lunes, 28 de julio de 2014

Broken Dolls. Capítulo 6.


Dead wrong.
Broken Dolls. Capítulo 6.


Al día siguiente, salgo de la habitación en la cabaña gigante para tomar clases con el perdedor cuando en la sala encuentro algo familiar.
--¿Cam?
 Cam. Cam el enfermero que era lindo conmigo. Ese Cam.
 Él me da la espalda, pero sé que es él. A menos que esté alucinando. Te juro que esto es una mierda.
 El Cam que podría o no ser Cam se da la vuelta y me sonríe.
Pero espera, ya me he tomado la medicación: No se supone que sea tan malo. Se supone que me mantiene fuera de enloquecer por completo.
--Fallon. Esperaba poder verte.
--Espera, ¿Tú eres de la CIA? ¿Eres el infiltrado en St. Gallen?
--Sí.
--¡Pequeño hijo de perra! ¡Me tenías engañada!
Me acerco  y le doy un golpe en el brazo. Sonríe y cuando lo intento de nuevo, lo evade. Me hace una especie de llave y yo termino en el suelo.
--Pensé que te estaban entrenando para que te defendieras a ti misma.
--¡Ey! ¿Esa es tu manera de saludar a viejas amigas, Cameron? Además, dame un respiro, tengo aquí dos díasLe reprocho desde el suelo.
  Me sonríe desde arriba. Me quedo observando un rato sus ojos verdes y cabello rubio. Tal vez es esta luz, pero me acabo de dar cuenta de que el tipo está bueno.
--¿Ves algo que te guste?
Niego.
--No. Nada interesante, la verdad.
Hace una mueca y se lleva la mano al corazón.
--Auch.
--
Sí, sí, lo que sea. Ahora ayúdame a levantarme.
Él toma mis manos y me pone en mis pies.
--¿Vas de salida?Pregunta.
--Sí. Pero vas a acompañarme hasta allí. No es una preguntaÉl se ríeEntonces, ¿Acabas de salir de ver al jefe? Uno diría que desde que me secuestró recordaría su nombre, pero no. Sabes, pudiste haber dicho algo. En St. Gallen, me refiero. Pudiste haber dicho “Oye, están buscando a una pelirroja, así que cuídate”. Quiero decir, fue muy perro de tu parte.
  Sacude la cabeza  y sonríe mientras salimos de cabaña/casa.
--Nunca realmente había conocido a alguien que cambiara de tema tan rápido.
--Culparía a la psicosis, pero no tiene nada que ver, la verdad. Quiero decir, cuando estás mentalmente desequilibrada puedes culpar de muchas cosas a la enfermedad, pero mi madre siempre me decía que era imposible tener una conversación conmigo. Aunque no estoy segura de cuándo me volví una psicópata. Aunque a lo mejor sí, según esto los psicópatas como yo no podemos organizar nuestros pensamientos. Mierda, a lo mejor eso es. A lo mejor la psicosis me impide comunicarme con las personas semi-normalmente. Tiene sentido. ¿Pero por qué mi madre me diría que es imposible tener una conversación conmigo? Aunque no sé exactamente cuando me volví una psicópata.  ¿Sabes que ese es el término que nos dan? Suena tan horrible. Quiero decir, sé que hay muchos psicóticos horribles, pero yo no soy una de ellas. Mi doctora dice que mi psicosis es pasiva si hacemos comparaciones, lo cual me hace pensar en cuán jodidos están los demás, así que…
     Cam  pone una mano en mi boca.
--De acuerdo. ¿Y si tocamos un tema y luego otro?
Asiento y la quita de mi boca.
--Entonces, ¿Por qué tienen que enviarme a mí cuando tú puedes averiguar si Holly realmente está ahí? Tú trabajas ahí.
Sacude la cabeza.
--Yo fui el primero que entró a St. Gallen, pero no tuve acceso al área de los pacientes más… inestables.
--Te refieres a los locos de remate.
--Bueno… Sí. Como te decía, no tuve acceso a ésa área y Holly podría o no estar ahí. Podría conseguir la entrada, pero eso tardaría, así que en vez de eso Carmichael envió más de nosotros para vagar por ahí en la noche, yendo de habitación a habitación para buscarla. Es cuando te atraparon. Ellos pensaron que escapaste, y no has sido la primera que lo hace, pero sobre actuaron al respecto: Despidieron a todos y contrataron a nuevas personas. El nivel de seguridad nos hace pensar que Holly realmente está ahí y quién la está ocultando sospechó de los infiltrados. Pero podría no significar nada.
  Asiento hacia él.
--Pues a mí me suena como a nada. Quiero decir, si un loco se escapa, ¿A quién NO vas a despedir?
 Se detiene a mi lado, lo que me obliga a parar también y mirarlo.
--La palabra loca es realmente muy fuerteDiceY muy fea. Fallon, tú no estás… loca. Sólo tienes un desorden.
--Oh, dios, suenas como la maldita psicóloga. ¿Es que no tienes internet? Busca psicosis. Esa mierda es realmente muy peligrosa. Y déjame decirte esto, amigo: Tenerlo es también una mierda.
--Pero no te has perdido completamente. Todavía sigues siendo tú.
--Aún. ¿Pero cuánto faltará antes de que piense que soy Dios o que el demonio me está hablando en la cabeza diciéndome que mate a todos?
--Cuando recibas el tratamiento…
--¡Si resulta, Cam!
Da un paso hacia mí.
--Si no estás segura, ¿Por qué aceptaste?
Mi respuesta es simple:
--Porque estoy desesperada.
Hay un momento de silencio entre nosotros, y de repente ya no le puedo sostener la mirada. En vez de eso miro el pasto debajo de nuestros pies.
--Sólo me preocupo por ti, Fallon.
Eso me sorprende. Sé que somos algo así como amigos, más o menos. No lo suficiente como para que se preocupe por mí.
--¿Por qué?La pregunta se resbala entre mis labios, casi un susurro.
Y él me sonríe.
--Supongo que porque eras la única que no intentaba atacarme cuando le daba los medicamentos.
  Nos reímos juntos, y eso libera la presión dentro de nuestros pechos. Aspiro aire y dejo que llene mis pulmones. Aire fresco. Realmente no tenía mucho de eso antes.
Me doy cuenta en este momento que sí acepté esto porque estaba desesperada, pero desesperada por este pedacito de vida. Desesperada por no volver a aquél lugar nunca más. Me gusta esto: el aire fresco y el sol en mi piel, la ropa bonita y el contacto con personas que no lo han perdido completamente.
--Me gusta esta vida.
Reconozco la voz como mía, pero no se me ocurre por qué le diría eso a Cam. Me parece demasiado profundo, esas cuatro palabras.
  Él mira al cielo y sonríe, y después me mira a mí de vuelta.
--A mí también. Es bastante buena, ¿Verdad?
Parece darse cuenta de que probablemente no debió decir eso. Pero no me ofendo: tomo las cosas de la manera en las que son. Me tocó tener una vida de mierda, y eso es una porquería, pero no puedo hacer demasiado para cambiarlo.
  Excepto que sí puedo.
Encontrar a Holly.
Ahora, sí eso fuera así de simple. Tengo que encontrarme con el imbécil para nuestras clases.
--Sí, es buenaLe contesto.



                                                                   




--De acuerdo, perdedor. ¿Qué me vas a enseñar hoy?
Hoy él ni siquiera me ve.
Imbécil.
--Pensé que como alguna arte marcial sería demasiado difícil para ti, empezaré con defensa personal básica.
  Levanto las manos al cielo en desesperación y le digo:
--¿Pero por qué no se te había ocurrido antes? ¡Se supone que tengo que defenderme, no ser una Yaki Chan, idiota!
--No sé si te diste cuenta, pero lo único que hacíamos en Karate era intentar evadir patadas. ¡Y eras un asco! Así que hoy vamos a ir por los básicos. Los básicos de niños pequeños. Espero que la neurona que tienes sea suficiente para eso.
--Realmente espero que te atropelle un camión. No que te mueras. Sólo que te atropelle.
   Por un segundo, me parece que está sonriendo ante mi comentario. Por un segundo, me parece que de aquí en adelante dejará de ser un cabroncete. Y después, en 0.2 segundos, esos pensamientos se esfuman.
--Supongo que esa única neurona tuya no te deja pensar en mejores insultos para decir. Patético, la verdad.
  Mi pierna toma control sobre mi mente y se alza para meterle una golpiza al imbécil, pero éste ya lo está esperando, así que cuando está a punto de llegar lo toma y lo voltea, haciendo que yo caiga al piso.
--Tienes que poner más fuerza a tus patadas. En verdad no tienes mucho músculo. ¿Muchas hamburguesas?
--¿Sabes qué? Retiro lo dicho. Espero que el camión sí te mate.
Suelta mi pierna y me volteo para verlo. Entonces el imbécil hace la cosa más inesperada: Me tiende la mano.
  Y yo dudo, claro. Quiero decir, tiene que tener su truco, ¿Verdad?
--Vamos, deja de mirarme como si fuera a matar a tu chihuahua.
--¡Yo no tengo un chihuahua! ¿Por qué las personas piensan que los chihuahuas son para personas ricas o tontas, o ambas? Los chihuahuas son feos, todos ojos grandes y temblorosos. Y siempre tiene que estar ladrando, te lo juro. Mi vecina tenía uno y te prometo que todas las noches me debatía entre ir y abandonarlo en un lugar muy muy lejano o no. Ese perro era como los cobradores: Nunca te deja en paz. Y luego se ponía a temblar como si el muy bastardo tuviera miedo. ¡Bueno, debería tenerlo, no me faltaba mucho para meterle un tiro! No literalmente, ya sabes. Me refiero a una metáfora de manera muy dolorosa literalmente.       Realmente no sé lo que acabo de decir, así que si ignoras esa parte simplemente está bien. ¿Sabes cuáles me gustaban? Los pequeños con nariz chata que parece que la piel se les cae. Sé que debería saber el nombre, pero se me olvida todo el tiempo. Creo que es Pug.
  Se queda ahí parado, mirándome.
--Te juro que nunca había escuchado a alguien escupir tantas palabras de un sopetón.
--La expresión “Escupir” cuando se refiere a decir algo es en mi opinión ridícula. Quiero decir, no es como si literalmente escupieras las palabras. ¿Te imaginas? Creo/ escupitajo/que/escupitajo/eres/escupitajo/un…
--De acuerdo, ya entendíMe detieneAhora respira profundo. Hay que concentrarnos, ¿De acuerdo? Defensa personal básica.
--Ah, ya, claroReconozco cuando me levantoEntonces, ¿Qué hago ahora, perdedor?
  Se me queda mirando un rato, como si hubiera algo en mi nariz. Me la palmeo por si acaso, pero todo parece ir bien.
Se recupera antes de que pueda preguntarle.
--Vamos a seguir practicando. No vas a dar patadas, sino que vas a aprender como esquivar una patada y dejarlos en el suelo para que puedas correr y salvar tu vida. Pero aprender a patear también es importante. Estaremos unas dos horas practicando y luego vamos a ir a correr.
--¿A correr? ¿Para qué? Estoy en buena forma.
--Estás toda flácida.
--¡Ey, imbécil!
--Me refiero en los lugares importantes, demente. Como en las piernas y brazos. Tienes que tener fuerza.
--¿Cómo voy a adquirir fuerza en los brazos corriendo?
--No vas a hacerlo. Nos vamos a concentrar en las patadas hoy. ¿Es que no me escuchas? Además, no me cuestiones, Barbie. Soy tu instructor.
--Si mi instructor fuera bueno…
--No me empujes, Barbie. Ahora, a trabajar.
Corremos juntos media hora y luego me da un descanso de cinco minutos que no da abasto. Luego corremos de nuevo, y es en esta segunda ronda cuando el suelo se abre bajo mis pies y te juro que puedo ver lava abajo, pero siento el suelo bajo mis pies así que en un rincón de mi mente se me ocurre que no es real. Me aferro a eso mientras lucho contra el miedo y la desesperación.
Casi puedo sentir el humo en mi garganta y el calor en mi piel.
  Después de todo este tiempo he aprendido a no perder la calma. La mayoría de las veces. Mi doctora y yo trabajos mucho en respiraciones que no se supone que sirvan de mucho, pero algo es algo.
  Me detengo y miro al cielo cuando escucho las voces en mi cabeza. Son susurros, de las personas en mi vida diciendo que estoy loca: Mis padres, los doctores, los vecinos, mis amigos. Todos discutiendo sobre mi locura cuando pensaban que yo no estaba escuchando.
--Ustedes realmente no saben nadaLes susurro, volviendo a correr.
Los susurros no me abandonan.
--Cállense.
Se me dificulta respirar y hablar mientras corro, pero eso no me detiene.
--¡No quise hacerlo!
“Es tu culpa”, resuena en mi cabeza.
--¡No!
--¡Fallon!
Cuando abro mis ojos, veo los de Chris. Está parado enfrente de mí y sostiene mis brazos, manteniéndome cerca.
--Las vocesmurmuro.
--No son reales, Fallon. Eh, Barbie, concéntrate, vamos. Todo está bien.
Sigue diciéndome algo, pero las voces son más fuertes que la suya. De repente siento la adrenalina por mis venas y empiezo a moverme. Chris me deja ir, pero puedo sentir sus ojos sobre mi.
--PastillasLe escucho decir--¿Te has tomado tus pastillas?
Niego.
--Lucy me dijo que estaban…--Y me lengua se traba por un momento. Mierda--…batallando para conseguirlas. Dijo que esta noche.
--¿Por qué demonios batallarían para conseguir unas simples pastillas?
Es lo que yo pienso, la verdad.
Mierda, estoy tan enojada.
Salgo corriendo, siguiendo la ruta en la que Chris y yo estábamos, hasta que siento que las voces van disminuyéndose. Mierda, mierda. Cuando paso por donde dejé a Chris, está hablando por teléfono con alguien y corre a mi lado cuando cuelga. Toma mi brazo y me hace detenerme.
--Lo siento.
Antes de preguntarle, me golpea con el codo y caigo a la inconsciencia.



                                                                    




Cuando despierto, veo el techo blanco. Intento pararme, pero hay correas en mis pies. Tal vez eso molestaría a alguien más, pero a mí me alivian.
--Eh, Barbie.
Volteo a mi derecha y veo al perdedor sentado en una silla, mirándome. El pitido de las máquinas me hacen darme cuenta de que estoy en el maldito hospital de nuevo.
--Eh, perdedor. ¿Qué haces aquí?
--¿Recuerdas algo de lo que pasó?
--Sí. Y te voy a decir esto: Fuiste muy estúpido. ¿Qué no sabes que cuando nos ponemos en plan psicótico podemos asesinar personas?  Pude haberte matado. O atacado.
Sonríe.
--¿Recuerdas cuando te dije que eras un asco en eso de defensa básica? No ha cambiado. Nunca tuviste una oportunidad contra mí.
--Eres muy confiado.
--Es sólo la verdad. Siento haberte golpeado. No sabía qué hacer, así que llamé a Carter y me dijo que lo mejor era sacarte de combate.
Levanto mi mano para tocar mi frente dañada.
--Eres un asco, perdedor. Pero gracias.
Sonríe.
--Cuando quieras.
Intento darle una golpiza, pero desde que no puedo levantarme, no es fácil. Él se ríe de mí.
--Realmente eres un asco.
--Ya me habías dicho eso. ¿Qué tal esto? Hacemos una tregua.
--Ya habíamos hecho eso antes y no funcionó.
--Bueno, es mejor que intentemos esta vezDice, y tal vez piense que estoy bien ahora, porque se levanta y desabrocha las correas de mis pies.
--¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
--Es sólo que si vamos a ir por Holly, es mejor que confiemos el uno en el otro. Y me gustaría que me contaras de tu psicosis y qué tengo que hacer, para estar preparado.
Me encojo de hombros.
--No hay mucho que contar. Estoy loca.
Se vuelve a sentar después de quitar la segunda correa y se sienta en su silla de nuevo.
--Holly no era como tú.
Eso despierta mi curiosidad.
--¿Cómo era?
--Inestable.
--Yo también soy inestable, por si no te habías dado cuenta, perdedor.
--Me refiero a realmente inestable. Tenía profundos cambios de humor todo el tiempo y hablaba sola constantemente, al punto que no te oía cuando intentabas decirle algo. Siempre estaba enojada o triste, así que ya te imaginarás. No era… como tú.
  Me encojo de hombros mientras me siento.
--Mis doctores me dijeron que yo era afortunada. No me sentía de esa manera, pero sé que lo soy. Primero pensaron que no era psicosis, sino que deliraba por el estrés. A veces les pasa a las personas normales. Pero luego presenté más síntomas. Cuando eres psicópata, y sigo pensando que ese término es horrible, puede presentar algunos síntomas o no. Soy afortunada porque mi trastorno es pasivo, pero todavía me va mal a veces. ¿Sabes por qué me internaron? Quiero decir, ¿La razón por la cual se dieron cuenta?
  Asiente.
--Me dijeron que pasó algo con tu hermana.
--Caminé a la cocina por un cuchillo y cuando me llegó la lucidez de nuevo, había apuñalado a mi hermana en las costillas. Sobrevivió, pero… Ya sabes. Me internaron en St. Gallen.
  Y de repente, es la primera vez que veo algo real en su expresión. Simpatía.
--Lo siento, Fallon.
--Yo también.
Hay un silencio entre nosotros, así que lo rompo:
--De cualquier manera, no tengo comportamientos bipolares. Creo que por eso que Cam no me tenía miedo.
--¿Quién es Cam?
--Mi único amigo, se podría decir. Quiero decir, supongo que podríamos considerarnos como amigos. La verdad es que en la vida es difícil hacer amigos, pero cuando tienes un trastorno mental, bueno, es una mierda. Creo que uso la palabra  mierda muchas veces, pero la verdad es que siempre estoy como enojada. A lo mejor es cosa de la psicosis. Es la única parte divertida de tenerlo, ¿sabes? Puedes culparle todo a la psicosis. Pero mataría para liberarme de ella. Quiero decir, no literalmente… ¿O sí? ¡Tan tan tan! Suspenso.
--De acuerdo, demente. Desacelera. Hablé con mi mamá y me dijo que ya tiene tus pastillas.
--Genial. ¿Y cuándo me las van a dar?
--Ya. Disolvieron unas dos y la pusieron vía intravenosa mientras estabas fueraSaca un bote naranja de sus bolsillos y me lo daEsto es el resto.
--Gracias, perdedorLe digo mientras lo tomo.
--¿Estás lista para tus lecciones?
--Mierda. ¿Me acabas de noquear y ya quieres que siga? Tú me quieres matar.
--Lo siento, Fallon, pero no hay tiempo que perder.
Él ofrece su mano y yo no tengo más que tomarla y dejar que me ayude a bajar de la camilla.
--Bien. Pero por favor, apiádate de mi trasero loco.
Ríe entre dientes.




                                                                
 



Tres días pasan, y esos tres días no creo que he completado al menos veinticuatro horas de sueño. Carter nos checa de vez en cuando y se une a las lecciones, pateando mi trasero totalmente. Creo que es algo de familia.  No he sabido mucho del padre de Holly.
--Mañana en la noche la misión empezaráDice Carter, sentado a mi lado cuando veo televisión mientras ceno. Podía salir y comer con todos los demás, y tal vez encontrarme con esa chica Annie de nuevo. Ella era agradable. Sin embargo, yo ya he sido objeto de miradas muchas veces en la última semana y necesito un descanso.
--¿A qué te refieres con mañana? Es muy pronto.
--Según mi sobrino ya te las arreglas para tirar unas cuantas patadas y golpes.
--Sí, pero no es lo suficiente como para defenderme.
--Pero es lo suficiente como para correr si algo sale mal. El tiempo se agota.
--Si algo sale malRepitoUstedes siguen diciéndome eso. Es como si estuvieran cavando mi tumba. Se supone que esta mierda es fácil.
  Asiente y empieza a pelar una naranja que tenía en sus manos.
--Las cosas siempre pueden ir mal incluso en las cosas más sencillas.
--Eso es mierda. Carter, espero por tu bien que regrese viva o juro que voy a atormentarte para el resto de la eternidad, y puesto que no vas a poder exorcizarme ni alejarme con una médium de circo, te las vas a tener que tragar.
  Sonríe un poco, manteniendo la vista en la naranja. Estiro la mano hacia mi espalda y rasco. Últimamente he tenido mucha rasquera. Mi espalda y mis brazos están todos rojos y no es bonito.
--¿Mucha rasquera?Pregunta.
--Humm… Sí. Debe ser alguna reacción alérgica a algo. Oye, ¿No piensan que sería mejor que obtuviera la operación antes de ir por Holly? Es demasiado irresponsable mandar a una adolescente loca.
--Primero, el trato fue que después. Segundo, no vas a “ir” por ella. Sólo vas a localizarla. Vas a ser una observante. Si la encuentras, vas a decirle a Chris, que trabajará ahí como un pasante. El chico luce lo suficiente mayor para hacerse pasar por unoMe guiña el ojoBuenos genes.
--Carter… ¿Qué si no la encuentro y vengo con las manos vacías?
El pensamiento, de alguna manera, nunca se me había cruzado por la mente.
--Mantendremos nuestra palabra. Obtendrás la operación y te librarás de St. Gallen. Si funciona.
--Si no tendremos que volver.
Termina de pelar la naranja y la parte por la mitad. Me ofrece una, pero declino. Se encoge de hombros.
--Tienes dieciocho años. Puedes tomar tus propias decisiones ante la ley, es bueno si la operación funciona: La CIA te adoptaría y podrías hacer lo que quieras. Si no funciona, bueno…
--Estoy jodida.
--Más o menos.
  De repente el filete no se me antoja. De hecho nada se me anotoja.
--Buenas nochesLe digo, levantándome.
--Espero que todo salga bien, Fallon.
Si tan solo eso fuese suficiente.




-Sthep Stronger.

2 comentarios:

  1. si esta novela es invención vuestra , esta genial , deberías hacer un libro , seguro que alguna editorial quiere publicar-lo , es muy bueno , yo lo compraría jaja , me encanta la química que hay entre ellos

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    1. Gracias! Me gusta escribir, pero no estoy segura sobre ser una escritora en el futuro...;D

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