lunes, 12 de mayo de 2014

Taken. Capítulo 16.


Untitled
Taken. Capítulo 16.


El agua ahora está fría, cayendo sobre mi piel mientras me quedo mirando las paredes. No importa, de cualquier manera.
  Me siento tan entumecida.
Me siento tan vacía.
Me estiro por la toalla, cerrando la llave. Envuelvo la toalla alrededor, pero sin salir.
--LivEscucho la puerta abrirse. Es MaggieHas estado aquí media hora, mi vida.
Espera unos segundos antes de abrir la cortina. Me encuentra ahí parada, con los brazos sobre mi pecho, los dedos apretados contra la toalla, mirando al suelo.
  Suspira.
Me alcanza y me toma del brazo.
--Es hora de salir, mi cielo.
  Siempre tuve muchas etiquetas, incluso desde el principio. “Secuestrada”, “Perdida”, “Adoptada”. Luego las demás: “Hija”, “Hermana”, “Novia”. Bueno, la última por poco. Tuve las de siempre, las normales: “Problema”, “Dañada”, etcétera, etcétera. Ahora tengo más. “Deprimida”, “Desorientada mentalmente”, y ahora están empezando a susurrar las palabras “Desórdenes Alimenticios”. No es que no quiero comer, es sólo que estoy muy cansada y triste para eso. ¿Comer? Mi única amiga no me habla porque su padre es un psicópata que puede venir en cualquier momento a atravesarme con un cuchillo.
  Tengo miedo.
Esta es la verdad.
  Maggie, ella toma mi brazo y me lleva hasta mi habitación. Saca mi ropa del armario y la pone en mis manos. Me da un beso en mi frente.
--Te amamos, cielo.
--Yo también.
--Baja cuando termines, ¿De acuerdo?
Asiento, y en vez de bajar me quedo en mi cama, acostada. Diez minutos después, la puerta se abre y se cierra, pero no abro los ojos. La cama se hunde a mi lado y siento el cuerpo de alguien contra el mío, como, encima de mí.
  Abro los ojos.
Dan pone un codo a lado de mi cabeza y recarga su cabeza con su mano. Entrelaza nuestras piernas, mirándome desde arriba.
--Eres pesado, ¿Sabes?
Sonrío.
--Puedo quitarme si quieres. Pero sé que no me dirás nada.
Sonrío un poco y levanto una mano para tocar sus labios, y los besa.
--Livie…--Comienza.
Cierro los ojos.
--Ya sé.
--Nos preocupamos por ti.
Suspiro y toco su rostro, acariciándolo.
--Ha pasado un tiempo desde que hemos estado juntos, ¿Verdad?Le digoLo siento.
  Se encoje de hombros, pero sé que quiere estar conmigo, después de estas últimas tres semanas alejada del mundo. Tres semanas desde el accidente.
--No pasa nada, Liv.
--Lo siento.
--Deja de disculparte. Te quiero.
 Lo dice como si nada, y yo me quedo viéndolo desde abajo. Olvido cómo respirar por unos segundos.
  Después sonrío.
--Ahí estáDice, inclinándose a besar mi sonrisaMe encanta esa sonrisa.
Paso mis brazos por su espalda mientras me besa, y meto mi mano debajo de su camisa.
Gruñe.
--Te recomiendo que no sigas por ahíMe dice, poniendo sus brazos a cada lado de mi cabeza y apoyándose en ellos.
--Pensé que te gustaba que fuera por ahí.
--No cuando todo el mundo está abajo, Liv.
Meto una mano debajo de su camisa de nuevo y toco su estómago.
--Liv.
--¿Qué?
--Enserio.
Rueda sobre su espalda y me lleva con él, de manera en que ahora él está debajo.
--Me gusta romper reglasLe digo.
Suspira, y pienso en sentarme sobre su estómago, pero se me ocurre que si alguien entra, se va a ver como si… Bueno.
--Tu padre me mataría si se entera de que ando tocándote.
Bufo.
--No es como si yo corriera a decirle.
Sacude la cabeza, pero toca mi estómago. Se encuentra pasando un dedo sobre mis heridas. Abro la boca para decir algo al tiempo que toco su mano para apartarlas, pero él no me deja. Se me ocurre que es la primera vez que se entera realmente del estado de mis heridas.
--No. Déjame ver.
Lo miro, como si estuviera loco.
--¿Qué dices?
Me hace rodar y estoy debajo de nuevo. Levanta mi blusa, mostrando mi estómago.
--¡No!
Bajo la blusa de nuevo, y él me mira.
--¿Por qué?
--Porque son feas. No quiero que veas.
Me mira fijamente  a los ojos.
--Liv, ¿Confías en mí?
--¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? Claro que confío en ti.
--Entonces déjame ver.
--Eso no tiene nada que ver con confianza.
Se inclina y me besa. Me distraigo y quito la mano de mi blusa, derritiéndome debajo de él.
 Entonces siento sus manos en mi estómago, acariciando la piel levantada.
--Eres un necioSuspiro, con mi frente sobre la suya.
Sonríe y me da otro beso.
-Eres hermosa, Liv.
  Lo digo de nuevo: Me gustan las cosas románticas en el fondo, pero mayormente me aterrorizan. Es demasiado extraño.
--Cállate.
Pero sonrío, roja, y él me besa de nuevo. Va hacia mis muñecas, dejando mi estómago y quita las pulseras que suelo usar para cubrir todo. Debajo, hay maquillaje, pero aun así se notan.
  El maquillaje no puede ocultar todas las imperfecciones todo el tiempo.
Entonces se acerca y las besa. Me derrito, porque nunca nadie había hecho algo parecido. Me gusta el contacto de sus labios contra mi piel.
--¿En dónde más tienes cicatrices?
Suspiro.
--En todo mi cuerpo. ¿Por qué crees que nunca muestro nada de piel?
--Pensé que porque eras conservadora.
Sacudo la cabeza.
--No es el caso. Aunque sí, hay un poco de verdad en eso.
Sonríe, pícaro.
--Bueno, me gustaría besar cada cicatriz.
  Y yo simplemente no puedo evitarlo: Me quedo con la boca abierta. El pensamiento me llena y siento el hormigueo en mi piel.
   Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Sonríe, como si supiera que me he puesto toda caliente.
Ambos reímos, como risas de verdad, y se siente tan bien.
 Parece que no he tenido de esas desde por siempre.
Minutos después, aún estamos abrazadas en mi cama, y él me susurra:
--Voy a comprar el regalo de cumpleaños de mamá hoy, ¿Quieres venir conmigo?
Paso mis uñas por su mejilla.
--Voy a ver a Aisslin.
Levanta la cabeza de repente, mirándome fijamente.
--Olivia.
Frunzo el ceño.
--¿Qué?
--No vas a acercarte en esa casa.
--¿Quién dice que voy a acercarme a esa casa? Voy a llamarla por teléfono. Ni siquiera sé si me contestará.
  Cierra los ojos, y cuando los abre, puedo ver una vez más cómo se preocupa por mí.
--¿Por qué quieres verla?Se queja.
--No quiero hacerlo, Dan. Necesito hacerlo. Necesito… No sé qué necesito de ella, pero sé que tiene que ver con ella. Yo… Yo necesito esto.
   Incluso si me rompe.
--Déjame ir contigo.
--No. Tengo que hacerlo sola. ¿Pero qué tal si después de eso te encuentro?
Sonríe.
--Sé que has conocido a mi mamá, pero quiero presentarte como mi noviaDice.
 Ni siquiera me molesto en señalar que no estamos juntos, porque al demonio, lo estamos.
--Está bien.
Sus ojos brillan. Besa mi nariz.
Suspiro después y me siento para alcanzar mi teléfono. “Aisslin”.
Marcar.



                                                               
        


Dan me deja en el café poco concurrido con el que me voy a ver con Aisslin. Está como a dos cuadras del centro comercial, así que saber que está cerca le tranquiliza. Esto realmente no le hace feliz.
Que se aguante.
  Me siento en una de las mesas con sillones vacías, y mi celular suena. Es un mensaje de Dan, diciéndome en qué tienda va a estar si quiero alcanzarlo
“Paranoico”, escribo de vuelta.
Me contesta con una carita feliz y cuando bajo el celular, veo a Aisslin caminar por la puerta. Se detiene cuando me mira, dudando, y luego termina el resto de su recorrido hacia mí lentamente.
  Se sienta enfrente de mí. Y se ve demacrada: Su pelo usualmente brilloso luce descuidado y se las ha arreglado para usar maquillaje, pero parece que estaba en la mitad cuando decidió que qué demonios. Sólo tiene base y un poco de rímel, cuando usualmente tiene todo la caja de cosméticos encima. La base no ha podido borrar las ojeras. No creo si quiera que el mejor corrector puedo.
   De repente se me ocurre que yo no me veo mejor.
Somos como Desastre 1 y Desastre 2.
La camarera viene hacia nosotras antes de poder decir nada, y no estoy segura si ninguna de las dos lo habría hecho. Pido un café mediano porque necesito tener algo en mis manos, y ella niega hacia la camarera. Toma una de las servilletas en la mesa y empieza a destruirla en su regazo, en pequeñas piezas.
--HolaDigo, porque soy una estúpida.
Levanta la vista y me mira. Se queda callada un tiempo.
--Estaba preocupada por tiDiceCuando supe del accidente. Y que no despertabas. Pensé que ibas a morir.
--Yo también.
 Nos quedamos en silencio después de eso.
--¿Por qué me pediste encontrarme contigo, Liv?
--No sé.
Levanta las cejas, sorprendida.
--¿No sabes? Pensé… Pensé que estabas furiosa conmigo.
Mi cabeza vuela de vuelta a ella.
--¿Por qué estaría enojada contigo? ¡Tú eres la que no puede verme!
--¡Eso no es cierto!
--¡Estaba muriéndome en el hospital y mi mejor amiga no apareció!Le dije, con lágrimas brotando de mis ojos, con la voz rota.
  También sus ojos empiezan a aguar.
--¡Pensé que no me querrías ahí!
--¿Por qué pensarías eso?
--Porque mi padre es un hijo de puta que te torturóDice, y su voz se apaga, mientras intenta disimular las lágrimas en este lugar público.
--Pensé que  no querrías verme tú a mí porque ahora mis padres han puesto denuncias y esas cosas sobre la persona que amas.
   Dios, tal vez es un hijo de puta, pero él tomó a Aisslin cuando estaba perdida. Tal vez la amó o no, pero eso no importa, porque por primera vez Aisslin tuvo algo y a alguien.
--Yo… Yo no estoy enojada contigo.
--Pero tu papá…
--Lo quiero, y eso es lo peor, porque lo que hizo fue despreciable, Liv. Lo que él hizo… Yo no sabía. No me odies.
--No te odioDigoNo te odio.
  Salimos cinco minutos después porque estamos llorando tontamente. De alivio, de dolor, de enojo.
  Supongo que al final ella tenía razón: No puedes forzarte a amar a alguien. Pero tampoco puedes forzarte a dejar de amarlos.
  Así que ahora lo único que tenemos ahora es tiempo. Tiempo para sanar nuestras heridas, para sanarnos los unos a los otros, y para aprender cómo vivir con todas estas cosas que no pedimos pero que tenemos de cualquier manera.
  Algún día miraremos atrás y habremos hecho las paces con ello, pero no aún. No hoy.
Hoy duele.




                                                                    
 




Corro hacia Dan cuando lo veo mirando estuches de maquillaje. Tiene cara de concentración y me río por eso. Me río de muchas cosas, aún con las mejillas húmedas. Se da la vuelta por el sonido de mi risa y frunce el ceño cuando me ve toda mojada por las lágrimas.
  Pero son buenas. Aunque duele como el demonio, son buenas.
Se confunde cuando veo que sonrío también.
--¿Liv?
Se acerca y hecho mis brazos alrededor de su cuello.
--¿Son lágrimas de felicidad?
--Son buenas, definitivamente. Son buenas.
   No tiene que ser malo para mí, incluso si logran encerrar a ese bastardo o no. No puedo seguir escondiéndome en mi habitación porque estoy demasiada asustada. Soy poderosa; Tuve muchos muros, y logré derrumbarlos todos. A este punto, después de toda la lista de cosas por las que pasé, como el accidente y el tipo siendo el padre de Aisslin, etcétera, etcétera.
  No hay ningún muro que no pueda derrumbar.




-Sthep Stronger.

Lo puse tarde porque acabo de terminar de escribirlo justo ahora. Creo que este es el penúltimo capítulo. Soy un desastre.  No sé.

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