miércoles, 30 de abril de 2014

Red Thread. Capítulo XII

XII

Era ése momento épico en que tu corazón se detiene y tu mente se bloquea. El momento en que tus sentidos dejan de funcionar y lo único que sientes son millones de mariposas volando dentro de tu estómago recordándote la razón por la que te encuentras así. 

Le gustaba. 

Era lo único que necesitaba escuchar. 

Lo miré y reí, rompiendo la seriedad del momento. 

-¿Sabes? Quiero besarte, de verdad quiero besarte, pero con ése bigote que traes se me es muy difícil concentrarme.- susurré. 

-Entonces, ¿estás admitiendo que quieres besarme?- susurró de vuelta, haciendo que sintiera su aliento cálido peligrosamente cerca de mi boca. 

-Yo no tengo la culpa de que seas tan sensual.- murmuré encogiéndome de hombros. 

-Sienna, ¿puedo besarte?- susurró más cerca de mi boca. 

Nuestras narices ya se tocaban. 

Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. ¿Qué clase de chico, hoy en día, te pedía permiso para besarte? 

Me mordí el labio y como pude, respondí una afirmativa. 

Yo cerré los ojos, mientras ladeaba un poco mi cabeza. 

Al cabo de unos milisegundos, unos cálidos, masculinos, pero suaves labios estuvieron encima de los míos, moviéndose sincronizadamente.

Aquí fue en dónde me di cuenta de que el destino de verdad existía, que no todo lo que había pasado era solo una casualidad, todo estaba escrito. 

¿Cuál era la probabilidad de que yo volviera a ver a Ian después de verlo en la carretera, la primera vez que lo miré? En realidad, ninguna. Pero después de dos meses, yo estaba en sus brazos, dejándome llevar por sus labios. 

Si me preguntaran algún día si creía en el destino, yo sin pensarlo dos veces, respondería que sí. 

No podría describir nunca como me sentía en ése momento. Mi cabeza era un balde lleno de emociones que gritaban y saltaban de felicidad. 

Nos dejamos de besar, ya que nuestro cuerpo necesitaba oxígeno. Desgraciadamente. 

Ian me miró por un largo rato antes de abrazarme. 

-Te quiero.- le dije al oído con toda la sinceridad que poseía. 

-Te quiero.- me respondió con intensidad, debilitando cada muro o barrera en mi corazón. 

Sus brazos dejaron de envolver mi cuerpo, y yo me sentí vacía, pero antes de que pudiera protestar, él tomó una de mis manos y la unió con la suya. Sus mano era perfecta para mi mano. Me miró a los ojos y sonrió como él bien sabía hacerlo. 

-Necesitamos ir a una cita real.- me dijo con seriedad. 

-¿Sin insultos ni gritos?- pregunté con una sonrisa en mi rostro. 

-Sin insultos ni gritos. A una cita de verdad. 

Lo miré emocionada. 

-Mañana paso por ti en la noche.

Yo asentí, sin poder hablar. 

-¡Haber tórtolos, pónganse en pose y sonrían!- Dijo Scout que estaba enfrente de nosotros sosteniendo una réflex. 

Ian me acercó a él poniendo su mano en mi cintura y yo puse la mía en la de él posesivamente. Yo sonreí sacando toda la emoción que tenía dentro. 

-Digan "Scout es la más preciosa".- dijo mientras apuntaba con la camara. 

Puse los ojos en blanco. 

-Sólo toma la maldita foto, Scout.- refunfuñé

-Vale, vale. Sonrían.- dijo y un flash salió disparado, dejándome ciega por unos segundos.- Gracias chicos.- se despidió Scout con una gran sonrisa, mientras se alejaba para ir a fotografiar a más personas. 

Ella sería muy buena fotógrafa. 

Ian frunció los labios y comenzó a moverlos de un lado al otro para que su bigote dibujado con pintura neon se moviera graciosamente. 

Yo comencé a reír estúpidamente. 

Saqué mi celular de mi bolsillo trasero del pantalón y le tomé una foto, sorprendiéndolo

Miré la foto y no pude evitar soltar un "aw". Estaba con su boca fruncida como si pidiera un beso, con sus bigotes muy brillantes y sus ojos mirando hacia el suelo, con el ceño fruncido. 

-Eres demasiado adorable.- suspiré. 

Pasamos el resto de la noche acostados en mi columpio, mirando las estrellas y escuchando música electrónica que provenía de adentro de la casa. Sin importarnos nada ni nadie, solo pensando en nosotros mismos. Sin tener que rellenar los silencios, simplemente disfrutando de la compañía. 



El sol quemaba mi piel y la excesiva luz me molestaba. 

Traté de acostarme boca abajo y ponerme una almohada encima de mi cabeza para no dejar pasar la luz, pero no había almohadas. Tenía mi cabeza apoyada en algo duro y olía a una perfecta mezcla de iris, cacao y ámbar. Un olor masculino y limpio.

Abrí los ojos inmediatamente. 

No estaba en mi habitación, todavía estaba en el columpio acurrucada junto a Ian. 

¡Había dormido con Ian! Literalmente. Oh cielos. 

Lo empujé un poco y el abrió los ojos, alarmado. 

-¿Sienna?- me preguntó, confundido. 

-No, soy su hermana gemela.-dije sarcásticamente.- Levántate dormilón. 

Entonces, él abrió todavía más los ojos. 

-Mierda, mi prima. 

La zorra que no era zorra y terminó siendo su prima. 

Ian se levantó enseguida y yo lo seguí. 

Miré todo a mi alrededor, era un caos. Si el jardín estaba así, no podía imaginarme como estaba la casa. 

Ian se despidió rápido de mí, prometiendo que vendría por mí a las 7 de la noche. 

-¡Espero que encuentres a tu prima!- le grité mientras se subía a su carro. 

-No me preocupa ella, me preocupa llegar tarde al trabajo.- dijo riéndose. 

Me reí también y le dije adiós con la mano. 

Suspiré. Tenía muchísimo que limpiar. 



Mamá se vio claramente sorprendida por la limpieza de la casa, ella esperaba encontrarnos en medio de una salvaje selva de suciedad inconscientes en el suelo, ebrios. 

Luca al final, se levantó me ayudó a limpiar, ya que también había sido la idea de él.

-¿Cómo les fue anoche?- preguntó Luca mientras hacía zapping en la televisión de la sala. 

Mamá y papá se miraron para después sonreírse con amor. Yo me estremecí y aparté la mirada. 

Luca sonrió con picardía. 

-Veo que muy bien.

Puse los ojos en blanco. 

-¿Tuviste el alcohol, drogas y mujeres suficientes anoche?- preguntó papá mientras se sentaba junto a él. 

Miré a mi mamá y le sonreí. 

-Tengo algo que contarte.- le susurré. 

Ella asintió emocionada y me tomó de la mano, dirigiéndonos a la cocina. 

Sabía que me diría "te lo dije", pero necesitaba contárselo ya que después de todo era mi mamá y quería saber que opinaba sobre éso. 

Me senté en el taburete mientras ella sacaba el cartón del jugo de naranja del refrigerador. 

-Ahora sí, cuéntame.

Sirvió el jugo en dos vasos de vidrio transparente. Ella decía que las bebidas tenían mejor sabor si eran servidas en ése tipo de vasos. 

-Ian vino ayer a la fiesta.- dije sonriente.- Pero venía acompañado por una chica. 

Ella abrió la boca en una perfecta "o" y me tendió el vaso de jugo. 

Tomé un trago y seguí. 

-Por supuesto vi todo rojo y quise degollarla ahí mismo, pero me tranquilicé.- dije mientras veía que mamá soltaba risitas.- Fui con él y lo saludé, marcando territorio. ¿Pero sabes qué pasó? Nada, ella no era más que su prima.- suspiré.- Después de una discusión el me dijo que yo le gustaba. 

Mamá abrió mucho los ojos. 

-¡Te lo dije, Sienna! ¡Te lo dije, te lo dije!- comenzó a cantar como una colegiala. 

Fruncí el ceño, ella se encogió de hombros. 

-Mira, si actuaste de ésa manera al ver a ésa chica es porque todavía en ése momento te gustaba y te sigue gustando. ¿Te besó? 

Me ruboricé. 

-¡Mamá!- murmuré apenada. 

Ella se rió y levantó las manos en son de paz. 

-Vale, vale. Eso es información confidencial, lo entiendo.- suspiró.- Estoy muy feliz por ti, cariño. Después de todo lo que pasó con Brian, mereces ser feliz. 

Sonreí mientras miraba al vaso de jugo. 

-Y hoy saldremos a una cita de verdad, ya sabes, sin malentendidos, ni caídas, ni nada de éso. 

-¿Sabes a dónde irán? 

Negué con la cabeza. 

-Ni idea, pero como no se a dónde iremos, no tengo idea de como cambiarme. 

Mamá hizo una mueca. 

-Deberías llamarle a tu amiga ésta...- se quedó pensando en el nombre.- Ya sabes, la que tiene el cabello ondulado, largo y es muy bonita. 

-Suzie.- le dije con una sonrisa. 

-Sí, y a la otra, Scout creo. 

Me reí. 

-¿Para qué?

Mamá me miró como si fuera obvio.

-Ellas te dirán que podrías llevar, ésas chicas me inspiran mucha confianza. 

Asentí. 

-Sí, yo también pienso lo mismo. Son buenas chicas, alocadas, pero buenas. 

-Me alegra que hayas podido encontrar amigos verdaderos aquí, yo temía que batallaras en ése aspecto. 

Me reí.

-Oh mamá, teniendo a Luca como hermano yo nunca iba a estar sin amigos. 

Ella sonrió. 

Tomé lo último que quedaba de mi jugo y me bajé del taburete. 

-Gracias por el jugo y por la plática, mamá.- le dije con sinceridad. 

Ella me sonrió maternalmente.

-No tienes nada que agradecerme cariño, que para éso soy tu madre. 



Scout me gritaba desde adentro del armario mientras Suzie y yo estábamos acostadas en la cama, mirando los atrapa sueños que estaban colgados en mi techo. 

-No me jodas, Sienna Dellapiane, no me jodas.- me gritaba. 

Yo solo puse los ojos en blanco y bostecé. 

-Algún día se cansará.- dijo Suzie

Scout cuando llegó a mi casa, inmediatamente fue a mi armario, ahí, inmediatamente se enamoró de unas lindas botas rojas de tacón. Ella me dijo que si se las prestaba y yo se las terminé regalando, ya que sólo me las había puesto una vez y no eran precisamente mis favoritas, a ella de verdad le gustaban y les sacaría mas provecho, además, ella tenía unas piernas fabulosas con las cuales las podía lucir sin temor. 

Desde que le dije que eran todas suyas, ella comenzó a gritar de felicidad. Y no se había cansado. 

Suzie y yo ya estábamos sordas de tanto grito. 

Mi teléfono comenzó a sonar y yo contesté a la primera llamada. 

-Habla Sienna. 

-Hey Sienna, soy Ian.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza. 

-¡Hola Ian!.- medio grité 

Suzie se levantó y me miró con una gran sonrisa.

-¿Es él?- articuló con los labios

Asentí con una gran sonrisa y ella me la devolvió. 

-¿Recuerdas lo de la cita de hoy?- me preguntó. 

-Claro, ¿por qué? 

-Oh, sólo llamaba para confirmar. Pasaré por tí en una hora. 

¿Una hora? Mierda, eso me daba tiempo para nada. 

-De acuerdo, nos vemos en una hora. 

Escuché su sonrisa. 

-Hasta al rato.- me dijo.

-Hasta al rato.- le dije, pero ninguno de los dos colgó. 

Casi puse los ojos en blanco y me reí. 

-Esto es tan cliché y de película.- le dije. 

El se rió, también.

-Tienes razón... Pero no pierdo nada en decirte que... ¡Cuelga tu! 

Me encogí de hombros. 

-De acuerdo.- le contesté y finalicé la llamada. 

Al cabo de unos segundos me llegó un mensaje de él: 

"No lo decía tan enserio :( 

-Ian." 

Me reí con ganas y le respondí: 

"Lo lamento, creo que me lo tomé muy enserio. 

Igualmente sabes que te quiero, ¿cierto? <3 

-Sienna x" 

"Sé que me quieres, porque lo veo en tu mirada. ¡Caramba! sonó muy cursi, pero me da igual. 

De todos modos yo te quiero más y lo sabes. 

-Ian" 

Sonreí como una loca rara. 

-¿A qué horas viene por tí?- me preguntó Suzie 

-En una hora. 

Suzie abrió como los ojos como platos. 

-¡Pues deja ése teléfono y vete a bañar!- me gritó. 

"No lo sé, no lo sé. Tendrás que demostrar que tanto me quieres, uh. 

Sí, sonó cursi, pero me gustó. Eres demasiado tierno. 

-Sienna x" 

Dejé mi teléfono en la cama y entré al baño, para darme una relajante pero rápida ducha. 

10 minutos después, salí del baño con una bata puesta y una toalla en la cabeza como turbante. 

Scout ya había regresado a su estado natural. 

-Bien, estaba viendo la temperatura de aquí y de la ciudad, ambas tendrán una mínima de 14, así que..- comenzó a decir Suzie. 

-Creémos que te vendría bien ponerte ésta blusa. Oh, no, esta no.. ¡Suzie! Te dije que esta no, demonios.- dijo Scout mientras urgaba en mi armario. 

Al cabo de unos segundos, ella me mostró una blusa de color beige sin mangas, holgada. Una skaterskirt color verde smoke con minúsculas flores de color beige. 

Sonreí, ya que las chicas tenían buen gusto. 

Rápido me vestí, fajándome la blusa. 

Scout me miró con una ceja alzada y después tomó un cinto negro muy fino de cuero y me lo puso en la cintura. 

-Listo, ahora sí se mira bien.- dijo Scout. 

-Cierto, algo le faltaba.- asintió Suzie. 

Suspiré, tomé unas bailarinas amarillas y me las puse, ya que ellas también tenían planeado que me pusiera un jersey con botones al frente de ése mismo color. 

Sequé mi cabello y lo peiné en un magnífico moño perfectamente desordenado, para darle un aire mas casual a mi aspecto. Maquillé un poco mis ojos y me puse labial color melón. 

Mi celular sonó desde mi habitación y yo corrí hacia él. 

"Me retrasaré 10 minutos, una de mis alumnos necesita  un abentón. 

Te veo pronto, no te desesperes... :) 

-Ian" 

Sonreí ante el mensaje, pero fruncí el ceño confundida. ¿Alumno? 

"¿Alumnos? Oye, creo que hay algo que no me has contado... 

En fin, te espero.. No te demores. 

-Siennaxo" 

-Ian pasará por mi en 10, así que están en su casa, siéntase cómodas. Ahí está mi computadora, hay una selección de películas en uno de los cajones de mi armario, si se aburren, Luca está enseguida.- les dije mientras guardaba un poco de dinero, mi teléfono y un labial en un pequeño bolso color nude. 

-Creo que ya me aburrí.- bromeó Suzie. 

Scout se rió. 

-Ten un poco de respeto, sus padres están abajo.- dijo

Puse los ojos en blanco. 

-Mamá hará pizza para la cena, pórtense bien.- les advertí. 

-Amo la comida italiana, bendita sea tu mamá.- dijo Scout

Sonreí. 

Amaba a estas chicas, tanto, que moriría si perdiera a una de ellas. 

Me despedí de ellas y bajé al primer piso. Al momento de llegar al último escalón, el timbre sonó. 


Chillé de emoción y mamá, que casualmente pasaba por ahí me sonrió, cómplice

-Que te valla bien nena.

Le sonreí, agradeciéndole. 

Mis piernas parecían gelatina, mi corazón latía desbocado y mi estómago estaba lleno de mariposas. No, mariposas no, elefantes de tamaño inmensurable que pisoteaban mis intestinos. Cuando puse una mano en el cerrojo de la puerta, me percaté que mis manos estaban temblando. Cuán estúpida me estaba comportando. 

Abrí la puerta y ahí estaba él, con un ramo de hermosas margaritas blancas. 

Me dió las flores y yo las acepté encantada. 

-Iba a comprar rosas, pero ya sabes, son todo un cliché.- dijo encogiéndose de hombros. 

-Gracias, son hermosas. 

-¡Oh, pero que bonitas flores!-exclamó Scout atrás de mi. 

Puse los ojos en blanco. 

-Yo las pongo en un jarrón, tu no te preocupes. Vete.- dijo Suzie mientras me las quitaba de las manos y me empujaba hacia afuera. 

Ian sólo se reía de la escena. 

De un momento a otro, yo ya estaba afuera de mi casa, y la puerta ya estaba cerrada. Me habían corrido de mi propia casa. Perfecto.

Suspiré. 

-¿Lista?- me preguntó Ian mientras tomaba mi mano. 

Asentí y le apreté la mano cariñosamente.

-La ya no tan desaparecida, LizzieG.

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