martes, 29 de julio de 2014

Reseña: Tempting Rowan, Micaela Smeltzer.

Tempting Rowan (Trace + Olivia, #3)
Reseña: Tempting Rowan.
Micaela Smeltzer.
Es como el tercer libro de una serie
en el cual no me he leído los anteriores.
:D
Me hunde el entumecimiento. Me arrastra hacia abajo y no puedo ver la superficie. Es más fácil fingir que no siento. Y por más que finjas, más fácil es creer. Pero él quiere salvarme. Sólo que no puede. Tengo que salvarme a mí misma... y no sé si quiero.

La vida de Rowan Sinclair ha sido todo menos fácil. Con una madre alcohólica y un padrastro sórdido, ha sido su responsablidad criar a sus hermanos más jovenes. A los 21 está atada a una vida que no quiere, pero no ve otra alternativa. Después de todo, ¿Qué le pasaría a su hermano y hermana si ella se fuera?
  Trenton Wenworth ve el dolor detrás de los ojos de Rowan Sinclar. No quiere otra cosa más que hacerlo desaparecer. Sostenerla. Amarla.  Pero Rowan mantiene a todos a una distancia segura. Pero si hay algo que pueda romper las paredes que ella ha construido alrededor de ella, es Trent.  Así que no evita a toda costa. Pero a Trent tú no le evitas. Es terco y determinado. Salvará a la chica aunque le cueste todo.

Amor, mentiras y decepción.

Ese es el nombre del juego cuando estás tentando a Rowan.

-Yo hice la traducción y ya saben-

Pregúntenme qué estaba esperando de Tempting Rowan cuando lo tomé. No mucho, te responderé. Pregúntame con qué terminé. Con...definitivamente algo.

Tempting Rowan es acerca de algo que tal vez ya vimos en muchos otros libros, y sí es cierto: No hay mucha novedad. Y sin embargo, la razón por la cual le di cuatro estrellas en Goodreads fue por lo que me hizo sentir. La primera mitad del libro estuvo simplemente bien, sin pena ni gloria. Fue después de la mitad cuando se me empezó a formar algo en el pecho, y al final, mi corazoncito de quince años ya no podía soportarlo. Al final yo estaba como:

                      

"Santa mierda, he destruido mi vida".

Hay una cosa que la autora te hace creer (Pero que no puedo decir porque sería un Spoiler y no quiero hacerles eso) e hizo que mi corazón se quisiera salir de mi pecho. Dime dramática.
  Sin embargo, sentí que era muy repetitivo cuando constaba del Bad Parenting (En estos momentos no sé cómo ponerlo en español. Pero es ser mal padre) y me tenía cansada en algunos puntos. Otra cosa que me hizo fruncir el ceño fue el asunto de Tristan. Pensé que la autora de lo había sacado de la manga porque no sabía qué hacer, y eso no me gustó. Esa cosa de que si te mientes te lo crees eventualmente, no me gustó. No significa que no creo en ello, simplemente fue hecho de una manera muy pobre aquí.
  Por otro lado, tal vez no me sentí muy conectada a Trenton , pero si a Rowan y a los niños, y a Travis. Oh, él era un honor y me hace querer leer su libro (Que son el uno y dos de esta serie. Lo sé, soy toda una malota).

   Casi nadie ha leído este libro y eso es una porquería, porque aunque no fue perfecto, creo que merece que más personas lo lean. Yo se los recomiendo :D


-Sthep.

lunes, 28 de julio de 2014

Broken Dolls. Capítulo 6.


Dead wrong.
Broken Dolls. Capítulo 6.


Al día siguiente, salgo de la habitación en la cabaña gigante para tomar clases con el perdedor cuando en la sala encuentro algo familiar.
--¿Cam?
 Cam. Cam el enfermero que era lindo conmigo. Ese Cam.
 Él me da la espalda, pero sé que es él. A menos que esté alucinando. Te juro que esto es una mierda.
 El Cam que podría o no ser Cam se da la vuelta y me sonríe.
Pero espera, ya me he tomado la medicación: No se supone que sea tan malo. Se supone que me mantiene fuera de enloquecer por completo.
--Fallon. Esperaba poder verte.
--Espera, ¿Tú eres de la CIA? ¿Eres el infiltrado en St. Gallen?
--Sí.
--¡Pequeño hijo de perra! ¡Me tenías engañada!
Me acerco  y le doy un golpe en el brazo. Sonríe y cuando lo intento de nuevo, lo evade. Me hace una especie de llave y yo termino en el suelo.
--Pensé que te estaban entrenando para que te defendieras a ti misma.
--¡Ey! ¿Esa es tu manera de saludar a viejas amigas, Cameron? Además, dame un respiro, tengo aquí dos díasLe reprocho desde el suelo.
  Me sonríe desde arriba. Me quedo observando un rato sus ojos verdes y cabello rubio. Tal vez es esta luz, pero me acabo de dar cuenta de que el tipo está bueno.
--¿Ves algo que te guste?
Niego.
--No. Nada interesante, la verdad.
Hace una mueca y se lleva la mano al corazón.
--Auch.
--
Sí, sí, lo que sea. Ahora ayúdame a levantarme.
Él toma mis manos y me pone en mis pies.
--¿Vas de salida?Pregunta.
--Sí. Pero vas a acompañarme hasta allí. No es una preguntaÉl se ríeEntonces, ¿Acabas de salir de ver al jefe? Uno diría que desde que me secuestró recordaría su nombre, pero no. Sabes, pudiste haber dicho algo. En St. Gallen, me refiero. Pudiste haber dicho “Oye, están buscando a una pelirroja, así que cuídate”. Quiero decir, fue muy perro de tu parte.
  Sacude la cabeza  y sonríe mientras salimos de cabaña/casa.
--Nunca realmente había conocido a alguien que cambiara de tema tan rápido.
--Culparía a la psicosis, pero no tiene nada que ver, la verdad. Quiero decir, cuando estás mentalmente desequilibrada puedes culpar de muchas cosas a la enfermedad, pero mi madre siempre me decía que era imposible tener una conversación conmigo. Aunque no estoy segura de cuándo me volví una psicópata. Aunque a lo mejor sí, según esto los psicópatas como yo no podemos organizar nuestros pensamientos. Mierda, a lo mejor eso es. A lo mejor la psicosis me impide comunicarme con las personas semi-normalmente. Tiene sentido. ¿Pero por qué mi madre me diría que es imposible tener una conversación conmigo? Aunque no sé exactamente cuando me volví una psicópata.  ¿Sabes que ese es el término que nos dan? Suena tan horrible. Quiero decir, sé que hay muchos psicóticos horribles, pero yo no soy una de ellas. Mi doctora dice que mi psicosis es pasiva si hacemos comparaciones, lo cual me hace pensar en cuán jodidos están los demás, así que…
     Cam  pone una mano en mi boca.
--De acuerdo. ¿Y si tocamos un tema y luego otro?
Asiento y la quita de mi boca.
--Entonces, ¿Por qué tienen que enviarme a mí cuando tú puedes averiguar si Holly realmente está ahí? Tú trabajas ahí.
Sacude la cabeza.
--Yo fui el primero que entró a St. Gallen, pero no tuve acceso al área de los pacientes más… inestables.
--Te refieres a los locos de remate.
--Bueno… Sí. Como te decía, no tuve acceso a ésa área y Holly podría o no estar ahí. Podría conseguir la entrada, pero eso tardaría, así que en vez de eso Carmichael envió más de nosotros para vagar por ahí en la noche, yendo de habitación a habitación para buscarla. Es cuando te atraparon. Ellos pensaron que escapaste, y no has sido la primera que lo hace, pero sobre actuaron al respecto: Despidieron a todos y contrataron a nuevas personas. El nivel de seguridad nos hace pensar que Holly realmente está ahí y quién la está ocultando sospechó de los infiltrados. Pero podría no significar nada.
  Asiento hacia él.
--Pues a mí me suena como a nada. Quiero decir, si un loco se escapa, ¿A quién NO vas a despedir?
 Se detiene a mi lado, lo que me obliga a parar también y mirarlo.
--La palabra loca es realmente muy fuerteDiceY muy fea. Fallon, tú no estás… loca. Sólo tienes un desorden.
--Oh, dios, suenas como la maldita psicóloga. ¿Es que no tienes internet? Busca psicosis. Esa mierda es realmente muy peligrosa. Y déjame decirte esto, amigo: Tenerlo es también una mierda.
--Pero no te has perdido completamente. Todavía sigues siendo tú.
--Aún. ¿Pero cuánto faltará antes de que piense que soy Dios o que el demonio me está hablando en la cabeza diciéndome que mate a todos?
--Cuando recibas el tratamiento…
--¡Si resulta, Cam!
Da un paso hacia mí.
--Si no estás segura, ¿Por qué aceptaste?
Mi respuesta es simple:
--Porque estoy desesperada.
Hay un momento de silencio entre nosotros, y de repente ya no le puedo sostener la mirada. En vez de eso miro el pasto debajo de nuestros pies.
--Sólo me preocupo por ti, Fallon.
Eso me sorprende. Sé que somos algo así como amigos, más o menos. No lo suficiente como para que se preocupe por mí.
--¿Por qué?La pregunta se resbala entre mis labios, casi un susurro.
Y él me sonríe.
--Supongo que porque eras la única que no intentaba atacarme cuando le daba los medicamentos.
  Nos reímos juntos, y eso libera la presión dentro de nuestros pechos. Aspiro aire y dejo que llene mis pulmones. Aire fresco. Realmente no tenía mucho de eso antes.
Me doy cuenta en este momento que sí acepté esto porque estaba desesperada, pero desesperada por este pedacito de vida. Desesperada por no volver a aquél lugar nunca más. Me gusta esto: el aire fresco y el sol en mi piel, la ropa bonita y el contacto con personas que no lo han perdido completamente.
--Me gusta esta vida.
Reconozco la voz como mía, pero no se me ocurre por qué le diría eso a Cam. Me parece demasiado profundo, esas cuatro palabras.
  Él mira al cielo y sonríe, y después me mira a mí de vuelta.
--A mí también. Es bastante buena, ¿Verdad?
Parece darse cuenta de que probablemente no debió decir eso. Pero no me ofendo: tomo las cosas de la manera en las que son. Me tocó tener una vida de mierda, y eso es una porquería, pero no puedo hacer demasiado para cambiarlo.
  Excepto que sí puedo.
Encontrar a Holly.
Ahora, sí eso fuera así de simple. Tengo que encontrarme con el imbécil para nuestras clases.
--Sí, es buenaLe contesto.



                                                                   




--De acuerdo, perdedor. ¿Qué me vas a enseñar hoy?
Hoy él ni siquiera me ve.
Imbécil.
--Pensé que como alguna arte marcial sería demasiado difícil para ti, empezaré con defensa personal básica.
  Levanto las manos al cielo en desesperación y le digo:
--¿Pero por qué no se te había ocurrido antes? ¡Se supone que tengo que defenderme, no ser una Yaki Chan, idiota!
--No sé si te diste cuenta, pero lo único que hacíamos en Karate era intentar evadir patadas. ¡Y eras un asco! Así que hoy vamos a ir por los básicos. Los básicos de niños pequeños. Espero que la neurona que tienes sea suficiente para eso.
--Realmente espero que te atropelle un camión. No que te mueras. Sólo que te atropelle.
   Por un segundo, me parece que está sonriendo ante mi comentario. Por un segundo, me parece que de aquí en adelante dejará de ser un cabroncete. Y después, en 0.2 segundos, esos pensamientos se esfuman.
--Supongo que esa única neurona tuya no te deja pensar en mejores insultos para decir. Patético, la verdad.
  Mi pierna toma control sobre mi mente y se alza para meterle una golpiza al imbécil, pero éste ya lo está esperando, así que cuando está a punto de llegar lo toma y lo voltea, haciendo que yo caiga al piso.
--Tienes que poner más fuerza a tus patadas. En verdad no tienes mucho músculo. ¿Muchas hamburguesas?
--¿Sabes qué? Retiro lo dicho. Espero que el camión sí te mate.
Suelta mi pierna y me volteo para verlo. Entonces el imbécil hace la cosa más inesperada: Me tiende la mano.
  Y yo dudo, claro. Quiero decir, tiene que tener su truco, ¿Verdad?
--Vamos, deja de mirarme como si fuera a matar a tu chihuahua.
--¡Yo no tengo un chihuahua! ¿Por qué las personas piensan que los chihuahuas son para personas ricas o tontas, o ambas? Los chihuahuas son feos, todos ojos grandes y temblorosos. Y siempre tiene que estar ladrando, te lo juro. Mi vecina tenía uno y te prometo que todas las noches me debatía entre ir y abandonarlo en un lugar muy muy lejano o no. Ese perro era como los cobradores: Nunca te deja en paz. Y luego se ponía a temblar como si el muy bastardo tuviera miedo. ¡Bueno, debería tenerlo, no me faltaba mucho para meterle un tiro! No literalmente, ya sabes. Me refiero a una metáfora de manera muy dolorosa literalmente.       Realmente no sé lo que acabo de decir, así que si ignoras esa parte simplemente está bien. ¿Sabes cuáles me gustaban? Los pequeños con nariz chata que parece que la piel se les cae. Sé que debería saber el nombre, pero se me olvida todo el tiempo. Creo que es Pug.
  Se queda ahí parado, mirándome.
--Te juro que nunca había escuchado a alguien escupir tantas palabras de un sopetón.
--La expresión “Escupir” cuando se refiere a decir algo es en mi opinión ridícula. Quiero decir, no es como si literalmente escupieras las palabras. ¿Te imaginas? Creo/ escupitajo/que/escupitajo/eres/escupitajo/un…
--De acuerdo, ya entendíMe detieneAhora respira profundo. Hay que concentrarnos, ¿De acuerdo? Defensa personal básica.
--Ah, ya, claroReconozco cuando me levantoEntonces, ¿Qué hago ahora, perdedor?
  Se me queda mirando un rato, como si hubiera algo en mi nariz. Me la palmeo por si acaso, pero todo parece ir bien.
Se recupera antes de que pueda preguntarle.
--Vamos a seguir practicando. No vas a dar patadas, sino que vas a aprender como esquivar una patada y dejarlos en el suelo para que puedas correr y salvar tu vida. Pero aprender a patear también es importante. Estaremos unas dos horas practicando y luego vamos a ir a correr.
--¿A correr? ¿Para qué? Estoy en buena forma.
--Estás toda flácida.
--¡Ey, imbécil!
--Me refiero en los lugares importantes, demente. Como en las piernas y brazos. Tienes que tener fuerza.
--¿Cómo voy a adquirir fuerza en los brazos corriendo?
--No vas a hacerlo. Nos vamos a concentrar en las patadas hoy. ¿Es que no me escuchas? Además, no me cuestiones, Barbie. Soy tu instructor.
--Si mi instructor fuera bueno…
--No me empujes, Barbie. Ahora, a trabajar.
Corremos juntos media hora y luego me da un descanso de cinco minutos que no da abasto. Luego corremos de nuevo, y es en esta segunda ronda cuando el suelo se abre bajo mis pies y te juro que puedo ver lava abajo, pero siento el suelo bajo mis pies así que en un rincón de mi mente se me ocurre que no es real. Me aferro a eso mientras lucho contra el miedo y la desesperación.
Casi puedo sentir el humo en mi garganta y el calor en mi piel.
  Después de todo este tiempo he aprendido a no perder la calma. La mayoría de las veces. Mi doctora y yo trabajos mucho en respiraciones que no se supone que sirvan de mucho, pero algo es algo.
  Me detengo y miro al cielo cuando escucho las voces en mi cabeza. Son susurros, de las personas en mi vida diciendo que estoy loca: Mis padres, los doctores, los vecinos, mis amigos. Todos discutiendo sobre mi locura cuando pensaban que yo no estaba escuchando.
--Ustedes realmente no saben nadaLes susurro, volviendo a correr.
Los susurros no me abandonan.
--Cállense.
Se me dificulta respirar y hablar mientras corro, pero eso no me detiene.
--¡No quise hacerlo!
“Es tu culpa”, resuena en mi cabeza.
--¡No!
--¡Fallon!
Cuando abro mis ojos, veo los de Chris. Está parado enfrente de mí y sostiene mis brazos, manteniéndome cerca.
--Las vocesmurmuro.
--No son reales, Fallon. Eh, Barbie, concéntrate, vamos. Todo está bien.
Sigue diciéndome algo, pero las voces son más fuertes que la suya. De repente siento la adrenalina por mis venas y empiezo a moverme. Chris me deja ir, pero puedo sentir sus ojos sobre mi.
--PastillasLe escucho decir--¿Te has tomado tus pastillas?
Niego.
--Lucy me dijo que estaban…--Y me lengua se traba por un momento. Mierda--…batallando para conseguirlas. Dijo que esta noche.
--¿Por qué demonios batallarían para conseguir unas simples pastillas?
Es lo que yo pienso, la verdad.
Mierda, estoy tan enojada.
Salgo corriendo, siguiendo la ruta en la que Chris y yo estábamos, hasta que siento que las voces van disminuyéndose. Mierda, mierda. Cuando paso por donde dejé a Chris, está hablando por teléfono con alguien y corre a mi lado cuando cuelga. Toma mi brazo y me hace detenerme.
--Lo siento.
Antes de preguntarle, me golpea con el codo y caigo a la inconsciencia.



                                                                    




Cuando despierto, veo el techo blanco. Intento pararme, pero hay correas en mis pies. Tal vez eso molestaría a alguien más, pero a mí me alivian.
--Eh, Barbie.
Volteo a mi derecha y veo al perdedor sentado en una silla, mirándome. El pitido de las máquinas me hacen darme cuenta de que estoy en el maldito hospital de nuevo.
--Eh, perdedor. ¿Qué haces aquí?
--¿Recuerdas algo de lo que pasó?
--Sí. Y te voy a decir esto: Fuiste muy estúpido. ¿Qué no sabes que cuando nos ponemos en plan psicótico podemos asesinar personas?  Pude haberte matado. O atacado.
Sonríe.
--¿Recuerdas cuando te dije que eras un asco en eso de defensa básica? No ha cambiado. Nunca tuviste una oportunidad contra mí.
--Eres muy confiado.
--Es sólo la verdad. Siento haberte golpeado. No sabía qué hacer, así que llamé a Carter y me dijo que lo mejor era sacarte de combate.
Levanto mi mano para tocar mi frente dañada.
--Eres un asco, perdedor. Pero gracias.
Sonríe.
--Cuando quieras.
Intento darle una golpiza, pero desde que no puedo levantarme, no es fácil. Él se ríe de mí.
--Realmente eres un asco.
--Ya me habías dicho eso. ¿Qué tal esto? Hacemos una tregua.
--Ya habíamos hecho eso antes y no funcionó.
--Bueno, es mejor que intentemos esta vezDice, y tal vez piense que estoy bien ahora, porque se levanta y desabrocha las correas de mis pies.
--¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
--Es sólo que si vamos a ir por Holly, es mejor que confiemos el uno en el otro. Y me gustaría que me contaras de tu psicosis y qué tengo que hacer, para estar preparado.
Me encojo de hombros.
--No hay mucho que contar. Estoy loca.
Se vuelve a sentar después de quitar la segunda correa y se sienta en su silla de nuevo.
--Holly no era como tú.
Eso despierta mi curiosidad.
--¿Cómo era?
--Inestable.
--Yo también soy inestable, por si no te habías dado cuenta, perdedor.
--Me refiero a realmente inestable. Tenía profundos cambios de humor todo el tiempo y hablaba sola constantemente, al punto que no te oía cuando intentabas decirle algo. Siempre estaba enojada o triste, así que ya te imaginarás. No era… como tú.
  Me encojo de hombros mientras me siento.
--Mis doctores me dijeron que yo era afortunada. No me sentía de esa manera, pero sé que lo soy. Primero pensaron que no era psicosis, sino que deliraba por el estrés. A veces les pasa a las personas normales. Pero luego presenté más síntomas. Cuando eres psicópata, y sigo pensando que ese término es horrible, puede presentar algunos síntomas o no. Soy afortunada porque mi trastorno es pasivo, pero todavía me va mal a veces. ¿Sabes por qué me internaron? Quiero decir, ¿La razón por la cual se dieron cuenta?
  Asiente.
--Me dijeron que pasó algo con tu hermana.
--Caminé a la cocina por un cuchillo y cuando me llegó la lucidez de nuevo, había apuñalado a mi hermana en las costillas. Sobrevivió, pero… Ya sabes. Me internaron en St. Gallen.
  Y de repente, es la primera vez que veo algo real en su expresión. Simpatía.
--Lo siento, Fallon.
--Yo también.
Hay un silencio entre nosotros, así que lo rompo:
--De cualquier manera, no tengo comportamientos bipolares. Creo que por eso que Cam no me tenía miedo.
--¿Quién es Cam?
--Mi único amigo, se podría decir. Quiero decir, supongo que podríamos considerarnos como amigos. La verdad es que en la vida es difícil hacer amigos, pero cuando tienes un trastorno mental, bueno, es una mierda. Creo que uso la palabra  mierda muchas veces, pero la verdad es que siempre estoy como enojada. A lo mejor es cosa de la psicosis. Es la única parte divertida de tenerlo, ¿sabes? Puedes culparle todo a la psicosis. Pero mataría para liberarme de ella. Quiero decir, no literalmente… ¿O sí? ¡Tan tan tan! Suspenso.
--De acuerdo, demente. Desacelera. Hablé con mi mamá y me dijo que ya tiene tus pastillas.
--Genial. ¿Y cuándo me las van a dar?
--Ya. Disolvieron unas dos y la pusieron vía intravenosa mientras estabas fueraSaca un bote naranja de sus bolsillos y me lo daEsto es el resto.
--Gracias, perdedorLe digo mientras lo tomo.
--¿Estás lista para tus lecciones?
--Mierda. ¿Me acabas de noquear y ya quieres que siga? Tú me quieres matar.
--Lo siento, Fallon, pero no hay tiempo que perder.
Él ofrece su mano y yo no tengo más que tomarla y dejar que me ayude a bajar de la camilla.
--Bien. Pero por favor, apiádate de mi trasero loco.
Ríe entre dientes.




                                                                
 



Tres días pasan, y esos tres días no creo que he completado al menos veinticuatro horas de sueño. Carter nos checa de vez en cuando y se une a las lecciones, pateando mi trasero totalmente. Creo que es algo de familia.  No he sabido mucho del padre de Holly.
--Mañana en la noche la misión empezaráDice Carter, sentado a mi lado cuando veo televisión mientras ceno. Podía salir y comer con todos los demás, y tal vez encontrarme con esa chica Annie de nuevo. Ella era agradable. Sin embargo, yo ya he sido objeto de miradas muchas veces en la última semana y necesito un descanso.
--¿A qué te refieres con mañana? Es muy pronto.
--Según mi sobrino ya te las arreglas para tirar unas cuantas patadas y golpes.
--Sí, pero no es lo suficiente como para defenderme.
--Pero es lo suficiente como para correr si algo sale mal. El tiempo se agota.
--Si algo sale malRepitoUstedes siguen diciéndome eso. Es como si estuvieran cavando mi tumba. Se supone que esta mierda es fácil.
  Asiente y empieza a pelar una naranja que tenía en sus manos.
--Las cosas siempre pueden ir mal incluso en las cosas más sencillas.
--Eso es mierda. Carter, espero por tu bien que regrese viva o juro que voy a atormentarte para el resto de la eternidad, y puesto que no vas a poder exorcizarme ni alejarme con una médium de circo, te las vas a tener que tragar.
  Sonríe un poco, manteniendo la vista en la naranja. Estiro la mano hacia mi espalda y rasco. Últimamente he tenido mucha rasquera. Mi espalda y mis brazos están todos rojos y no es bonito.
--¿Mucha rasquera?Pregunta.
--Humm… Sí. Debe ser alguna reacción alérgica a algo. Oye, ¿No piensan que sería mejor que obtuviera la operación antes de ir por Holly? Es demasiado irresponsable mandar a una adolescente loca.
--Primero, el trato fue que después. Segundo, no vas a “ir” por ella. Sólo vas a localizarla. Vas a ser una observante. Si la encuentras, vas a decirle a Chris, que trabajará ahí como un pasante. El chico luce lo suficiente mayor para hacerse pasar por unoMe guiña el ojoBuenos genes.
--Carter… ¿Qué si no la encuentro y vengo con las manos vacías?
El pensamiento, de alguna manera, nunca se me había cruzado por la mente.
--Mantendremos nuestra palabra. Obtendrás la operación y te librarás de St. Gallen. Si funciona.
--Si no tendremos que volver.
Termina de pelar la naranja y la parte por la mitad. Me ofrece una, pero declino. Se encoge de hombros.
--Tienes dieciocho años. Puedes tomar tus propias decisiones ante la ley, es bueno si la operación funciona: La CIA te adoptaría y podrías hacer lo que quieras. Si no funciona, bueno…
--Estoy jodida.
--Más o menos.
  De repente el filete no se me antoja. De hecho nada se me anotoja.
--Buenas nochesLe digo, levantándome.
--Espero que todo salga bien, Fallon.
Si tan solo eso fuese suficiente.




-Sthep Stronger.

lunes, 21 de julio de 2014

Broken Dolls. Capítulo 5.


I'm a shameless bastard | via Tumblr
Broken Dolls. Capítulo 5.


Me dan una habitación en la cabaña gigante, donde el padre que Holly, que después supe que se apellida Carmichael, y su hermano (Mejor conocido como Tipo Con Ego) Carter vivían. Me dijeron que iba a estar bajo su supervisión mientras estuviera en esta loca misión.
  Lo primero que hago es cerrar con seguro la puerta y me dirijo al baño en la habitación. Es como un spa pequeño. Hay una tina. Nunca he tenido una tina antes. Y menos una tan lujosa.
Lleno hasta casi al borde y levanto el borde de mi camisa, sacándola por mi cabeza. La tiro al suelo y hago lo mismo con el resto de mi ropa. Del bolsillo de mi pantalón, sale la foto que me dieron de Holly.
 A parte del pelo rojo, ni siquiera se parece a mí. Ella es más delgada, con rasgos filosos, y ojos grandes marrones. La levanto y la llevo a un lugar lejos del agua, evitando el espejo en todo momento.
  No he visto mi reflejo en mucho tiempo. Dos años, para ser exacta.
St. Gallen no nos permite tener espejos porque podemos romperlo y hacer daño a nosotros mismo o a otras personas. Lo cual es estúpido, porque hay ventanas de vidrio en todas partes.  Hay chicas que les gusta cepillar su cabello viéndose en el reflejo del vidrio, pero lo he hecho estos dos últimos años bien sin espejo. Evito mi propio reflejo.
   Es la manera en que evito enloquecer.
No porque sea fea. La última vez que chequé, me veía bien. Muy bien. Enserio. Pero cada vez que me miro en el espejo, es cuando me pongo de nervios, porque hay sólo tres cosas que pasan cada vez: Una, estoy llena de sangre y con la piel agrietada. Dos, tengo la misma ropa que usé cuando intenté matar a Macey, con un cuchillo en mi mano. Tres, no me encuentro ahí.
   Los espejos son siempre un truco seguro, uno en el que siempre caigo. Pero sé las cosas básicas sobre mí misma: Pelo largo rojo, ojos azules. No estoy tan perdida.
Sacudo la cabeza y meto mis pies en la tina. Luego me meto entera, descansando mi cabeza contra el mármol. Y cierro los ojos.
  La sonrisa de Macey destalla detrás de mis ojos, y me recuerda que aún tengo una oportunidad de ser la hermana que merece tener.
Después de unos minutos, abro los ojos para enjabonarme y…
Sangre. El agua ha sido reemplazada por sangre espesa, desde mi cuello para abajo. Me incorporo y jadeo. Las náuseas me doblan y me levanto rápido, saliendo de la tina y chorreando todo el suelo lujoso con sangre.
Me doy cuenta de que no es real, pero no importa porque ya estoy entrando en pánico. Estoy tan asustada.
  No es real, no es real, no es real, no es real.
Lloro mientras arranco la toalla de la barra e intento limpiar la sangre, pero está sobre todo mi cuerpo y yo… Salgo del baño y busco en el armario más toallas, pero lo único que encuentro son sábanas. Decido que sirven, y me froto contra ellas, pero aún es demasiado.
 Se me ocurre que es real. La sangre. Es tan espesa y no la puedo quitar…
  En mi mente, veo a Macey sangrando en su cama.
Envuelvo la sábana sobre mi cuerpo y me pongo en una esquina, cerrando los ojos y escondiendo mi cara en mis rodillas, esperando a que termine.
   Siempre tengo que esperar hasta que termine.
Oigo a alguien tocando la puerta.
--¿Está todo bien?Preguntan desde el otro lado. Es una mujer.
Abrazo mis rodillas, atándolas más a mi pecho. No contesto.
--Abre la puerta.
Tiemblo un poco, y me doy cuenta de que han pasado como cuatro días desde que he tenido una alucinación, así que ahora tiene sentido que venga más fuerte. Más real.
  La puerta es golpeada desde el otro lado y se abre. Hay un momento de silencio, y sé que me está observando, pero no puedo levantar la vista de mis rodillas, temblando.
  Macey.
Oh, Macey. Te hice daño.
--Señorita HastingsDice alguien arrodillándose frente a mí, alguien con tacones bonitos, puedo decir. Pero no miro más arriba.
  Me toca el brazo.
--Señorita Hastings, ¿Puede escucharme?
Su voz suena tan dulce. Me pregunto qué tipo de rostro tendrá esa voz, así que miro arriba. Ella es mayor. Podría ser mi madre. Tiene un poco de sobrepeso, pero se ve linda, con un largo pelo castaño y lacio.
--Susurro.
--¿Se encuentra bien?
Pasan unos minutos antes de que asienta.
--¿Quién es usted?Susurro.
--Puedes llamarme LucyDice, sonriendo ligeramente. Se levanta y me da la mano, levantándome con ellaJohn me ha enviado a ocuparme de ti. ¿Pero quieres decirme qué ha pasado?
   Miro mis piernas. La sábana cubre todo excepto mis pies, pero puedo ver… gotas. Gotas, gotas y más gotas. Pero de sangre, nada.
   Cierro los ojos fuerte, y cuando vuelvo a abrirlos, ella me observa fijamente.
--Está bienDiceEntiendo. Pero estás a salvo. Lo juro.
   “No. No entiendes”.
--¿A qué se refiere con ocuparse de mí? ¿Quién es John?Pregunto para desviar el tema de mí.
--John es mi hermano. El padre de Holly. Por eso estás aquí, ¿No?
  Asiento.
--Sí.
Me mira un poco más y sonríe.
--Ni siquiera te pareces a ella, a pesar del cabello. No entiendo cómo se han equivocadoMurmura.
   Se me ocurre de repente que debe de ser difícil: Piensa que su sobrina está de vuelta sólo para descubrir que trajeron a la niña equivocada. Qué desastre.
--Lo sientoLe digo.
Parpadea sorprendida, como si hubiera dado cuenta de que lo ha dicho en voz alta.
--Está bien, chica. Vamos a vestirte. Traje algunas cosasDice caminando hacia las puertas y jalando un… perchero rodante lleno de ropa. Es como de esos que usan las pasarelas o películas. Mamá tenía uno.
--Yo…
--No puedes andar por el campamento con esas ropas sucias, Hastings.
--Fallon.
--¿Disculpa?
--Mi nombre. Es Fallon.
Sonríe.
--De acuerdo, Fallon. Ven aquí y dime lo que te gusta.
   Paso mis dedos sobre la tela. No he vestido nada más que unos pantalones y blusa de algodón desde hace mucho tiempo. Se siente como por siempre.
--¿Es muy malo?Me pregunta en un susurro de repente, observándome.
Levanto la vista.
--¿Qué cosa?
--Instituciones como St. Gallen.
--Te refieres a manicomios.
Parece que mi honestidad le sorprende.
--Sí.
--¿Quieres que te mienta para hacerte sentir mejor o la verdad?Digo, tomando una linda falda color rojo vino.
--La vedadContestaSiempre la verdad.
--DependeContesto yo.
--¿A qué te refieres? ¿Depende de qué?
--De dónde esté: Cuando entran te clasifican depende de lo que has hecho para estar ahí. Si es demasiado grave, te ponen con los peligrosos, y eso en verdad es un muy mal tiempo comparado con lo que el resto tenemos. Los locos normales tenemos relativa calma. Ya sabes.
--No, de hecho no.
Cuelgo de nuevo la falda y tomo una blusa verde de encaje. Es demasiado bonito y delicado. Me imagino a mí misma entrando en pánico y arruinándolo de alguna manera.
--¿Qué hizo Holly para que se dieran cuenta de que había algo más?
Pienso que no me va a contestar.
--Estaba conduciendo y pensó que un carro venía en su dirección así que frenó de golpeHace una pausaEl auto de atrás chocó con ella y la esposa estuvo en coma por dos días. Los hijos sólo unas contusiones, pero aun así.
--Entonces supongo que a ella no le iba muy bien. En St. Gallen, estar en los peligrosos es… Solitario. Te vuelve loco.
   Cierra los ojos con fuerza, y puedo ver que siente dolor por su sobrina.
--Lo siento.
--No te disculpes por decir la verdadDice.
   Me da la falda roja y otras cosas, y las apila en mis manos.
--Ve a ver cómo te queda esto.
   Ha escogido una blusa blanca de botones con la falda, y decido que me gusta. También me da unos zapatitos de piso negros. Cuando salgo del baño, ella me mira y sonríe.
--Te va bien. Supongo que has  extrañado la ropa normal, ¿No?
Asiento, caminando hacia ella.
--Se siente extraño. Y emocionante.
  Sonrío y giro sobre mis talones un par de veces. Supongo que ahora mismo me veo como una pequeña niña, pero no me importa. A pesar de que no he tenido mis medicinas y de que estoy en una especie de misión suicida, estoy emocionada.
  Escucho a Lucy reír.
Escuchamos un toque en la puerta y nos volteamos al mismo tiempo. Creo que lo he visto antes, en la bola de personas que observaban como enloquecía antes de que Carter me trajera.
  Aparto la vista, definitivamente dejando de girar.
--Fallon, éste es mi hijo Chris.
   Miro al chico y le doy un pequeño asentimiento para concentrarme rápidamente en las prendas de ropa. Con lo poco que he visto, sé que es alto y con piel blanca y cabello negro. Se parece mucho al tipo de chicos que solía salir antes, excepto que tengo una cosa por los morenos, y que no sean demasiado altos porque cada vez que los miro, tengo que echar la cabeza hacia atrás y al final del día me duele el cuello. Este chico no está ni bronceado.
 ¿Pero qué estoy pensando? No me gustan mucho las personas. O al menos no cuando saben que estoy loca. No me gusta que me juzguen, gracias. Y mis días de ligar han, definitivamente, terminado.
--El tío John me envió por ella para llevarla a sus clases de autodefensa.
  Cosas que acordamos: No podría un pie en St. Gallen en busca de su hija a menos que supiera como lanzar una patada decente. Su idea, no la mía. Pero oye, no me quejo.
--Oh, mira, justo ahora que hemos elegido este vestuario tan bonitoSeñala Lucy, mirándomeBien, la ropa de deporte está justo ahí.
--Esperaré afueraDice Chris, saliendo. Suena molesto.
   Cuando finalmente estoy cambiada, llego a la conclusión de que no duré mucho tiempo antes de volver a ropa elástica de algodón. Por alguna razón el universo ha decidido que no quiere que use ropa bonita.
  El chico Chris me espera afuera con los brazos cruzados sobre su pecho, apoyado en una pared. Cuando me mira, me mira casi aburrido.
   Decido que no me gusta del todo.
--Por este camino. Apúrate.
Frunzo el ceño, pero lo sigo mientras caminamos por el pasillo.
Cuando cruzamos todo el campamento y llegamos a los colchones de deporte donde hay muchas personas, miro mis uñas.
--Me voy a romper las uñasMe quejo en voz alta.
  Las uñas semi largas son lo mejor que he podido conservar. ¿Por qué no puedo tener nada bonito?
--Vamos, Barbie, van a volverte a crecerSe burla Chris enfrente de mí, con crueldad en su tono.
   Levanto la vista de mis uñas.
--¿Pero cuál es tu jodido problema?
  Parece sorprendido. Pues bien, si él piensa que puede llegar aquí a ser todo rudo conmigo, puede ir pensando otra cosa. Yo no estoy como para que una cosita caliente con una mala actitud como él me trate mal.
--Yo no tengo un problemaGruñe.
--Ah, supongo entonces que hay otra explicación para que te portes todo idiota conmigo.
--Tú no quieres meterte conmigo, pelirroja.
--Ni siquiera me conoces. ¿Qué te hice?
   Me guardo las malas palabras para mí misma esta vez porque de hecho quiero llegar a un punto.
--No me hiciste nada. Sólo estoy molesto.
   Al diablo.
--¿Entonces estás molesto y te desquitas con todas las jodidas personas? Cómo si no tuvieran más problemas como para que una cosita caliente como tú con una mala actitud venga a joderme más el día. Mierda.
--Bien. Estoy molesto porque trajeron a otra chica en vez de a mi prima. Estoy molesto porque yo iba a ir a buscarla y traerla a casa, pero en vez de eso le dan la misión a otra chica loca que no puede protegerse como es debido. Y porque cuando vayas, tengo que ser tu jodido compañero. Sólo vas a retrasarme.
   Es más o menos cuando decido que voy a darle una bofetada.
Si no habíamos llamado la atención antes, estoy jodidamente segura de que eso cambió aquí y ahora.
 Él se voltea hacia mí, con los ojos abiertos de par en par, con una mano en su mejilla que empieza a enrojecer.
--Primero que todo, yo no quería esto, sabiondo. En segundo lugar, tú no sabes nada sobre mí y mi psicosis. Tercero, eres una mierda por sacarlo y usarlo contra mí. Y último, si crees que voy a salir ahí afuera contigo para soportar tus mierdas, estás equivocado. Voy a pedir otro compañero. Eres una completa mierdaMiro abajo hacia mi uña ahora quebrada y de nuevo al rasguño en su mejillaEh, mira. Valió totalmente la pena.
  Me doy la vuelta y me dirijo hacia las colchas, donde todos nos miran con la boca abierta. Me doy cuenta de que Chris es el sobrino del director, así que debe tener una posición de intocable.
    Díselo a mi mano.
Me siento en una de las colchas donde están el resto, y finjo no darme cuenta de su existencia. Si estos abusivos creen que pueden derrumbarme, pues les voy a presentar a mi otro puño.
--Eso fue completamente asombrosoDijo alguien, y de repente siento que  un lado de la colchoneta se hunde por el peso.
   Miro hacia allá.
Me encuentro viendo unos ojos marrones, pertenecientes a una chica demasiado pequeña. Cuerpo menudo y piernas cortas. Tiene lentes de montura gruesa sobre su nariz y pelo negro largo en una coleta que llega hasta su cintura.
  Se ve como una nerd. Pero después de todo, ¿Quién soy yo para juzgar? Me veo genial pero no estoy muy completa.
--Sí, ¿Verdad?Sonrío amablemente, pero aún cautelosa.
Sube los lentes resbaladizos al puente de su nariz de nuevo mientras sonríe.
--Nunca había visto a nadie hablarle a Chris así.
--Ugh. ¿Él es siempre tan desagradable?
--Oh, no. No realmente. A todo el mundo le gusta Chris, pero a veces se pasa y todo el mundo teme confrontarlo. Soy Annie, por cierto.
--Mi nombre es Fallon.
--LindoDiceEscuché que estás aquí para recuperar a la hija de Carmichael.
  Me cruzo de brazos en una pose defensiva.
--Pues sí.
--¿La conoces? ¿A Holly?
--No. ¿Tú no la conoces?
Sacude la cabeza.
--Nadie aquí conoce a Holly.
--¿No se supone que…? No, olvídalo. No sé qué hacen aquí ustedes. Sólo sé que son de la CIA. ¿Son como mini espías o algo?
Se ríe.
--No. Eso sería una pasada. Nuestros padres trabajan en la CIA y más o menos somos obligados a pasar algunos veranos aquí para aprender cómo sobrevivir si algo llega a salir mal.
--No me jodas. ¿Cómo, cómo sobrevivir en una isla desierta?
--Algo así. No exactamente. Quiero decir, nos dan clases de botánica para aprender qué plantas se comen y en qué lugares se encuentran. Supongo que eso cuenta.
--¿O sea que terminan la escuela y luego pasan el verano… en otra escuela?
Annie asiente, volviendo a deslizar sus lentes hacia arriba con un dedo.
--Eso es una mierdaLe digo.
--Tenemos tres veranos aquí obligatorios, pero muchos de nosotros nos quedamos. Sé que no lo crees, pero es divertido aquí. Nos gusta.
--Supongo que sí. Los baños tipo spa deben de ser un sueño, ¿Verdad?
Se echa a reír.
--Sí, es cierto.
Nos reímos juntas.
--Entonces, ¿Por qué nadie conoce a Holly si los hijos de espías o lo que sea tienen que venir aquí tres veranos?
  Annie hace una mueca.
--Sé que Holly y el señor Carmichael nunca fueron muy cercanos. Ella estaba enojada con él la mayoría del tiempo y él no podía verla a la cara. Dicen que había tensión.
--¿Entonces por qué él quiere que vuelva a casa desesperadamente?
--Porque es su padre.
  Me gusta más mi versión de la paternidad, en donde los hijos se desvían del camino  y los padres ya no quieren saber más de ellos. Esta nueva versión me deprime, porque me hace pensar que aunque soy la hija de mis padres, ellos no quieren verme a la cara nunca más.
   A veces me cuesta imaginar que mis padres son los únicos que no quieren verme.
--Claro.
   Un tipo con cabello largo y pantalones holgados, sin camiseta, aparecen enfrente de la clase. Oye, no me quejo, está bueno.
--Ese es el instructor, me voy a mi lugar.
¿El instructor? Joder.  Y yo que ya estaba pensando cosas indecentes.



                                        



Como yo había dicho, los deportes no son lo mío.
En cuanto se acaba  la clase de Karate (Estúpido, estúpido, estúpido Karate) salgo de ahí, toda sudada y mal oliente. Fue honestamente horrible.
  Camino hasta el lago, y veo las ondas del agua extendiéndose. Pienso en meter mis pies, pero no es seguro para mí. Nada es seguro para mí. Generalmente no me importa, pero sí que me importa hacer cosas que me puedan exponer frente a otras personas.  De cualquier manera, me quito los tenis y calcetines, y meto un pie al agua.
   Tal vez era una pésima deportista, pero me gustaba el agua. Sólo flotaba y chapoteaba por ahí, pero solía gustarme. Luego los delirios comenzaron.
  Suspiro.
No se supone que tenga que mirar atrás. Pero siempre lo hago.
--¿Te gusta nadar?
Me volteo y encuentro al chico mirándome, con una marca enrojecida en la mejilla. Sonrío para mí misma.
  Te lo mereces, idiota.
--Solía hacerlo.
--No te pregunté eso. Te pregunté si te gusta.
Entrecierro los ojos.
--¿Es que quieres otro moretón que haga juego con ese? Porque mi puño está feliz.
Sonríe, y pasa una mano por su mejilla roja.
--Ninguna chica me había golpeado antes.
--Me pregunto por qué.
Sonríe.
--Vengo a disculparme. Es cierto, no es tu culpa. Sólo estoy muy molesto. Lo siento.
--Disculpas aceptadas.
  Se ve un poco asombrado por mi respuesta. Se pasa los dedos por sus cabellos negros.
--Oh, okey… Bien.
--¿Qué?Le pregunto.
--Nada. Sólo… pensé que me ibas a hacer rogar más.
Me encojo de hombros.
--Como sea, soy tu instructor.
Levanto una ceja, con curiosidad.
--¿A qué te refieres?
--Todavía vamos a ir juntos por Holly. Y apestas en esto de defenderte, así que ahora voy a ser tu instructor.
  Me cruzo de brazos y él levanta los brazos, como su supiera que estoy a punto de saltar sobre él.
--Fue John quien me dijo que hiciera lo que se necesitase.
--BienContesto entre dientes--¿Cuándo empezamos?
--Ya.
--¿Ya? Estoy muriendo aquí. ¡Acabo de salir de esa clase de Karate de muerte!
--De la cual apestaste.
--Te odioLe digo, pero avanzo hacia él de cualquier manera después de tomar mis cosas.
--Eso está bien.
  Caminamos lado a lado hacia las colchas ahora vacías. Las personas se alejan, pero algunas miran atrás hacia nosotros.
--¿Tenemos qué hacer esto al aire libre?
Me mira desde abajo.
--¿Te molesta?
--Sí. ¿Podemos hacerlo en otro lado?
--No te preocupes, dentro de cinco minutos todos se irán. Hay clases.
   Me siento en silencio y espero a que todo el mundo se haya ido. Él se sienta conmigo frente a mí.
--Realmente lo sientoDiceSiento ser un hijo de puta contigo. Sé que debe ser difícil.
--¿Qué cosa?
Pasa un tiempo antes de que conteste.
--Psicosis.
--¿Pero por qué todo el mundo está empeñado en hablar de mi psicosis? No sabes nada sobre ello.
--Crecí con Holly.
--Pero yo no soy Holly.
--Yo… aún lo siento. Debí ser más considerado.
--Hay que hacer un trato, ¿Okey? Nunca vamos a hablar de esto nunca más. Estoy harta.
--Bien.
  Cinco minutos después, me patea el trasero.
--¿Sabes? Se supone que tienes que enseñarme cómo bloquear tus ataques, no solamente patearme el trasero.
Sonríe engreídamente.
--¿Y cuál es la diversión en eso?
Ruedo los ojos. Me da la mano para levantarme y lentamente empieza a explicarme las posiciones en que puedo noquear a alguien.
  Es entonces cuando siento el agua en mis pies.
Miro hacia abajo para encontrar el agua hasta mis tobillos, subiendo más rápidamente. Miro hacia el lago, pero no hay ningún lago. Veo el océano. Y cuando miro hacia Chris, él no está. Estoy literalmente sola hundiéndome lentamente en el océano.
  Cierro los ojos y tomo un respiro profundo. Y me hago la misma pregunta que siempre casi siempre me hago a mí misma cuando no sé si esto es real: ¿Cómo llegué aquí?
 
Piensas que si de repente estoy en medio del océano con agua ahora en mis muslos entonces tengo que saber que es un delirio.
Ja.
 Podría, si no tuviera lagunas. Una vez estaba recogiendo las cosas en mi habitación y lo próximo que volví a saber es que estaba  en el parque a dos cuadras.
  Piensa Fallon. ¿Cómo llegaste aquí?
Lo último que recuerdo es estar con Chris. Yo no vine al agua, el agua vino a mí. Todavía estaba con el cuándo empecé a sentir  mojado, ¿Verdad?
… ¿Verdad?
Mierda.
  Tapo mis ojos con mis manos e intento moverme a algún lugar seguro.
Un lugar seguro. ¡La arena! ¡Playa!
Miro hacia el otro lado, pero no veo nada más que agua. Si estoy en medio de la nada en el océano, y no estoy hasta el cuello de agua… Eso no tiene sentido. Tendría que estar hundiéndome.
  ¡Ajá! ¡Esto no es real!
--¿Fallon?
  Miro alrededor, buscando la fuente de la voz. Pero sólo hay agua.
--Fallon.
  Macey.
Camino por el agua, gritando su nombre.
--¡Fallon!Grita.
Y de repente la veo. Una pequeña cosita de rizos rojos y ojos avellana.
Ahogándose en el agua.
--¡Mace!Grito yo.
Las olas se vuelven más salvajes, y la alejan de mí.
--¡Macey!
--¡Fallon, vuelve!
¿Volver? Si estoy yendo hacia ella.
--Macey…
Entonces llego hacia ella.
Y es demasiado tarde.
Su cuerpo de un metro flota en el agua, inerte. Sus cabellos rojos están más oscuros y están a su alrededor como cuando duerme, creando una especie de halo. Excepto que no lo está.
 La tomo en mis brazos y la levanto hacia mí.
Y abre los ojos y sus ojos se clavan en los míos, negándose a dejarme ir.
--¿Por qué, Fallon?Pregunta con su voz infantil.
Doy un respingo y la dejo caer. Entonces siento brazos fuertes alrededor de mí, atrapándome.
Grito.
--Shhh, shhh… Está bien. Fallon. Está bien. Vuelve.
¿Que vuelva? ¿Qué?
Cuando abro los ojos de nuevo y miro hacia arriba, no hay ningún océano. Estoy en las colchonetas, con Chris sosteniéndome desde atrás, apretándome fuerte contra su pecho. Inmovilizándome.
  Sostengo su mirada mientras mi corazón late frenético contra mi pecho.
--Está bien. ¿Estás bien?
--Estoy bien.
--¿Segura?
--Sí.
Lentamente, afloja su agarre hasta que me tiene fuera de su espacio personal. Me dejo caer en la colchoneta y cubro mis ojos con mis manos. Nunca es más fácil que la primera vez.
--¿Quién es Macey?Pregunta.
-Es mi hermana.
Se pone de cuclillas a mi lado y me mira fijamente.
--¿Quieres hablar de eso?
--¿Y yo por qué querría hablar de eso contigo?Lo hago sonar de la manera más grosera que puedo mientras me levanto.
  Endurece la mandíbula mientras se levanta y se pone frente a mí.
--Ya veo que has vuelto a ser tú misma. Podemos continuar con la lección.
--Tú no me conoces.
Da un paso al frente, quedando a unos dos escasos centímetros de mí.
--No quisiera.
Sé que se supone que sea un insulto, pero lentamente sonrío. Es casi una amenaza.
--No. No quisieras.
Mi pierna se levanta y golpeo su ingle. Cae al suelo con un golpe seco y aspira aire con dificultad.
--¿QUÉ NO HABÍAS DICHO QUE NO PODÍA DEFENDERME, PERDEDOR? Le grito mientras río.
  Toma mi pie y me tira abajo con él. Rodamos en las colchonetas, forcejeando.
--¡Pensé que habíamos hecho las paces!Me grita.
--¡Pensé que dijiste que ya no te ibas a meter en mis asuntos! ¡Auch! ¡Auch, quítate!
--¡Sólo intentaba ser… ay, amable! ¡Deja de pellizcarme, chica loca!
--Oh, así que ahora usas las palabras, ¿Verdad? ¡Porque piensas que eso me va a doler, pero no me duele tanto como te dolerá cuando meta tu lengua en tu culo!
--Tienes una boca sucia. ¿Es que tu mamá nunca te dijo que debes de ser menos como un chico? Si no tuvieras senos…
--¿Por qué ves mis senos, pervertido? ¡Ey, déjame en paz! ¡Suéltame ya!
--¡Suéltame tu primero!
--No confío en ti.
--¡Pues yo menos!
Lo golpeo hasta que estoy libre, y cuando quiero levantarme para marcharme, toma mi tobillo en sus manos de nuevo y me jala. Tropiezo y alcanzo a frenar mi caída con las manos.
--¡Eres un hijo de puta, déjame ir!
--¡Las clases no han terminado, tienes que quedarte, Barbie!
--Al diablo tus clases de mierda, ¡No pienso ir contigo a ninguna parte!
--¿Es que crees que hago esto porque quiero? ¡También intenté reemplazarte por alguien más, cabeza hueca!
--¡Uy, me ofendiste!
--Y también eres sarcástica. Genial. Odio el sarcasmo.
--Acabo de recordar que lo amo así que ahora lo usaré todo el tiempo. ¿Cómo te suena eso?
--¡Eres insoportable! ¡Nadie nunca me había dado tantos problemas!
--¡Es porque yo no estoy bajo tu estúpido hechizo de Soy El Sobrino Del Jefe!
--¿Crees que todos me tratan como me tratan porque el jefe es mi tío?
--¡Es lo que te acabo de decir, imbécil!
--¡Tú eres…!
De repente escucho algunos aplausos secos. Volteo hacia arriba para ver a Carter a unos pasos de nosotros, con sus palmas juntas.
--De acuerdo, niños, dejen de pelear. Ahora discúlpense y luego pueden tener helado e ir a jugar al parque.
  Chris deja mi tobillo y susurra:
--Vete a la mierda, Carter.
--Eh, eh. No es forma de hablarle a tu tío. Ve a la esquina y piensa en lo que has dicho, niñito.
Chis frunce el ceño y yo me río de él, siendo demasiado obvia, porque lo estoy apuntando con el dedo mientras estallo en carcajadas.
--¿Oíste, perdedor? ¡Ve y párate en la esquina! ¿O vas a hacer un berrinche?
Entonces hace la cosa más inmadura: Me quita un tenni y lo lanza lejos.
--¡Idiota, ve por él!
--Es tuyo, ve tú.
--¡Tú lo tiraste!
--¡No me importa!
--¡Escuchen!Exclama Carter, poniéndose entre los dosSé que ustedes dos comenzaron con el pie izquierdo, pero esta misión es relativamente fácil. Lo único que les pedimos es que Fallon supiera defenderse por si algo llega a salir mal, y el tiempo corre y no veo resultados. Así que ustedes dos van a hacer las paces y van a continuar porque Holly está esperando. ¿De acuerdo?
  Chris y yo nos miramos a los ojos un momento. Entonces toma mi otro tenni y también lo tira.
--De acuerdoDice como si nada, y se levanta—Ahora sí. Me siento mejor.
--¡Eres un cabrón!
--¿Es que no puedes ir por tus cosas tú misma, alteza!
--¡Cabroncete de mierda!
Sigo escupiendo palabras obscenas cuando escucho a Carter suspirar profundamente y decir:
--De acuerdo. Mañana será un nuevo día para ustedes dos. Ahora lárguense los dos. ¡Ya! ¡No quiero verlos! ¡Shu, shu!
Miro a Chris.
--¿Nos acaba de correr como si fuésemos perritos?
--Oh, sí. Tiene esa costumbre.
  Luego parece darse cuenta de que está confraternizando con el enemigo y se da la vuelta desapareciendo de mi vista.
--GilipollasSusurro, moviéndome para buscar mis tennis.
--Va a mejorarMe promete Carter.
--¿Me lo juras?
--No. En verdad.
Resoplo y él me sonríe.
--Vamos, tu medicación acaba de llegar.
Suspiro de alivio, y él pone un brazo sobre mis hombros  mientras caminamos. Me detengo y lo miro fijamente.
--No estamos ahí aún. Sí. Lo sientoSuelta, y luego deja caer su hombro y camina silencioso a mi lado.
--Aún no supero que me hayas secuestrado, sabes.
--Ya.



-Sthep Stronger.
Porque probablemente no esté en toda la semana. (Porque no voy a poder publicar el jueves)

Broken Dolls. Capítulo 4.

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Broken Dolls. Capítulo 4.


Aquella vez con el cuchillo no fue la primera vez que dañé a mi hermana.
   Crecí en un vecindario bueno, con casas bonitas y vecinos que se preocupan el uno por el otro; Mi madre obtuvo la cerca blanca cuando se casó con mi padre, así que significa que yo también la tuve. No fue hasta después, cuando crecí, que me di cuenta de las grietas en la imagen. Los jardines no eran reales y las casas no eran tan bonitas (Tenían grietas en la pintura y rasguños en las puertas) y sin embargo no estoy hablando de las cosas físicas. Estoy hablando de la burbuja en que mis padres nos dejaron crecer a mí y a Macey, una en donde tener una enfermedad mental como yo no es… correcto.
   Como si yo me hubiera levantado un día y hubiera dicho: “Eh, hay que ir a la cocina y clavarle un cuchillo a Macey. A que es divertido”. Mis padres no parecieron entender que no lo hacía a propósito, que estaba tan asustada como ellos lo estaban. Pero son buenos padres. Lo sé porque a pesar del silencio todo este tiempo, lo han hecho para proteger a su hija pequeña. Protegerla del monstruo en que me convierto en las noches cuando la oscuridad se desliza en mi mente.
  A veces se me ocurre que por las noches Macey no teme al coco, a veces creo que me teme a mí. Creo que tiene miedo que atraviese esa puerta. Y es porque la he herido muchas veces antes, pero nada tan grave como apuñalarla.
   La primera vez que pasó yo tenía trece años. Estaba parada enfrente de las escaleras, en el segundo piso, cuando vi una sombra y oí voces susurrantes que me asustaron hasta el alma. Era un extraño, un extraño que estaba corriendo hacia a mí con un arma, subiendo por las escaleras. Así que lo empujé cuando corrió hacia mí.
  Excepto que no era un extraño. No, era mi hermana.
Macey cayó hacia atrás por las escaleras, pero no salió del todo lastimada puesto que alcanzó a agarrarse de la barandilla. Terminó llorando a todo pulmón con las rodillas ensangrentadas. Logré que mantuviera esto de nuestros padres, sobornándola con helado y con convencer a papá que nos dejara tener un perrito. Le dije que la amaba, que realmente no quería hacerlo.
    Porque yo la amaba y no quería hacerlo.
No quise hacerlo después, cuando tuve una laguna y la ignoré por un rato. No quise hacerlo cuando quemé su muñeca, ni cuando corté su pelo. No quise hacerlo.
  Nunca quise hacerlo.


-Sthep Stronger.

martes, 15 de julio de 2014

Mini Reseñas: Espías Everywhere (Again) : Also Known As y Double Crossed.


Also Known As (Also Known As, #1)
Reseña: Also Known As.
Robin Benway
Primer libro de lo que es una duología
o una trilogía o una serie
¿Quién sabe?
¿Qué es más peligroso? ¿Ser una espía internacional o... sobrevivir a la escuela?

A Maggie Silver nunca le ha importado su vida inusual. Descifrar cajas de seguridad para una compañía de espías y viajar por el mundo con sus padres locamente geniales definitivamente le gana a la escuela y sus pandillas acompañantes, malos almuerzos y combinaciones de casillero frustrantemente fáciles. (Si tiene sólo tres número, ¿Para qué molestarse en bloquearlas en absouluto?)
  Pero cuando Maggie y sus padres son enviados a Nueva York para su primera misión sola, su vida es transformada. De repente, está asistiendo a una escuela privada con cientos de chicas que quieren ser las Mean Girls, intentando evitar la tentación de hackear el sistema de seguridad de la escuela, y trabajando para amistar con el lindo hijo de una amenaza nacional... mientras intenta no revelar su cubierta.

-Yo traduje, ya saben qué hacer-



                                        


Hay algo muy especial acerca de los libros de espías que me hacen amarlos. Es como LIBROS VENGAN A MÍ . Últimamente he estado leyendo muchos libros de espías o misterio, y tal vez se puedan dar cuenta puesto que los he estado reseñado (Tengo muchos libros que he leído y no reseñado. Sorry), si no, pues... Pues he estado leyendo muchos libros de espías y misterio, y han sido geniales.
  Porque los espías son geniales.
Spy Society
Llamado Spy Society en
alguna otra parte del mundo.
Pero es el mismo
Me ha gustado mucho este libro, y simplemente por el hecho de que son espías, sino que los personajes me han encantado. Todos y cada uno de ellos.
 La protagonista, Maggie, tiene su primera oportunidad de tener una misión sola, que es lo que siempre ha querido en su vida... hasta que asiste a la escuela y encuentra a amigos que le hace cuestionarse si ha cambiado su idea. Lo cual es normal, puesto que ser una espía adolescente internacional es lo que ha conocido su vida entera.
  Y me ha hecho reír mucho, porque es asombrosa y lo sabe.
Tenía un papelito con citas que me hicieron reír para mostrárselas, se los juro, pero lo he perdido.
También su amiga Roux (Se pronuncia Ru. Es francés. Se los digo porque empecé a llamarla como lo leí y luego tenía que recordarme que era Ru) es un caso único. Te lo juro. Era divertida y desmadrosa, y simplemente amé su personaje.
 Igual que a Jesse Owens. Pensé al principio que iba a ser uno de esos Bad Boys tan típicos de la literatura desde siempre, pero no es cierto. Jesse Owens  era rarito, y ellos dos juntos son incluso más raros.
  Son la cosa más linda que he visto.Sé que no he hecho otra cosa más que fangirlear, pero es porque tienen que leer este libro. Léanlo, léanlo ya. (Aunque si no sabes inglés, pues...)

               

                                                                                                                 
Double Crossed: A Spies and Thieves Story (Gallagher Girls, #5.5; Heist Society, #2.5)
Reseña: Double Crossed.
Ally Carter.
Este libro tiene personajes de sus dos
series: Heist Society y The Gallagher
Girls.
Toma lugar después del quinto libro de
Las Chicas Gallagher, y después del
segundo en Heist Society.

Macey McHenry. ¿Chica glamurosa o espía en entrenamiento?

W.W. Hale V. ¿Heredero de una dinastía americana o maestro ladrón?

Hay dos lados de una moneda. Que ellos dos puedan trabajar juntos, es cara o cruz.

Nacida en el privilegio, Macey y Hale son expertos en mezclarse en la sociedad alta. Pero incluso si nunca hubieran sido criados en las luces, ninguno de los adolescentes se han sentido en casa en el glamour.
Cuando Macey y Hale se conocen en una gala de sociedad, las fiesta se pone peligrosa. De pronto, están en el centro de un asunto de rehenes, y ellos tienen que evitar que los matones se pongan hostiles. ¿Pueden las habilidades de espía de Macey y las habilidades de estafador de Hale burlar a una despiadada pandilla? ¿O tendrán que buscar ayuda?








Ladrones. Espías. Ladrones y espías. Ladrones y espías juntos. Según mis matemáticas avanzadas, es igual a mucho amor y tiempo divertido.
Mis matemáticas nunca fallan. (Bueno...)

Esta historia fue muy corta, cerca de 45 páginas (Y lo leí en epub, así que puede que sean menos) y aunque fue una historia rápida de acción, espías y ladrones, me dejó un buen sabor de boca, y me ha dejado con ganas de leer Perfect Scoundrels, que es el tercer libro de la serie Heist Society, y también el último libro de Las Chicas Gallagher.
  La verdad es que me ha tomado más tiempo traducir la sinopsis que escribir esta mini mini reseña, pero creí que no podía pasar desapercibida, por el simple hecho de que es muy genial y porque Ally Carter lo escribió. Y yo amo todo lo que tenga que ver con Ally Carter.


--Sthep Stronger.

Reseña: Truly, Madly, Deadly. Hannah Jayne.

Truly, Madly, Deadly
Reseña: Truly, Madly, Deadly.
Hannah Jayne.
Libro único.
Ellos dijeron que fue un accidente...

Sawyer Dodd es una atleta, una estudiante de diez, la envidia de cada chica que quiere salir con Kevin Anderson. Cuando Kevin muere en un trágico choque de auto, Sawyer está pasmada. Luego abre su casillero para encontrar una nota:

De nada.

Alguien vio lo que le hizo. Alguien sabe que Sawyer y Kevin no eran la pareja perfecta que parecían ser. Y que alguien -un asesino- está cazando a Sawyer en cada paso.



*Yo traduje la sinopsis (Y creo que me quedó bien bonis) y si quieren tomarla pueden hacerlo, no me molesta-




            


Fue mi reacción cuando supe del libro tiempo atrás, pero no tenía el conocimiento o las ganas (o ambos) necesarios para leer en inglés. Y ahora es todo lo que he estado haciendo desde que descubrí una página donde puedo descargar más o menos cualquier libro que quiera.
  No sé si sabían, pero las historias de asesinos/misterio/suspenso/Pretty Little Liars me encantan, y sabía que tenía que tener este libro porque, la sinopsis, amigos. La sinopsis.
  No estaba muy segura de qué estaba esperando, de cualquier manera. No importa que sea de misterio o suspenso, no todas las historias están escritas como deben de ser, y eso no es por criticar, sino que es una verdad universal. Hay libros con temas buenos pero con escritura mala o pasable, y otros libros geniales. Esperaba que Truly Madly Deadly fuera de éstos últimos, pero terminé dándole 3 de 5 estrellas en Goodreads.
Por qué.
Aunque la sinopsis es genial, siento que el libro fue lento en algunas ocasiones y que la historia pudo desarrollarse de otra manera. Es ese sentimiento de que algo... faltaba. Fue por eso que no le di más estrellas, pero le di las tres porque en sí me gustó. Es cierto que en algunas partes sentí no iba a ninguna parte, pero también hubo escenas donde estaba como loca pensando en quién era este acosador, y esas fueron las partes más entretenidas.
Real, Louco, Mortal


Con Sawyer... hay algo acerca de ella que no me gustó. Y yo soy casi un amor; me gustan casi todas las protagonistas o las encuentro okey. Lo que estoy intentando decir es que no soy una hater... la mayoría del tiempo. 
 Hay escenas donde estaba como qué : Qué demonios pasa contigo.
Como la escena del profesor de español y la escena de la ropa en la escuela. No voy a dar detalles, pero si has leído este libro, comprenderás de lo que estoy hablando.
  También quiero mencionar al padre, Andrew, de pasada. Porque aunque sabía que su hija la estaba pasando muy mal, con su novio muerto y la esposa número dos y el bebé nuevo, y aún así era muy perro con ella. Hombre, dale un respiro. ¿Es que no ves que en una de estas se va a derrumbar? Porque creo que así es como siempre vi a Sawyer en todo el libro: Como que en una de estas se iba a derrumbar. 
Además, también me dio rabia que nunca le creía a su hija. ¿No se supone que es lo que los padres deben hacer? ¿No dejarla sola? Ahora que lo pienso, en los libros YA vemos muchos padres horribles.

Y, último, con respecto al final...
¿Es una cosa  así posible?
Sí, lo es
                           
Estaba totalmente segura de quién era el asesino/acosador, y estaba un poco decepcionada porque parecía muy muy obvio, pero no fue esa persona al final. Estaba sorprendida de quién resultó siendo este "admirador" como se hacía llamar, pero si veía hacia atrás, tenía completo sentido. La cosa con Hannah Jayne es que apuntaba a un personaje, pero te daba pequeños indicios de quién realmente era este admirador asesino psicópata, y así la única manera en que podrías averiguarlo era poniendo mucha atención a los detalles.
  Tengo que decir que estuve muy sorprendida cuando se descubrió quién era, y también rompió mi corazón un poco, pero luego estuve... ¿Decepcionada? Porque el libro termina un poco después de que se descubre, y siento que librarse de esa persona fue muy fácil y muy rápido, y que el libro debió de haber tenido un par de capítulos después del último capítulo.

Esto fue por qué tuvo tres estrellas en Goodreads, o es mi opinión, de cualquier manera.  Y si me preguntan si vale la pena leerlo... La verdad es que no sé qué contestar. Hubo partes no tan buenas y buenas, así que...


Que tengan un lindo día :D
-Sthep.

lunes, 14 de julio de 2014

Broken Dolls. Capítulo 3

c:
Broken Dolls. Capítulo 3.


Cuando me despierto, miro a mi alrededor y compruebo que no estoy en St. Gallen. Me hace pensar que fue real. Que me tomaron.
   ¿Pero por qué alguien querría tomar a una pequeña loca?
La respuesta que sea, no puede ser buena.
 Me levanto y compruebo que mis manos están limpias y mi herida ha sido vendada. No logro encontrar mis zapatos, y se me ocurre mirar la suela de los pies. Hay mugre debajo, lo que sugiere que los perdí en St. Gallen, mientras luchaba contra el cloroformo.  Aún tengo el resto de mi ropa.
   La habitación es de tamaño medio, muy impersonal; Sólo una cama matrimonial con almohadas y cubierta bonitas y una cómoda. Hay una ventana, pero no hay manera de que salga por ahí, porque el vidrio no se desliza y es demasiado pequeña.
   El sol resplandece, y  me pone nerviosa, porque si no obtengo mi medicación cada día… Bueno, las cosas se ponen feas.
  Miro la puerta y me asomo por el pequeño rectángulo transparente que hay, hacia el otro lado. Hay algunas personas.
  Pero que me parta un rayo si me voy a esperar aquí a que me maten.
Respiro fuerte y antes de que pueda retractarme abro la puerta de golpe y salgo corriendo por los pasillos. Se ve como un hospital, pero no un manicomio. Los manicomios tienen esta aura de oscuridad, y esto ve se tan… impecable.
  Escucho pisadas fuertes detrás de mí, y apuro el paso.
Nunca he sido buena con esto de los deportes. Creo que lo único destacable acerca de mí es que soy bonita, y crees que eso me habría servido en mi vida antes de St. Gallen, pero la verdad es que ser bonita no lo es todo. Si eres una psicótica como yo, entonces estás bien jodida.
 Ahora desearía cambiar la belleza por el atletismo. Hubiera estudiado Karate cuando tuve la oportunidad. Podría pararme en medio del pasillo y ser una completa Yaki Chan.
  Realmente nunca he tenido mucha suerte.
  Mis pulmones empiezan a quemar y siento que el corazón se me va a salir, pero quiero vivir. Loca y todo, pero quiero vivir. Aún no estoy lista para darme por vencida. Aún no estoy lista para dejar que los demonios dentro de mi cabeza ganen.
   Tiemblo cuando veo las puertas dobles de metal que me llevan hacia la salida. No desacelero, sólo sigo corriendo y abro las puertas con el hombro. Lo que encuentro del otro lado me hace desacelerar un poco.
  Es… ¿Un campamento?
De acuerdo, estaríamos hablando de un campamento super moderno y super caro. El piso es de tierra en algunas partes, en otras tienen camino de piedra. Hay un lago y chicos y chicas en canoas, en lo que se ve una competición dura. Más allá, veo cabañas enormes y un área donde están… ¿Es eso Karate?
  Dejo de bobear cuando siento una mano en mi hombro. Doy un respingo y me doy la vuelta, golpeando a esa persona en la barbilla. Estoy segura que la he roto, y quiero llorar porque me duele hasta el alma. Mi perseguidor es un hombre, uno en traje y corbata.
  Las personas se han detenido a mirarnos, y sigo corriendo. ¿A dónde? A donde sea que este lugar termine. Pero se ve enorme. Se ve…
  Me estrello contra alguien.
Esa persona toma de mis brazos fuerte y por más que quiero pegarle un puñetazo (Con mi mano buena, claro), no me puedo deshacer de él. Es grande y fuerte.
--¡Espera, espera, espera! ¡Deja de moverte! ¡Estoy de tu lado, niña!
Me detengo entonces. Veo a al hombre, y para eso tengo que levantar la barbilla, porque me saca como dos cabezas. En mi metro sesenta, me siento enana. Él tiene expresión seria, con arrugas en la frente. Pero a pesar de eso, luce joven. Veintiocho o así.
  Los pasos llegan detrás de mí y me volteo a mi perseguidor. El hombre es menor que el que me sostiene, y se nota que se ejercita. Le doy unos treinta años y feria. Se frota la mandíbula con la mano.
Ahora sí que las personas están viendo. Se acercan.
 --SeñorDiceYo… Ella…
--Entiendo, SimonsDice el que aún me agarraDéjamelo a mí.
Simons me mira y asiente. No se ve enojado, sólo adolorido. Se da la vuelta y camina de vuelta al hospital.
  Me doy cuenta de que muchos de las personas en esta especie de campamento de ricos son adolescentes. Mirándome.  A la chica pelirroja desaliñada en pijamas que le acaba de dar un puñetazo a alguien.
   Me pregunto si algo de esto es real. Si no estoy delirando.
Cuando estuve en la secundaria, antes de intentar apuñalar a Macey, tuve un muy mal tiempo intentando distinguir qué era real a lo que no. Ahora me estoy acostumbrando a que las cosas que creí que eran verdad  no eran ciertas. Me acostumbré a los cambios constantes en mi vida.
 Quien me agarra empieza a caminar, alejándome de la multitud. Me deshago de su agarre y retrocedo.
--No me toque.
--Señorita… Ehm, ¿Cuál es tu nombre?
Retrocedo otro paso, sin decir palabra.
--Bien, te llamaré Pelirroja. Espero no te moleste, pero no me la pones fácil. Te pediré que me acompañes, por favor.  Estamos llamando la atención aquí.
  Miro alrededor, y ellos como que se dan cuenta de que están observando fijamente. Se mueven, pero lo demasiado cerca como para aún oír y ver.
--No. ¿Qué es este lugar? ¿Quién eres tú? ¿Por qué estoy aquí?
Vuelve a poner su mano sobre mi brazo, sin ofrecer respuesta.
--¡Es enserio, demonios! ¡No me toque!
Pone las manos en alto para que yo las pueda ver, y luego mira alrededor.
--Si nos movemos de aquí, prometo que obtendrás todas las respuestas que quieras.
Dudo. No confío en él, pero tengo la impresión de que si no le hago caso, voy a terminar  muerta asfixiada.
--Bien.
Estira su mano hacia mí pero se lo piensa mejor y me indica el camino. Estoy descalza, así que camino lento y con dolor. Creo que están sangrando o algo.
--Prometo que terminará prontoMe dice.
--No confío en ustedLe digo, rotundamente.
Suspira.
--Justo. Lo siento.
--¿Por secuestrarme?
--Sí.
  Me detengo y lo miro.
--Pero no es lo que piensas-- dice.
--No me diga.
Levanta la ceja.
--¿Crees que si te secuestrara estuvieras aquí?
¿Lo creo?
Mi boca se abre antes de que piense en qué estoy diciéndole a un perfecto desconocido.
--Ni siquiera sé si esto es real.
 Me callo. Me sostiene la mirada, pero seguimos caminando. Cruzamos hasta el otro lado del lugar, hasta una cabaña que luce como la casa principal de las cabañas. Es más grande y más… moderna.
--¿En dónde demonios estoy?
--Lo comprenderás pronto.
Él sube los escalones y abre la puerta. Se gira y se hace de lado para dejarme pasar primero.
  Mi educación cae. Al demonio.
--Bueno, tú estás en verdad muy jodido si piensas que voy a entrar ahí contigo.
--Por favor.
Estoy a punto de decirle que mi respuesta sigue siendo la misma, pero veo honestidad en sus ojos.
--Ya. BienCedo, avanzando.
--Gracias.
--Sí, sí. No me lo agradezcas. Igual te doy un puñetazo de la nada y salgo corriendo.
Sonríe.
--Niña, tú no eres competencia para mí.
--Alguien tiene ego aquí, ¿No es cierto?
Sonríe de nuevo.
Por dentro es enorme y está decorado en tonos durazno y marrón, imitando un estilo modesto, pero totalmente falla con ello, puesto que hay una pantalla plana y estoy segura que los muebles cuesta más que mi casa.
  O mi antigua casa, para el caso.
Me cruzo de brazos mientras el tipo cuyo nombre no sé toca rápido una puerta de madera en mi izquierda y luego la abre sin esperar respuesta.
  Estos ricos.
--EntoncesDice, asomando la cabeza dentro--, se despertó.
Oigo movimiento dentro.
--¿Está aquí?Oigo a la persona dentro decir.
En respuesta, Tipo Con Ego abre la puerta, dejando que la persona dentro la habitación me vea. Me pregunto si me veo tan miserable como me siento, toda despeinada y adolorida.
   Hay un hombre dentro, en lo que parece ser una oficina extremadamente limpia. Él es mayor; podría ser mi padre. Tiene el mismo cabello oscuro que Tipo Con Ego y hay algo en sus rostros que me resulta familiar, así que supongo que son familia. Se ve tan cansado. Como si no supiera cómo sonreír.
--Pasen.
Miro a Tipo Con Ego y me hace un gesto para que entre.
--Todavía no confío en tiSusurro cuando paso por su lado.
Asiente y cierra la puerta detrás de él. Se sienta en una de los sillones de cuero, con las piernas cruzadas. Yo me quedo parada, con mis brazos cruzados también sobre mi pecho.
  Esto no me gusta.
--Siéntese, por favorDice el hombre, con un tono terriblemente frío y formal--¿Quiere algo de tomar?
Niego con la cabeza.
--No.
Me siento en el otro sillón de cuero, y es muy incómodo. Preferiría estar en el de mi casa, el que rechina con el peso y tiene manchas de todo tipo. Es mullido. Familiar. Es…
  Ya no es mi hogar.
--Se preguntará por qué está aquí.
Duh.
--Sí.
--Siento decir que hemos cometido un error. No era usted a quién buscábamos.
Abro los ojos como platos, alucinada.
--¿Estás bromeando? ¿Te refieres a que secuestraste a la chica equivocada?
Frunce el ceño.
--Sí.
  Me quedo callada, malditamente alucinada. La molestia se abre paso por mi cabeza.
Mi mamá siempre decía: Si tienes un problema, arréglalo. Si no lo puedes arreglar, deshazte de él.
  Y yo me estoy deshaciendo de éste.
--Bueno, entonces supongo que me puedo ir.
Empiezo a pararme, pero…
-.No.
Me detengo.
--¿A qué se refiere con que no?
Une las manos y las pone sobre el escritorio, inclinándose hacia a mí como Price lo hace en mis revisiones.
--Me refiero a que puede, por supuesto, pero no lo hará.
 --¿Y por qué es eso?
--Porque tenemos algo que usted quiere.
Me tenso.
--¿Secuestraron a mi hermana también?
--No.
--¿A mis padres?
--No.
--¿Taylor Swift?
--No.
--Entonces a quién sea que tengan, no es mi problema. Me marcho.
Camino hasta la entrada y pongo mi mano sobre la perilla, pero su voz me detiene de nuevo.
--No secuestramos a personas, señorita Hastings. A menos que sea un mal necesario, claro.
Me giro entonces, cruzándome de brazos de nuevo.
--¿Qué no secuestran a personas? ¿Entonces qué estoy haciendo yo aquí? ¿Y cómo sabe mi nombre?
--Que usted esté aquí ahora es un error, y por eso nos disculpamos. Y sé muchas cosas sobre usted, señorita Hastings. Como su psicosis.
  Es entonces, sorprendentemente, cuando me doy cuenta de que camino por un camino minado. Que estas personas son psicópatas peligrosos que secuestran a adolescentes que no se pueden defender muy bien porque les falta un tornillo.
--Usted no sabe nada sobre la psicosisSiseo.
--Sé más de lo que usted piensa.
Me parece ver un flechazo de dolor en su rostro, pero lo apaga y me mira, volviéndose frío de nuevo.
--¿Qué quiere de mí?
Cierra los ojos.
--Tengo una hija, señorita Hastings.
Parpadeo.
--¿Y por qué viene al tema?
Mi boca es un problema. Antes, cuando mi psicosis no era tan mala y mis padres me hablaban, me decían constantemente que me metería en problemas algún día. Tal vez ese día ha llegado. Tal vez voy a morir aquí porque se va a cansar de mí y me va a apuñalar.
  Mierdaaaaaaaaaaaaaaa.
--Mi hija tiene mucho que ver con esto. Es la razón por la cual usted está aquí hoy.
  Esa perra.
--Holly también tiene psicosis, como usted. Fue internada en una clínica hace años, pero fue tomada.
--¿Por quién?
--Personas que conspiran contra la CIA. Personas que quieren hacerme daño.
De repente, todo esto tiene sentido: El pequeño hospital en medio de un campamento, el campamento de ensueño, la maldita formalidad.
  No me jodas.
--¿Son de la CIA? ¿La CIA me secuestró?
--CorrectoDice el Tipo Con Ego.
--Aún no contestan mi pregunta: ¿Por qué?
--Holly fue llevada a algún ladoDice su padre--, y negocié con los secuestradores, a pesar de que es contra las reglas, pero tenía que hacerlo. Me aseguraron de que estaría atendida en una clínica, pero que nunca podría verla de nuevo y nunca la encontraría. Estoy seguro de que cambiaron su nombre y la hicieron pasar por alguien más. Unas pistas me llevaron a St. Gallen, y la única manera de encontrarla era infiltrar a alguien para que la buscara por mis descripciones. Es cuando entraste en escena; Tienes la misma altura, el pelo rojo. Mis hombres pensaron que eras tú, y por eso te trajimos. Lo sentimos, señorita Hastings.
  Doy unos pasos lentamente hacia el escritorio y me paro enfrente de él, cruzando mis brazos. A pesar de todo, es sólo un padre intentando recuperar a su hija.
--Pero si querían a Holly a salvo, ¿Por qué cuando pensaron que era yo me pusieron cloroformo para que me desmayara? Eso no es algo que alguien que me quiere mantener a salvo hace.
--Holly podría asustarse, y necesitaba que no gritase para salir rápido y fácil. Pensé que si estaba inconsciente lo haría mejor. Además, Holly no maneja bien la presión. Su psicosis…
   La hace enloquecer.
Las palabras no suenan, pero está en el aire, flotando.
--Entiendo. Si no soy la que quieren, ¿Por qué no me puedo ir?
--Como director de la CIA, tengo mucha información disponible. Llegó a mí hace un mes la información de un experimento que unos doctores en una universidad muy prestigiosa están desarrollando. Se ha probado con tres personas que sufren de psicosis, y dos de ellas se han curado.
   Dejo mis brazos caer a mis lados.
--No es posibleMurmuroLa psicosis no es curable. Puede que mejore con los medicamentos, pero no es curable.
--Dígaselo a dos de esas dos personas.
Parpadeo, recolectando toda la información en mi cerebro.
--Quiere curar a su hija, ¿Cierto?
Asiente.
--Es arriesgado y las probabilidades de que funciones son menos de la mitad, pero si hay alguna cura, voy a intentarlo. Ambos estamos dispuestos a tomar el riesgo. Como usted.
--¿Yo?
--Sé sobre su hermana, señorita Hastings. Y sé que aunque tenía permitido tener llamadas en St. Gallen, sus padres nunca se comunicaban. Sé que la psicosis le ha quitado muchas cosas, y le ofrezco una oportunidad de tomar la operación.
  Mi corazón late fuerte contra mi pecho.
--¿Por qué cree usted que yo arriesgaría mi vida en una operación que no tiene muchas probabilidades?
Su respuesta es clara y verdadera:
--Porque está desesperada. Y si funciona, puede tomar todo lo que le fue quitado.
     Entiendo que si decido hacerlo y que funcione, no podré tomar todo lo que tuve. Mi hermana no dejará de estar tan asustada de mí, porque nunca olvidará el monstruo que se apodera de mí. Mis padres no me dejarán de ver como la hija que intentó matar a la pequeña. Mi escuela no me dejará de ver como la loca.
   Pero aun así puedo empezar de nuevo. En otra ciudad, con nuevos amigos, y una nueva vida. Puedo hacerlo bien. Puedo hacerlo normal.
--Es una locuraRespiroEspere. Esto tiene truco. ¿Qué quiere a cambio?
Entrecierro los ojos.
--Necesitamos que nos ayude a traer a Holly de vuelta.
--¿Cómo podría yo hacer eso?
--Tienes que volver a St. Gallen. Encuéntrala. Tráela a casa. Y que no la atrapen, porque entonces estará muerta antes de que sepa qué pasa.



-Sthep Stronger.

Broken Dolls. Capítulo 2.

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Broken Dolls. Capítulo 2.

Kelly Price me sonríe desde el otro lado del escritorio. Junta sus manos sobre la madera oscura y comienza:
--Hola. Voy a hacerte un par de preguntas.
--Ajá.
--¿Cuál es tu nombre?
--Fallon Grace Hastings.
--¿Cuántos años tienes?
--Dieciocho.
--¿Cuándo cumples años?
--3 de Diciembre.
--¿Cuáles son los nombres de tus padres?
--Emma y Luke Hastings.
--¿Sabes por qué estás aquí?
--Intenté hacer daño a mi hermana.
--¿Recuerdas su nombre?
--Macey.
--¿Qué más?
Dudo por un momento.
--Estoy aquí porque… porque veo cosas que no son reales. Tengo alucinaciones y lagunas. A veces no puedo distinguir lo falso de lo real.
--¿Sabes cuál es esa enfermedad?
--Psicosis. Pero la mía es relativamente pasiva.
  Deja de inclinarse a la mesa, poniendo su espalda en el respaldo. Es la señal de que todo va bien. De que no me he perdido.
  Aún.
Una vez psicópata, siempre psicópata.
--¿Cómo te sientes, Fallon?
--Quisiera ver a mi hermana.
Se queda callada unos momentos por mi respuesta.
--Tus padres…
--Ya sé. No es una petición. Solo quería decirlo.
Asiente.
--¿Quieres hablar sobre tu hermana?
--No lo sé.
Llevo mi mano a mi cuello para tocar mi collar, el que mis padres me regalaron cuando cumplí dieciséis años. Es una simple cadena de plata delgada con un colgante en forma de rosa.
  Mis manos se cierran en el vacío. Me lo quitaron cuando ingresé.
Me quitaron muchas cosas cuando ingresé.
--¿De qué quieres hablar?
--A veces, me levanto y… No sé. Espero que alguien venga a rescatarme. A decirme que ya no estoy loca. Que puedo irme. Eso me hace tener esperanza y seguir con mi día, pero cuando me doy cuenta de que no es temporal… No quiero pasar el resto de mi vida aquí. No así.
--No tiene que ser para siempre, Fallon. Cuando tengas 21, eres libre de irte.
--Pero no es seguro. Ni para mí ni para nadie allá afuera.
--Si hay alguien vigilándote…
--¡Pero no quiero a nadie que me vigile! ¡Quiero ser normal y ver a mi hermana sin que me mire asustada!
Me mira unos momentos y asiente.
--Entiendo.
--No, no lo hace. No entiende. No entiende porque no está loca.
--Una vez más, Fallon, la psicosis no es locura, es un desorden mental…
Me levanto.
--He terminado de hablar. Nos vemos.
--Fallon…
Cruzo por la puerta antes de oír otra cosa. Camino por los pasillos en mis pantuflas, los pasillos en los que estaré lo que resta de mi vida. Estos malditos pasillos.
Llego a mi habitación y veo a mi compañera psicótica también. Una que rara vez sale de cama.
  Al menos no soy ella.
Es algo muy de perra pensar eso, pero…
Con una mano ato mi brazo izquierdo a la cama con las ataduras que la cama para locos incluye.  Es para asegurarme de que no me levante por las noches a asesinar a alguien. Me doy cuenta de que no he atado las de los pies, pero qué demonios, no he tenido una laguna en unas dos noches.
  Estoy mejor que cualquier persona aquí dentro.
Cierro los ojos, y cuando el sueño viene a buscarme, dejo que me arrastre hacia abajo.




                                                                  




Cuando abro los ojos, estoy parada en un pasillo.
Me asusto.
Miro mis manos, porque se supone que me até, se supone que lo hice para que esto no pasara. Están llenas de sangre y hay una cortada fea en mi muñeca.
  La incredulidad me llena. Me arranqué el brazalete de protección de la camilla.
Pero en mi ropa hay más sangre, y no sé si es mía o de alguien más. Así que, naturalmente, empiezo a sentir pánico. El mismo pánico que sentí cuando desperté de mi inconsciencia en el cuarto de Macey y ella estaba llorando.
  Miro por las ventanas y compruebo que es de noche, pero de cualquier manera, voy a buscar al doctor Harrison. Puedo contar con él. Él sabrá qué hacer.
Corro por los pasillos, y me doy cuenta de que he caminado hasta el otro lado, al lado donde están los peligrosos, al lado en donde una vez pertenecí.
  Me muevo por los pasillos, pero St. Gallen es grande y no he recorrido todo el lugar en los dos años que he estado aquí. ¿Arriesgarme a que algún otro lunático me ahorque? No, gracias.
 Me quedo parada en mi lugar, pero luego reacciono. Porque no voy a morir en este lugar, demonios.
Entonces escucho unas voces.
--¡La tenemos!
Volteo mi rostro hacia la dirección del sonido, y veo a dos enfermeros que no conozco. Y yo conozco a todos ellos, créeme. Sólo que… Que los enfermeros no están aquí en la noche.
--Encontramos a la pelirrojaDice por celular.
Y se les tiene permitido usar su celular enfrente de los pacientes.
Ellos definitivamente no son de aquí.
Y eso me asusta.
Me muevo para alejarme, pero uno de ellos toma mi brazo y me jala hacia atrás. Me ponen una cosa en la nariz, algo químico, y empiezo a sentirme toda floja y ligera.
--Señor, la tenemos.
Me desvanezco.
Lo peor de todo, es que no estoy segura si esto es real.



-Sthep Stronger.