miércoles, 19 de marzo de 2014

Red Thread. Chapter X

X

Una figura masculina estaba sentada en mi sillón.
Pero que diablos.
Ian, al verme, se levantó y me miró intensamente con esos ojos cafés que tenía.
-¿Qué haces aquí?.-pregunté extrañada, enojada y avergonzada por el hecho de tener su camisa ahí todavía.
El apuntó mi cabello y abrió los ojos desmesuradamente.
-Tu..¿qué diablos!? ¿porqué lo hiciste?
Entrecerré los ojos.
-Porque se me dio la gana, ¿algún problema?
El sonrió.
-Me gustabas de castaña, no digo que te veas mal así (porque te vez estupenda), pero me gustan las morenas.
Puse los ojos en blanco.
-Deja de hacer eso.
-¿Qué cosa?
-Decirme cosas bonitas, o por lo menos intentarlo, cuando en este momento estoy enojada contigo.
El frunció el ceño y suspiró.
-A eso vengo, me siento extraño estar mal contigo, ¿sabes? es extraño ya que apenas te conozco y todo eso, pero es como si siempre te hubiera conocido, no se sí entiendes.
Me quedé callada esperando a que siguiera.
El se rascó una ceja con el meñique, mirándose incómodo.
-Está bien, lo reconozco yo fui un estúpido al negar algo que era muy obvio, así que lo siento, de corazón te lo digo. No puedo disculparme por lo de "inmadura" y eso, sin embargo así me caes muy bien y quisiera que lo intentáramos de nuevo.- terminó, miró al suelo y luego me miró a mí con cara de cachorro abandonado.
Demonios, estaba jugando sucio.
-Entonces, ¿le pides perdón a ésta inmadura malhablada solo porque te cae bien?- pregunté con la ceja alzada.
Quería hacerlo sufrir un poquito.
Asintió con la cabeza, todavía con ésa cara.
Ugh.
-Está bien, perdonado...-suspiré, pues yo también tenía que pedir disculpas.- También lo siento, ya sabes, por gritarte y éso.
Él sonrió con una de ésas jodidas sonrisas que derriten a cualquiera.
-Entonces...¿amigos?-preguntó
Sonreí.
-Amigos.
Y así, ambos estrechamos las manos amigablemente,probablemente iniciando una nueva amistad.
-¿Qué hace mi camisa ahí?-dijo Ian acercándose a dónde estaba arrumbada su camisa.
Me sonrojé.
El la tomó y caminó hacia mí.
-Hey, está en mi habitación así que ahora es mía.- rezongué mientras trataba de quitársela de la mano.
-Así que quieres algo de mí, uh.
Rodé los ojos.
-Idiota.- el me dio la camisa con una de ésas sonrisas calienta bragas y yo la tomé molesta.- ¿Me podrías decir como demonios entraste a mi cuarto?
Todavía con ésa estúpida sonrisa en su cara, me guiñó.
-Tengo contactos.
Medio sonreí.
-Fué Luca, ¿cierto?
El asintió, riéndose.
-Me descubriste.
-¿Te quedas a cenar? Mi mamá hará pasta.
El se encogió de hombros.
-Vale, ¿por qué no?
Le sonreí, y bajamos al primer piso, en donde ya estaba toda mi familia ahí reunida.
Papá me miró con los ojos abiertos como platos.
-Tú.- me señaló.
Toqué mi cabello y se lo mostré.
-¿Les gusta?
Papá suspiró.
-¡Desvirgaste tu cabello!- dijo Luca dramáticamente.
Escuché la risita de Ian y yo sonreí.
-En realidad no, es Henna, 100% natural.
Mamá se acercó a mí y tocó mi cabello.
-Te miras preciosa, que bueno que te lo teñiste con Henna, así cuidas al ambiente.- sonrió ampliamente y luego miró a Ian que estaba a mi lado, mirándolo todo en segundo plano.- ¿En qué momento éste muchachito tan guapo entró a la casa?
Me sonrojé.
-Debe de haber entrado por la ventana.- dijo Luca chasqueando la lengua.- Quién sabe que tipo de cosas estuvieron haciendo allá arriba, par de cochinos.
Papá se rió con nerviosismo.
-Oh, ¡pero que cosas dices, Luca!- dijo mientras le daba la mano a Ian, saludándolo.- Me alegro de verte otra vez, ¿Irvin?
Luca soltó una monstruosa risa y yo solté una risita. Miré a Ian, que tenía la cara y el cuello rojo, mientras sonreía con incomodidad.
-Soy Ian.- murmuró.
Papá lo miró avergonzado.
-¡Oh, lo siento!
Mamá me sonrió.
-¿Es el chico que te gusta, verdad?- me dijo al oído.
Abrí los ojos como platos.
-¡Mamá!- susurré.
Ella me guiñó y le sonrió a Ian.
-¿Te quedas a cenar?
-Sí no es mucha molestia..- dijo Ian, agarrando mas confianza.
La cena fue tranquila, hubo un par de bromas de parte de Luca, haciendo que yo me ruborizara y que Ian se riera, mamá hizo su lasaña e Ian la alabó por éso, diciendo que era la lasaña mas rica que había comido.
-Gracias por quedarte a cenar.- le dijo mamá a Ian después de terminar.
El sonrió.
-No, gracias a usted por invitarme a cenar.
-Yo creo que es totalmente injusto que acepten a éste chico, que probablemente desvirgó a Sienna hace unas horas allá arriba, como si nada.
Fulminé a Luca con la mirada.
-No seas idiota, mejor vete a besuquear en una esquina con Suize y deja de meterte en mis asuntos.
-Creo que ya es hora que me vaya.- dijo Ian.
-Oh, está bien.- dijo mamá.- ¿No quieres llevarte un poco de Tiramisú?
-No, estoy bien así, pero gracias señora Dellapiane.
-Que tengas buenas noches, hijo, descansa.- le dijo papá a Ian.
-Igualmente, hasta luego.-se despidió de toda la familia y yo lo acompañé a la puerta.
-Siento todo lo que dijo el idiota de mi hermano, a veces puede ser un tanto.. en fin.
-No te preocupes, fue agradable pasar la tarde contigo.
Me ruboricé.
-Lo mismo digo.
Ya afuera, el me miró y me regaló una de sus sonrisas torcidas. Mi corazón delator, comenzó a latir con fuerza.
-Buenas noches, Sienna.
-Buenas noches, Ian.- murmuré.
Él se acercó a mí y mi corazón comenzó a latir mas con fuerza. Cerré los ojos.
Estaba esperando un mágico beso en la boca de despedida, pero lo único que sentí fueron unos suaves labios en mi mejilla. ¡En la maldita mejilla!
Abrí los ojos y sonreí.
-Hasta luego.- se despidió.
Lo miré hasta que se alejó.
Toqué mi mejilla y me mordí el labio. ¿Por qué sentía tantas mariposas en mi estómago?
No me iba a lavar la mejilla nunca.
Jamás.

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