusto Max. - sonrió.
Agarró sus lentes y los guardó en su bolsillo, dejando ver mejor sus espléndidos ojos.
-¿Dónde estudias, que llevas tantos libros?
-Literatura.- dijo como si fuera obvio.
-Oh, que bien... Yo estudio arquitectura... ¿Por qué no te había visto por aquí antes?
-En primer lugar, me la llevo en la biblioteca. Y yo siempre paso por aquí, el campus es inmenso, así que nunca coincidimos. - sonrió.- Pero ahora que te he conocido, bueno, pasaré mas por aquí rogando verte.
-Creo que deberíamos quedar algún día, ¿no?, ya sabes ir a tomar un café o algo así.
-Oh, claro. Solo dime cuando
Max repasó mentalmente los horarios de Lilly tratando de que ella no sospechara nada.
-Que dices de el viernes próximo a las 9 en el bar del campus?
-Me parece estupendo, nos vemos, entonces. - tomó los libros de mis manos y caminó hacia la biblioteca.
Volteó a verme y sonrió dulcemente, susurró un adiós. Max, que la veía sacudió su mano e hizo lo mismo.
Cuando regresó a casa, encontró a Lilly preparando algo que olía delicioso.
La abrazó por la cintura y le dio un beso en la mejilla.
-Huele delicioso.
Ella rió dulcemente.
-Hola. - saludó.- ¿Cómo te fue hoy?
-Bien, muy bien. ¿Y a ti?
-Se podría decir que bien... - suspiró y siguió picando verdura.
Max fue a su cuarto y tomó su uniforme de color rojo y amarillo, para ir a trabajar después de comer.
Él se sentía algo mal por haber quedado con una chica, cuando el ya estaba casado, pero simplemente estaba cansado de todo esto, solo quería despejarse.

Llegó el viernes por la noche, Max ya estaba vestido casualemente sentado en una silla enfrente de la barra.. Ya había pedido una cerveza, con la ayuda de un amigo que trabajaba ahí.
Janice llegó puntual, vistiendo un bonito vestido color verde con un saco, ya que afuera hacía mucho frío, ya que era pleno invierno.
-Hola. - saludó Max
-Hola, Max.
-¿Quieres algo de tomar?- preguntó.
-Una piña colada, por favor.
La noche transcurrió sin más, hablando sobre sus vidas, sus gustos y temas al azar.
Janice no era de Chicago, si no de New Jersey, pero había tenido que mudarse por que esta había sido la universidad que había podido pagar, le contó que la habían escogido en Darthmouth y Harvard, pero eran carísimas, y no podía pagarlas, ni aunque tuviera beca. Su color favorito era el rojo, le gustaban las obras de Jane Austen, no tenía novio y solo quería una relación que no fuera tan formal, si no liberal.
Después de mas de 6 copas/cervezas de los dos, terminaron en la casa de Janice, enrollándose.
Ésa había sido la primera vez que había engañado a Lilly.
Ahora el "prometo serte fiel sobre todas las cosas", ya no valía. La había traicionado lindo y bonito.
Max había estado saliendo con Janice durante 2 años, hasta que ella encontró a Ruben, con quien al poco tiempo se casó.
Ni Lilly, ni Janice se enteraron de la existencia de la otra, hasta que Lilly contestó el teléfono de Max, y vio que era Janice, ahí fue cuando Lilly comenzó a sospechar.
Un mes después de la boda de Janice y Ruben, Janice y Max se volvieron a ver, terminando en un hotel de mala muerte, alegando que esta sería la última vez.
Un día, al comienzo de la Primavera, Lilly llegó nerviosa y muy rara.
-Dime de una vez que pasa, carajo. - dijo Max desesperado.
Lilly tragó gordo.
-Estoy embrazada.
Ésas dos palabras hicieron eco en la mente de Max, por un momento no supo reaccionar, pero después de dio cuenta que tendría a una personita igual a él, se emocionó y cargó a Lilly llenándola de besos.
Ella lo alejó.
-Sé lo que tienes con Janice. - dijo con los ojos húmedos. - Quiero tener a éste bebé yo sola. Quiero el divorcio, Max.
Él la miró en shock.
Ella prosiguió.
-Estoy consiente que esto ya era un asco de relación, pero yo hacía lo posible por mejorar todo esto.- ella se limpió las lágrimas. - Ahora veo que los votos en nuestra boda, o por lo menos los tuyos, eran solo palabras vacías, me traicionaste. No puedo seguir viviendo así.
-Pero, podemos hacerlo por el bebé, ahora está una personita ahí dentro de ti. Quiero que crezca con sus 2 papás a su lado, por favor, hay que hacerlo. Y te pido disculpas, se que lo que hice fue algo inmoral, algo estúpido, me siento mal por ello.
Max limpió las lágrimas que comenzaban a caer sobre su rostro.
-Lo haré. Solo por el bebé. - dijo Lilly después de un largo rato.
Él la intentó besar, pero Lilly lo apartó.
-No puedo, Max. - se excusó.
-Lo entiendo.
Ahora las cosas estaban cayendo. Lentamente.
 2 semanas después, le llegó un mensaje de Lilly, diciéndole que lo quería ver en una cafetería en 10 minutos.
Cuando los 2 estaban sentados uno frente al otro, Janice suspiró.
-Estoy embarazada.
Las entrañas de Max se hicieron pequeñísimas, sentía una gran presión en el pecho. Esto no podía ser posible.
-¿Estás segura que es mío? - preguntó nervioso.
-Según mi ginecólogo dice que ésa cosa que está en mi vientre, tiene 4 malditos meses ahí. Me dí cuenta hace un mes, hice cuentas, y hace 4 meses no estaba casada con Ruben, y sí, tuvimos algo. Así que, felicidades eres papá.
-¿Te vas a separar de Ruben? - le preguntó con nerviosismo.
-Claro que no, lo amo con toda mi alma. Solo te digo que tienes una hija conmigo, pero tu apellido no estará en su nombre. Ruben no se tiene que enterar, es un buen hombre.
-¿Me estás diciendo que tengo una hija que legalmente no será mía?
-Exacto. Creí que necesitabas saber. Ah, y mañana me voy de aquí con Ruben.
-Diablos... ¿A dónde te vas? ¿Me dejarás sin ver a ésa criatura?
-A New York y, será mejor que te mantengas alejado, éste bebé no puede saber que eres su padre. - se paró y dejó un billete en la mesa.- Hasta luego, Max.
Iba a ser papá de 2 bebés, un bebé que estaría con él y otro que ni siquiera iba a saber de él.
Esto era tan jodidamente feo. Feo como una rana atropellada. O quizás todavía mas feo.
Janice, que había sido tierna y dulce al principio, ahora me ha quitado a un pequeño bebé de mi lado... Eso es cruel y egoísta.

El día del parto de Lilly fue un asco, un terror, había sido el infierno.
Ése 27 de mayo había sido de locos.
Lilly me había gritado, golpeado y maltratado, todo mientras trataba de dar a luz.
Los doctores estaban desesperados, ya que sus gritos se escuchaban por todo el hospital, alertando a los demás pacientes.
-¡Sáquenme a esta bebé de aquí! - gritó a todo pulmón.
Y así estuvo.
Después de 19 horas de gritos y golpes, dio a luz a una pequeña y hermosa niña, llamada Brenda.
Él la cargó, y sintió extraño cuando comenzó a moverse. Max empezó a observar que tenía los ojos de su madre, era rubia como ella. Brenda era igual a su mamá.
Max la abrazó demasiado fuerte, ya que no pudo contener la ternura, y comenzó a llorar. El sonrió, y se la entregó a Lilly, que la pedía a gritos.
Cuando se sentó afuera del cuarto, pensó en como estaría su otro bebé, por que ya debía de haber nacido, Janice tenía 2 meses mas que Lilly, por lo que ése bebé ya debía estar grande.
Un año después, exactamente un 14 de marzo, Janice llamó.
-Hola. Tuve una linda niña llamada Victoria, hace un año... Hoy cumpleaños. Te mandaré una foto de ella cada año, comenzando con la de ahora. Espero que estés bien. Adiós. - colgó.
Apenas había podido hablar con ella, o mas bien, no habló con ella. Pero le daba la satisfacción de saber sobre la niña. Victoria... Max se preguntaba como sería, si se parecería mas a ella o a él.
A los pocos días, le llegó una carta, con una foto de la niña en ella.
Sus ojos eran verdes, tal y como los de él, se sentía feliz ya que por lo menos había algo de él en ella.
En sí, Victoria era igual a Janice, a excepción de su nariz y sus grandes ojos.
Comparó a Victoria con Brenda y miró un cierto parecido en la expresión de los ojos.
Ahora, cada año recibía una foto de Victoria, cada vez mas grande, hasta que cumplió los 7 años.
Ya no hubo mas fotos. Poco mas tarde, Lilly se enteró de Victoria, y terminó gritándolo, haciendo que Brenda se extrañara y preguntara por ésa Victoria. Lilly le enseñó la última foto que había recibido, y yo sintiéndome un asco, empaqué mis cosas y me fui sin decir nada.
No se había quitado de la cabeza la carita de Brenda al verlo empacar furioso, ella preguntaba una y otra vez que quería ir con él, hasta había llorado al verlo irse en su carro.
De ahí en adelante, llamaba a Brenda todos los meses, siempre, sin excepciones, hasta que lo dejó de hacer, ¿por qué? él ya había encontrado un nuevo trabajo y consumía mucho de su tiempo.
Un día, el se enteró que Lilly había abandonado a Brenda, para irse a hacer una vida nueva, Max tampoco hizo nada, supo que ella se quedaba con una Nana y lo dejó por la paz, hasta que Lilly regresó.
No había sabido mucho de ellas dos, pero no quería acercarse a ellas, ya que se sentía estúpido por haberse ido así.
Cuando Max viajó a New York, logró encontrar la casa de Janice, pero no miró a Victoria, si no de lejos y ella ni siquiera lo había captado, ya que traía auriculares y veía la tv.
Janice dijo que no tenía caso que le siguiera mandando fotos, ya que era tonto, y además Victoria se había vuelto rebelde, y no dejaba tomarse fotos.
Ése día, regresó a California, cabizbajo.
Ahora su vida se había convertido en una total mierda.

Había ido a Chicago, por primera vez desde hacía 10 años.
Lilly había abandonado a Brenda otra vez, pero ella ya se había hecho mas fuerte. Ya no requería a sus padres.
Un día, fue por Brenda a la escuela, intentando sorprenderla, pero la sorpresa fue suya, cuando escuchó unos chicos que había una pelea de chicas, protagonizada por Brenda y otra chica, cuando llegué ahí, la miré que le gritaba a una chica pelo azul, y la otra chica le gritaba cosas todavía mas feas.
Cuando miró a la cara a la chica pelo azul, miró en ellos mis ojos y mi nariz. Tenía la misma chispa que Janice, y si no hubiera sido por el cabello azul, hubiera sido igual a ella.
Estaba seguro que era Victoria, su Victoria.
Hasta que lo confirmó. Un chico dijo que apostaba por Vicky Canterbury, y ahí fue donde todo cuadró, ya que Ruben se apellidaba así.
Les gritó que pararan, ya que no era posible que sus 2 bebés estuvieran peleándose a muerte.
Perdió la paciencia.
-No es posible que 2 hermanas se estén pelando! - gritó.

20 minutos después, las tenía a las 2 sentadas en una mesa de la cafetería de Costco, mientras les contaba toda la historia.
-Liz. 

martes, 19 de marzo de 2013

Reckless. Capítulo 18.

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Reckless. Capítulo 18. "Besable".



--¿Qué sucede?
Charlie se queda parado en mi puerta y me mira fijamente, ahí, acostada sobre la cama, hecha bolita, confundida y sintiendo lástima por mí misma, con una ligera gripe.  Odio tanto las gripas de verano como los corazones rotos, y los he conseguido los dos al mismo tiempo… No, no, espera. ¿Qué corazón roto?
--Tengo gripa, CharlieLe gruño, tapándome la cara con la colcha.
Oigo los pasos de Charlie por la habitación, y luego siento el peso de Charlie ceder bajo la cama.
--No, no me refiero a la gripe. Me refiero a ti.
Me quito la colcha de la cara y me limpio las lágrimas que no sé si es por la gripa o porque he cedido, finalmente.
--¿Yo qué?
--Te conozco, yo sé cuando algo va mal.
Charlie estira su mano y me soba la espalda en círculos. Me quedo callada.
Es cierto; Él siempre sabe cuando hay algo mal.
--¿Qué va mal?Susurra.
--TodoConfieso, poniendo las manos juntas entre la cabeza y la almohadaNo lo sé. Nada. No sé. Josselyn, Kimera, mamá, Harry…
  Frunce el ceño y sus cejas se unen.
--¿Qué te hizo ese Harry?
--No… No me hizo nada. Creo, creo que yo le hice algo a él. No lo sé.
--¿Quieres aclarármelo?
--¿No deberías estar en el trabajo o algo? Son sólo las cuatro. ¿Y dónde se metió Deborah?
--Ella está dibujando. ¿Sabes que lo está haciendo de nuevo?
Asiento.
--Vi un cuadro. Ella me dibujó.
Levanta una ceja.
--¿Lo hizo?
Asiento.
--Bueno, no me sorprende. Eres muy importante para ella, y tú solo la tratas mal.
Yo ya sé a dónde esto se va a dirigir, y ahorita no estoy de humor para atrapar una pelea.
--Tengo sueño, Charlie. Cierra la puerta cuando salgas.
Él frunce el ceño.
--Sabes que tengo razón, Ridley. Pero bueno. Dime qué sucede.
Resoplo.
--¿Dónde empiezo?
Se encoje de hombros.
--Desde el principio.
--No creo que esto tenga ni principio ni fin.
Se queda callado, esperando.
--Bueno. Antier me peleé con Harry… Menos mal que ya me has dado el carro. No hemos hablado realmente.
--¿Qué hiciste?
Le frunzo el ceño.
--¿Cómo sabes que yo hice algo?
Se encoge de hombros.
--Lo siento. Un reflejo. Continúa.
Le frunzo el ceño una vez más y me acurruco contra la colcha hecha bolas.
--Es que él me besó. Y yo…
Levanta las cejas.
--Ya sé lo que piensasLe digo, alzando la voz. EstornudoPero es complicado. Es que… Bueno, digamos que esta vez fue diferente. Fue más… real. Y más profundo, y yo…--Agito la cabeza y cierro los ojosYo le dije que no.
--¿Rompiste con él? ¿Por qué?
Me paso las manos por la cara, lamentándome.
--Bueno… Técnicamente nunca estuvimos saliendo.
Ahora me mira un poco más severo.
--Ridley…--Usa su tono de advertencia.
Aparto la colcha y me siento. Lo veo de frente a frente.
--Mira, sé que te vas a enojar conmigo, ¿De acuerdo? Pero… Yo sólo necesitaba a alguien quien quitara a Max de mi camino, y Harry me ayudó. Pero entonces él quiso besarme y yo también y lo besé y él me besó y luego…--Las palabras salen de mí frenéticamente, que casi no me creo que ésa sea yoY luego le dije que yo no iba a estar con él, que lo olvidara, porque, Charlie, él es bueno. Y yo soy una mala persona. Y quiero apartarlo, ¿Entiendes? Me preocupo por él. Porque él tiene sentimientos. Y yo no quiero lastimarlo. Y… Muy bien. Deja de mirarme así. ¿Porqué carajos estás sonriendo?
  Lanza una carcajada al aire. Su sonrisa se ensancha.
--Lo siento, Rid. Es sólo que…--Se ríe un poco másEs sólo que creo que en verdad has caído por este chico.
--Bueno, eso no me ayuda, precisamente.
Él sonríe y me aparta un mechón de cabello de la cara.
--¿Y luego que pasó?
--Se enojó conmigo. Dijo que él era demasiado grande para ver por sí mismo y que no necesitaba que cuidara de él. Se enojó también porque le dije que de cualquier manera no teníamos nada, así que podíamos olvidarlo. Él me dijo que le gustaba, también.  Al final me dijo que estaba bien, y se fue. Y yo no sé si está bien. ¿Qué piensas tú?
  Suspira, ahora sin la sonrisa.
--Ridley… ¿Sabes cuánto le cuesta a un chico dar el primer paso?
Frunzo el ceño.
--¿A qué te refieres? Yo lo besé.
Agita la cabeza.
--Me refiero a su relación entera. Y luego él admitió que le gustabas. Entiendo porqué el pobre chico estaba tan enojado; Todo eso para que tú decidieras por los dos. No se lo estás poniendo muy fácil, Rid.
--¿Qué se supone que haga?
--¿No crees que deberías darle una oportunidad?
--Quiero cuidarlo, de mí.
--¿No crees que él sabe en lo que se está metiendo? Y además, tú no eres una mala persona.
 Subo la colcha y escondo mi cara en ella.
--HummGruño--¿Entonces qué hago?
--Ve a buscarlo. Y deja que se arriesgue. Él ya sabe en qué se está metiendo.
--Creo que sólo necesito estar enojada unos días más…
--Cómo tú quieras, pero eso lo va a empeorar.
--Tal vez unas horas…
  Charlie se me queda viendo y se encoje de hombros.
--Tú sabes.
Frunzo el seño y con suspiro me levanto.
--Ya estás empezando a parecerte a Jordan. ¿Sabes? Creo que ustedes dos harían una linda parejaHago una pausaNo literalmente. Quiero decir… no lo intentes, ¿Vale? Sólo…
  Mi hermano mayor suspira y se levanta de la cama, con una expresión de “Que le vamos a hacer”. Creo que es por mí.
--Buena suerte, Rid.


                                                                              
 



Wendy, con sus usuales lentes y chongo en la cabeza, me abre la puerta. Sonríe, un poco dudosa, cautelosa.
  Creo que piensa que la voy a morder, o algo.
--HolaSaludo--¿Está Harry?
Ella abre la boca y balbucea.
--Ah… Bueno, él… salió.
Me siento un poco decepcionada, la verdad.
--Gracias. Ten un buen día.
Y luego me doy la vuelta y camino por el patio.
¿Ten un buen día? ¡Yo no digo esas porquerías!
--¡Oye!La oigo decir.
Volteo sobre mi hombro.
--Ustedes dos…, terminaron, ¿verdad?
Me giro completamente y la miro, interrogante, curiosa.
--No. ¿Por qué?
--ImbécilSusurra por lo bajo.
--¿Disculpa?
Levanto una ceja y la miro con tono amenazante. ¿Me acaba de llamar a mí imbécil?
Ella sacude la cabeza.
--No a ti. A Harry.
--¿Porqué?
Ella me mira por unos instantes antes de retroceder hacia el interior de la casa y medio cerrar la puerta.
--Creo que mejor habla con él.



                                                     



Una hora y treinta minutos después hablo a la casa de Harry. La tía de Harry me contesta el teléfono, pero dice que él no ha vuelto.
   Treinta minutos después, busco el teléfono de Harry en uno de los papelitos en mi cuarto y diez después, lo encuentro y le marco.
  Timbra, timbra, timbra. Pero no contesta.
Vamos, Harry, no puedes estar enojado conmigo tanto tiempo.
Diez minutos después le marco de nuevo, y cómo no contesta, me juro que no me voy a humillar a mi misma marcándole toda la noche. No, señor. Este es el papel de los chicos, yo soy la que no decide contestar el teléfono. ¿Porqué los roles están cambiando? Me gusta cómo estaban antes.
  Venga, Harry, contesta… Por favor.


                                                                   
 

No devolvió mis llamadas.
  Después de horas y horas esperando, creo que debería dormirme.
Son las doce y media.


                                                                     




--No devolviste mis llamadas ayer.
  Harry se da la vuelta y mete un libro a su casillero al mismo tiempo.
--No las vi hasta entrada la noche. No quería despertarte.
No es como si yo fuera a confesar que me quedé despierta hasta tarde esperando por esa llamada.
--Y, ¿Cómo te fue ayer?
Se encoje de hombros.
--Harry… ¿Porqué tu prima piensa que rompimos?
Levanta una ceja.
--¿No lo hicimos?
--Públicamente, me refiero.
Se encoje de hombros de nuevo.
--Supongo que hemos mantenido distancia estos últimos días.
Vuelve su atención a su casillero.
  Se siente frío, ¿Sabes? Frío que no me esté mirando con esos ojazos que tiene, que no me sonríe ni que se ruborice. Que sea tan… frío.
  Le doy una patadita en el pie para que me mire.
Y lo hace, pero no me hace sentir mejor. Me hace agachar la cabeza, un poco cohibida.
--¿Sigues enojado conmigo?
--¿No estás tú enojada conmigo todavía?
Alzo la cabeza un poco.
--¿Porqué?
--Bueno, no me hablaste por días.
--Sólo necesitaba tiempo para enfurecerme, pero ahora estoy intentando hacer las cosas bien.
 Sonríe, pero no hay nada feliz ahí. Es como un “Vamos a ver lo que sacas ahora”.
--¿Qué cosas?
--Tú. Y yo.
Ahora me mira curioso.
--¿A qué te refieres?
Entonces, como de la nada, siento que mis mejillas se ponen rojas. Porque nunca he intentado recuperar nada o a nadie en mi vida. No así.
--Bueno, yo…
Agacho la cabeza de nuevo y me muevo de un lado a otro.
--Yo estaba pensando…
Harry estira una mano y me toca el brazo, para que me quede quieta.
--¿Acaso estás nerviosa?
--Sí.
--¿Porqué?
Él está estupefacto.
Que espere a ver lo que estoy a punto de decirle.
--Porque yo estaba equivocada… Y lo siento. Por haber decidido por los dos.
Harry deja caer la mano y se me queda viendo, un poco confuso.
Por un largo.
Largo.
Larguísimo.
Tiempo.
Enserio.
--Bueno-lo-siento-tengo-que-irme-adiósSusurro entre dientes muy rápido y me doy vuelta dispuesta a ir al cuarto baño a lamentarme porqué fui tan estúpida.
  Pero Harry me toma del brazo antes de dar siquiera tres pasos. Me resisto un poco, escondiendo mi cara en mi cabello, pero él me jala hacia él e intenta ver mi cara.
---Es la primera vez que te disculpas con alguien, ¿verdad?
Bufo.
--Deja eso, es la primera vez que admito que estaba equivocada.
Sonríe de lado lentamente.
--¿Y cómo se siente?
--Tengo esa sensación de que no es lo mío.
Sonríe un poco más, pero luego me mira serio a los ojos.
--Yo también quería disculparme. Por lo que dije. No estuvo bien, y… sabes que no lo decía enserio… Sólo estaba enojado. Lo siento.
  Aprieto los labios y me encojo de hombros.
--Está bien…
Nos quedamos mirándonos mutuamente, pero yo soy la primera en desviar la vista.
Carajo, ¿Qué me pasa?
--Estabas equivocadaApunta él--¿Y qué más?
Mierda.
Cepillo mi cabello nerviosamente y miro a todos lados, menos a él. Puedo ver aún así que está sonriendo.
Desgraciado.
--Humm… yo…
--Caramba, en verdad nunca has intentado arreglar una ruptura.
Frunzo el ceño, pero pienso que él en verdad pensaba que teníamos una relación, y estaba feliz por eso. Yo estaba en verdad, en verdad equivocada: Sí tenemos algo.
  Algo que me hace sentir… Ni siquiera puedo encontrar las palabras.
--Bueno, señor inteligente, entonces dime qué debo decir.
Sonríe y da unos pasos hacia mí, mirando directamente mis ojos. Te juro que me pierdo.
--Bueno. El primer paso es decir que lo sientes…
--Cosa que ya hiceLe interrumpo.
--…  la segunda, es decir que quieres una segunda oportunidad para hacer las cosas bien.
Abro la boca para contestar, pero él me manda a callar con un “Shh”.
--… y la tercera, es un beso. Después de que yo diga que sí, por supuesto.
  Me quedo ahí parada, como una tonta, mirándolo mientras él sonríe burlonamente.
--Leer tanto te está afectandoLe susurro.
Sonríe un poco más.
--Estoy esperando, Ridley.
--¿Y? ¿Cómo voy a saber que no te estás burlando de mí y cuando lo diga me rechazarás?
--Tienes que confiar en mí.
--No parece justo.
--… igual que yo confío en tiProsigue.
Clavo mis ojos en el piso.
--¿No podemos pasar directamente a la parte del beso? Soy mucho mejor haciendo eso.
--Lo sé.
Aguardo unos instantes para suplicar:
--No me hagas hacerlo.
Se queda ahí parado enfrente de mí, con los brazos cruzados y luciendo tremendamente besable y abrazable.
  Cierro mis ojos y suspiro.
--Losientomedasunasegundaoportunidadporfavordiquesiescupo, con la cabeza gacha  y las mejillas rojas.
 Lo escucho reír, fuertemente. Después siento que mete un dedo en el borde de mi pantalón para jalarme hacia él, rodearme con sus brazos después, agachar la cabeza y besarme.
--¿Ves? No era tan difícilMurmura contra mi rostro unos momentos después.
Escondo mi cara en su cuello, muerta de vergüenza.
--No me hagas pasar por eso de nuevo, por el amor de dios.
Escucho su risa en mi oreja.
--Ya veremos.
--Harry…
--Ridley…Me imita.
Gruño un poco y lo abrazo más fuerte. Le doy un beso corto en el cuello y juro que lo siento temblar un poco.
  Sonrío más.


-Sthep Stronger.
Hola :)