viernes, 30 de mayo de 2014

Póster If I Stay (Si Decido Quedarme)


Sé que no me aparezco por aquí los viernes, pero... ¡Ta dá! Acabo de ver que el póster ha sido revelado. Admírenlo. Ámenlo. Y esperen la película.

                                             


--Sthep.

jueves, 29 de mayo de 2014

After Jude. Capítulo 5.

Tumblr
After Jude. Capítulo 5.


  Señor Morgan, yo sé que en un ensayo no se supone que tenga que estar tan detallado, y estoy plenamente consciente de que esto ha dejado de ser un ensayo hace mucho tiempo y que me va a reprobar. Pero enfrentémoslo: Me iba a suspender de cualquier manera.  Así que decidí que si voy a reprobar, voy a hacerlo bien.
  Hay muchas maneras para realmente comenzar a hablar acerca de Jude. Sé que es todo lo que he estado haciendo éstas últimas páginas, pero no es realmente lo que importa acerca de Jude. Sólo era una presentación a su persona.
 También estoy plenamente consciente de que ya he dejado esto en claro, pero Jude rompió mi corazón, y no de la manera en que usted piensa. Le he dejado pensar muchas cosas en vez de especificar y por eso lo siento. Supongo que cuando quieres olvidar a veces es difícil recordar quién eres y qué quieres.
  Jude murió un siete de marzo, en algún lugar en la madrugada.
Se preguntará por qué.
Buena pregunta.
Al principio no podía comprenderlo, y cuando lo hice, bueno, era demasiado tarde como para salvarlo. De hecho, era demasiado tarde para salvarlo incluso antes de conocerlo.
--Soy  gayMe dijo.
Lo miré por un momento, en silencio.
--¿Ese es tu gran secreto que no me querías decir? ¿Que te gustan los chicos?
--Lo dices como si fuera nada.
--Que te gusten los chicos no significa nada realmente.
Y río amargamente.
--Pregúntale a tu tío, o a mi padre. Estoy seguro de que te contestarían algo diferente. Mi abuelo no puede, porque está muerto, pero no te diría algo diferente.
--¿Ellos saben?
--Tu tío fue quien supo primero, con mi abuelo, y luego le dijo a mi padre. Entonces me echó de la Iglesia y me dijo que no regresara hasta que decidiera desprenderme de Satanás.
  Yo había vivido con mi tío por siempre, y era un hombre devoto, pero no sabía cuánto.
No sabía acerca de la falta de humanidad que podía existir en los hijos de Dios.
--Eso es horrible, Jude.
--Como sea. Mi padre me odia. He sido corrido de la Iglesia para siempre puesto que no puedo cambiar.
--No es justo.
--El mundo no es justo.
Nos quedamos en silencio por un momento.
--Soy despreciableSusurró.
   Y después, se alejó de mí.
Esto es la cosa acerca de las palabras, señor Morgan: Puedes utilizarlas de la manera en que nos lo ha enseñado; Para plasmar sentimientos y construir cosas hermosas de la nada. Pero también sirven para matar. Ahorcan a una persona hasta que el aire no llega a sus pulmones y entonces el corazón deja de latir.
 Y quiero poner algo en claro aquí: Tú puedes golpear a una persona un millón de veces, y ésta va a encontrar la manera de recuperarse. Pero si lo golpeas psicológicamente, eso es otra cosa. Porque es una herida que no cura. No existen inyecciones o pastillas que lo hagan mejor. Puedes golpear a esta persona hasta que ya nunca se vuelva a levantar.
  Jude y yo crecimos en familias religiosas, y aprendimos a amar a Dios sobre todas las cosas. Y es que el problema no es con Dios. Nunca ha sido con Dios. Es con las personas en la religión. Personas que juzgan, personas que voltean el rostro y abandonan.
   Sé que hay personas devotas que no son así. Los respeto. Sé que usted es devoto y no tengo nada contra ello. Mi compañera de habitación lo es; Reza por las noches y tiene una cruz en su pared (Regalo de su mamá, pero aún). Mi punto es que hay personas en este mundo que son maravillosas.
Pero también están… bueno, el resto.
Le diría que mirase a Jude, pero está muerto y no lo conoce, así que mírelo metafóricamente. Está muerto porque lo único que tenía lo abandonó.
  Mírenos. A todos nosotros. Mire quiénes somos. Mire a las personas con rosarios en sus manos que tienen esas miradas de odio en su rostro, esa fobia a cosas diferentes, ese “Te vas a ir al infierno” cuando estás perdido y solo. Hacia personas diferentes, a no creyentes.
  Mírenos.
Mire quienes somos.
Mire en lo que nos hemos convertido.

  De acuerdo, ahora sí me va a reprobar, pero de cualquier manera voy a continuar porque hace unos momentos he decidido reprobar bien, como ya he mencionado. No estoy segura que siga leyendo esto, ahora que más o menos he “insultado” a su religión. Si me va a poner una nota debajo de mi calificación que ponga : “Vete al infierno, hija de Satanás, donde perteneces. ¡Pecadora!”, entonces le voy a pedir que se lo ahorre, con todo respeto. No he atravesado por todo lo que he atravesado para encontrarme con otro señor Perkins u otro tío que me desprecie.
  Espero simplemente que no sea uno del resto.
Si nos movemos a otro tema, señor Morgan, yo sé que usted aquí esperaba una historia de amor trágica en donde chico abandona a chica y la vida ya no tiene sentido.  Sé que todos aquí esperaban una historia de amor. Juro que mi intención no era decepcionarlo. Pero necesito hacerle saber que no todas las historias van a serlo. Mi intención aquí era hacer un punto, un punto que necesito remarcar más que nada: No necesitas estar en una relación amorosa con nadie para que rompa tu corazón. El amor no siempre es el centro del universo. La amistad, la familia, las creencias, lo son; Mi corazón fue roto por un chico gay, mi tío, mis padres y una religión.
El primero me abandonó cuando era lo único que tenía. Y déjeme remarcar de nuevo esa parte en donde si te vas por elección eres un hijo de perra. El segundo me rompió y despreció cuando se enteró que mi amigo era un chico gay. Los terceros cuando decidieron dejarme con el segundo. Y el último porque nos dejó cuando más lo necesitábamos.
  No necesitas un engaño para ser totalmente destrozada.
     Quiero contarle el resto de la historia. Quiero contarle qué pasó con Jude cuando finalmente me dijo que era gay. Le diré que peleamos más que nunca (Solíamos pelear mucho) porque intentaba hacerle razonar que el hecho de que le gustasen los chicos no cambiaba quién era, que seguía siendo mi roca y que me preocupaba con él. Que aún lo quería. Pensé que él estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua.
  Pero las personas son… Son un iceberg. El hecho de que las conozcas realmente no significa que las conozcas.
¿Cómo iba a saber yo acerca de ese hilo de oscuridad y enfermedad corriendo por su mente? Había muchas cosas que no sabía sobre Jude. Y definitivamente no sabía lo que era ser un niño suicida con problemas de depresión incluso antes que el gusto por los chicos viniera.
 A veces es lo que me caza por las noches: Que realmente no hubiera podido salvarlo. Y yo quería, porque esto es lo que pasa con las personas que amas: Quieres salvarlos.



                                                               



--No estoy cerca de obtener un cierreInformo.
La señora Perkins pone su mano sobre la mía y aprieta.
--Entonces sigue escribiendo hasta que lo tengas. Sigue escribiendo hasta que lo descubras.
  Pienso que habla como Morgan.
Y él va a malditamente reprobarme.
Pero no. No voy a cambiar mis palabras, porque fui callada tantas veces que estoy harta. Alguien tiene que oírme. Alguien tiene que oírme sin voltear el rostro porque no soy una creyente.
  Miro a la señora Perkins, una creyente especial. De las reales. Una persona maravillosa. Ella no culpó a la Iglesia incluso cuando arrebató a su hijo. No pude comprenderlo al principio y estaba enojada, pero hay una cosa en este mundo llamada esperanza. Es la cosa más frágil. Pero a veces puede extenderse y desarrollarse hasta que ocupa todo el lugar. La esperanza puede alimentarse, y eso es lo que muchas veces nos mantiene cuerdos.
  A veces las personas simplemente necesitamos algo en qué creer.
Necesitamos esperanza. Necesitamos creer que no somos un caso perdido, que no todo está acabado para nosotros, que no somos estas personas en las cuales nos hemos convertido. Necesitamos creer que podemos ser mejores.
  Suspiro.


Mi relación con Jude no es realmente muy clara.
No era mi novio, no era mi mejor amigo. Peleábamos mucho para considerarnos mejores amigos. Éramos muy diferentes.
 Pero estábamos en el mismo bote.
Sé que le he estado soltando todas estas cosas sobre la humanidad y le he hecho creer que soy una cerebrito y eso, pero sólo le he explicado lo que entiendo. Lo que he aprendido, y tengo que admitir que hay cosas que aún no sé. Le digo esto porque supongo (Le repito que no sé, pues) que a veces nuestros demonios buscan demonios parecidos para sentir que alguien nos entiende. O tal vez nuestros ángeles buscan otros ángeles para sanarnos. No sé si Jude y yo nos encontramos para hundirnos juntos en el hecho de que fuimos despreciado por nuestros padres (y mi tío) o para sanarnos el uno al otro. El muy imbécil se fue antes de que yo pudiera descubrirlo.
 Tal vez se pregunte por qué estoy tan enojada con Jude. Y esto es lo que voy a decirle: No hay peor cosa en este mundo que ser abandonada. Que ser dejada atrás. Y no porque haya tenido que hacerlo, sino porque esa persona se despierta un día y decide que ya no quiere estar contigo nunca más. Porque puede elegir, y no escoge a ti.
   Nunca te escoge a ti.




                                                                      




Voy a ese lugar al que alguna vez llamé hogar. Es una casa pequeña con dos habitaciones y un baño, con paredes de madera y un jardín enorme que me daba flojera cuidar cuando todavía vivía aquí, con mi tío. El hombre tiene maneras sencillas, pero yo nunca me quejé.
 
 Cuando vuelva a casa de la señora Perkins a contarle por qué he venido aquí, después de que el hombre me echara cuando estaba en mi último año de escuela, le diré que es porque soy una estúpida. Incluso cuando me despreció por mi amigo gay y por eso de no ser una creyente, el hombre está en sus sesentas y me preocupo de que se caiga de una escalera o así, entonces cuando estoy aquí me aseguro de que aún esté vivo.
  Porque soy así de estúpida.
No debería regresar. No debería de verlo cuando él puso en claro que no quería saber nada más de mí.
  Toco la puerta y meto las manos en mis bolsillos. Un minuto después, él abre la puerta y hace lo que siempre hace cuando vengo: Me mira fijamente. Luego me deja pasar, sin decir una sola palabra por un tiempo. ¿Y yo? Yo hago lo que siempre hago cuando estoy aquí: Ordeno la casa. Limpio la cocina, quito el polvo, me aseguro que ya haya desayunado, y le hago comida para después.
  Y no intercambiamos ni una sola palabra.
Cuando estoy recogiendo mi bolsa, mi saco y mi bufanda, una hora después, él habla.
--Has crecido mucho.
Miro su cara arrugada y pienso ver… ¿Tristeza? No estoy segura.
--Ha pasado mucho tiempoLe respondo.
Asiente y pasa las manos por su escaso cabello blanco.
--Supongo que te está yendo bien.
Asiento.
--Mucha tarea, y estoy cansada la mayoría del tiempo, pero estoy bien.
--Gracias, Mackenzie, por venir.
Asiento, abotonando mi saco.
--Yo…--ContinúaNo me gusta pensar que eduqué a una no creyente. Pero eres una buena niña, Mackenzie. Tal vez Dios pueda perdonarte y así podrás ver el camino correcto de nuevo.
Enrollo mi bufanda en mi cuello.
Viví mi vida entera creyendo en Dios, y supongo que aún lo hago. Sin embargo, me molesta el hecho de él decide mi destino. Me gusta pensar que tengo esa cosa llamada libre albedrío. Me gusta pensar que nadie excepto yo tengo el poder para hacer que las cosas pasen. Eso de que alguien decida por ti es una mierda. Pero eso es lo la última razón de por qué no soy una creyente.
  Su religión tiene fallas. Tiene grietas en la armadura.
Y yo nunca pude vivir con ellas.
Yo no puedo vivir con ellas.
Así que, si Dios realmente existe, voy a ir al infierno por no creer.  Pero es algo con lo que he decidido vivir.
--No soy una creyenteLe digo, tal vez más para molestarlo que para aclarar un puntoEso no significa nada para mí. Igual como no significó nada para ti arruinarle la vida a Jude. ¿Recuerdas a Jude? ¿El chico que botaste cuando estaba confundido y solo?
--¡Era un hijo de Satanás!
--¡Era mi amigo!
Era un ser humano.
Tomo mi bolso rápido porque sé que no voy a ganar esta pelea. Nosotros podemos discutir por horas y horas y nunca ganar ninguno de los dos.
Ésta es la razón por la cual no debería visitarlo. Por su ignorancia. Por su falta de humanidad.
  No debió decirle al padre de Jude que era gay. Debió dejar que Jude lo hiciera.
Porque tú no tienes el derecho a decidir exponer a alguien. Deben de hacerlos ellos mismos.
  Miro el cielo, pensando en las posibilidades que hubiera tenido Jude si mi tío no se hubiera metido en el camino.
   Pero una vez más, recuerdo porqué odio a Jude tanto: Fue su decisión. Marcharse fue su decisión, no de mi tío, ni de su padre, ni del resto de los compañeros en los pasillos que le lanzaban miradas después de que se supiera, como si fuera  la vez que realmente lo veían.
  No puedes culpar a alguien más de las decisiones que otra persona hace, a pesar de que fueron quienes empujaron tanto para que pasara.



--Sthep Stronger.
  A un día de hacer el Ceneval, con una posible infección de garganta y dormida, pero aún así les traigo un capítulo :D

miércoles, 28 de mayo de 2014

Red Thread. Chapter XIV


XIV

No tenía idea porque me encontraba tan nerviosa y emocionada por ir a la escuela. Bien, era un nuevo año en una nueva escuela, pero al final de todo estábamos hablando de la escuela.

Suspiré mientras me veía en el espejo.

Sabía que la primera impresión en la preparatoria era lo que más contaba, así que tuve mucho cuidado en escoger mi ropa. No porque me diera miedo ser rechazada, sino porque sabía el tipo de etiquetas que te daban al momento de pisar la escuela.

Además, también quería verme bonita para él.

Al final de tanta ropa que miré, decidí ponerme un vestido holgado, en la parte de los pechos hasta la cintura, era de color gris, de la cintura a la cadera de color blanco, y el resto de color negro. Como el vestido llegaba a la mitad de los muslos, me puse medias y tomé un par de Docs negras. La mañana estaba fría, así que me puse una chaqueta de cuero negro, tipo motociclista.

Dejé mi cabello, que ahora tenía una tonalidad más rojo cobrizo y no rojo intenso como antes, suelto con un poco de las ondas naturales de mi cabello. Puse mi inseparable sombrero negro, ya que no tenía ganas de peinar más mi cabello.

Agarré mi mochila y bajé a la sala, satisfecha por mi aspecto.

-¡Mamá! Una motociclista se metió a la casa.- gritó Luca cuando me vio bajar por las escaleras.

Lo fulminé con la mirada y el sonrió, bromista.

-Sabes que te quiero Sorella.- me dijo, recalcando la última palabra con un acento italiano demasiado fingido.

Puse los ojos en blanco.

-Ti odio fratello.- le dije

-¡Oh dios mío! Hacía tanto que ustedes dos no decían algo en italiano.- dijo mamá conmovida.

-Luca solo lo habla cuando quiere impresionar a alguna chica.- dije molesta.

Luca se acercó a mí y me abrazó.

-Tu si sabes, hermanita.

Le sonreí. Como quería a ése idiota.

-Bueno, mi niños, que les vaya muy bien en su primer día de clases. Éxito.- se despidió mamá dándonos un sonoro beso en la mejilla a los dos, para después encerrarse en su estudio.

Vaya mamá loca.

Luca me miró y yo me encogí de hombros.

Me despedí rápidamente de Luca, y cada uno se montó en sus respectivos automóviles para empezar nuestro día escolar. Él en la universidad que estaba en la ciudad, y yo en la preparatoria a unas cuantas millas de casa.

Como típica preparatoria americana, tenía una gran fachada hecha de ladrillo, con el nombre de la preparatoria arriba, y un gran reloj debajo. Muchos chicos caminando por el césped que estaba a los alrededores, chicas chillando al ver a sus amigos, muchos abrazándose y elogiando bronceados y nuevos cortes de cabello.

Estacioné mi viejo chevy en un espacio libre, algo lejos de la entrada y suspiré.

Deseaba que éste día fuera bueno.

Me bajé de mi carro y como no quiere la cosa, comencé a caminar hacia la entrada buscando con la mirada a Suzie o a Scout. O tal vez a Alan o a Patrick. Sólo necesitaba ver a alguien que conociera. Muy en el fondo, mi subconsciente deseaba ver a Ian.

Gracias a mi ingenio, no necesité ir a las oficinas por mis horarios, ya que ya lo tenía, al igual que el mapa para llegar a todas mis clases. Sonará muy estúpido, pero un día antes me había aprendido el mapa para no tener que preguntar a nadie en donde estaba cada salón.

-Eh, pelirroja!- me gritó una voz familiar a mis espaldas.

Sonreí y volteé.

Alan me sonrió y corrió a darme un abrazo de oso.

-Menuda fiesta la de la semana pasada, eh.- me dijo sonriendo.

Me reí.

-Me alegro de que me hayas encontrado, estaba buscando desesperadamente alguna cara familiar.- le comenté mientras caminábamos por uno de los pasillos atestados de estudiantes.

-Suzie por ahí debe de andar, y Scout, bueno, ella siempre llega tarde, así que la veremos en el comedor.

Me mordí el labio, mientras miraba al suelo. Preguntándome internamente si era bueno o no preguntarle por Ian.

-Sé que quieres decir algo, así que dispara, nena.- me dijo

Le sonreí agradecida.

-Ian... ¿Lo has visto?

Alan me empujó suavemente con el hombro.

-Suzie me dijo ayer, felicidades.- me dijo con una sonrisa en su rostro.

Me ruboricé y murmuré mi agradecimiento.

-Y, bueno, no he visto al chico, así que no te puedo ayudar. Pero si le preguntas a cualquier chica de aquí si lo ha visto, inmediatamente te responderán. Es el crush de todas, aquí, a pesar de que no es  capitán del equipo de futbol, el mariscal de campo o cualquiera de ésas cosas que te convierten directamente en un atractivo para las chicas.

Arqueé una ceja, y me acerqué a una chica, para ver si lo que me decía Alan era cierto.

-Disculpa, ¿has visto a Ian?

La chica me miró de arriba a abajo y arqueó una ceja.

-Que te importa.- me respondió y siguió hablando con sus amigas.

Entrecerré los ojos.

-¡Vamos! Solo quiero saber si le has visto.

Ella se volvió hacia mi y rodó los ojos.

-Sí, si lo he visto.- me respondió sinceramente, pero casi escupiéndome.

-¿Sabes en dónde está?

-Mira, si lo que intentas es meterte en la cama con él, no lo vas a conseguir ¿sí? Será el mas perseguido por las chicas, pero a él no le interesamos nosotras.- me dijo, señalándose a sí misma y a sus compañeras.-, y créeme que si no le intereso yo, que soy la chica más buscada del instituto, menos le vas a interesar tú, que eres toda una...- me volvió a escanear con la mirada.- chica claramente desesperada por encajar.

Abrí la boca de asombro y parpadeé varias veces, tratando de asimilar lo que ésa chica de bronceado artificial me acababa de decir.

Esto era el colmo.

-Sienna, encontré a Ian.- me gritó Alan.

Yo fulminé con la mirada a la chica y caminé hacia Alan, cabreada.

-¿Oíste lo que me dijo ésa chica?- le pregunté ofendida.

Alan se rió.

-No debiste preguntarle a ella, Marie Claire es una de las acosadoras de Ian.

Bufé. Hasta nombre de maldita tenía. "Marie Claire".

Ugh.

-¿Y yo que diablos iba a saber?- bufé.

Y de repente unos brazos me rodearon por la espalda.

-Hola guapa.- dijo Ian en mi oído.

Mi mal humor se disipó inmediatamente.

Dí media vuelta para mirarlo de frente.

-No sabía que tenías admiradoras.

Él tocó mi mejilla con su dedo índice, haciéndome cerrar los ojos al contacto.

-Son unas pesadas.- me dijo.

Yo sonreí.

-Ya me dí cuenta, espero que no den problemas.- dije medio en broma, pero diciéndolo también en realidad.

El me miró a los ojos y me dio un corto beso en los labios.

-No voy a dejar que te lastimen, ni que se metan en nuestra relación. No te preocupes, Sienna.- dijo seriamente, con su mano acariciando suavemente mi nuca.

-Ugh, cuanto amor.- dijo un divertido Alan.- Apuesto que ya se habían olvidado de mí.-siguió diciendo con una ceja alzada.

Yo me reí, negando con la cabeza. Éste chico era imposible, todavía no me creía que era gay.

Atrás de Ian, miré una falda azul con estampados de abejas. La chica era rubia, con su cabello rizado y totalmente esponjado.

Chillé de alegría.

-¡Suzie!-le grité haciendo que varias personas me voltearan a ver como si fuera una retrasada.

Suzie se dio la vuelta y chilló, tal y como yo lo había hecho.

Ambas nos echamos a correr, y nos abrazamos fuertemente como si no nos hubiéramos visto en años.

A pesar que apenas la conocía, ya la quería muchísimo, su personalidad era increíble, era muy amorosa, divertida y sobre todo, buena amiga. Además, ¡vamos! ya era parte de la familia, como novia no oficial de Luca, ya se había vuelto en mi hermana.

Su característico olor a canela y miel se apoderó de mis fosas nasales.

-Llevaba rato buscándote, maldita. ¿Cuándo llegaste?- me dijo rompiendo el abrazo.

-Hace menos de 10 minutos, encontré primero a Alan y después a Ian.- me reí.- Cuando vi esa fabulosa falda, supe que eras tu.

Ella se encogió de hombros y extendió su falda con sus manos, como las chicas en las fotos de Tumblr que enseñan su fabulosa falda que solo les queda a las chicas talla cero.

-Encontré esta falda en el armario de mi abuela, así que la hurté.- dijo riéndose.

Abrí los ojos en fingida sorpresa.

-No es bueno robarle faldas a pobres ancianas.- la reprendí mientras contenía una risa.

Ella se encogió de hombros.

-Ésposeme oficial, y hágame cosas malas.

-Éso se lo dejo a Luca.- suspiré.

Ella me golpeó en el hombro amistosamente y negó con la cabeza, murmurando algo parecido a "no sabes lo que dices".

-Ian, con que el Romeo de tu Julieta ¿eh?- le dijo Suzie a Ian, acercándose a él.

Ian asintió y me tomó de la mano, acercándome a él. Yo me estremecí ante el contacto. Todavía no me acostumbraba a éste hombre. Sus manos eran otra de las cosas perfectas que tenía, ya saben, grandes y masculinas, pero sin ser ásperas. Mis manos encajaban en las suyas perfectamente.

Fruncí el ceño, porque alguien faltaba.

-¿Y Patrick?- pregunté

Alan se rió.

-Vamos pelirroja, él ya es un machote universitario.

Parpadeé varias veces. Juraba que él también era de preparatoria. Quizá por éso Luca congenió tan rápido con él y los demás.

-Wow, no tenía idea.

-Patrick es el chico medio dark, ¿cierto?- preguntó Ian

Suzie asintió.

Yo estaba a punto de preguntar de nuevo por Scout, cuando la campana sonó.

-¿Qué clase tienes?-me preguntó Ian.

Repasé mi horario en mi cabeza tratando de recordar, hasta que me acordé que la clase era Biología.

-Biología.

-¿Quieres que te acompañe?- me preguntó amablemente

-No.-le sonreí.- Sé donde está el aula, además tu también tienes que ir a clases, es el primer día, no puedes llegar tarde.

-Bien chicos, tengo Educación Física, tsk, que fastidio. Nos vemos en el comedor en el descanso.- dijo Suzie y se fue.

Alan se despidió con un saludo militar y también se fue, dejándonos solos.

Ian suspiró y apretó mi mano.

-De acuerdo, nos vemos mas tarde.

Le sonreí y le dí un beso en la mejilla.



Dejé caer el montón de libros que me habían dado en solo 4 horas, en la mesa de la cafetería en donde estaban sentados todos, menos Alan.

-En Las Vegas era todo más fácil. Nos daban un iPad al comienzo y de ahí descargábamos los libros.- dije mientras me sentaba.

Scout resopló.

-Las Vegas será una cosa, pero aquí es otra.

Yo entrecerré los ojos, sorprendida ante la frialdad del comentario de Scout. Miré a Suzie y ella me sonrió encogiéndose de hombros.

Lo dejé pasar. Quizá andaba en sus días.

Ian pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él.

-¿Qué tal tus primeras 4 horas?

Yo suspiré.

-Me han tocado las más pesadas, sin embargo creo que me las arreglaré.

El sonrió y me besó la sien.

-Ugh, malditos melosos.- dijo Suzie en broma.-Toma, bebe esto.- me pasó una limonada mineral.

La agarré y la miré interrogante.

Ella se encogió de hombros.

-No has ido a agarrar nada de comer y puedo aportar que ya no hay nada más que barras de cereal.

Ian chasqueó la lengua.

-¿Por qué, Sienna?

Puse los ojos en blanco.

-Bueno, quería venir a saludarlos primero. No sabía que la comida se acababa tan rápido aquí.

Ian me dió una manzana.

-Cómete la manzana y bebe la limonada.- casi me ordenó.

Volví a poner los ojos en blanco.

-Sì, signore.- murmuré y le dí una mordida a la manzana.

Él sonrió complacido.

-¿Saben? El entrenador Platt ya no empezó con su discurso emotivo, ahora solo calentamos e hicimos equipos para jugar voleyball. No fue tan terrible.- contó Suzie.

Todos los presentes se asombraron, menos yo. No tenía idea de lo que hablaban.

-El entrenador Platt siempre da el mismo discurso, ya hasta me lo se de memoria...- dijo Scout al ver que yo no entendía.

-"Así que dejen sus malditos aparatos, levanten su trasero de ésas sillas y corran, jueguen, disfruten del aire..."- dijo Alan, mientras se sentaba.

Suzie continuó.

-"Si ustedes no saben lo que es el sudor apestoso, conmigo sabrán lo que es."

Ian se rió.

-"Quiero botellas de agua con ustedes y si ponen empeño en mi clase, al final, tendrán unos músculos de oro... Jankins, deja de acosar a Brittany. Hey, a la dirección ustedes dos."- terminó Ian.

La mesa estalló en carcajadas.

-Buena ésa, Ian.- dijo Alan.

Él se encogió de hombros.

-Éso dijo el año pasado en mi clase.

-Nunca tuve mis músculos de oro.- se quejó Scout.

Suzie bufó.

-Tal vez no escuchaste la parte de "si ponen empeño" y que yo sepa, tú nunca le pones empeño a nada.

Scout tomó sus libros y se fué enojada.

-¿Qué diablos pasa aquí?-preguntó Alan.

Suzie negó con la cabeza mientras se terminaba su sándwich.

Yo tomé un trago de la limonada mientras apoyaba mi cabeza en el hombro de Ian.

-Demasiada tensión para ser el primer día, ¿uh?- me dijo Ian tan bajito que apenas lo escuché.

Yo solo asentí.

10 minutos después, la campana sonó, anunciando que ya era hora de reanudar las clases.

Suspiré.

-Nos vemos en 3 horas.- le dije a Ian mientras lo abrazaba.

-Nos vemos en 3 horas.- dijo de vuelta mientras me abrazaba más fuerte.



Historia me tocaba a la última hora, pero el profesor había tenido un "accidente" en la mañana, por lo que no podría ir la primera semana de clases.

Podía predecir que sería el típico maestro que siempre pone pretextos para no ir y regresa precisamente en la semana en la que nos tiene que evaluar.

Así que tomé mis cosas, caminé hacia la salida mientras le mandaba un texto a Ian.

Mi día había sido aburrido, algo que nunca pasaba en Las Vegas.

En LV simplemente cargaba mi iPad en una pequeña bolsa, que contenía un lapiz labial y mi teléfono. Allá los primeros días eran de ver muchísima gente nueva, siempre estaba la policía afuera esperando llevarse a algún chico con mariguana entre los supuestos cuadernos. Todo el tiempo allá te daban detención el primer día, ya sea por no poner atención, por seguir el juego con las bolas de papel o el típico guerra de comida.

Sonreí con nostalgia.

Aunque aquí me encontraba bien, no podía evitar acordarme de mis amigos.

No tenía nada más que hacer en la escuela, Ian y los demás se encontraban en clases.

Después de mucho pensar, decidí ir a tomar café a la cafetería que había descubierto hacía unas semanas.

La misma señora que siempre me atendía cuando iba, ahí estaba, sonriéndome amigable.

-Hola, Sienna. ¿Cómo te va?- me preguntó Margaret.

Como iba casi todos los días, supuse que sería bueno presentarme y preguntarle su nombre. Honestamente, Margaret, podría ser una mujer mayor, pero con un carisma y un humor de una chica de 20.

-Hey, todo bien. Primer día de clases y éso. ¿A usted cómo le va?

Margaret que se encontraba preparando mi mocha blanco, suspiró cansada.

-Ay nena, si supieras..

Yo arqueé las cejas y me recargué en el mostrador, mientras la veía trabajar.

-¿Qué pasa?- pregunté con interés.

-Pues, se que no debería quejarme pero, últimamente han habido muchísimas ventas y yo me he sentido tan cansada éstos últimos días que creo que debería cerrar por un tiempo la cafetería.

Yo abrí los ojos como platos.

-¿Qué? Pero... No. No puede cerrar. ¿No tiene a alguien que le ayude?

Margaret negó con la cabeza.

-Oh, no. Mis hijos tienen trabajos estables y viven en la ciudad. ¡Que va! No vendrían a ayudarme una temporada.

-¿Y sus nietos?- le pregunté

Ella me dió mi mocha blanco. Le sonreí en agradecimiento.

-Que mas quisiera que me ayudaran, pero ellos están completamente enamorados de sus aparatos electrónicos. Y Albert, mi esposo, ya quiere que descanse de todo ésto.

Hice una mueca y tomé de mi café.

Y entonces tuve una idea.

-Yo puedo ayudarle aquí. Claro, en las tardes y fines de semana.

Ella negó con la cabeza.

-No puedo pedirte éso.

Yo suspiré.

-¡Oh, vamos! Será divertido. Además, creo que sería bueno para mi tener un trabajo.

-No podría pagarte mucho...

Le sonreí.

-El dinero no es problema, puedo trabajar sin paga.-me encogí de hombros.-Me encantaría ayudar, no quisiera que la cafetería cerrara. Me iba a deprimir.- dije con sinceridad.

Ella suspiró, dándose por vencida.

-De acuerdo. Pero no creas que trabajarás sin paga, éso sería un abuso de mi parte.

Yo casi brinqué de alegría, dí vuelta al mostrador y la abracé.

-No la decepcionaré, Margaret.



-¿Entonces ahora trabajas en la cafetería que está justamente enfrente de Starbucks?- me preguntó Ian.

No habíamos podido vernos al final, porque yo me quedé en la cafetería y él tenía que irse a trabajar. Así que a la hora que él salió de trabajar, le llamé por teléfono y le conté lo de mi nuevo empleo.

-Si, sé que es extraño, pero el café es mil veces mejor.

Pude escuchar la sonrisa de Ian através del teléfono.

-Entonces, creo que iré a ésa cafetería a partir de hoy. Quizá pueda conseguir el teléfono de ésa nueva trabajadora pelirroja.

Me reí.

-No creo que te haga mucho caso.

-¿Por qué?

-Tiene novio, y lo quiere mucho.

Ian bufó.

-Cuando me conozca a mí ya no va a querer saber nada acerca de su novio.

-Eres un idiota, ¿sabías?

-Claro, pero así me quieres, ¿o no?.- dijo

-Te quiero mucho mucho.- dije mientras le sonreía al techo.

-Yo te quiero más.

Se me derritió el corazón.

-Cuando comenzamos con nuestras cosas cursis, a veces me dan ganas de pegarte una bofetada.

Ian se soltó riendo.

-¿Por qué?

Me encogí de hombros, aunque sabía que él no me podía ver.

-No lo sé, todavía intento saber el motivo.

-Bueno, es interesante el hecho de que me quieras golpear cada vez que te digo algo romántico. Es... ¿cómo decirlo?... peculiar.- suspiró.- ¿sabes? acabas de estropear un momento cursi.

-Tsk, dicen que también eso es romántico.- le dije bajito mientras acomodaba la almohada debajo de mi cabeza.

-¿Ian? Estoy en casa.- dijo una voz femenina al otro lado de la línea.

-Estoy en mi cuarto, en un momento voy.- dijo Ian, aparentemente cubriendo la bocina del teléfono.- Lo siento, Sienna, mamá a llegado. Nos vemos mañana, sabes que te quiero ¿cierto?

-No te preocupes, saluda a tu mamá de mi parte. Claro que sé que me quieres, al igual que tu sabes que yo te quiero.- dije

-Buenas noches, Sienna.

-Buenas noches, Ian.- dije y colgué con una sonrisa estúpida en mi cara.

Éste chico superaba mis límites.

Cada ves me sentía mas enamorada de él.

-LizzieG

martes, 27 de mayo de 2014

It's Complicated.


Prólogo.

Él sostuvo sus manos como si fueran algo que podría romperse con total facilidad, mientras ella lo miraba con cariño, pero se sentía insegura acerca de lo que podría pasar a a continuación... Si tan sólo escondiera su mano izquierda esto no sería tan difícil y podrían seguir adelante, sin embargo, él ya había visto el anillo de zafiros que adornaba su dedo anular.

—¿Es complicado?—dijo él con tristeza, mientras miraba el anillo con dolor.

Ella se tragó el nudo en la garganta, y con los ojos llenos de lágrimas, asintió.

Entonces, él besó su frente y se marchó.

-LizzieG

Nueva historia. En lo que termino Soulless. Jé.

lunes, 26 de mayo de 2014

After Jude. Capítulo 4.


Pretty things everywhere | via Tumblr
After Jude. Capítulo 4.


Cuando abro mis ojos, la señora Perkins está sentada en la mesa, con los panecillos que no comí anoche en el centro y una taza de algo.
--No te he oído llorar desde un largo tiempoMe dice--¿Qué tal si te sientas aquí y hablas conmigo? Hay una taza de chocolate caliente esperando por ti en la cocina.
  Me levanto, aún con los ojos nublados y con mis miembros flojos. Voy a la cocina y encuentro mi taza con chocolate. No es exactamente mi taza. Era de la señora Perkins, pero siempre que estaba aquí pegada a Jude y nos daba té o algo, yo siempre pedía esa taza, simplemente porque me gustaba el diseño. Ni siquiera era especial. Era una taza normal naranja con unas líneas horizontales verdes, como en forma de tornado. No era especial, pero era mi taza.
  Es mi taza.
Cuando vuelvo, ella está esperando.
--¿Entonces qué ocurre?
--Jude. Eso ocurre.
Suspira.
--Oh, cariño. Pensé que habías podido obtener un cierre hace mucho tiempo.
--Pensé que lo había tenido. Pero estaba equivocadaSuspiroSiento por haberte molestado por la noche. ¿Se oía mucho?
--Cariño, no tienes que disculparte conmigo.
Llevo mi taza a los labios y trago. El sabor dulce corre por mi garganta y me ponte toda cálida en el interior.
--Entonces, estoy en esta clase de Escritura Creativa obligatoria. Y es un asco. Tenemos que abrir nuestros corazones y vomitarlos todos en una hoja de papel. Es un ascoRepito. Luego hago una pausaPero también es liberador. Y nuestro trabajo final es escribir acerca del dolor. El tipo de dolor que te hace doblarte, y estoy citando al profesor Morgan.
--Y elegiste a Jude.
 Miro la ventana detrás de mí, hacia la luz del sol filtrándose por la ligera cortina blanca.
--¿Cómo no iba a elegir a Jude? Jude es en todo lo que pienso. Como sea, anoche estaba intentando escribir, y bueno, terminó así.
  Suspira, asintiendo hacia mi historia.
--Fui a verlo ayerMe dice.
Sorpresa, sorpresa.
--Lo sé.
La señora Perkins aún sigue viviendo por ese hijo de perra. Ese hijo de perra a quien quiero y extraño.
--Ya no voy como antes, Mackenzie. Le dije que lo amaba, pero que tenía una vida y que tenía que continuar. Ese fue mi cierre. Tal vez tú puedas hacer lo mismo. ¿Qué te parece que vayamos esta tarde a verlo?
  Tengo mis dudas, pero luego asiento.



                                                                  




Mis pies caminan sobre maldita nieve. Por todo el lugar. Tengo que llevar mi bufanda gruesa si no quiero tener mi cuello congelado.
 Maldición, hace frío.
La señora Perkins sostiene mi brazo hasta que ya estamos ahí.
--Hola, cariñoDice.
Veo las palabras escritas en la roca, sobre su fecha de nacimiento.


                                   Jude Matthew Perkins
                                  Hijo, amigo, compañero
                             Que Dios te tenga en su gloria


La primera vez que vi la última frase, pensé que si Jude estuviera vivo, le daría un infarto. Ahora me gusta pensar que es el karma.
  Eso es lo que le pasa por suicidarse.




-Sthep Stronger.

jueves, 22 de mayo de 2014

After Jude. Capítulo 3.

Untitled
After Jude. Capítulo 3.


Esta mañana cuando me levanto, odio a todo el mundo.
A Terra, por no rejuntar sus zapatos; A Morgan, por dejarnos esa estúpida tarea; A mi tío, por darme la espalda después de todo ese tiempo; A mis padres, quienes fuesen, por obvias razones; Al padre de Jude, por ser un idiota ignorante. A su abuelo, por ser tan ignorante como su hijo hasta el día que murió. A Jude, por largarse y dejarme en este mundo con todos estos idiotas.
  Sí, a Jude más que nada.
A Jude, como todo el tiempo.
Es muy extraño: Querer y odiar a alguien al mismo tiempo. Quieres estrangularlos y abrazarlos a la vez. Probablemente si pudiera ver a Jude de nuevo primero lo abrazaría y luego me aseguraría de que sus pulmones dejaran de recibir aire. Después de mi momento de satisfacción, lo reviviría, porque aún lo quiero.
 Eso es un asco. Desearía sólo quererlo u odiarlo.Pero supongo que en la vida las cosas no funcionan de esa manera.
Entro a la clase de Morgan, una vez más, y lo veo con esa sonrisa relajada.
Lo quiero matar.
Y al parecer, se da cuenta.
--¿Está todo bien, Mackenzie?
Asiento rápido y me voy a mi asiento, en la última fila cerca de las ventanas, en el mesa banco de en el medio. Recuesto mi cabeza en el escritorio y me doy cuenta de que no estoy molesta con todas estas personas (Excepto con Jude. Siempre estoy molesta con Jude. Con todo mi amor, por supuesto) sino conmigo. Porque soy yo quién está trayendo de vuelta estas memorias.
 Pude haber dicho no. Pude haber saltado la tarea del señor Morgan.
Pero ahora que he comenzado, no creo poder detenerme. Nunca le he dicho la historia a nadie, ni a una sola alma.
Saco mi cuaderno y una pluma negra de mi mochila.
Nunca me había dado cuenta de cuan desesperadamente quería contar lo que pasó el último año de escuela en ese pequeño pueblo que llamé hogar.





Diría que las cosas comenzaron con el día en que mostré curiosidad por Jude en la iglesia en la misa de su abuelo. Pero supongo que no es verdad. El verdadero inicio del inicio fue tiempo después.
Es difícil explicar cómo Jude y yo pasamos de apenas poder vernos a la cara a depender el uno del otro. Ha pasado tanto tiempo y han pasado tantas cosas. Todo es una mancha borrosa, pero aún si recordara, aún no pudiera decirlo. Porque nosotros simplemente ocurrimos de la nada.
Nos recuerdo a ambos estar en ese punto un día, después de días y días eternos de jugar “¿Preferirías…?”.
Yo era su única amiga. Él era mi única roca.
--¿El padre de la iglesia es tu papá?Me preguntó.
--No. Es mi tío, pero es mi tutor legal.
--¿Dónde están tus padres?
  Eso era lo que nos pegaba juntos: Hacíamos las preguntas que nadie nunca se atrevían a preguntar.
--Lejos, supongo. No lo sé. Mi madre nos abandonó a mí y a papá cuando nací, y él… Bueno, cuidar de una niña era demasiada responsabilidad. Me dejó en la casa de mi tío cuando tenía tres años y ya nunca regresó. ¿Los tuyos?
--Ellos dos están ahí.
--Entonces supongo que tienes una vida relativamente normal.
Me sonrío, pero era tan falso.
--Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿Verdad?
--Sí.
El hecho de que lo supiera no significa que lo hiciera.


Hubo muchas cosas que Jude mantuvo de mí incluso cuando yo prácticamente le vomité mi corazón. Okey, eso suena asqueroso, pero vomitar sería un buen término para explicar cómo vertí mi corazón sobre él.
  Pasó un tiempo hasta que me lo contó, y cuando lo hizo estaba herida. Cuando se fue estaba destrozada y enojada.
 Ahora simplemente estoy buscando un cierre.
Supongo que por eso escribo.
Miro hacia la ventana, donde puedo ver el viento soplando y a personas caminando por el campus, con sus gorros puestos, porque hace demasiado frío ahora que se está acercando el Día de Acción de Gracias.
  Para mí, el Día de Acción de Gracias es de alguna manera lo peor y lo mejor. No hace sentido, pero supongo que si intentásemos encontrar el sentido a todas las cosas que pasan, como por qué Finnick tenía que morir al final de Sinsajo (O mejor: Prim), no veríamos el final.



ﮪ                                            





Todos los años, en día de Acción de Gracias, pasa lo mismo. Es una rutina que nos mantiene a las dos cuerdas. Más o menos.
  Terra me ayuda a sacar la maleta, a pesar de que le he dicho que estoy bien. Insiste, porque es una buena compañera de habitación, y media hora después, estoy en el autobús camino a casa. No es tan lejos de Texas. Es en Oklahoma, en un pequeño pueblo llamado Grandfield. No es tan lejos como quise aquél año en el que todo se derrumbó, pero supongo que no importa si estuviera en la India, nunca sería lo suficientemente lejos. Sin embargo una vez cada año, me reprocho a mí misma cuando tardo siglos e llegar a casa por la distancia.
  Casa.
Casi me río.
No significa nada.
  “Señor Morgan, sé que se pregunta por qué vuelvo a casa cuando no tengo a nadie esperando por mí, cuando es tan doloroso. Pero ese es el error: Todavía tengo algo. Cuando todos se fueron, sólo quedamos la señora Perkins y yo. Nos tenemos una a la otra, y cada día de gracias, nos reunimos. Y considero a Elizabeth Perkins tanto como una amiga como mi familia.
  Nos reunimos para recordar que aún tenemos algo”.
    Últimamente he estado haciendo esto mismo: Hablando en mi cabeza a Morgan, como si en verdad estuviese escuchando.
  He pensado también que estoy loca.
Las horas pasan mientras cambio las canciones distraídamente en el reproductor, y cuando la noche cae, el autobús llega a su destino, y en una de las sillas, ella me está esperando. Tiene pantalones de algodón a juego con la blusa y el pelo oscuro perfectamente cuidado, pero sé que las cosas aún no van bien.
  Tanto ella como yo nos quedamos atascadas cuando él se fue.
Siento rabia, porque no me dejó sólo a mí, sino también a ella. ¿Por qué no pudo pensar en su madre? ¿Por qué un día decidió simplemente abandonarla a ella, a la única persona que ha estado ahí por siempre?
  En momentos como estos es cuando odio a Jude más que nada.
--Mi niñaDice la señora Perkins, parándose y abrazándomeEstoy tan feliz que estés aquí.
Le sonrío y juntas caminamos hacia su auto, el mismo auto viejo y azul de siempre. Eso me hace sentir cómoda. Me hace sentir como en casa.
  Supongo que ella y su hijo fueron eso para mí, aunque fue sólo por un segundo.
--¿Cómo ha estado?Le pregunto.
Asiente.
--Ocupada. La pastelería da más trabajo de lo que se puede pensar. Y sí, tengo tus panecillos de arándanos en casa, antes de que me lo preguntes.
 Sonrío.
Elizabeth Perkis ha sido lo más cercana a una madre que he tenido, a pesar de que la conocí tarde. Pero fue ella quién me ayudó con las cosas de la universidad, y fue ella quién me dejó quedarme en su casa cuando mi tío no quiso saber nada de mi trasero pecador y eso.
--Me alegro. Estoy muriendo de hambre.
--¡Oh, no! ¡Ni creas que vas a comerte esos panecillos sin haber probado bocado antes! ¡Estos niños de ahora que nunca comen comida real!
Río. Como este pueblo es tan diminuto, llegamos a casa un minuto después.
Cuando bajo, dejo las cosas en su sala, donde voy a dormir esta noche, porque aunque ella me lo haya ofrecido antes, no puedo dormir en la misma habitación de Jude. Principalmente porque me pone toda lacrimógena, y segundo porque, repito: Estoy tan malditamente enojada con el chico. Puedo hacer un poema acerca de cuan enojada estoy con él. Puedo cantarlo, puedo escribirlo.
  “Porque aquí está la cosa, señor Morgan: Hay una diferencia entre tener que irse y abandonar. Si es la primera, entonces estás automáticamente perdonado. Si es la segunda, eres un hijo de perra”.
  Hago una pausa mental.
“Y, de nuevo, no me puede obligar a cambiar mi lenguaje”.
     Sacudo mis pensamientos y ayudo a Elizabeth a poner la mesa mientras me hace preguntas sobre mi carrera, casi un interrogatorio. Pero no me molesta, porque si algo he aprendido, es que ser un niño sin nadie es un asco. Sin padres, sin tío, sin Jude, en fin.  Me gusta que Elizabeth me acose con preguntas, por extraño que suene. Me gusta que alguien se preocupe por mí.
  Cuando terminamos, antes de ir a la cama, ella besa mi frente, y dice una oración. A pesar de todo.
Pero supongo que cuando tienes que apuntar, no todas las personas tienen el mismo culpable.
  Mis ojos pesan, pero las palabras pesan más. Ellas revolotean sobre mi cabeza y me gritan que les ponga atención. Me piden que escriba. Así que es la una de la mañana cuando saco mi computadora y me siento en la mesa de la señora Perkins a escribir.

Lo extraño con todo mi corazón metafórico.

Esto es todo lo que puedo escribir antes de echarme a llorar.
Una vez más.


--Sthep Stronger.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Red Thread. Chapter XIII

XII
Ian era tan malditamente caballeroso; y eso me gustaba mucho.
Estábamos en un lindo parque de la ciudad, caminando agarrados de la mano mientras comíamos un helado, el de vainilla y yo con uno chocolate y menta.
Los faroles del parque daban un aspecto acogedor y romántico, me sentía cómoda, además, no éramos los únicos que estábamos ahí.
—Ahora dime, ¿a qué te referías con eso de "uno de mis alumnos"?— pregunté casualmente, intentando que todo esto de la cita fuera bien, ya saben, sin los silencios incómodos de los cuales no sabes como escapar.
El sonrió, como si hubiera escuchado lo que había pensado con anterioridad.
—Bueno, sabes que trabajo aquí en la ciudad en una tienda de música.—asentí.—Pero en las tardes, doy clases de guitarra a niños. Me encanta interactuar con pequeños y adoro ver ése brillo de emoción en sus ojos cuando una nota les sale bien.
—Aww.- dije con ternura—¿Sabes? Me encantaría verte tocar, ya sabes, la guitarra.—aclaré, para que no se dieran malos entendidos, sólo por si acaso.
—Un día de éstos.—prometió.—Ven,—dijo apretado mi mano, e indicándome por dónde caminar.— quiero mostrarte algo.
Tomamos un camino fuera del que estaba iluminado por los faroles, esquivamos árboles y una que otra planta. No había precisamente un camino, pero parecía que Ian sabía muy bien a dónde iba.
Al cabo de unos segundo, Ian se detuvo. Yo no podía creer lo que estaba viendo. ¿Cómo rayos conseguía Ian encontrar paisajes tan hermosos?
Había un inmenso lago en medio del parque y en él se reflejaban los árboles que estaban a la orilla y las estrellas. Pero lo impresionante era que, había luna llena. El lago reflejaba con total plenitud aquél precioso cuerpo cósmico.
Era como si estuviera dentro de una de esas películas dónde hay buena fotografía y siempre todo es hermoso.
Estaba maravillada.
—Vaya.— fue todo lo que pude decir.
Lo único que se escuchaba ahí eran nuestras respiraciones y unos cuantos grillos que andaban por ahí. No se escuchaba ni los autos ni nada. No podía creer que estando en medio de un parque de una ciudad considerablemente grande, no parecía que nos encontráramos en medio de la civilización. Era un escape de la realidad, sin realmente salir de ella.
Las estrellas se miraban con claridad, como si no hubieran edificios luminosos cerca de ahí.
Nos sentamos a la orilla del lago, en silencio, ambos contemplando el paisaje.
—Eres un ocioso.— le dije por fin.
Ian se rió.
—¿Por qué?—respondió mientras me miraba con el ceño fruncido, pero con una sonrisa en la cara, ya sabes, la típica expresión de "¿qué le pasa a ésta?"
—¿Cómo te las arreglas para encontrar lugares como éstos?—le respondí con otra pregunta
Él suspiró.
—Mi papá me traía aquí. Decía que era un buen espacio para pensar sin alejarse mucho de la realidad. Aunque creo que sólo venía aquí para librarse una rato de mamá.—bromeó y yo sonreí.
Él volteó hacia el lago y lo miró con nostalgia.
—No se muchas cosas de ti.
—Ni yo de ti, ¿qué color te gusta?—le pregunté, aún sabiendo que esta pregunta era todo menos original.
—El amarillo. Me da esperanza, es vivo.—contestó simplemente.—¿Y a ti, cuál te gusta? ¿El negro?
—No tengo un color favorito,—respondí con sinceridad.— siento que dependo de todos ellos y no me gusta sentir preferencia por uno de ellos, creo que si digo que me gusta uno, los otros colores se van a sentir mal.
Ian asintió, aunque sabía que no entendía mi lógica. Porque, ¡vamos! todos tienen un color favorito o a lo mucho dos, pero no podía decir que era extraño que yo no me decidiera por uno solo.
Y así pasamos la noche, preguntándonos cosas personales y no tan personales. Hasta ése momento sabía que su color favorito era el amarillo, que en 2 meses cumpliría 18, adoraba las banderillas, odiaba con toda su alma a los que maltrataban a los animales, su animal favorito era la boa, adoraba tocar la guitarra y no estaba muy seguro de que quería hacer con si vida en un futuro.
—Hasta ahora me has hablado bastante de tu madre, pero, ¿qué pasa con tu papá? apenas se nada de él.
Sus ojos se entristecieron por un momento, pero su expresión rápido cambió. Oh, oh. Creo que algo dije mal. Tonta Sienna.
—Bueno, él era buen hombre. Amaba a mamá más que a nada en el mundo, era la clase de personas con las que podías hablar de cualquier cosa sin aburrirte. Muy imaginativo y espontáneo.
—¿Era?—pregunté en un susurro, temía la respuesta, aunque era algo obvia.
—Murió hace 5 años.—murmuró.
—Oh dios mío, no debí de haber preguntado. Cuanto lo siento, de verdad.—dije mientras bajaba mi mirada al suelo.
Debía sentirme afortunada por tener a mis padres conmigo todavía, pero sabía que en algún momento—muy lejano,claro—ellos, pues, iban a pasar a una nueva vida. Tenía que hacerme a la idea.
No podía comprender el dolor que debe ser perder a  tu padre tan joven. Por un momento sentí pena por Ian, pero después saqué ese sentimiento de la cabeza, porque con Ian, debía sentir todo, menos pena.
Él tomó mi barbilla y la levantó, para que yo lo pudiera ver a los ojos.
—No lo lamentes, es algo que ya pasó. Además, el murió por nosotros.—comenzó a decir.—era soldado.
Le sonreí.
—Gracias por contarme estas cosas.—le dije.
—No hay de que.
Nos miramos a los ojos por varios segundos, minutos, horas o que sé yo. Me perdí en esos lindos ojos que inspiraban confianza.
—Muero por un beso tuyo en estos momentos.—murmuré, casi supliqué.
—Diablos, tengo que grabar éso para mi ringtone.- murmuró con cierto toque de arrogancia.
Yo me solté riendo.
—¡Oh, vamos! ¡Tenías que arruinar éste momento romántico!—dije pegándole suavemente en el hombro.
—Arruinar momentos románticos, es romántico.—dijo encogiéndose de hombros.
—Deja de robarte frases de Tumblr, querido Romeo.Ya no quiero besarte.—
—¿Por qué no?
—Porque no.
—¿Segura?—preguntó acercándose peligrosamente a mí.
Oh, bastardo.
—Uhm.
Él estaba a pocos centímetros de mi cara, ya podía sentir su aliento cálido y dulzón.
—¿Qué tan segura?—preguntó bajito, todavía mas cerca.
Sus labios rozaban los míos. Mi corazón no podía con ésto, pero mi orgullo impedía que levantara los brazos, lo acercara a mi y lo besara con fervor.
—Muy segura.—dije jugando un poco con él.
Y cuando estaba segura que el iba a poner sus labios sobre los míos, se alejó con un movimiento brusco. Prácticamente dejándome con las ganas.
Malvado.
Lo miré con el ceño fruncido y él me regaló una linda sonrisa, mirándose inocente.
—Idiota.—dije negando con la cabeza.
—Tsk tsk tsk.—chasqueó él con la lengua.—Dijimos que sin insultos, nena. Si tanto deseas mis labios, bésame, entonces.
Abrí los ojos sorprendida y entrecerré los ojos. ¿De verdad me había dicho nena?
De un momento a otro pasó de ser un caballero andante, a ser un idiota divertido.
—Quizá seas tu el que desea mis bellos y suaves labios.—le respondí burlona mientras rozaba mis labios con mi dedo índice, incitándolo.
—Puede que tengas razón.—dijo y antes de que yo pudiera parpadear, él ya tenía sus labios sobre los míos.
Como pudo, me tomó de la cintura y me acercó más a él. Yo rodeé su cuello con mis brazos y tiré del cabello que se encontraba en su nuca.
No podía pesar en nada cuando sus labios hacían contacto con los míos. No podía controlar mi corazón, ni ninguna de mis extremidades. No sabía porque mis defensas caían tan rápido al estar en sus brazos.
Ambos nos separamos en busca de aire, jadeante, le sonreí con cariño.
—Creo que ambos deseábamos que esto pasara.—le dije.
Él asintió riéndose.
—Sienna...—dijo poniéndose serio de repente.
—¿Sí?—contesté poniéndome nerviosa.
—Mierda, sé que es demasiado rápido, que apenas nos conocemos y todo éso. Pero de verdad me gustas y me gustas mucho. No puedo controlar lo que siento en éstos momentos, de verdad yo quería ir lentamente, a tu ritmo, pero...—agarró aire y se pasó una mano por el cabello.—cada vez que te veo mi corazón da un vuelco, y quiero hacer las cosas bien, así que Sienna, ¿quieres ser mi novia?
Estúpido Ian multifacetas. Caballeroso guión idiota guión romántico.
Comenzaba a enamorarme de éste hombre y luego me suelta ésa bomba, estando en un lugar precioso, después de haberlo besado con entusiasmo. Si hubiera sido otra persona la que hubiera dicho todas esas hermosas palabras, hubieran sonado vacías, para nada románticas, pero él se las arreglaba para que todo fuera lleno de significado, cargado de cariño.
¡Vamos! Quería a este idiota, y mucho.
Asentí y lo abracé con fuerza.
—Ya no eres simplemente el "idiota".—dije y el me apartó, para poder ver mi cara. Me miró ceñudo y yo le sonreí.— Ahora eres el idiota de mi novio.

-LizzieG 

lunes, 19 de mayo de 2014

El cartel de Zafiro

                                             


Vi la primera película y me gustó mucho. Sigo pensando que ella es perfecta haciendo de Gwen (¿Sabían que en los libros en inglés su nombre es Gwyneth? Buuu)  y me muero por ver Zafiro. :D !


-S.S

After Jude. Capítulo 2.

Girl

After Jude. Capítulo 2.



Juro que todo esto tiene un punto; La primera vez que vi a Jude en la iglesia, su abuelo  y mi tío.  Todo se conecta y es como una pesadilla bien elaborada.
A veces la vida puede ser una perra.
Sé que usted, señor Morgan, no acepta palabrotas en ensayos, pero puesto que es mi historia me niego rotundamente a cambiar mis sentimientos. Usted lo dijo una vez: Sentimientos son sentimientos y nadie puede manipularlos, e intentar distorsionar un escrito sobre los sentimientos debe de ser un crimen.
  Una vez intenté distorsionar los sentimientos de Jude. Bueno, no salió como yo esperaba, como puede suponer. Ya sabe: Sentimientos y esas cosas.
Tal vez se pregunte qué pasó después de la misa de su abuelo. Puedo describirme a mí misma en ese entonces como una pequeña acosadora. No era realmente que lo acosase, sino que estaba curiosa.
 Empezaba a preguntarme qué estaba mal con Jude.
Esa pregunta fue lo que marcó mi destino. Hizo que mi vida tomara otra vía. Fue la semilla que se plantó en mi cerebro y fue creciendo y creciendo hasta llenarlo todo.
 De cualquier manera, no era como si mi intención fuera hablarle. Pero la escuela es un lugar para socializar y tienes que conocer a personas y tolerarlas incluso cuando prefieres quemar tu cabello.
 Es la regla de la vida. Como he dicho, algunas veces puede ser una perra.
   Entonces, yo estaba al borde de reprobar química. Muchas cosas que no podía memorizar y que me estaban pateando el trasero. Mi maestra, la señora Stohl, convenció a su mejor estudiante para que me diera tutoría.
Jude. Y era él quien prefería quemarse el cabello antes de conocer personas. Pensé seriamente que me estrangularía cuando se diera cuenta de mi incapacidad para memorizar nombres y cualquier otra cosa que tenga letras en ello. ¿Para los números? Pateo traseros. Siempre he sido como la super chica de la raíz cuadrada, y otras nerdesidades por el estilo.
 Sí, bueno; Él más o menos quería estrangularme. Y, eh, no lo culpo. Si yo tuviera que enseñarme a mí misma ya me hubiera matado tres veces. La cosa con Jude es que podía ser paciente.
 La cosa comenzó con esa camiseta de ánime que tenía, y yo siempre he sido orgullosamente la nerd más nerd que podrías encontrar en el mundo de los nerds. Así que el lado fangirleante de mí salió a flote, como uno de ésos poemas que siempre nos lee. Ya sabe, como una semilla de esperanza que creció e iluminó todos los espacios oscuros.
 Aunque probablemente eso sea de una canción.
Tal vez un TV show.
Tal vez no es de un poema que alguna vez nos ha leído, pero apuesto a que le ha gustado bastante. Sé que piensa que divago, y el universo sabe que es verdad, así que voy a pasar a la parte en donde Jude alzó la pluma y la mordió entre sus dientes, con una chispa divertida en sus ojos. No como si se hubiera reído conmigo, sino de mí. Nunca me molestó realmente, porque estaba plenamente consciente de lo friki que era. Tal vez no me molestó porque no parecía reírse de mí de una manera cruel.
--La verdad es que es de mi primoDijoLa dejó en casa y no tenía nada limpio esta mañana.
--Mataste la ilusiónLe contesté, lanzándole una bolita de papel arrugada. La esquivó, el muy desgraciado.
Esa fue la conversación acerca de algo que no fuera química más larga que tuvimos por un tiempo.
Creo que él pensaba que yo era una de ésas chicas irritables, pero después de que descubriese que era una nerd, dejó de hablarme tan mecánicamente. Se veía más relajado y me contestaba cortésmente.
 Era lo más amable que él había sido con alguien.
Nos hicimos familiares. No amigos, pero familiares. Y eso era definitivamente algo.
 La primera vez que me di cuenta de la razón del cambio, me hizo preguntarme si era tan solitario porque pensaba tan horrible de los demás. Me hizo pensar que su vida debía ser dura.
  Y yo no tenía una maldita idea.



--Kenzie.
Levanto la vista al sonido de la voz de Terra llamándome. Está parada en la puerta, con sus familiares botas vaqueras desgastadas y sucias. Creo que para personas como ella eso de limpiar las botas era como un pecado. Como si fuera menos country si se reduce el barro.
--Pensé que estabas con Jason.
--Sí, pero pensábamos en ir a ese lugar que te gusta junto con unos amigos y pensé que te gustaría ir. ¿Qué dices?
 Miro las palabras escritas en la hoja de Word y lentamente separo los dedos de las teclas. Asiento hacia Terra.
--Sólo déjame apagar esto.
Terra se sienta en su cama mientras se mensajea con alguien. Supongo que es Jason, esperando abajo, o tal vez su amiga de casa Meg. Nunca le he conocido, pero Terra me ha contado de ella un poco. Cada vez que la menciona pienso en corazoncitos y pastelitos.
 Cuando finalmente salgo de la habitación con Terra a mi lado, caminamos en silencio porque estoy sumida en mis pensamientos.
 No estoy segura de si fue una buena idea. Escribir sobre Jude y sus padres, y mis padres, y mi tío y… bueno. Acerca de lo que voy a escribir, realmente. No estoy segura de querer abrir esa herida de nuevo.
      A veces es demasiado extraño. Tú tomas por sentado todas esas cosas: Respirar, reír, caminar por las calles, socializar con el mundo exterior, dejar tu cama. Haces todas esas cosas como quien no quiere la cosa, y así es como es. Pero hubo un tiempo en que no podía hacer esas cosas sin Jude. Respirar el aire era como meter la cabeza en las brasas y respirar profundamente. Reír no tenía sentido. Caminar por las calles sin él a mi lado era doloroso. Socializar con el mundo exterior era inútil, y dejar mi cama por las mañanas era comenzar de nuevo con todo lo anterior.
  A veces es demasiado extraño seguir con mi vida, haciendo todas las cosas anteriores, cuando él no está aquí.  Es extraño reír con Terra, o con Jason o cualquier otro de nuestros amigos.  Pero supongo que esto es la cosa del dolor y la pérdida: Tienes que seguir. Puedes mirar atrás todo lo que quieras, pero tienes que seguir eventualmente.
    He pasado un tiempo convenciéndome que ésta Mackenzie Cross es más sabia que la vieja Mackenzie Cross. Supongo que es cierto. Tiene que ser verdad, ¿No? Estoy a punto de cumplir veinte. Tiene qué.
    Pero a veces, cuando es difícil levantarse de la cama, me siento como la vieja Mackenzie Cross. La cual está confundida y sabe que las cosas son una mierda. Supongo que el dolor nunca cambia, aunque hayas evolucionado. Los recuerdos son unas perras que les encanta morderte el trasero.



                                                              
 



--¿Va a apagar eso o me doy la vuelta?
Miro hacia Terra en su cama, mirándome y señalando a la computadora.
--Voy a dormirme tarde. Es una tarea.
Terra asiente y se da la vuelta para que la luz no alcance sus ojos. No le digo que la tarea no es para mañana, sino para un mes, porque si no me obligaría a apagar la computadora y dejarla dormir.
  Ni siquiera sé qué voy a escribir. No sé cómo continuar.
Miro el techo hasta que después de un tiempo mis dedos de deslizan sobre las teclas.


Yo tenía un novio llamado Nick. Él no estaba en el equipo de Lacrosse, pero estaba bien. Yo lo quería y él me quería. O al menos eso fue lo que yo pensaba.
No le gustaba que pasara tanto tiempo con Jude, como si yo pasara tiempo con él porque yo quisiese. Necesitaba asesoría en química y él lo sabía perfectamente, así que me molesté con él, parados en el estacionamiento de la escuela, cuando todos estaban dejando el lugar para ir a casa. Él era quien me llevaba, pero estaba tan enojada que me di la vuelta para encontrar a mi amiga Mellie, quien yo sabía que me llevaría a casa.
 Nick no había terminado.
Tomó mi brazo y apretó duro. Me quejé y mi mochila cayó. Intenté liberarme diciéndole que era un imbécil y eso lo hizo enfurecer más. ¿Lo siguiente que supe? Jude apartando a Nick de mi lado.  Nunca pensé que él saldría a mi defensa, así que tenía la boca abierta, como el resto de las personas ahí.
 Supongo que todos aman a los nerds.
Jude recogió mi mochila del suelo y me llevó a casa.
--¿Te trata siempre así?Me preguntó.
Siempre supe que Nick tenía un temperamento, pero nunca había pasado algo parecido. Nunca me había tocado.
--No. No.
--Es un idiota. ¿Por qué estás con él?
--No es una mala persona. Sólo…
--¿Sólo qué?Dijo bruscamente.
--Tiene un mal temperamento.
Las palabras salieron amargas de mi boca. Me miró, como si estuviese loca.
--Dime por favor que no te vas a volver a meter con él.
No lo haría.
Mi tío sabía que tenía un temperamento y como mi tutor legal estaba preocupado y obligado a protegerme. ¿Y yo? Ya estaba bastante asustada. Había oído las historias de muchas mujeres en relaciones abusivas y siempre empezaba con un mal temperamento.
  No le di una segunda oportunidad a Nick, y él no insistió. Creo que el hecho de que no hubiera movido un dedo para tratar de hacerme cambiar de opinión es lo que más de hirió.
--No deberías estar preocupada por élMe dijo una vez Jude mientras estudiábamos, tres días después de haber roto con Nick.
--Lo sé. Pero no puedo evitar que duela.
--Él era un chico espantoso.
 Fue más o menos donde empecé a lanzar cuchillos.
--Porque tú sabes tanto de ello.
Levantó una ceja.
--¿Disculpa?
--Mírate. No tienes ningún tipo de relación porque piensas tan horrible de todas las personas. ¡Nick no era espantoso, sólo problemático! ¿De acuerdo? Hacía y decía cosas estúpidas cuando se enojaba, pero no era una mala persona, Jude. No todas las personas son horribles.
 Me lanzó una mirada endemoniada antes de tomar sus cosas y marcharse.


Jude no me habló por semanas después de eso. Aún me daba tutorías, pero no me daba tiempo para charlar con él. Ni siquiera para intentar disculparme.
  Recuerdo el sentimiento de no hablarle, cuan feo se sentía. Pero no es nada comparado con ahora.
 Cierro la computadora y me deslizo bajo las mantas. Y lloro.
Lloro por Jude.





-Sthep Stronger.
 Taken. Ya sé. Lo siento.
Ps: Tengo un nuevo perrito. Se llama Patata. :D

lunes, 12 de mayo de 2014

Taken. Capítulo 16.


Untitled
Taken. Capítulo 16.


El agua ahora está fría, cayendo sobre mi piel mientras me quedo mirando las paredes. No importa, de cualquier manera.
  Me siento tan entumecida.
Me siento tan vacía.
Me estiro por la toalla, cerrando la llave. Envuelvo la toalla alrededor, pero sin salir.
--LivEscucho la puerta abrirse. Es MaggieHas estado aquí media hora, mi vida.
Espera unos segundos antes de abrir la cortina. Me encuentra ahí parada, con los brazos sobre mi pecho, los dedos apretados contra la toalla, mirando al suelo.
  Suspira.
Me alcanza y me toma del brazo.
--Es hora de salir, mi cielo.
  Siempre tuve muchas etiquetas, incluso desde el principio. “Secuestrada”, “Perdida”, “Adoptada”. Luego las demás: “Hija”, “Hermana”, “Novia”. Bueno, la última por poco. Tuve las de siempre, las normales: “Problema”, “Dañada”, etcétera, etcétera. Ahora tengo más. “Deprimida”, “Desorientada mentalmente”, y ahora están empezando a susurrar las palabras “Desórdenes Alimenticios”. No es que no quiero comer, es sólo que estoy muy cansada y triste para eso. ¿Comer? Mi única amiga no me habla porque su padre es un psicópata que puede venir en cualquier momento a atravesarme con un cuchillo.
  Tengo miedo.
Esta es la verdad.
  Maggie, ella toma mi brazo y me lleva hasta mi habitación. Saca mi ropa del armario y la pone en mis manos. Me da un beso en mi frente.
--Te amamos, cielo.
--Yo también.
--Baja cuando termines, ¿De acuerdo?
Asiento, y en vez de bajar me quedo en mi cama, acostada. Diez minutos después, la puerta se abre y se cierra, pero no abro los ojos. La cama se hunde a mi lado y siento el cuerpo de alguien contra el mío, como, encima de mí.
  Abro los ojos.
Dan pone un codo a lado de mi cabeza y recarga su cabeza con su mano. Entrelaza nuestras piernas, mirándome desde arriba.
--Eres pesado, ¿Sabes?
Sonrío.
--Puedo quitarme si quieres. Pero sé que no me dirás nada.
Sonrío un poco y levanto una mano para tocar sus labios, y los besa.
--Livie…--Comienza.
Cierro los ojos.
--Ya sé.
--Nos preocupamos por ti.
Suspiro y toco su rostro, acariciándolo.
--Ha pasado un tiempo desde que hemos estado juntos, ¿Verdad?Le digoLo siento.
  Se encoje de hombros, pero sé que quiere estar conmigo, después de estas últimas tres semanas alejada del mundo. Tres semanas desde el accidente.
--No pasa nada, Liv.
--Lo siento.
--Deja de disculparte. Te quiero.
 Lo dice como si nada, y yo me quedo viéndolo desde abajo. Olvido cómo respirar por unos segundos.
  Después sonrío.
--Ahí estáDice, inclinándose a besar mi sonrisaMe encanta esa sonrisa.
Paso mis brazos por su espalda mientras me besa, y meto mi mano debajo de su camisa.
Gruñe.
--Te recomiendo que no sigas por ahíMe dice, poniendo sus brazos a cada lado de mi cabeza y apoyándose en ellos.
--Pensé que te gustaba que fuera por ahí.
--No cuando todo el mundo está abajo, Liv.
Meto una mano debajo de su camisa de nuevo y toco su estómago.
--Liv.
--¿Qué?
--Enserio.
Rueda sobre su espalda y me lleva con él, de manera en que ahora él está debajo.
--Me gusta romper reglasLe digo.
Suspira, y pienso en sentarme sobre su estómago, pero se me ocurre que si alguien entra, se va a ver como si… Bueno.
--Tu padre me mataría si se entera de que ando tocándote.
Bufo.
--No es como si yo corriera a decirle.
Sacude la cabeza, pero toca mi estómago. Se encuentra pasando un dedo sobre mis heridas. Abro la boca para decir algo al tiempo que toco su mano para apartarlas, pero él no me deja. Se me ocurre que es la primera vez que se entera realmente del estado de mis heridas.
--No. Déjame ver.
Lo miro, como si estuviera loco.
--¿Qué dices?
Me hace rodar y estoy debajo de nuevo. Levanta mi blusa, mostrando mi estómago.
--¡No!
Bajo la blusa de nuevo, y él me mira.
--¿Por qué?
--Porque son feas. No quiero que veas.
Me mira fijamente  a los ojos.
--Liv, ¿Confías en mí?
--¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? Claro que confío en ti.
--Entonces déjame ver.
--Eso no tiene nada que ver con confianza.
Se inclina y me besa. Me distraigo y quito la mano de mi blusa, derritiéndome debajo de él.
 Entonces siento sus manos en mi estómago, acariciando la piel levantada.
--Eres un necioSuspiro, con mi frente sobre la suya.
Sonríe y me da otro beso.
-Eres hermosa, Liv.
  Lo digo de nuevo: Me gustan las cosas románticas en el fondo, pero mayormente me aterrorizan. Es demasiado extraño.
--Cállate.
Pero sonrío, roja, y él me besa de nuevo. Va hacia mis muñecas, dejando mi estómago y quita las pulseras que suelo usar para cubrir todo. Debajo, hay maquillaje, pero aun así se notan.
  El maquillaje no puede ocultar todas las imperfecciones todo el tiempo.
Entonces se acerca y las besa. Me derrito, porque nunca nadie había hecho algo parecido. Me gusta el contacto de sus labios contra mi piel.
--¿En dónde más tienes cicatrices?
Suspiro.
--En todo mi cuerpo. ¿Por qué crees que nunca muestro nada de piel?
--Pensé que porque eras conservadora.
Sacudo la cabeza.
--No es el caso. Aunque sí, hay un poco de verdad en eso.
Sonríe, pícaro.
--Bueno, me gustaría besar cada cicatriz.
  Y yo simplemente no puedo evitarlo: Me quedo con la boca abierta. El pensamiento me llena y siento el hormigueo en mi piel.
   Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Sonríe, como si supiera que me he puesto toda caliente.
Ambos reímos, como risas de verdad, y se siente tan bien.
 Parece que no he tenido de esas desde por siempre.
Minutos después, aún estamos abrazadas en mi cama, y él me susurra:
--Voy a comprar el regalo de cumpleaños de mamá hoy, ¿Quieres venir conmigo?
Paso mis uñas por su mejilla.
--Voy a ver a Aisslin.
Levanta la cabeza de repente, mirándome fijamente.
--Olivia.
Frunzo el ceño.
--¿Qué?
--No vas a acercarte en esa casa.
--¿Quién dice que voy a acercarme a esa casa? Voy a llamarla por teléfono. Ni siquiera sé si me contestará.
  Cierra los ojos, y cuando los abre, puedo ver una vez más cómo se preocupa por mí.
--¿Por qué quieres verla?Se queja.
--No quiero hacerlo, Dan. Necesito hacerlo. Necesito… No sé qué necesito de ella, pero sé que tiene que ver con ella. Yo… Yo necesito esto.
   Incluso si me rompe.
--Déjame ir contigo.
--No. Tengo que hacerlo sola. ¿Pero qué tal si después de eso te encuentro?
Sonríe.
--Sé que has conocido a mi mamá, pero quiero presentarte como mi noviaDice.
 Ni siquiera me molesto en señalar que no estamos juntos, porque al demonio, lo estamos.
--Está bien.
Sus ojos brillan. Besa mi nariz.
Suspiro después y me siento para alcanzar mi teléfono. “Aisslin”.
Marcar.



                                                               
        


Dan me deja en el café poco concurrido con el que me voy a ver con Aisslin. Está como a dos cuadras del centro comercial, así que saber que está cerca le tranquiliza. Esto realmente no le hace feliz.
Que se aguante.
  Me siento en una de las mesas con sillones vacías, y mi celular suena. Es un mensaje de Dan, diciéndome en qué tienda va a estar si quiero alcanzarlo
“Paranoico”, escribo de vuelta.
Me contesta con una carita feliz y cuando bajo el celular, veo a Aisslin caminar por la puerta. Se detiene cuando me mira, dudando, y luego termina el resto de su recorrido hacia mí lentamente.
  Se sienta enfrente de mí. Y se ve demacrada: Su pelo usualmente brilloso luce descuidado y se las ha arreglado para usar maquillaje, pero parece que estaba en la mitad cuando decidió que qué demonios. Sólo tiene base y un poco de rímel, cuando usualmente tiene todo la caja de cosméticos encima. La base no ha podido borrar las ojeras. No creo si quiera que el mejor corrector puedo.
   De repente se me ocurre que yo no me veo mejor.
Somos como Desastre 1 y Desastre 2.
La camarera viene hacia nosotras antes de poder decir nada, y no estoy segura si ninguna de las dos lo habría hecho. Pido un café mediano porque necesito tener algo en mis manos, y ella niega hacia la camarera. Toma una de las servilletas en la mesa y empieza a destruirla en su regazo, en pequeñas piezas.
--HolaDigo, porque soy una estúpida.
Levanta la vista y me mira. Se queda callada un tiempo.
--Estaba preocupada por tiDiceCuando supe del accidente. Y que no despertabas. Pensé que ibas a morir.
--Yo también.
 Nos quedamos en silencio después de eso.
--¿Por qué me pediste encontrarme contigo, Liv?
--No sé.
Levanta las cejas, sorprendida.
--¿No sabes? Pensé… Pensé que estabas furiosa conmigo.
Mi cabeza vuela de vuelta a ella.
--¿Por qué estaría enojada contigo? ¡Tú eres la que no puede verme!
--¡Eso no es cierto!
--¡Estaba muriéndome en el hospital y mi mejor amiga no apareció!Le dije, con lágrimas brotando de mis ojos, con la voz rota.
  También sus ojos empiezan a aguar.
--¡Pensé que no me querrías ahí!
--¿Por qué pensarías eso?
--Porque mi padre es un hijo de puta que te torturóDice, y su voz se apaga, mientras intenta disimular las lágrimas en este lugar público.
--Pensé que  no querrías verme tú a mí porque ahora mis padres han puesto denuncias y esas cosas sobre la persona que amas.
   Dios, tal vez es un hijo de puta, pero él tomó a Aisslin cuando estaba perdida. Tal vez la amó o no, pero eso no importa, porque por primera vez Aisslin tuvo algo y a alguien.
--Yo… Yo no estoy enojada contigo.
--Pero tu papá…
--Lo quiero, y eso es lo peor, porque lo que hizo fue despreciable, Liv. Lo que él hizo… Yo no sabía. No me odies.
--No te odioDigoNo te odio.
  Salimos cinco minutos después porque estamos llorando tontamente. De alivio, de dolor, de enojo.
  Supongo que al final ella tenía razón: No puedes forzarte a amar a alguien. Pero tampoco puedes forzarte a dejar de amarlos.
  Así que ahora lo único que tenemos ahora es tiempo. Tiempo para sanar nuestras heridas, para sanarnos los unos a los otros, y para aprender cómo vivir con todas estas cosas que no pedimos pero que tenemos de cualquier manera.
  Algún día miraremos atrás y habremos hecho las paces con ello, pero no aún. No hoy.
Hoy duele.




                                                                    
 




Corro hacia Dan cuando lo veo mirando estuches de maquillaje. Tiene cara de concentración y me río por eso. Me río de muchas cosas, aún con las mejillas húmedas. Se da la vuelta por el sonido de mi risa y frunce el ceño cuando me ve toda mojada por las lágrimas.
  Pero son buenas. Aunque duele como el demonio, son buenas.
Se confunde cuando veo que sonrío también.
--¿Liv?
Se acerca y hecho mis brazos alrededor de su cuello.
--¿Son lágrimas de felicidad?
--Son buenas, definitivamente. Son buenas.
   No tiene que ser malo para mí, incluso si logran encerrar a ese bastardo o no. No puedo seguir escondiéndome en mi habitación porque estoy demasiada asustada. Soy poderosa; Tuve muchos muros, y logré derrumbarlos todos. A este punto, después de toda la lista de cosas por las que pasé, como el accidente y el tipo siendo el padre de Aisslin, etcétera, etcétera.
  No hay ningún muro que no pueda derrumbar.




-Sthep Stronger.

Lo puse tarde porque acabo de terminar de escribirlo justo ahora. Creo que este es el penúltimo capítulo. Soy un desastre.  No sé.

jueves, 8 de mayo de 2014

After Jude. Capítulo 1.


your irresistible eyes | via Tumblr
After Jude. Capítulo 1. "Jude"


Entro a clase como los demás: arrastrando los pies y con suspiros de cansancio mientras quito mi cabello castaño oscuro (que muy bien puede hacerse pasar por negro) de mi cara. Esto es lo que pasa cuando es lunes, por aproximadamente las primeras tres clases. Y odio que esto pase cuando es lunes, porque empiezo con Morgan. Y hay algo que todo ser humano en esta universidad tiene que saber sobre el señor Morgan: Puede ser tanto un soñador como un cabrón.
 Ni siquiera me metí en Escritura Creativa, sino en Periodismo. Alguien allá arriba decidió que teníamos que tomar su clase, como si necesitásemos ser más… bueno, creativos.
Como si hubiera tanta creatividad en un artículo político.
   El señor Morgan está ahí esperando recargado en el escritorio de espaldas y con los pies cruzados, con una taza de té en sus manos. Nos sonríe, porque tiene esperanza en nosotros. Pero no somos escritores con los que suele trabajar; No estamos hechos de palabras mágicas y no vomitamos arcoirirs cuando el polvo de hada nos cae mal en el estómago. Somos ordenados, con palabras inteligentes y una necesidad de decir la verdad.
  Morgan aplaude una vez para llamarnos la atención.
--Muy bien, jóvenes. Sé que estos dos últimos meses no han sido de su agrado, pero lo estamos haciendo muy bien. Hemos logrado abrir algunas mentes suyas pero demostrar una vez más algo que ustedes ya sabían: La importancia de las palabras. Pero no sólo palabras en general; No una aburrida descripción o un diálogo; Estamos aquí para hablar de sentimientos. Acerca de la ira y la felicidad, así como todos esos sentimientos que nos sacuden. Estamos aquí para ponerles palabras.
     Hemos escuchado este mismo discurso sólo tantas veces. Lo hace cuando nos pone algo difícil y nos quiere animar. El hecho de que lo esté haciendo incluso antes de decirnos qué es, o que lo haga incluso cuando acabamos de entrar, no significa nada bueno. Carajo, ahora estoy perturbada.
--En este tiempo lo han hecho bien, muchos de ustedes. Han logrado plasmar las emociones más intensas en papel, y estoy orgulloso. Pero es tiempo de que escriban algo…, algo mucho más importante y oscuro. Estamos hablando acerca del núcleo del universo aquí. De él empiezan y terminan las cosas. Vamos a escribir del dolor.
  Esperamos.
Y esperamos.
Y esperamos un poco más.
Finalmente, ya que sé que nadie lo va a hacer, abro mi boca:
--¿Eso es todo?
Me mira con esa chispa en sus ojos. Sus ojos oscuros  brillan intensamente y cuando sonríe se le marcan arrugas alrededor de los ojos, justo como ahora.
--Usted piensa que es fácil, ¿No, señorita Cross?
Me encojo de hombros.
--Es sólo dolor. ¿Qué más puede ser?
  Me gusta el señor Morgan. Está tan lleno de esperanza. De alegría. En todos; En nosotros, en la humanidad. Pero no se corta un pelo de la lengua cuando consta de criticar trabajos porque “No reflejaba con claridad el sentimiento”, o porque “La redacción era tan horrible como mi suegra en traje de baño”.
--¿Ha sentido el dolor alguna vez, señorita Cross? No me refiero al dolor de perder a una mascota o no haber sido invitada al baile de graduación. Me refiero al dolor real. El tipo que te quita la respiración y que te hace doblarte en dos hasta que sientes las astillas saltando y finalmente te rompes. El tipo de dolor en donde no puedes encontrar un hilo lo suficientemente largo en el mundo para coser todo el daño. Ese tipo de dolor. ¿Lo ha sentido?
  La emoción y seriedad que muestra en sus ojos es como una obra de arte.
Mi boca de repente se siente como cemento.
Me le quedo mirando sin ofrecer una respuesta, pero ahora ambos sabemos que sí. Demonios, sí.
--Esto es todo lo que van a hacer clase; Ustedes van a escribir algo muy íntimo, algo muy detallado y sin censura acerca del dolor. Acerca de cómo les afectó. No tengan miedo a exponerse. No tengan miedo a escribir. Y puesto que sé lo que les estoy pidiendo, tiene un mes para hacer este ensayo. Recuerden. Y escriban sabiamente.




                                                                        





Mi compañera de cuarto, Terra, no está. Probablemente está con su novio por ahí.
No siempre fui su compañera de cuarto, sólo que su compañera tuvo una transferencia y a mí me asignaron a esta habitación con ella. Me gusta vivir con Terra: Es tranquila y amble. Pero quiero matarla cuando pone música Country muy temprano en la mañana.
Ahora, aprovecho que estoy sola y me siento en el escritorio viejo de madera astillada, pensando en Morgan y su estúpido ensayo.
Dolor.
Una palabra de cinco letras que significan tantas cosas.
Saco la laptop de mi mochila y la pongo en el escritorio. Abro la tapa y la prendo. Cuando finalmente abro el Word y pongo la fuente que quiero…, me quedo observando el palito parpadeante en la pantalla.
Está ahí. Y luego no está. Y luego aparece de nuevo.
Cierro los ojos y suspiro.
Palabras.
 Yo sé qué es el dolor. Lo sentí hace dos años en casa. Me tomó y me dobló hasta romperme. Tomó a muchos de nosotros y no nos dejó ir hasta después de un tiempo. E incluso ahora, no estoy segura si alguna vez me dejó, o si yo lo dejé ir a él.
 Todas las mañanas, me levanto, y antes de poner maquillaje sobre mi rostro y prepararme para empezar otro día, pienso acerca de él.
  Acerca de Jude.
Por un segundo, pienso que no lo voy a hacer. Escribir el ensayo, me refiero. No quiero recordar el dolor. No quiero sentirlo de nuevo de la manera en que me golpeó tiempo atrás.
 Pero me encuentro a mí misma anhelando contarle a alguien.
Todos los posibles inicios de mi ensayo empiezan a revolotear en mi cabeza, y no sé cómo comenzar. Así que decido empezar desde el principio. 



Me di cuenta de la existencia de Jude un día de septiembre en la iglesia, irónicamente.
Probablemente no lo hubiera encontrado nunca ahí, pero esta vez era diferente: Su abuelo había muerto. Mi tío me había dicho en la cena la noche anterior mientras me pasaba el pan. Dije lo que se esperaba decir de mí, que lo sentía. Supongo que es difícil sentirte realmente afligida cuando tú no conoces a la familia, pero era diferente para mi tío, siendo un padre y todo eso. Ya sabes: Todos somos hijos de Dios y por lo tanto somos hermanos.
 El punto es que intenté sentirme afligida la tarde en que se llevó a cabo la misa. No afligida como la esposa, con ese llanto descontrolado y la cara hinchada. Afligida como una chica que conoció a la familia; Preocupada y apagada. Afligida como… Bueno, no como su hijo.
Su nombre era Jude.
Aquella noche en la misa de su abuelo, fue de hecho la primera vez que me fijé en él. Déjame decirte algo sobre Jude: Todo el mundo en la escuela sabía quién era. Era jugador de Lacrosse, no muy guapo como se espera que un jugador estrella de Lacrosse fuera, pero lo suficiente. Destacaba por su constitución ancha. Hombros anchos, espalda ancha. Dos metros.
Y terriblemente solo.
Terriblemente sólo es una manera de describir a Jude. Era como el misterio de las chicas en la escuela. Yo estaba demasiado clavada con Nick en ese entonces como para fijarme remotamente en alguien más, pero esa noche Jude llamó mi atención porque… No estaba llorando.
No cara hinchada, no lágrimas, no ojeras. Ni un solo pelo fuera de lugar.
Al principio no lo comprendí, así que lo miré más tiempo. Pero Jude, oh, Jude estaba lejos en reparar que lo miraba fijamente. Porque se sentía alivido.
Cuando vi su expresión de alivio en su rostro, me sorprendí. Porque…Alivio. En el funeral de su abuelo. Su abuelo.
Déjame decirte que no había nada mal con Mark Perkins: Iba a misa todos los domingos y lo había visto ayudando a ancianitas con las compras, a pesar de que no podía hacerlo mejor. No tenía ningún rumor de engañar a su esposa, como el cuarto de los hombres en ese pueblo en el que estábamos estancados. Mark Perkins era hasta donde yo sabía una persona honorable. A mi tío le gustaba. Hombre, a todo el mundo le gustaba.
 Así que mi primer instinto fue pensar que Jude Perkins realmente era un bichito raro.
  Cuando miro atrás y me recuerdo a mí misma pensando en eso, tengo que cerrar los ojos porque no puedo soportar pensar en cuan equivocada estaba. Sobre Jude, sobre mi tío, sobre lo que creía.
 Pienso acerca de Jude todos los días de mi vida.




--S
thep Stronger.

Entonces me di cuenta de que he pasado cinco meses escribiendo Taken y aún no he sido capaz de terminarlo, y todavía falta (No mucho), y como no sé cuando lo haré porque últimamente escribirlo es muy difícil, voy a empezar a publicar After Jude.  :)
Bye.