lunes, 20 de enero de 2014

Taken. Capítulo 6.

Time away on the rooftop | via Tumblr
Taken. Capítulo 6. "La promesa"


--Has estado dos días aquí y estás a punto de irte, y todavía no me has dicho gran cosa.
Lamo mi paleta helada mientras sonrío y estiro mis piernas sobre las suyas. Tal vez no soporto el contacto con el resto de los seres humanos en el universo, pero con personas especiales, personas en las que confío, con esas personas, siempre estoy encima. Como ahora, con Jay sentado en un extremo del sofá y yo acostada, con mis pies sobre su regazo.
--Pero si te he contado todo. La cosa de Tess, los Carrington…
Salta, incluso sentado en el sillón.
--¡Pero quiero que me hables del chico No lo dices enserio!
--¿Qué? ¿Así lo llamas ahora?
Asiente, con una sonrisa.
--Su nombre es Dan.
--¿Dan? ¿El novio de Tess? ¿El amigo de Nina?
--Sí. Y no hay absolutamente nada qué hablar de él.
--¿Nada?
--Nada.
--¿Al menos te gustó?
--¡No! ¡Ya déjame en paz!
Le tiro a la cabeza una almohada pequeña del sofá. Le doy en la cabeza y ríe, pasándose los dedos por su cabello negro. Él es muy guapo, y ese chico Evan perdió a alguien tan especial y leal como Jay. Perdedor.
--Sólo digo que ahora tienes diecisiete y es súper raro que no hayas tenido ninguna relación. Las personas de diecisiete años hacen eso.
--Que tú tengas diecisiete y hayas tenido montones de flirteos no significa que yo… ¡Oye, tenemos la misma edad! Qué raro.
Sonríe.
--Es sólo que no quiero que lo que te pasó interfiera. Quiero que te consigas a alguien que te haga feliz.
--¿Para qué? Te tengo a ti.
Sonríe.
--Enserio, Liv: ¡Soy gay!
Río y le toco la cara con los dedos de los pies. Me da un manotazo y finge estar molesto por un segundo, pero entonces su sonrisa gana.
--Apenas puedo tocar a personas sin volverme locaLe digo volviendo al tema.
--Puedes tocarme a mí y a Lauren, y todos esos secuaces de abogados y detectives o lo que sea que sean.
--Pero sólo porque confío en ellos.
--¡Pues confía en alguien más!
--¡No es como si fuera algo que pudiera dar así como así! Además, ¿Ese chico, Dan? Él es un mujeriego. ¡Lo dijo el mismo! ¿Crees que voy a confiar en alguien que cambia de chica como tú cambias de palabras semanales?
Suspira.
--Bien, pero si terminas sola con docenas de gatos, ni me mires. No voy a ir a tu casa con helado y The Notebook para hablar de cómo los chicos dan asco y consolarte. Okey, igual sí, pero no es justo.
Toma mi paleta helada de mis manos y mete la mitad en su boca.
--¡Oye!


                                                                   



--Como ahora tengo diecisiete años, ¿Puedo tomar un poco de tu whiskey?Le pregunto a Lauren esa noche, cuando me arropa. Sé que soy mayor y todo eso, pero me gusta.
Me hace sentir a salvo.
--Ni siquiera lo pienses, señorita. Y si me entero de que andas por ahí tomando, ya verás cómo te va.
Sonrío, porque es exactamente lo que pensé que diría. Extrañé su manera  estricta de educarme: No nada antes de lo los dieciocho. A penas me deja usar rímel. Todo lo contrario a Maggie, quién me compró todo un estuche con cosas que no sé usar.
--Okey.
--Bien. Ahora descansa porque mañana tienes que levantarte temprano.
Ella se levanta y cierro los ojos. Tengo sueño, y caigo dormida enseguida, pero antes de dejar que el sueño me tomase por completo, le escucho decir:
--Te amo.
Y antes de que se de la vuelta, susurro:
--Te amo más.
No estoy segura de si me escuchó. Caigo dormida completamente.
No tengo pesadillas esa noche.



                                                                   
 



Maggie y Marcus me estaban esperando en la estación de tren. Me sonrieron, y en sus ojos vi que no les importaba lo que había pasado días atrás. Me sentí más cómoda, pero aún en blanco acerca de cómo reaccionar con ellos.
Me sentía como una niña con padres divorciados.
--Te extrañábamos, LivieMe dice Marcus con una sonrisa tranquila pero honesta.
Maggie, en cambio, está saltando de emoción a un lado.
--¡Me alegro tanto de que hayas vuelto, cielo! ¿Te estrenaste la ropa que te compré?
Sonrío un poco.
--No toda.
Y no estoy mintiendo. Empecé a hacerlo, pero no pasé de la tercera prenda, porque aunque la ropa era muy bonita, no podía usarla por tantos motivos. Uno de ellos era Lauren, con sus maneras conservadoras. Le hubiera dado un ataque. Pero la principal razón por qué no puedo usar ninguna de esa ropa es por mi cuerpo marcado. Hay marcas de cuchillos y vidrios en mis muñecas y muslos, pero el resto de mi cuerpo no estaba intacto. Había algunas quemaduras en mi espalda que estaban más oscuras que el resto de mi piel, o las más graves, en dónde la piel estaba levantada y aún roja, a pesar de todo este tiempo. Se podría decir que lo único que se salvó fueron mis piernas (No tanto, pero las cicatrices eran mi culpa, de veces que me caí intentando correr) y mi cara.
Entonces recuerdo su voz, ordenándoles que no me dañaran el rostro. “Tiene una cara bonita”, dijo, “No se la toquen”.
 Me estremezco.
--¿Estás bien, Liv?Pregunta Marcus.
Asiento y medio sonrío.
--Perfecta.


                                                            
 




--¡Hola!Nina trota hacia la puerta de entrada dónde estoy y se abalanza, a punto de abrazarme. Retrocedo y ella frena a tiempo.
Me da una sonrisa tímida y se encoje de hombros.
--Lo siento. ¿Tuviste buen viaje?
Sonrío.
--Claro.
--¡Allison, ven a saludar a tu hermana!Grita Marcus, dejando su saco en el armario enseguida de la puerta de entrada.
--¿Ya llegó?Responde.
Entonces sale de la cocina con un traste enorme de palomitas, y detrás de ella sale Dan, con su sonrisa de playboy. Ally se acerca, pero no lo suficiente, lo cual aprecio. Me sonríe y me saluda con un saludo en la mano.
--Eh, Liv. ¿Nos extrañaste?--Pregunta Dan.
Nina va a su lado y le da un manotazo en el hombro.
--Deja de acosar, acosador.
Suelta una carcajada, toma un puño de palomitas del traste verde y se sienta en el sillón. Ally se sienta a su lado y me mira:
--¿Ya viste Thor?
--Ya vi todas.
Dan se da la vuelta y me mira. Sonríe.
--¿Quién es tu personaje favorito?
--Aunque no tenga su propia película, creo que la Viuda Negra es bastante genial. En segundo lugar, Iron Man. Más por su humor, pero está bien.
Él bufa.
--¿Por qué todas dicen Iron Man? Thor es indestructible.
Marcus sonríe y rueda los ojos. Se va hacia la cocina murmurando algo de un café.
--Thor está buenísimoComenta Ally.
Dan le frunce el ceño y yo río.
--Es cierto.
Me frunce el ceño a mí, pero antes de hacer algún comentario la voz de Maggie atrapa mi atención.
--Liv, ¿Me acompañas a la cocina?
Me confunde que parezca un poco nerviosa, pero asiento de cualquier manera.
--Claro.
En la cocina, Marcus prepara su café y cuando entramos nos mira y esa chispa de felicidad aparece en sus ojos. Es tan fuerte que me abruma.
--Tenemos que decirleDice Maggie, jugueteando con su blusa rosada.
La mirada feliz y cálida desaparece.
Qué mierda.
--¿Decirme qué?
Maggie muerde su labio y luego me lo dice.
--Estábamos preocupados por ti. Pusimos una orden de alejamiento.
--¿Ustedes hicieron qué?
Estoy estupefacta.
Marcus suspira y enrolla las mangas de su camisa hacia arriba.
--No es mucho como una orden de alejamiento. Sólo está prohibido cualquier medio de comunicación, puesto que van en la misma escuela.
La rabia fluye lentamente por mis venas, pero eso no quiere decir que no queme como el infierno.
--¿Ustedes pusieron una orden de alejamiento contra Tess?Casi grito.
--No te enojesPide Marcus.
--¿Qué no me enoje? ¡No tenían derecho!
--Claro que lo tenemos, somos tus padres.
--Puedo cuidarme sola.
--¡Ese es el punto de todo esto!Suplica Maggie--¡Ya tienes que hacerlo nunca más! ¡Estamos para protegerte!
Suspiro hondo, pero eso no me tranquiliza.
--Sé que quieren hacerlo y lo aprecio, pero necesito que entiendan que a pesar de todo no soy frágil. No pueden tratarme como si estuviera hecha de cristal. No voy a derrumbarme.
Se quedan callados, tan frustrados como yo.
--Ahora, ¿Hay alguna manera de deshacer todo esto?
--Claro, pero va a tomar tiempo. Haré lo mejor que puedaDice él en un murmuro.
Asiento, mirando al suelo.
--Yo… ¿Pueden dejarme sola?
Dudan un momento, pero finalmente dejan la cocina. Y yo aún estoy enojada.
Me paro en puntillas y busco en la alacena. Finalmente encuentro un paquete de galletas y lo pongo en la isla frente a mí. Empiezo a rasgar el paquete cuando escucho su voz:
--Si tienes hambre, iba a preguntar a las chicas si querían salir a cenar. ¿Por qué no esperas a ver qué dicen?
Finalmente rasgo el paquete y meto media galleta en mi boca.
--No tengo hambre.
Pongo las manos en la encimera y me recargo mientras mastico.
--¿Segura?
Dan tiene levantada una ceja y señala el paquete.
--Mi psicólogo dice que cuando esté furiosa me ocupe haciendo algo más. Así que en su mayoría, como. O voy a correr. Pero eso del ejercicio no es mucho lo míoExplicoQuiero decir, el tipo es un poco molesto, pero oye, sabe lo que hace.
Meto el resto de la galleta a la boca y lo miro.
--Siento lo de Tess.
Espero a tragar para reclamarle:
--¿Por qué te disculpas? No fuiste tú quien me pegó un puñetazo.
Levanta la ceja en sorpresa.
--¿Te pegó un puñetazo?
Meto otra media galleta en mi boca.
--Voy a acercarme, ¿Está bien?
Asiento y retrocedo unos pasos para que él pueda avanzar. Me pone nerviosa, pero mantengo la calma.
--Sé que no quieres que lo diga, pero enserio lo siento. Rompí con ella.
Me encojo de hombros.
--Todos pudimos oírlos allá afueraComentaY lo de la orden de alejamiento apesta.
--Lo sé, ¿No? Estuve aquí tres días e hice un desastre.
Sonríe.
--¿Qué tal esto? Hay una fiesta esta noche en casa de un amigo, podríamos ir, nosotros cuatro.
Dudo.
--Humm… No creo.
--¿Por qué?
--No sé si te has dado cuenta, pero como que tengo muchos problemas.
--¿Te refieres a lo del contacto?
--Ajá. Además nunca he ido a una fiesta.
Levanta una ceja y guarda sus manos en sus bolsillos.
--¿Nunca?
--No.
Suspira.
--¿Qué?
--Tenemos mucho que enseñarte. ¡Nina, Ally! ¡Nos vamos de fiesta esta noche, así que pónganse guapas! Me miraDéjame ver tu ropa.



                                                                      



Salgo del baño del cuarto de Nina y me veo en el espejo enorme que tiene.
--No es posible.
Puedo dejar pasar la falda azul marino brillante que me había comprado Maggie, porque las pequeñas cicatrices en mis piernas son blancas y no se ven mucho, pero no puedo dejar pasar la pequeña y ligera blusa blanca que me prestó Ally. No se ve mucho de mi espalda, sólo los hombros, pero aun así. No es como si mis hombros hubieran salido ilesos.
--Quiero otra blusaDeclaro.
--Creo que te ves bienDice Dan.
Al principio me sorprendía que él tuviera permiso de estar en las habitaciones con las chicas conociendo a Marcus (O al menos lo poco que lo conozco), pero Dan ha estado mucho tiempo rondando con las chicas… y además las puertas siempre tienen  que estar abiertas.
--Es cierto. ¿Cuál es el problema?Pregunta Ally, acostada en la cama, aun comiendo palomitas.
Quiero enseñarles mis heridas para que puedan comprender, pero tampoco quiero que piensen que soy un bicho raro. O al menos no quiero que piensen que soy más bicho raro.
  Así que en vez de girarme y apartar mi largo pelo negro para que pudieran entender, bajo mi vista al suelo y farfullo:
--Sólo quiero otra blusa.
Nina asiente y  se levanta para revisar en su armario, y cuando lo hace, su pequeño vestido negro resplandece. Saca una blusa negra manga larga.
--¿Esta te vale?
Asiento y la tomo. Me queda ajustada, y cuando salgo y me veo en el espejo, por primera vez me siento contenta con lo que veo. La blusa se me ajusta y hace que se me vea más busto de lo que realmente tengo, y la falda abraza las curvas que no sabía que tenía.
Me siento bonita.
--Yo tengo zapatillas negras. Espero que te quedenDice Ally, levantándose de la cama y entrando en la habitación de enfrente.
--¿Por qué nunca habías ido a una fiesta antes?Me pregunta Nina mientras me hace señas para que me siente en su tocador.
Me encojo de hombros mientras miro a Dan estirándose en el colchón y enviando mensajes.
--No soy muy buena relacionándome con las personas.
Creo que se da cuenta de que va por un camino que no quiero ir, así que en vez de seguir mira en el espejo frente a nosotras y me mira.
--¿Puedo…? ¿Puedo peinarte?
Me congelo por un segundo.
--Está bien.
En verdad no estoy segura de eso, pero se ve tan contenta con mi respuesta que la dejo. Ella empieza a tomar mi cabello  y cepillarlo, y eso me recuerda a Lauren así que me tranquilizo, pero entonces quita un mechón de cabello de mi rostro y sus dedos tocan mi mejilla.
“Tienes una cara muy bonita, ¿Sabías? Muy bonita para desperdiciarla”
Doy un respingo y me alejo.
--No, espera. Mejor no. No.
Nina se aleja con preocupación en sus ojos y Dan aparta la vista de su celular. Y me sonríe.
--Te ves bien. ¿Lista para ir de fiesta? ¿Alguna vez has tomado?
Sí, lo he hecho. Una vez, con Jay, cuando sus padres le habían echado bronca por ser gay y todo eso, así que nos reunimos en el techo de su casa y tomamos whiskey con soda de lima. Sabía más a soda que a whiskey, pero bebimos tanto que me emborraché y cuando llegué a casa Lauren me castigó hasta que cumpliera los ochenta años. Creo que aún sigo castigada.
--Claro. No me fue muy bien.
Aún sigo sonriendo cuando Ally entra con unos tacones en cada mano. Me tiende unos, negros con brillitos.
--Mídetelos.
Los tomo y miro el tacón.
--No hay manera de que use esto. Nunca he usado tacones.
--Le digo que hay tantas cosas que necesita que le enseñemosDice Dan antes de que su celular suene de nuevo.
--¿Y tú con quién te mensajeas?Le dice Nina mientras se sienta a su lado y Ally me tiende los otros zapatos con tamaño de tacón considerable.
Le murmuro un “gracias” y ella me sonríe.
--Cuando quieras.
--Se llama Lindy. Es una rubia muy mona que conocí. Voy a verla en la fiesta ahora. ¿Quién es el rey?Se pavonea.
--Eres un playboy. Ni siquiera te tomaste un respiro para superar a Tess.
Él frunce el ceño.
--Quería a Tess, pero…
Ruedo los ojos.
--Pero está locaTermino por él mientras abrocho las correas de los tacones.
Me mira y sonríe.
--Algo así. Ahora levántate, quiero ver cómo te ves con los tacones.
Lo hago y le pregunto:
--¿Tengo tu aprobación?
Sonríe.
--Claro. Al menos ahora no te ves tan enana.
Le saco la lengua.
--Un metro cincuenta y tantos con mucho orgullo.
Sonríe. El chico parece estar haciendo eso seguidamente.
--¿Listas para irnos?
Ally checa su vestido rojo una vez más antes de asentir.
--Vamos de fiesta.



                                                            



Para mí, resultó de la manera en la que me lo imaginé: Sin conocer a nadie, evitando que me toquen y esquivando a parejas borrachas haciéndolo en público. Para los demás, resultó justo como querían: Diversión. Ally se fue con un chico, Nina con sus amigas y Dan con esa chica cuyo nombre he olvidado.
Me gustaría que Jay estuviera aquí, y como no está, tomo un vaso de whiskey y soda y me subo al techo, lo cual es fácil puesto que es una terraza y hay escaleras. Hay varias sillas y una parrilla, pero en vez de eso me siento en el borde y dejo mis piernas colgar.
Me mensajeo con Jay unos  minutos (Y se burla de mí por ser así de antisocial) cuando escucho una voz debajo.
--¡Se supone que tienes que estarte divirtiendo!
Miro abajo hacia Dan.
--¿De qué hablas? Esto de mirar a las estrellas es una pasada.
Pero Ally tiene razón, es medio aburrido.
Dan va hacia las escaleras y empieza a subirlas, mirándome.
--Se supone que vinimos aquí para que hicieras amigos.
--No necesito amigos. Ya tengo los que quiero.
Levanta la ceja, llegando a mi lado y sentándose enseguida de mí, a una distancia buena.
--¿Segura?
--Enserio.
Levanto el celular y lo agito frente a sus narices para que vea que estoy mensajeándome con alguien.
--De acuerdo. Pero más amigos no te va a matar. ¿Qué bebes?
--Es whiskey con soda. ¿Quieres?
Le tiendo el vaso y lo toma. Mi corazón da un salto porque siento que nuestros dedos rozan, pero me mantengo en calma. Sin embargo, puedo ver que él se da cuenta.
--¿Puedo preguntarte algo?
--ClaroRespondo.
Él toma un poco y luego habla.
--¿Por qué no te gusta que te toquen?
Lo miro fijamente, porque es una pregunta que nadie honestamente se había atrevido a preguntar. Porque creen que soy demasiado frágil y esa porquería.
--Ellos te dijeron lo que pasó, ¿Verdad?
--Sí. Mi mamá estuvo con la tuya cuando estaban buscándote. Maggie… ella pasó un mal tiempo. Todos, de hecho.  Marcus fue el peor, creo. Aunque Nina estaba demasiado destrozada, y Ally no paraba de llorar… Mi punto es que nos volvimos unidos cuando te fuiste. Cuando, la persona con la que estabas… ¿Cuál es su nombre?
--Lauren.
--Sí. Cuando Lauren contactó con ellos y le contó todo lo que había pasado, Maggie se lo dijo a mi mamá, y mi mamá me lo dijo a mí. Sé sobre la tortura, pero aun así no tengo muy en claro… Quiero decir, somos buenas personas. Nunca te lastimaríamos.
--Eso no lo sé.
Levanta una ceja.
--Quiero decir, sé que son buenas personas, pero… No los conozco, ¿Entiendes? Tengo… Tengo miedo de que me hagan daño. Dime que me entiendes.
Suspira y asiente, dándome el vaso.
--Debe apestar estar huyendo todo el tiempo del contacto. ¿No quieres nada de eso? ¿Abrazos y besos y ésas cosas?
--Sí puedo tocar a las personas. Cuando tengo mucho tiempo ahí y confío en ellos, dejo que me toquen. Lauren lo hacía.
Sonríe.
--Entonces hay esperanza, ¿No es cierto?
--Dan, me siento bien de la manera en la que vivo.
El chico me empieza a irritar, es cierto. Tomo un sorbo del vaso y dejo que el olor fuerte del whiskey me inunde.
--No lo sé. No parece una buena manera de vivir. Es sólo… ¿No te gustaría? ¿No temer al contacto?
Suspiro.
--Claro que me gustaría, ¿Vale? Pero es lo que es.
Me mira unos minutos. Esos oscuros ojos concentrándose en mí, encendiendo una chispa de algo en ellos que reconozco como intensidad.
--Tócame.
Mis cejas tocan la raíz de mi cabello.
--¿Disculpa?
--Dices que te da miedo que te toquen porque tienes miedo que te hieran. ¿Pero y si tú me tocas a mí? No podría hacerte daño. Así que tócame.
--Estás loco.
Sonríe. Lo hace ver más sexy.
--Bueno, ya sabía eso. ¿Qué tienes para perder?
--Eh, ¿Mi cordura?
Rueda los ojos.
--Inténtalo.
--¿No tienes que estar con la chica? ¿Lindy?
Se encoje de hombros.
--Tenía novio. Hazlo.
Suspiro y dejo el vaso enseguida de mí.
--Si algo escandaloso pasa, esto va a ser tu culpa.
--Soy un chico bueno.
Me ofrece su mano y siento que mi corazón late descontroladamente en mi pecho. Estiro mis dedos y entonces toco la palma de su mano. Siento rara mi mano así que la retiro e inhalo fuerte.
--No fue tan malo. ¿Quieres intentarlo de nuevo?
Trago saliva y asiento, un poco emocionada, porque… Es cierto. No fue tan malo.
Ésta vez, pongo mi mano completa sobre la suya y juro que casi me desmayo.
--Respira profundoMurmura.
--No puedo creer que esté haciendo estoDigo sin aliento.
Y él sigue sonriendo.
--Puedes manosearme todo lo que quieras.
Reímos juntos mientras mantengo mi mano sobre la suya. Quito mi mano y la pongo sobre su mejilla, aún con el hormigueo en mi cuerpo, pero…  no es tan malo.
--¿Puedo tocarte?
Su pregunta me toma desprevenida.
--Eso sonó muy pervertido, pervertido.
--Sabes a lo que me refiero.
Quito la mano de su mejilla y la entrelazo con mi otra mano en mi regazo.
--Humm… No sé. Está bien.
Levanta su mano y la acerca a mi rostro. Cierro los ojos y espero. Y espero. Y espero más.  Finalmente los abro.
--¡Hazlo ya!
--Liv, no voy a herirte, no pongas esa cara. Relájate. Confía en mí.
--Tienes en cuenta de que te acabo de conocer, ¿Verdad?
Rueda los ojos y vuelve a levantar su mano. Esta vez lo miro mientras lo hace. Él retira el cabello de mi mejilla lentamente y lo pone detrás de mi oreja. Luego baja la mano y toma el vaso.
--¿Fue eso tan malo?
Niego.
--No, no realmente. Pero…
--Sé que me acabas de conocer, o algo así, pero te prometo que nunca te haré daño. Nunca jamás.
Lo miro fijamente, estudiándolo.
--Dan, ¿Tú me conociste? ¿Antes?
--Eso dicen.
--¿A qué te refieres?
Se encoje de hombros mientras toma del vaso.
--Siempre estuve alrededor de ustedes tres, pero soy un chico. Todo eso de no se aceptan niñas y eso. Recuerdo a tres niñas en mi infancia, corriendo por todos lados. Luego recuerdo sólo dos. Sólo tenía diez años cuando te fuiste y no recuerdo mucho… De cualquier manera, no éramos muy unidos. Recuerdo que siempre estabas siguiendo a Nina mientras Ally se peleaba conmigo.
Río y él se une. Mira su reloj.
--Casi es la una y media. Tenemos que irnos, o tu papá me matará por descuidar a sus niñas.
Bufo y él se levanta. Tiende una mano hacia mí y yo dudo.
--Más te vale que cumplas tu promesa.
Me sonríe y yo lentamente pongo mi mano en la suya. Me estremezco cuando aprieta para jalarme, pero cuando estoy de pie me suelta antes de que lo pierda. Se gira para bajar las escaleras.
--¿Dan?
Se vuelve hacia mí y lo sonrío, agradecida.
--Gracias.
Me sonríe de vuelta.
--Cuando quieras.



-Sthep Stronger.

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