lunes, 22 de septiembre de 2014

Broken Dolls. Capítulo 14.

                        Broken Dolls. 14.


Los hermanos Sullivan se tropiezan cruzando la puerta, golpeándose unos contra otros al pasar, al parecer no lo suficientemente deprisa.
Se quedan callados unos dos segundos antes de que exploten como una bomba andante. Tick, tack. El tiempo ha acabado.
--¿Son espías?
--¿Nos mintieron?
--¡ES SU HERMANA!
--¿En qué estaban pensando?
--¡Estoy tan confundida!
Todo al mismo tiempo. Los adultos intentan controlar el fuego y yo decido sentarme porque me siento muy cansada. De todo esto. Levanto mi mano y me saco la peluca, dejándola caer a un lado. Saco también la liga para dejar que caiga suelto en mi espalda.
  Ellos me están mirando. Maddie parece a punto de echarse a llorar.
--¿Qué? Hace calor.
Nate aspira, mirando el color de mi cabello. Luego toca el suyo con las yemas.
Nuestras miradas se encuentran en el proceso.
  La verdad es que si me hubiera visto sin la peluca, no habría importado mucho: Su pelo es de una especie de rubio-fresa, mientras el mío es anaranjado-rojo- castaño. De alguna manera mi cabello es más… fosforescente. Ugh. ¿Por qué no pude tener un rubio rojizo como el suyo?
  Maddie se pone a llorar, y Nate y el resto de sus hermanos no tienen más que hacer que intentar reconfortarla. Dexter y Susie se ven como mierda.
--¿Dónde están Kiki y Ryan?Pregunta Dexter, mirando alrededor, sobresaltado.
--En sus camas, durmiendo aúnContesta Atsuko, pero apenas  puede mirarlo a los ojos.
--Atsuko…
Le da la espalda. No creo que ella le haya dado la espalda nunca. No creo que nunca se hayan sentido tan traicionados y heridos antes. Y sé en este momento que no importa lo que pase de ahora en adelante, ya nada volverá a ser igual. Algo se ha roto en los Sullivan.
  Me repito algo que ya me había planteado antes: ¿No son los secretos el número uno en familias rotas?
  Treinta minutos después, todos estamos sentados en círculo en la sala, envueltos en llantos e historias para intentar arreglar el daño (Dejando de lado que estábamos en St. Gallen y el hecho de que estamos locas, claro); Explicaciones que ya no van a cambiar nada.
  Al final, nos mantenemos en silencio mientras los Sullivan procesan la información. Y es Maddie quien rompe el silencio: Mirándome fijamente, con llamas de un incendio que no comencé, me dice:
--¡Todo esto es tu culpa! ¡Si nunca hubieras venido a Roma esto nunca hubiera pasado!
 Mi aliento se atasca en mi garganta. Nate alza la mano, e intenta tocarla, pero ello lo esquiva.
--Maddie.
--¡Es cierto!
--Es suficiente.
--¡Ojalá hubieras muerto en esa fuga de gas!
  Ni siquiera me ha golpeado, pero me caigo de mi asiento de cualquier manera. Es como si mi cuerpo respondiera al sobresalto y dolor que mi mente emite. ¿Por qué tienen que estar conectados? ¿Por qué mis ojos se llenan de lágrimas y siento que mi pecho literalmente se abre? Cuando miro abajo, no hay nada, por supuesto, lo cual lo hacer más ilógico. ¿Por qué cuando sientes dolor emocional tiene que mostrarse en tu cuerpo? Mi vida sería más fácil.
--¡MADELINE!
Ella se levanta, con lágrimas corriendo por sus ojos.
--¡YA NO PUEDO SOPORTARLO!
Bueno, yo no he podido soportarlo por dieciocho años y me tengo que aguantar.
Maddie sale corriendo. Miro a sus hermanos y hermana, quienes lucen horrorizados, pero no puedo dejar de preguntarme si piensan lo mismo.
  Y por primera vez, me lo pregunto; Lo he estado evitando muchas veces todos estos años, porque todavía necesitaba esperanza, pero ahora tengo que hacerlo: ¿Debí haber muerto?
¿Vale la pena vivir? ¿Con la locura, los secretos, la CIA? ¿Todo este asunto de los Sullivan? ¿No hubiera sido mejor que no hubiera vivido?
¿No hubiera sido mejor? Nate nunca me hubiese conocido y por lo tanto no me extrañaría. Él hubiese seguido su camino. Con los Sullivan… Nunca se hubiese enterado de lo que sus padres ocultaban. ¿No es cierto que la ignorancia es felicidad?
  Holly pone una mano en mi hombro, en una muestra de apoyo. Susie se levanta tras de su hija, y yo me levanto también, sacudiendo mis piernas casi desnudas. Me daría vergüenza mi desnudez parcial en cualquier otra situación, pero ahora no podría valerme más.
--Ella no quiso decir esoNate dice, desesperado y aterrorizado en partes iguales.
--Lo que sea. No dormí anoche, así que voy a hacerlo ahoraEvito la mirada de todos, dándome la vuelta y subiendo por las escaleras, desesperada por encerrarme en mi habitación y llorar como una bebé.
--Fallon, ella…
Escucho los pasos y la voz de Nate detrás de mí, pero se detiene de sopetón. La puerta se abre en un portazo.
  No. Ni madres, no puedo soportar a Maddie.  Sigo subiendo las escaleras, pero me detengo cuando alguien grita:
--¿Y tú quién eres?
Bajo las escaleras, oyendo gritar a Holly y a Angelo maldecir. Los ojos de Chris se encuentran con los míos al tiempo que personas vestidas de negro rompen por la ventana y entran por la puerta trasera.
--Chris.
La furia brilla en sus ojos como un fuego.
--Barbie.
Pasé de Fall a Barbie, y debí de habérmelo esperado. ¿Por qué pensé por punto tres segundos que él no iba a estar enojado conmigo?
Grito cuando los hombres de la CIA me toman de los brazos. Los golpeo y logro correr unos tres pasos antes de que me tomen de nuevo. Escucho gritos, y cuando volteo hacia la escena frente a mí, los Sullivan están sosteniéndose unos a los otros en el suelo, pero Angelo está golpeando a los que tienen a Holly. Déjame decirte algo: Sabe karate. Pero Chris también, y se dirige hacia ellos.
--¡Corre!Le grito a Holly.
Ella llora mi nombre.
--¡Voy a estar bien! ¡Corre!
Ella mira a Angelo. No puede irse sin él, lo sabe tanto como yo. Miro a Nate, quién me devuelve la mirada, aterrorizado. Antes de que sepa qué planea, se levanta golpea a Chris en la cabeza.
--¡Nate!
Corre hacia mí, o eso intenta, hasta que Chris se levanta y… se ponen a pelear de puños en medio del caos.
De alguna manera Angelo logra escapar de los hombres espeluznantes junto con Holly. Me miran.
--¡Largo! ¡Váyanse! ¡Voy a estar bien! ¡Ya, ya, ya!
   Angelo niega, y Holly empieza llorar. Igual que yo. Sólo que yo lo hago por la desesperación y frustración.
--¡LARGO!
Me ven por unos segundos que parecen minutos. Puedo ver su pelea interna en los ojos, pero cuando se da la vuelta, llevándose a Holly, me siento aliviada, tan aliviada que las lágrimas se caen de mis ojos.
   Ellos van a estar bien.
   Ellos van a sobrevivir.
Pero cuando miro hacia Chris y Nate, y veo a Nate en el piso semi inconsciente, sé que yo no.
--¿Creíste que ibas a esconderte de mí?
La furia llamea en sus ojos, pero no me hace retroceder.
--Siempre has sido un hijo de puta.
--No me conoces en absolutoMe  toma del brazo, liberándome de sus soldados, y me jala hacia la puerta trasera.
  Rob está en el suelo junto con Ethan, intentando reparar el daño. Tengo la impresión que tiene que ir al hospital.
--¿Qué le hiciste a Ethan?
--Tu novio va a estar bienGruñe, sacándome por la puerta.
--¡No puedes llevártela! ¿Quién te crees que eres?Grita Thiago, poniéndose en el medio.
--Thiago, noAdvierto.
Sus ojos bailan entre nosotros dos antes de aterrizar en mí.
--No sé quién demonios eres, pero no voy a dejar que te pase nada.
--Lo siento, pero este no es tu problemaEscupe Chris.
--Jódete.
Chris planea golpearlo, pero me meto en el camino antes de que lo haga, causando que me de en el cuello. Quiero vomitar.
--MaldiciónSusurra. Los soldados de Chris toman a Thiago y lo llevan con el resto, llorosos y alrededor de Nate.
Chris me sostiene de los brazos, aún jalándome, obligándome a caminar.
--Me traicionasteLloroYo confié en ti, pero tú me traicionaste.
  Siempre supe que este día eventualmente llegaría. Sabía que me encontraría y tendríamos que hablar. O al menos, yo tenía que hablar, tanto que practiqué todo lo que le diría, y en mi mente siempre se lo decía sin perder la calma. Pero ahora, aquí parada enseguida de él, lo he perdido.
   Definitivamente lo he perdido.
--¿Estás bromeando? ¡Yo confíe en ti, y tú te escapaste con Holly! ¿Qué le dijiste? ¡Ahora ella ha huido de mí por tu culpa! ¿Qué mentiras le dijiste, Fallon?
  Estoy furiosa, pero no puedo dejar de llorar.
--Es un asco no saber nada, ¿Verdad?
Llegamos a un auto negro y me abre la puerta para meterme bruscamente adentro. Antes de cerrar la puerta, dice:
--Cuando lleguemos con mi tío John, vas a hablar.
--Jódete.
Me ata las manos con unas esposas que saca de sus bolsillos, el muy bastardo. Cierra la puerta de un portazo. Un momento después, se mete en el asiento del conductor, y mantenemos silencio por una buena media hora; yo rabiando en el asiento de atrás, y él apretando las manos alrededor del volante tanto que sus nudillos se ponen blancos.
  Luego explota.
--¿Qué le dijiste, demonios? ¿Por qué huye de mí?
  En este momento, realmente lo disfruto: Saber algo que él no. Tener poder sobre él.
Podría acostumbrarme.
--Empezó conmigo, sí. Pero yo no tuve nada que ver.
Eso lo enfurece más.
--¿Y eso qué demonios significa?
--¡Si eres tan inteligente, descúbrelo, imbécil!
 Gruñe de frustración.
--¡Maldito sea el día que te conocí!
--¡Ya sabes cómo se siente!
--¡Yo nunca te hice nada!
--¿Pero es que tú no piensas que yo sé, rata traicionera?
Frena de repente y mira hacia mí, pero tiene que seguir avanzando por el tráfico. Y me vio a los ojos por unos cinco segundos, pero no importa. Ya no puede seguir fingiendo.
  Lo he visto, en sus ojos:
  Conocimiento.
--¿Qué sabes?Dice, el muy mentirosoNo sé de qué me estás hablando.
--Deja de fingir, Chris. Sé que lo sabes. Lo he visto en tus ojos.
Se queda con la boca cerrada mientras empiezo a perderlo.
--DiosLloroLo perdí por tu familia, y ahora que lo he encontrado, lo he vuelto a perder por ti.
Eso parece llamar su atención. Me mira por el espejo retrovisor por unos segundos antes de volver a la carretera.
--¿Era uno de esos ahí?
No le contesto.
--Era el que me golpeó, ¿Cierto?
--Como si te importara.
--Me importa.
Exploto.
--¿Cómo puedes sentarte ahí y decirme que te importa después de todo lo que has hecho, bastardo egoísta? ¿Cómo si quiera puedes mirarme a los ojos y honestamente creer que te importa?
¡Te odio!
 
El carro se desvía hacia la derecha unos segundos, pero luego avanza de nuevo normalmente.Chris se estaciona enfrente de un parque y en cuanto el auto se para, se gira hacia mí, mirándome fijamente.
--Tú no sabes nada, Fallon. Me importa.
--¿Entonces por qué estás haciendo esto?
--¡Porque me traicionaste!
--¡Sólo lo hiciste porque tú lo hiciste! ¡Hiciste que confiase en ti por como tres segundos y en esos tres segundos me mentiste descaradamente! ¿Por qué no me lo dijiste?
--¡Porque te iba a doler, maldición! ¡Si lo descubrías, ibas a romperte y sería mi culpa! Decidí ocultártelo para que pudieses dormir tranquila.
--¡No me vengas diciendo que lo hiciste porque te preocupabas!
--¡Mierda, Fallon! ¡Carajo!Sigue insultando por un minuto al aire, hasta que se vuelve a enfocar en mí para gritarme--¿Por qué te empeñas en que sea el malo de la historia? ¡Me preocupo! ¡Confié en ti! ¡Decidí hacer lo que pensé mejor! Pensé que si sabías que tenías un hermano, sólo lo recuperarías para perderlo de nuevo, ¿De acuerdo?
--Pude haberlo encontrado. Pudiste decirme dónde estaba.
--¿Pero por qué te crees que sé todo? Sabía que el chico estaba vivo, pero no sabía qué pasó con él. ¡No soy un maldito miembro, no sé muchas cosas, Fallon!
  Nuestra respiración agitada llena el silencio que dejamos caer entre nosotros.
--Holly me dijo que te contó cuando ella supo sobre míLe susurro. Sus ojos se encuentran con los míos, y veo tormento en ellosY dijo que no te importó. Dijiste que ellos tenían sus razones.
Suspira, pasando las manos por su cabeza gacha. Cuando la levanta de nuevo, no me espero encontrar lágrimas en sus ojos, pero son tan reales como yo.
--Dije eso. Lo dije, Fallon, pero claro que me importó. Pero volteé mi rostro, porque, si mi madre… Si ella… Yo no podía creerlo. Que ellos hicieran eso, que fueran esas personas. ¡Dios, Fallon, era sólo un niño, y estaba asustado! No quería creer. Así que no lo hice. Y lo siento.
   No hay manera en este mundo que él pueda actuar eso. Ni una. Y le creo.
Por unos momentos, lloramos juntos, entendiéndonos el uno al otro.
Estamos atrapados en algo que no comenzó con nosotros, y no podemos detener.
--ChrisLe susurroHolly no está secuestrada. Quiero decir, ¿Por qué yo huiría con tu prima y su secuestrador?
  Me mira fijamente antes de aspirar.
--¿De qué hablas?
--No quiere ser encontrada.
La incredulidad brilla en sus ojos.
--¿Por qué?
--Por mí. Por las que estuvieron antes que yo y por las que habrá después. Por lo que ellos nos han hecho. Porque sabía que no era correcto.
  Aparta su cara, sentándose en el asiento del conductor completamente de nuevo y volteando al frente. Oigo sus respiraciones pesadas.
--Esto es un desastre.
Asiento.
--Lo sé.
  Nos quedamos en silencio de nuevo por unos minutos. Le doy tiempo para pensar, para reflexionar. Pero ser paciente nunca ha sido mi fuerte.
--¿Chris? ¿Qué me van a hacer?
Me mira de nuevo, y esta vez, veo algo diferente en sus ojos. Algo que quema.
--¿Ellos? Nada. ¿Yo? Probablemente terminemos matándonos en el proceso.
--A ver. Ya me perdí. ¿De qué hablas?
Prende el auto de nuevo.
--Es hora de hacer las cosas bien. Voy a ir tras Holly. Voy a poner a mi familia junta, de la manera en que tiene que ser, sin la CIA tras de mí. Y tú vas a venir conmigo.
   Sí, probablemente terminemos matándonos en el proceso.


--Sthep Stronger.


miércoles, 17 de septiembre de 2014

TRAILER: SINSAJO.

 ¡Personasssssss! ¿Ya vieron el trailer? ¿Qué les parece?


                                     

"Van a salvar a Peeta lo antes posible  o  se buscarán otro Sinsajo".








-Sthep.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Broken Dolls. Capítulo 13.



Broken Dolls. Capítulo 13.

Nate me mira, y sus ojos oscuros tienen una chispa de algo como desesperación y esperanza al mismo tiempo. Sus ojos, que son tan diferentes a los míos.
  Los ojos de mi hermano.
¿Pero por qué yo lo creería?
--No.
El dolor destella en sus ojos, pero no me deja ir; Al contrario: Me jala más fuerte contra sí.
--Fallon.
--Escucha, no sé qué está pasando aquí, pero…
--Fallon, escúchame.
Pero no lo hago. Y él no empieza a hablar, para que conste, porque Angelo está gritando a Susie, y Dexter tiene cara de querer golpearlo por gritarle. Holly, en otra parte, parece asustada por la confrontación y se aferra al brazo de Charlotte.
--¿Qué está pasando aquí? ¿Qué hiciste, Susan? ¿Qué hiciste?
--¡Yo hice lo mejor para él!
--¿Tú sabías que estaba vivo, maldición?
--¡Te lo advierto, Angelo, no le grites a mi esposa!
--¡Dexter, no te metas en esto!
 Es furia pura, y nunca había visto este lado de Angelo antes. Me asusta, para ser honesta, así que me encojo y Nate me pone detrás de él, pero aún tomando de mi brazo. Mi muñeca, para ser exacta.
--¿Sabías quién era cuando lo adoptaste?
  Parece que Susie está a punto de explotar.
--¡Sí, sí! ¡Lo sabía, lo sabía! ¡Y también sabía que ella estaba viva! ¡Yo lo sabía!
  Nate hace un sonido estrangulado, y su agarre se afloja. El sonido de su pecho es el sonido de un chico roto. Y no puedo soportarlo. Pongo mi mano en su pecho y lo empujo hacia atrás de mí, como si de alguna manera si me pongo enfrente podría crear un escudo de la verdad que su madre está diciendo.
  Susie lo mira, con dolor y desesperación en su rostro.
--No lo entiendes, cielo... No había otra alternativa. Yo... Nate, mírame.
--Me mentiste--Escupe, con voz entrecortada.
Susie sacude la cabeza.
--No, yo... Déjame explicarte lo que pasó. Déjame explicarte por qué lo hice.
  Nate no constesta. Sus ojos se llenan de lágrimas y algo más... desprecio.
--Creo que es mejor si todos ustedes se sientan y hablen al respecto--Dice Charlotte, y se gira para subir las escaleras y desaparecer en el segundo piso.
  Dexter pone una mano en el hombro de su mujer, como una muestra de apoyo, pero puedo decir que él tampoco lo entiende.
--¿Cómo comenzó todo esto, Susie?
Ella mira a su esposo y luego a nosotros dos. Aspira.
--Yo iba a retirarme del trabajo, por completo. Quería tener hijos sin que ellos estuvieran sobre mí... Lucy Carmichael vino a verme una tarde--Mi aliento se atora, y la cara de Holly parece de repente muy atormentada--Ella me dijo lo que pasó, sobre tu familia... Me dijo que tus padres murieron, y tú y tu hermana quedaron vivos. Cuando Lucy llegó a la casa, ellos ya habían encontrado a tu hermana, pero no a ti. Pensaron que habías muerto.
  Susie entonces me mira, y sé que lo que dice ya no es para Nate nunca más. Esta vez, es para mí.
--Llegamos tarde. Y no pudimos salvarte, ya no podíamos ayudarte. Pero aún podíamos hacer eso por él. Sabíamos que si Nate...--Traga--Ethan... era encontrado sufriría el mismo destino que tú: Ellos habrían controlado su vida, siempre manteniendo un ojo encima, siendo usado para el bien de alguien más. Te colocaron en una casa con nuevos padres, y te dieron un lugar seguro dónde crecer y dormir, pero realmente nunca estuviste a salvo. No de ellos... Así que yo lo adopté.
  Mi corazón se hunde.
  Mira a su esposo, quien la mira fijamente. Y el conocimiento atraviesa a Dexter como un rayo.
--Nunca te conté sobre Nate.  Sabías que era uno de los niños que ellos habían sido responsables de dejar huérfanos, pero no sabías quién era. No sabías quién era cuando cambiaste su nombre y lo tomaste en nuestra familia--Le dice, suspirando--No sabías ni siquiera sobre Fallon. No sabías nada... Así que yo no te puse al corriente.
--¿Por qué?--susurra.
--Pensé que si alguna vez lo descubrían, no podrían culparte si no sabes nada.
Su esposo, Dexter Sullivan, abre y cierra la boca. De repente parece que no puede mirarla a los ojos.
--Yo... Dexter... Nate... Por favor.
 Nate me toma del brazo de nuevo. Parece que se pone todo contacto cuando se pone emocional. O tal vez tiene miedo de dejarme ir.

  Mi hermano.
Nathan. Ethan.
--¿Por qué nunca me lo dijiste? Que estaba viva.
No necesito voltear y mirarlo para saber que su rostro está sumergido en dolor.
--Porque te conozco. Tú querrías encontrala. La familia es todo para tí, y tú la buscarías hasta el fin del mundo.
--Demonios, sí--Gruñe, enfurecido. Su agarre se vuelve poderoso.
--Yo no podía permitirlo. Si la encontrabas, ellos te encontraban. Ellos siempre te encontrarán mientras estés con ella.
--Y por eso nos vamos cuanto antes--Angelo anuncia, con su voz estridente--Fallon, ve a hacer tu maleta. Tú también, Holly, e infórmale a Charlotte. ¡Cuanto antes, niñas, muévanse!
  Pero no puedo. Primeramente, porque estoy paralizada. ¿Irme? ¿Ahora? ¡No! ¡No quiero marcharme, me gusta este lugar, me gustan los Sullivan! Miro a Dexter y a Susie. Y sí, a pesar de ellos. O de Susie, más bien. Quiero quedarme.
  Y Nate. No puedo marcharme. Yo... Yo no puedo, no ahora. Mucho menos con lo que sé.
Nate me jala y me oculta detrás de él, una vez más, como si yo fuera una niña que necesitase ser protegida.
--¡No van a llevársela de nuevo!--grita Nate.
Susie se acerca y él retrocede, aplastándome contra la pared.
--Sé que es doloroso, hijo--Le dice Susie--Pero es algo que tiene que ser hecho. Nunca debieron conocerse en primer lugar.
--No me digas eso.
Su voz es tensa, cargada con algo tan crudo que la palabra desprecio ya no puede definirlo.
Odio.
--Nathan...
--¡Ya hiciste suficiente, Susan!--Le grita.
 Creo que es entonces cuando Susie se da cuenta de que realmente lo ha perdido. Me pregunto si para siempre.
  Me pregunto si alguna vez la había llamado por otra cosa que mamá.
--Hijo--Dexter pone una mano en su brazo y aprieta, como un signo de que ya ha sido suficiente, o tal vez de que comprende. ¿Qué sé yo de padres, de cualquier manera?
--Nathan--Angelo interviene--Escúchame bien: Si ustedes dos permanecen juntos, ellos la encontrarán. Todavía mantienen un ojo en tus padres, lo que significa que mantienen un ojo en tí. Y si te ven con Fallon...Si se enteran de quién eres... Hijo, tus padres han arriesgado mucho para mantenerte en cubierta. Es mejor que se despidan.
  Nate cierra los ojos y sacude la cabeza, pero sé que la información está filtrándose en su cabeza. Lo miro de perfil, y me pregunto cómo hubiera sido: Crecer con él. Definitivamente sería el hermano celoso, y yo la hermanita malcriada, y en el fondo, sé que nos hubieramos querido más que nada.
  Pensar en lo que pudo haber sido trae dolor. Y entonces quiero quedarme. Quiero quedarme para averiguar qué podemos ser ahora.
--No puedo irme.
Se sorprenden al escuchar mi voz, y tengo que admitir que yo también, un poco.
--Fallon... John te encontrará. El chico Chris te encontrará. Y te van a castigar por lo que hiciste, no tengas duda de ello.
 Nate frunce el ceño.
--¿Castigar? ¿De qué hablan? ¿Qué hiciste?
Nuestros ojos se encuentran, y puedo ver la preocupación en ellos. La verdad es que el pelo es lo único que más o menos tenemos en común.
--Me escapé con Holly. Se supone que tenía que llevarla a ellos, pero nos escapamos. Trabajé con Chris en la misión, y luego lo traicioné. Me está buscando.
 Frunce el ceño aún más.
--¿Quién es Holly?
Holly/Lía levanta la mano, vacilante.
--Pensé que tu nombre... Ah, ya. Identidades. ¿Escapar de donde?
  Toda la sala se congela. Esta es la parte donde descubre que encontrar a su pequeña hermana perdida no es tan divertido como pensó.
--Tendremos qué hablar, pero... No sé cuánto tiempo pasará antes de que me encuentren. Nos encuentren.
--Si no los han encontrado es porque Lucy así lo quiere, pero no va a poder ocultarlo por siempre--Interviene Susie, una vez más--Tienes que dejarla ir.
Angelo me mira.
--Lo siento, Fallon, pero no sólo caerías tú, sino todos en esta habitación. Tenemos que marcharnos.
 Nate y yo nos miramos a la cara. No sé qué decirle, así que sólo espero  a que diga algo.
Suspira en derrota.
--Dénnos hasta esta noche. Luego podrá marcharse.
  Mi corazón se hunde, pero sé que es lo correcto por hacer. No se supone que nos conociéramos; no hay tiempo para nosotros, para crear lazos. No ahora, no nunca.
  Estoy a  punto de decirle que vayamos afuera a tomar un paseo para contarle sobre mis pesadilas, mi enfermedad, Macey, todo. Y espero que él haga lo mismo. Me da curiosidad qué ha sido de su vida todo este tiempo. Sin mí.
  Un movimiento en la esquina del ojo llama mi atención. Viene de la ventana. Está abierta, pero hay cortinas que bailan con el viento. Camino lentamente y las corro.
--Santa mierda de toda tu madre.
Ni siquiera sabía que me sabía ese insulto, pero llega bien en el momento correcto: El resto de los Sullivan se amotonan detrás de la ventana, con bocas abiertas y ojos vidriosos.
--Santa mierda de toda tu madre--Repite Nate detrás de mí.



-Sthep Stronger.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Broken Dolls. Capítulo 12.

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Broken Dolls. Capítulo 12
                                                           


Ladeo la cabeza, aun mirando al techo.
--Te estoy diciendo que parece un corazón.
Lía frunce el ceño a mi lado.
--Un corazón deformado.
Sonrío, poniendo mis manos en la almohada, sobre mi cabeza.
--Tal vez, de un lado.
En el techo blanco hay una figura que parece un corazón. He estado viéndola desde que es mi habitación. Parece como si alguien hubiese hundido los dedos pulgares juntos, de modo que hay un pequeño hueco.
--Somos patéticasDeclara  LíaDeberíamos estar afuera, divirtiéndonos. ¡Estamos en Roma, por el amor de Dios!
Suspiro.
--¿Y tú crees que Gerard… Angelo nos deje ir solas? No le apetece salir. A él nunca le apetece salir.
 Lía se levanta un poco, lo suficiente como para mirarme, apoyando su peso en su codo y su codo en el colchón. Se mantiene en silencio unos momentos.
--Fallon.
Una vez más, el sonido del nombre me sorprende.
--¿Qué?
--¿Estás…?Suspira--¿Recuerdas que nada de esto es real? Nuestros nombres. Nuestra supuesta familia. Tu pelo. No es real. No te he visto quitarte esa peluca aunque hemos estado solas aquí en la casa por dos días.
 Me siento en colchón, mirándonos la una a la otra.
--¿Cómo me llamo, Fallon?
Dudo antes de decirlo.
--Holly.
Asiente y estira los brazos para quitar mi peluca.
--Creo que es mejor que quitemos esto por un rato. ¿No se supone que soy yo la que lo está perdiendo?
--Bueno, no fui yo la que atacó a Angelo ayer.
Suspira y asiente.
--Sí.
Demonios.
--No, yo lo siento. No debí haber sacado eso.
Sacude la cabeza.
--Siempre honestas, ¿Recuerdas?
Asiento.
--Siempre honestas.
 Después, bajamos las escaleras para ayudar a Angelo con la cena (O con lo que podamos, puesto que tiene los cuchillos bajo llave y no nos deja usarlos) pero cuando llegamos a la cocina, está sentado en la isla, hablando con una mujer.
--Hola, niñas. Ésta es su nueva terapeuta, barra, enfermera, barra, lo que necesiten.
  Ella es realmente pequeña. Parece tener unos treinta y algo, con pelo castaño claro corto hasta los hombros. Parece una muñeca.
Nos sonríe.
--Sé que soy pequeña, pero no crean que  no puedo con ninguna de las dos si las cosas se salen de control.
Holly y yo intercambiamos miradas.
--Entonces… eres la tíaDigo, porque no sé qué decir.
--Claro. Soy Charlotte.
Señalo a Holly y después a mí con el pulgar.
--Ella es Holly, y yo Fallon. Aunque afuera somos Lía y Zara.
Holly levanta la palma, en un hola raro.
--HollyLlama Angelo--¿Puedes ir a mostrarle su habitación?
Holly asiente y espera a Charlotte para subir por las escaleras. Yo me quedo sola con Angelo, y me siento en el lugar donde estaba antes ella.
--¿Ella sabe todo, cierto?
Asiente.
--Aunque ella va a conservar su nombre.
Asiento, y miro por la ventana de la cocina a la casa de los Sullivan, aunque solo puedo ver los árboles y la parte superior de su casa tipo mansión.
--¿Cómo conoces a los Sullivan si trabajaban para John? Si  no te molesta.
Mira a sus manos y luego a mi de regreso, asintiendo.
--Solía trabajar para John.
Eso me sorprende.
--¿Enserio?Pausa--¿Conociste a mis padres?
--Trabajamos juntos una vez, como científicos. Pero la CIA tiene muchos científicos, así que realmente no los volví a ver. Me acuerdo de ti, sin embargo.
Mis cejas se levantan en sorpresa y mi boca forma una O.
--¿Me conociste de pequeña?
--Sí. Creo que acababas de cumplir dos años. Recuerdo que fui a dejar algo urgente a la casa de tus padres, y en ese tiempo fue cuando descubriste cómo usar tus piernas, y viste la puerta abierta y saliste a correr por toda la calle. Un carro estaba cerca y tus padres se volvieron locos.
 Sonrío. Luego una idea se apodera de mi mente.
--¿Fui yo? ¿La razón por qué renunciaste?
--En parte. Tú no has sido la primera a la que le han hecho esto y no vas a ser la última. Ese pensamiento fue el que me hizo salir. Y estaba preocupado por Holly, pero me dije a mí misma que Lucy la cuidaría, incluso aunque estaba metida en todo esto. De todos es la más humana.
--¿Cuándo decidiste la cosa del secuestro?
--Después, cuando me enteré de que ella estaba enferma y John la había enviado lejos. Ese bastardo.
Asiento, y vuelvo a mirar a la casa de los Sullivan.
--¿Y ellos? ¿Por qué salieron?
Él sigue mi mirada.
--No fue por ti, si eso es lo que me estás preguntando.  Ellos querían una familia grande. Ellos aceptan el hecho de que tengas un hijo, pero cuando empiezas a tener más familia… es un riesgo.
 Asiento.
--¿Ella no puede tener hijos? ¿Por qué todos son adoptados?
Me doy cuenta de repente que es una pregunta muy personal, y no estoy esperando que me responda, pero lo hace. Me pregunto si es por esa regla de honestidad que tenemos.
--No es que no pueda tener hijos. Es sólo que su trabajo en la CIA la afectó.
--¿Cuál era su trabajo?
Ahora estoy siendo metiche, pero no me importa.
--Digamos que pudiste haberte cruzado en  su camino, si no tuvieras a tus tíos. Ella se encargaba de los niños. Era como un tipo de Servicios Sociales. Cuando uno de los niños de la CIA quedaba huérfano o en peligro, ella les ponía una identidad, con el trabajo de Dexter, claro, porque ese es su trabajo. De hecho así de conocieron… Cómo decía, les ponía una nueva identidad y se aseguraba de que alguna familia los adoptaran, familias relativamente normales. O bien, se encargaba de los niños que se quedaban huérfanos o en peligro por culpa de la CIA.
 <Digamos que tú no tuvieras a tus tíos cuando tus padres murieron. Entonces estarías bajo la custodia temporal de Susie hasta que ella te reacomodara en otra familia. Cuando le pregunté por qué no tenía hijos propios me dijo que había muchos niños allá afuera que necesitaban padres, y por eso quería adoptar a tantos como pudiera. Y lo hizo.>
--Ellos… Sus hijos, ¿Ellos son unos de esos niños que mencionaste?
Niega.
--No, no creo que me lo mencionara. Además, esos niños siempre están bajo el ojo de la CIA, y ella ya no tiene nada que ver con ellos.
--¿Yo estuve bajo el ojo de la CIA?
--Todo el tiempo. Sabían que estabas en St. Gallen, y sabían que estabas enferma, pero no contaron con tomarte a ti en vez de a Holly.
 En ese momento, como si la hubieran convocado, Holly baja las escaleras riendo con la nueva tía/enfermera/terapeuta/algo. Bueno, al menos no se han asesinado las unas a las otras.
--Tío Angelo, ¿Cuándo podemos ir a ver a los Sullivan? Muero de aburrimiento aquí.
Mira a Charlotte y suspira.
--Charlotte y yo acordamos que mientras menos los vean, mejor.
La sonrisa de Holly cae, y yo no me siento mejor.
--Pero…
--No significa que no puedan verlosSe apresura CharlotteSimplemente preferimos que sean unas cuantas horas al día.
Holly resopla.
--Bueno, entonces es mejor que pongas el internet cuanto antes.
Río.
--¿Mañana podremos verlos?Insisto.
Angelo asiente.
--Cuando vea que han ordenado su habitación, sí. Claro.
Holly y yo nos miramos y resoplamos. Angelo nos llevó a las tiendas de Roma a comprar todo tipo de cosas para nuestras habitaciones y ropa, pero realmente no vimos mucho de la cuidad. Es como si él tuviera mucho miedo por nosotras, y supongo que es verdad. Hasta yo tengo miedo por  nosotras, pero el aislamiento nos está volviendo locas. ¿No se supone que los humanos somos por naturaleza seres sociales y eso?
  Holly me toma del brazo de mala gana y subimos las escaleras para así tener una oportunidad de hacer contacto con el mundo exterior. De repente, me imagino a los demás adolescentes de mi edad, quienes limpian su habitación para obtener Ipod’s  o para ir a fiestas o viajes. Me parece gracioso por un segundo que nosotras lo hacemos para pasar una hora fuera de la soledad.




                                                                  
 




Abro los ojos y mi vista se clava en mi nuevo escritorio de madera. Me pregunto qué va a pasar con él y con todas mis cosas una vez que nos mudemos.
 Ruedo en la cama, en la oscuridad de mi cuarto. Cuando mi vista se adapta a la poca iluminación, veo el corazón en el techo.
  Realmente estoy aburrida aquí dentro.
Me levanto y voy al baño que comparto con Holly, donde mi peluca está sobre la cabeza del maniquí. Me miro al espejo.
  Ella me sonríe. Pero me doy cuenta de que hay algo mal: Ella tiene el pelo corto y rubio, y cuando veo mi cabello, cae hasta mi espalda en hondas rojas.
--Ser Zara es mejor, sabes.
--Cállate.
--Estoy diciendo solamente lo que tú piensas.
--Eso no es cierto.
--Cariño, soy tu subconsciente. Soy la parte oscura de ti, la parte que quieres ocultar del mundo, pero que eres de cualquier manera. Nunca te vas a poder deshacer de mí. Mientras tú estés aquí, yo estoy aquí. Trágatelo.
 Hago algo que nunca había hecho antes: Le paro el dedo. Tal vez es infantil, pero pregúntame si ha entendido el mensaje.
Se encoje de hombros y desaparece, dejándome a mí a la vista. Me veo bastante molesta, la verdad. Me cruzo de brazos, mirando la peluca, y por alguna razón me hago una cola y me la pongo.
 Me quedo mirando al espejo por unos momentos, a mi propio rostro. Es entonces cuando parpadeo y mi ropa está llena de sangre. Cierro los ojos y me alejo del baño a la estancia. De ahí miro a la casa de los Sullivan por la ventana. Puedo ver sobre los árboles, y veo un poco de su piscina… y luego veo movimiento. En una de las esquinas está alguien nadando, y alguien salta después. No sé por qué me quedo ahí mirando, pero lo hago. El foco de su patio trasero se prende y veo a algunos de los hermanos saliendo en traje de baño.  Después de unos minutos, alguno de ellos alza la mirada y me ve. Creo que es Thiago. Levanta los brazos y me hace señales para que lo vea, y luego hace un movimiento con el brazo, invitándome a unirme.
Me quedo quieta, hasta que el resto sigue haciendo las mismas señas, y es cuando me muevo entro al cuarto de Holly. Ahora que Charlotte está aquí, ha decidido que ya no nos va a poner llave en las puertas. Yo no estoy muy segura de eso.
--HollyLa sacudoNo te vas a poner toda demente, ¿Verdad?
Abre los ojos, interrumpiendo su respiración tranquila.
--Tienes suerte de que no esta noche. ¿Qué quieres?
--Adivina. Los Sullivan están despiertos y en la piscina, y creo que quieren que vayamos.
Le explico lo de la ventana y ella se levanta para verlo. Estamos hombro contra hombro mirando hacia afuera cuando vemos que dos personas abren la puertecilla en la barda que no abre de nuestro lado y cruzar hacia nuestra casa. Son Thiago y Atsuko, mirando hacia arriba a nosotras.
--¡Ey, chicas! ¿Por qué se tardan tanto?Thiago hace algo parecido a gritar en susurros.
--¿Por qué no están dormidos como todos los demás?Pregunta Holly.
Atsuko se encoje de hombros.
--Nate tiene insomnio. No dormirá por un tiempo y luego colapsará por tres días enteros en la cama. Estamos en la piscina, ¿Vienen?
Holly y yo nos miramos y les decimos que sí. Luego bajamos en silencio, a paso de tortuga. Abrimos la puerta trasera y rodeamos la casa para ir con ellos, y caminamos juntos hacia la puertecilla y a través de los árboles.
  Casi espero que Angelo salga de su habitación y nos mire de esa manera reprobatoria, sacudiendo su cabeza. Pero no lo hace, así que avanzamos, y mientras más cerca estamos de la piscina, más risas escuchamos.
--¿Hicieron una fiesta sin nosotras?Pregunta Holly, sonriendo y sentándose en una de las sillas playeras de rayas azules y blancas.
Nate sonríe. Él y Luke están en la piscina, y Atsuko no tarda en unírseles. Thiago, sin embargo, se queda cerca de Holly.
Ruedo los ojos.
--Tal vez si salieran a tomar aire fresco de vez en cuando las invitaríamos—Contesta Nate, con su pelo rojizo-rubio oscurecido por el agua goteando sobre su pecho desnudo.
Holly resopla.
--Papá nos ha hecho acomodar toda la casa. Sacar cosas de cajas por dos días no es divertido.
  Es una mentira de nada, la última parte, pero de alguna manera siento que incluso ésta mentira pequeña es un peso sobre mis hombros. Se me ocurre que eventualmente voy a colectar tantas mentiras que perderé el ritmo y me vendré abajo.
--¿Cómo le fue a Maddie?Pregunto mientras me siento en la orilla y enrollo los pantalones de mis pijamas para meter los pies.
--Vendió cada uno de ellosSonríe Luke, y puedo ver el orgullo en su rostro. Mi corazón se llena de ternuraEs grandiosa.
 Nate asiente, con la misma sonrisa. Miro hacia Holly para ver si ella también lo puede  ver. La encuentro mirándome, dejándome a entender que ella también lo ha visto, y que también le derrite el corazón. ¿Por qué no tenemos hermanos mayores como esos?
 Thiago intenta convencer a Holly que se meta a la piscina con ellos, y Luke se une. Nate es quien intenta convencerme a mí, pero niego.
--Me gustaría volver a mi cama seca, gracias.
Sonríe, tomando mi pie estirado y usándolo para impulsarse hacia enfrente, hacia mí. Mira hacia arriba, a mis ojos.
--Tú… ¿Has estado bien?
Cierro los ojos por un segundo. Debí suponer que me iba a preguntar algo así.
--No te preocupes por mí.
--Pero lo hago. Zara, cuando te vi… Tú me asustaste. Como, en verdad me asustaste.
Las palabras se escapan de mi boca antes de que pueda detenerlas, y flotan en el aire entre nosotros:
--Eres adorable.
Frunce el ceño y no tengo más que reírme de su expresión.
--¿Adorable? No soy adorable. Tú no utilizas esas palabras para definir a un chico, Zara. Varonil. Malote. Sexy. Ahora ésas son palabras para describirme.
   Estiro mi mano y pellizco su mejilla. Se pone rojita.
--No. Eres adorable.
  Su boca se abre y forma una O. Toma mis manos de repente y antes de que pueda pensar en qué preguntarle para saber qué está haciendo, me jala al interior y caigo hasta el fondo.
--¿Qué decías de adorable?
Me trago un gritito indignado. Me mira y sonríe, y se pone a hacer un pequeño baile de victoria acuático, lo cual sale completamente lindo.
--La verdad es que ahora pareces un poco nerd, con ese bailecito lindo.
Golpea las manos sobre el agua, haciendo que todo me salpique, y se la regreso. Jugamos un rato así, sonriendo y riendo.
--Te reto una carreraLe digo, animada. No he estado en el agua de esta manera en un tiempo.
  Me sonríe, y tal vez siente lástima de mí porque tuve que dejar natación, pero no me quejo porque dice que sí. Me zambullo en el agua y nado hasta el otro lado. Mis pies cooperan, pero no estoy segura de cuán rápida soy. Realmente ha pasado un tiempo para mí.
 Estiro la mano para tocar la pared de la piscina, pero toco piel. Me paro y tallo mis ojos antes de abrirlos, y veo a Luke sonriéndome malvadamente. De repente me abraza muy fuerte, apenas dejándome respirar y moverme.
--¡Vamos, Nate! ¡Tú puedes!
--¡Trampa, trampa!Chillo--¡Esto  no se  vale!
--En el amor y la guerra todo se valeMe contesta.
Intento zafarme, pero él tiene un agarre fuerte. Nate toca el borde y hace su bailecito  de victoria de nuevo.
--¡Ustedes son tan malos!
Sentados en el borde, Thiago y Holly se ríen de mí.




                                                                
 



Nos arrastramos silenciosamente y Holly se mete al baño. Yo me quito mi ropa y me quedo en mini-shorts rosas y un brasier deportivo blanco debajo de una pequeña blusa de tirantes amarilla. Dejo la ropa mojada en el cesto en la esquina, sabiendo que va a oler mal eventualmente. Me quito la peluca mojada, que se ha quedado en su lugar, pero que se pega en mi cara.
 Muevo mis pies para meterme en la cama, pero cuando me doy vuelta, estoy en la planta baja, frente al teléfono de la casa.
   Suena.
Miro el teléfono fijo color rojo.
  Suena de nuevo.
  Y luego lo hace una tercera vez, posiblemente más furiosamente que las primeras dos veces.
Levanto mi mano y descuelgo. Lentamente, lo pongo en mi oreja. Y contesto.
--¿Sí?
Los gritos de Macey me contestan, gritos aterrorizados de aquella noche. Lágrimas calientes corren por mi rostro y tengo la impresión de que van a quemarme. Mi mano tiembla.
Entonces los gritos cesan, pero tras esa pausa, alguien más habla.
--¿Fallon?
Es mi voz. Soy yo.
No contesto.
--No pudiste salvarla de tu locura. No pudiste salvarla. No pudiste salvarla, no pudiste salvarla, no pudiste salvarla.
Me arrodillo enfrente del teléfono, con mi mano aun temblando en el teléfono.
--Pero Zara puedeSusurraZara es mejor para Macey que Fallon. Fallon es débil cuando Zara es fuerte. Zara puede hacerlo diferente. Zara puede protegerla.
--¡No existe!Le grito al teléfono--¡No existe, no es real! ¡Y no soy ella! ¡Realmente nunca he sido ella!
 Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings.
Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings. Mi nombre es Fallon Grace Hastings.
 Alguien toca mi hombro. La voz de Charlotte y Angelo llena mis oídos.
--Fallon. Fallon, mírame.
Levanto mis ojos, que parecen demasiado pesados. Los ojos grises de Charlotte me miran de regreso.
--Fallon. ¿Sabes desde cuando has estado aquí abajo?
Miro hacia la ventana, y no es el hecho de que es de repente de día lo que me sorprende, sino que en todas las paredes, ventanas y espejos hay una sola cosa escrita en tinta roja, en lo que claramente es mi caligrafía.
Mi nombre es Fallon Grace Hastings.
Miro abajo, a mis manos. El aire se atora en mi garganta cuando veo el marcador en el suelo y mis manos manchadas de rojo.
 Lágrimas de pronto llenan mis ojos.
--No te preocupes, FallonDice Angelo, intentando hacerme sentir mejorTodo va a estar bien.
Holly baja de las escaleras rápido, y me mira. Nos mira. Mira las paredes y después al desastre que soy.
--Oh, mierda. He visto a algunos de los Sullivan venir hasta acá. Parecen traer el desayuno.
Baja el resto de las escaleras y se arrodilla frente a mí, y toma mis manos entre las suyas. Me inclino, poniendo mi frente en su pecho, en la base de su garganta. Y lloro.
--Yo me ocupoHay urgencia en la voz de AngeloPero chicas, necesito que suban arri…
Está a medio camino de la puerta cuando se abre y entra un Nate con algunos trastes de comida  amontonados unos sobre otros que lucen pesados.
--¡Menos mal que la puerta estaba abierta! Estos trastes…
Se congela al ver nuestra escena. Luego mira la letra roja en las paredes.
Es entonces cuando Dexter y Susie entran.
--¡Nate, te he dicho que no entres a las casas sin tocar…!
Ambos se detienen un poco detrás de su hijo, con la misma expresión. Nate me mira a los ojos y a mis manos rojas, y veo algo en su expresión. Una chispa en sus ojos.
Conocimiento.
Los trastes caen y se hacen añicos en sus pies. Salto ante el sonido, igual que Holly.
Charlotte abre la boca para hacer control de daños, igual que Angelo, pero no tiene la oportunidad.
  Susie hace un sonido de asfixiarse, entonces me tiene agarrada de los antebrazos y parada frente a ella. Me sacude.
--¿Eres tú? ¿Tu nombre es Fallon Grace Hastings? ¿Eres tú?Grita.
--¡Susan!Le grita Angelo a la vez, sosteniendo su brazo. Como si fuera una advertencia para que me dejase sola. Pero ella no puede dejar de mirarme a los ojos.
 Luego mira a su hijo, que tiene lágrimas sin derramar en sus ojos. Y a su esposo, quien luce tan confundido como el resto.
--¿Eres tú?Insiste.
Y asiento.
Nate se aproxima hacia mí, luciendo más serio de lo que alguna vez he visto. Y entonces me tiene es sus brazos, como si fuera la última vez que me fuera a ver.
O como si fuese la  primera.
--¿Fallon?
Mi boca no funciona, así que busco en sus ojos, cualquier cosa.
--Nate. ¿Qué está pasando? ¿Por qué me miras así?
--No me recuerdas.
Sacudo la cabeza.
--No. Yo no…
Sonríe, pero se ve tan triste. Sus brazos se aprietan a mi alrededor.
--No. Eras tan pequeña. Pero alguna vez me conociste como EthanLa primera lágrima se asomaSolías pensar que colgué la maldita luna.




-Sthep Stronger.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Reseña: Magnolia, Kristi Cook.

Magnolia
Reseña: Magnolia.
Kristi Cook.
Libro único.
En Magnolia Branch, Mississippi, los Cafferty y los Marsden son la realeza sureña. Vecinos desde la Guerra Civil, las familias han compartido vacaciones, celebraciones , barbacoas y el deseo sobrecargador de unir a sus dos familias juntas por matrimonio. Así que cuando un niño y una niña nacieron en las familias al mismo tiempo, la oportunidad al final parece haber llegado.
  Jemma Cafferty y Ryder Marsden no tiene intención de cumplir los deseos de sus padres. Solo tiene diecisiete, por el amor de dios, por no mencionar un pequeño problema: ¡Se odian! Jemma no puede soportar su personalidad de Chico de Oro y a él nada le gustaría más que olvidar que la necia de Jemma existe.
  Pero cuando una tormenta llega a Magnolia Branch, desentierra los verdaderos sentimientos de Jemma y Ryder mientras que los dos descubren que la línea entre amor y odio puede ser lo suficientemente fina como para cruzar.






   --Nos hemos odiado desde siempre.
   --Amor, odio--Ella dice con una sonrisa--Una línea tan fina entre las dos, ¿No es cierto?


He estado un poquito enfadosita últimamente, ¿O qué?
 Estaba esperando a que saliera este libro y ahora que lo he leído, no me ha convencido. Me gustó, pero no de la manera en que quería. No me dio esa vibra que estaba buscando, y tuve algunos problemas con él.
    Primero que todo, estamos hablando de un libro que no tiene mucho de una trama: Primero se odian, luego no, luego hay un tornado, después ya yo, ella se siente culpable, luego no.... Estaba leyendo este libro y no pude evitar darme cuenta de que la autora saltaba de tema en tema sin desarrollar una idea en específico. Pensé que la del tornado es la principal, y supongo que sí porque toda la historia de la mitad en adelante gira alrededor de ello, pero me molestó que empieza a desarrollar la historia del tornado cuando están en él... y luego para. No estoy bromeando. Estás bien centrada en esta idea cuando de repente ya ha acabado y han pasado dos semanas. ¡¿Por qué?!
   Otro problema que tuve es que ambos personajes eran los clichés perfectos. Ella era una cerebrito y él era el jugador de algo. Los dos guapos e inalcanzables. ¡Siguiente, por favor!
  En mi opinión, la autora ha saltado de tema en tema sin desarrollar ninguno en vez de trabajarlos a través del libro para encontrar una conclusión al final, como un libro normal. De cualquier manera, me ha gustado: Fue entretenido, y lo recomiendo si quisieran sólo pasar el rato, pero esperaba mucho más de esto.
   Le di tres de cinco estrellas en Goodreads.



-Sthep Stronger.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Broken Dolls. Capítulo 11.

Love.
Broken Dolls. Capítulo 11



Bajo las escaleras tan silenciosamente como puedo, pero supongo que no importa si hago ruido: La lluvia afuera llena el silencio en la casa.
Cuando llego a la cocina, Holly está sentada en la isla con una taza de té.
--Hey. ¿Qué haces despierta? Son como las dos de la mañanaMe dice, sorprendida.
--Podría preguntarte lo mismo.
Me siento frente a ella y Holly arrastra el paquete de mini donas hacia mí.
--Angelo fue a comprar comida ayer. Y también nos compró ropa. Tiene que detenerse, porque lo que escoge no favorece mi piel.
Le sonrío y tomo una dona pequeña y blanca.
--¿Pesadillas?
Suspira.
--Sí. Siempre. ¿Tú?
Me encojo de hombros.
--No pude dormir. Me pasa de vez en cuandoHago una pausa-- Mi madre solía decir que soy nerviosa. Mi tía. Como sea.
--He llegado a la conclusión de que la sangre no hace familiasMe dice, mirando a la ventana.
--Angelo es tu sangre, después de todo.
Me mira.
--Igual que tus tíos y tu prima, pero sabes lo que quiero decir.
Sí, lo hago.
--Holly, ¿Qué sabes de mis padres? Los reales.
Mira a su taza y agita el líquido con la cucharita.
--No recuerdo muy bien… Y la verdad es que mi memoria no es muy fiable, pero recuerdo algo. Recuerdo haber visto la foto de tus padres. Ella era pelirroja con ojos azules, como tú. Los ojos de él también lo eran, pero su pelo era castaño. Y tu hermano… Sé que tenía siete años. Creo.
Asiento.
--¿Sabes sus nombres?
--Sé que te hermano se llamaba Ethan, y sé que sus apellidos no habían cambiado. Sigues siendo una Hastings. Tu madre y tu tío eran hermanos.
--¿Fallon es mi nombre real?
--Sí. Pero no recuerdo mucho. Yo… estaba leyendo apurada porque temía que me atraparan, y sólo leí párrafos y palabras al azar… Siento no poder ayudarte, Fallon.
Niego.
--No. Tú me has ayudado demasiado. Gracias.
Dejamos que el  silencio entre nosotras gobierne, sólo oyendo la lluvia caer y los relámpagos estallar.
--¿Cómo están?SusurraMi familia.
Dudo, pero al ver el dolor en su rostro, hago recuento.
--Bueno, conocí a tu tío Carter. Él es… No parece malo, Holly. Es divertido y tiene un ego enorme. Yo…
  Me cuesta creer que es parte de esto.
Ríe.
--Sí.
Suspiro.
--También conocí a Lucy, y ella está genuinamente preocupada por ti. Igual que Chris. Ellos te aman.
--Apesta amar a alguien cuando no deberías de hacerlo, ¿no?Sonríe, pero no es el destello de felicidad que a veces veo en sus ojos lo que veo en esta ocasión.
Es un destello de vacío y dolor.
--O tal vez no amarlos, pero preocuparte. Apesta preocuparte cuando no deberías hacerlo.
Sus ojos se desvían hacia mí de nuevo.
--¿Chris?
Paso mis manos por mi cara, de repente muy cansada.
--Siento que lo traicioné. Él me traicionó a mí, es cierto, pero… Siento que lo hice, cuando salimos de St. Gallen. Cuando subí a ese avión. Estando aquí en Italia. Usando esa horrible peluca y siendo Zara.
--Pensé que te gustaba ser Zara.
--¿Te gusta a ti ser Lía?
Dejamos que el silencio rellene los espacios en blanco.
Claro que nos gusta. Nos gusta tener una vida normal, nos gusta ser alguien más.
--Me gusta mucho ser LíaMe dice al finalElla no tiene a uno de los hombres más poderosos y más cabrones del mundo como padre. Ella no está huyendo. Ella  tiene familia normal.
--Viviendo en Italia, enseguida de chicos guaposTermino.
Ríe.
--Es ciertoVoltea hacia la ventana de la cocina que da a su casa y suspira, su risa muriendoMe gusta mucho esa familia.
--Lo sé, ¿Verdad? ¿Viste la manera en la que se miraban los unos a los otros? Eso es amor.
--Siempre quise pertenecer a una de esas familias grandes, con hermanos y hermanas. No siendo Holly. Pero ahora, siendo Lía, tal vez pueda acercarme, ¿Sabes?
--He pensado en lo mismo, pero nos iremos, ¿Recuerdas? Nos iremos y tomaremos otros nombres y será como si nunca hubiésemos existido. Ellos nos olvidarán con el tiempo.
  No me voltea a ver, pero sé que mi respuesta le ha dado en el corazón. Estoy a punto de disculparme, de hacer algo, cuando me dice:
--Lo séHace una pausaÉl va a buscarte, sabes. Chris.
Suspiro.
--Pues sí. Me fugué con su prima.
Me mira, seria.
--Aparte. Sé que no lo conoces, pero Chris es muy intenso. Él no va a buscarte para traerte de vuelta, para traernos de vuelta. Él va a buscarte para preguntarte por qué.
--Entonces le saldrá el tiro por la culata.
--Chris sigue siendo un miembro de la CIA, y te llevará a rastras. A nosotras dos.
--Si soy un riesgo tan grande, no debieron dejar que viniera con nosotros.
Sacude la cabeza.
--Nosotros nunca dejamos a nadie atrás, Fallon. Eres de los nuestros. Y eres parte de esta familia ahora.
--Lo aprecioLe digo con honestidad.
--Deberíamos dormir, sabes. Si vamos a ayudar a Maddie mañana a hacer pastelitos.
--¿Realmente sabes hacerlos?
Me mira, ofendida.
--¿Pero y tú con quién te crees que estás hablando?




                                                                      





Cuando tocamos la puerta de los Sullivan, Thiago abre y sonríe. Más para Lía que para mí, pero bueno.
Holly.
--Qué bueno que están aquí. Maddie intentó hacer unos sin ti para ver si podía hacerlo y Atsuko los quemó todos.
 Se aparta de la puerta y en cuanto pasamos, escuchamos:
--¡Fue un accidente!
--¡Mataste mis panecillos!Grita Maddie desde algún lugar en la casa.
--¡Les habías puesto mucha azúcar de cualquier manera!
Holly suspira y nos mira.
--Qué bueno que ya llegué. ¿Qué harían sin mí?
Se abre paso, con las bolsas de materiales en sus manos que compró ayer. Thiago me mira.
--Tu hermana es…
Sonrío.
--Ya. Lo sé.
--Me gusta.
Lo miro y me mira. Luego se da cuenta de lo que acaba de decir.
--No le diré nadaLe digo cuando abre la boca para empezar a rogarLo prometo.
Sonríe.
--Eres la mejor.
--Sí, más o menos.
Reímos juntos y caminamos al comedor, donde uno de los chicos están sentados. En la puerta de vidrio que da a la cocina, veo a  Holly y Dexter, intentando ayudar a Maddie. Luego veo a Rob, sentado en la barra comiendo mezcla de cupcakes mientras los ve ayudar.
  Sonrío y ruedo los ojos.
--Me corrieron de la cocinaAtsuko dice, jalando la silla para que me siente enseguida de ella.
--Hola, chicosSaludo, luego me giro a AtsukoPorque asesinaste sus panecillos.
--¡Iban a salir mal de cualquier manera!
Kiki ríe, sosteniendo la mano de Ryan, de tres años. El niño sonríe, como si tuviera idea de qué está pasando.
--¿Pero por qué te ofreciste? No sabes cocinar un huevoLe dice Luke, con sorna.
Atsuko hace bola una servilleta y se la arroja.
--¿Por qué siempre te peleas conmigo?
--Oh, Atsuko. Sabes que te quiero. En el fondo. Luke hace una pausaMuy en el fondo; Como, muy, muy, muy en el fondo.
 Antes de que Atsuko pueda contestar, Dexter Sullivan sale de la cocina derrotado.
--Me ha corridoDice.
Nate se ríe.
--¿A Susie también la corrieron?Pregunté.
--A mamá también se le quema la maruchánComenta Nate, mirando a Atsuko.
--¡Oh, son tan malos! ¡Sólo pasó una vez!
La miro.
--¿Cómo quemas la maruchán?
Luce avergonzada.
--Olvidé ponerle el agua cuando la metí al microondas.
Río y ella me dispara una mirada amenazadora, así que me callo.
--¿Tú sabes cocinar?
--Muy poco. Mis padres casi no me dejaban usar la estufa porque pensaban que me iba a quem…
Me callo.
Thiago ladea la cabeza, mirándome.
--¿Pensé que era sólo tu papá?
--Sí. Papá.
Intento restarla importancia, pero intercambian miradas entre ellos. Nate me pregunta:
--¿Y cómo a Lía si la dejó y a ti no?
Me encojo de hombros.
--Es la mimada de la familia. Consigue lo que quiere.
Todos miran a Kiki, identificándola. Ella se encoge de hombros y se ríe.
--Es que soy AustralianaResponde con su voz dulce y juvenil, y es lo más largo que alguna vez la he escuchado decirTodo el mundo adora a los Australianos.
  Me río y ella me sonríe de regreso. Deja que el bebé Ryan juegue con juguetes en el piso y se viene a sentar a mi lado.
--Chócalas.
Ella levanta su manita hacia la mía y la chocamos, aun sonriendo.
--Aprovéchalo, KikiLe aconsejoLa pasarás  muy bien por el resto de tu vida.
Ríe, sonrojándose y bajando la vista.
--Están congeniando en nuestra contraLe dice Nate a Rob, quien hace unos momentos también fue corrido de la cocina. Nos mira de vuelta--¡Dejen que congeniar contra nosotros!
--¿Sabes?Le susurro a KikiLía tuvo novio a los quince y todo estuvo bien.
Me mira, con un destello en los ojos.
--¡No va a estar bien, jovencita!Le dice Thiago, apuntándole con un dedo--¡Y tú, deja de darle ideas!
--¿Te gusta alguien de tu escuela, Kiki?
--Okey, ya bastaDice Nate.
Río y paso el brazo por los hombros de Kiki. La niña se ha ruborizado. Sus hermanos lo ven también y su padre, quién pensé que era el más calmado, tiene las cejas fruncidas.
--Pero bueno, nosotras no tuvimos hermanos cuando crecimos, así que tal vez sea un poco distinto para ti.
Kiki frunce el ceño.
--¿Cuánto tiempo has estado aquí? Si no te molesta, claroLe pregunto a Kiki cuando la conversación fluye entre sus hermanos y hermanas.
--Cuatro añosSonríe.
--Es maravilloso. ¿Te gusta Italia?
Asiente, con una sonrisa. Me empieza a contar sobre los veranos, cuando en ciertas fechas las calles se llenan de puestos de artesanías y ella y su familia van a ver qué ven.
--Espero que empiece pronto este veranoMe dice.
De repente se da cuenta de que ha hablado mucho de un sopetón, y con una desconocida, y se detiene. Pero le sonrío para que sepa que todo está bien, que no quiero que tenga miedo de mí, que puede contarme lo que sea que quiera.
--¡Kiki, cielo!Escucho a Susie gritar desde arribaTe dije que recogieras los juguetes. ¿Dónde estás?
--OpssSe levanta y corre escaleras arriba.
Cuando volteo, su familia me está mirando. Fijamente.
--¿Qué?
Dexter sacude su cabeza.
--Es realmente tímida. Nunca realmente la había visto interactuar tanto con un extraño.
Me encojo de hombros.
--Supongo que soy sólo maravillosa.
Thiago asiente.
--Sip. Es hermana de Lía. No hay duda.
Me pregunto si alguna vez la hubo, y las alarmas en mi cabeza empiezan a girar y a hacer ruidos, pero ellos se ríen.
Si supieran que realmente no es mi hermana.
--¿Zara? Pensé que ibas a ayudarHolly está en la puerta, mirándomeVamos floja. Necesito que me ayudes a esparcir la sacarina en el hojaldre.
--No sé qué dijiste, pero está bienMe levanto y suspira. Estira su mano para que la tome, como si yo fuera la niña pequeña. Me estiro y la tomo, de cualquier manera, y permito que me arrastre dentro de la cocina.
 Media hora después, Maddie y Lía se dan cuenta de que no sirvo mucho para esto así que me ponen a decorar los panecillos de arándanos que ya han salido. Le pongo la crema batida arriba (Parece espuma) y en el centro les pongo tres arándanos. Como si necesitasen más. Hago lo mismo con el resto hasta que me doy cuenta de que los chicos los han estado tomando y ya no están.
Atrapo a Rob en el acto. Lo miro y él me mira.
--¡Maddie, tus hermanos se comieron los pastelitos! ¡No fue mi culpa!
Encojo de mis hombros hacia Rob, y él suspira.
--Mierda.
--Lo siento, grandote, pera eras tú o yo, así que…
Me encojo de hombros de nuevo.
Maddie le grita a Rob y él hace muecas de dolor. Lía me dice que vaya a tomar un descanso, porque de cualquier manera soy muy lenta, y Maddie toma a Thiago, Rob y Luke para que decoren, manteniéndolos en su vista.
  Al final, los únicos que no tenemos nada que hacer somos Nate y yo.
--¿Ya han recorrido Italia, Zara?
Niego.
--No he ido muy lejos, la verdad.
Sonríe.
--Pues sonríe, porque ese es nuestro boleto para salir de estos monstruos arruinadores de panecillos de hermanita menor.
--Oh, vaya. Y yo que pensé que era porque eras un caballero.
Sonríe de oreja a oreja.
--También, también.
Niego.
--Tengo que avisarle a Lía que nos vamos.
--Claro, sólo no le digas que vamos a tardar mucho porque no te va a soltar.
Asiento y me asomo a la cocina, donde los chicos lucen fastidiados.
--¿Lía? Voy a estar afuera un momento.
Se detiene en medio de la masa y me mira.
--Afuera… ¿Afuera? ¿O afuera, afuera?
Esto de la comunicación ya se me está facilitando.
--Afuera, afuera. Sólo por un rato.
--Zara, no creo…
--No voy a estar sola. Voy a ir con Nate. Volveremos pronto.
Tengo la sensación de que me va a decir que tengo algo con Nate, pero en vez de eso me mira con preocupación.
--No me siento cómoda con esto.
--Oh, vamosDice Rob, mirándonos--¿Es que se tienen que pedir permiso para todo?
Maddie le da una palmada en la cabeza.
--¡Decora, decora!
Se encoje de hombros y vuelve a su tarea.
--Tengo el celular. Voy a estar con Nate. No tardaré.
Asiente, no muy convencida.
--Ten cuidado. Y ya sabes…
El rostro. Lo sé.
Asiento y voy a la entrada, donde Nate me espera.
--¿A dónde vamos a ir?
Caminamos hasta un carro negro, que supongo que es el suyo, y me abre la puerta.
--Vaya, gracias.
Asiente hacia mí.
--Hay muchos lugares de Roma para ver.
--¿Podemos ver el coliseo?
--Claro. ¿Qué tal unos helados primero?
--Seguro.
Me miro en el espejo frente a mi asiento y aliso mi pelo rubio y lacio, con ese copete que me molesta. Casi no parezco la verdadera yo. Estoy  a salvo.
  De cualquier manera, me pongo los lentes de sol enormes.
--Entonces, ¿Dónde vivían antes de estar aquí?
Dudo, mientras él prende el motor y el carro avanza.
--Estuvimos en varias partes, pero siempre en América. Nosotros… nos mudamos de vez en cuando.
Al menos, sirve de explicación para cuando nos vayamos.
--¿Por qué es eso? ¿No les gusta ningún lugar en específico?
Me encojo de hombros.
--Papá decide, y nosotras no preguntamos.
Lo cual es cierto.
--Bueno, te prometo que Roma es un lugar en el que te gustaría quedarte. Es maravilloso. Más si ere una friki del arte… No eres una friki del arte, ¿Verdad?
 Río mientras sacudo la cabeza.
--No, la verdad no. Nunca tuve… ninguna pasión. Bueno, me gustaba nadar. No era muy buena, pero era algo que me gustaba.
--¿No lo haces más?
--No. Renuncié.
--¿Por qué?
Me encojo de hombros. ¿Cómo le iba a explicar que tenía miedo de ahogarme si entraba en pánico?
--¿Cuántos años tienes?Le pregunto.
--Veintidós.
--¿Estás en la universidad? ¿Aquí en Italia?
Asiente.
--Pero aún paso la mayoría del tiempo con mi familia. No me gusta estar muy lejos.
Sonrío.
--Me gustan. Creo que son muy… dulces.
Sonríe, no una de esas sonrisas amables que me da, sino una de verdad.
--Sí, lo son.
--¿Está bien que te pregunte cuánto tiempo llevas con ellos o es algo de lo que nadie habla?
Sacude la cabeza.
--No, está bien. Todos llevamos bien el hecho de que somos adoptados. Llegué cuando tenía siete años. ¿Cuántos años tienes tú?
--Dieciocho.
  Me habla de trivialidades hasta que llegamos a una pequeña tienda con helados de muchos sabores, y puesto que no he salido de napolitano nunca y que no sé italiano, le pido que escoja por mí. Después, caminamos por las calles y parece divertido con mi sorpresa al ver la cuidad.
  Es realmente hermoso.
Terminamos sentados en una banca en una plaza cerca, terminando el helado que se ha derretido en su mayoría.
--Ojalá pudiera quedarme aquí por siempreSuelto de repente.
Levanta una ceja.
--¿Pero cuál es la necesidad de mudarse tanto? Es sólo que no lo entiendo.
Me encojo de hombros, no encontrando ninguna respuesta en mi mente.
--Eres muy buena con los niñosDice Nate, cambiando de tema, lo cual agradezco internamente.
--¿Por qué lo dices?
--Kiki. No le gustan mucho las personas.
--¿Por qué?
Suspira.
--Realmente no lo sé. Algo pasó con sus padres biológicos antes de que la adoptáramos, algo que la asustó. No lo sé; Mi madre es la que se encarga de todas las adopciones y nunca nos dice nada. Aunque no es que preguntáramos de cualquier manera.
--Kiki es adorableLe sonrío.
Sonríe de una manera muy tierna. Me dan ganar de pellizcarle las mejillas porque es sólo tan lindo.
--Sí, lo es.
--¿Tú preguntaste a Susie algo sobre tus padres biológicos? ¿O recuerdas algo?
Sus sonrisa se desvanece y sus ojos se quedan en blanco. Así es como sé que he ido por un camino al cuál probablemente no debí ir.
--Lo siento.
Sus ojos conectan con los míos de nuevo, brillando con una chispa de conocimiento que me dice que ha vuelto a la realidad.
--No te preocupes. Yo… recuerdo algunas cosas. Otras me la ha dicho Susie. De cualquier manera, no me gusta especialmente recordar.
--¿Ellos eran… malos?
Cállate, Fallon. Cállate ya.
--No. Ellos…
Sacude la cabeza y sonríe, y sé en ese momento que ya no me va a decir nada.
--Yo no recuerdo a mamáComento, como si eso pudiera solucionar algo. Como si pudiera ser menos incómodo.
Pero es la verdad. No la recuerdo. A la real, me refiero.
Desearía que Lía nunca me hubiera dicho.
No, espera, ¿Qué?
Holly.
Repito el nombre en mi cabeza muchas veces hasta que Nate habla:
--¿Eso te molesta? ¿No recordar nada?
--No lo sé, es sólo que… Es difícil.
--Pero mira el lado positivo: Nos ha ido bien a ambos. Tú tienes a tu papá y a tu hermana, y yo tengo a mi numerosa familia. Terminamos ganando.
  Tal vez él lo hizo, pero, ¿Yo? Ja.
--Supongo que sí. Sólo digo que…
Me callo.
Allá, más al frente, parado frente a una fuente, consultando su celular, hay un chico. Un chico que veo a la distancia, y sólo de perfil, pero tengo la impresión de que lo conozco. Tengo la impresión de que es Chris.
  Un temblor atraviesa todo mi cuerpo, y de repente siento frío. El aire en mis pulmones deja de llegar y batallo para recuperarlo.
Y se da la vuelta.
Pero no es Chris. Dios, no es Chris.
Respiro con alivio, pero me doy cuenta de que las cosas no están bien. Mi corazón está latiendo demasiado fuerte contra mi pecho, y siento que no estoy respirando. Sé que lo estoy haciendo, porque siento el aire entrar en mi cuerpo y llegar a mis pulmones, pero realmente me estoy quedando sin respiración.
  No puedo respirar.
Oh, dios, no puedo respirar.
--Zara. Zara. ¿Estás bien?
La voz de Nate se oye muy lejana y el olor del helado que acabo de comer llena mi nariz.
 Y sé. Así de simple, yo sé.
Estoy teniendo un ataque de pánico.
Odio estas mierdas. Son horribles. Son la peor cosa que pudieron haberme pasado alguna vez, y sé que eso de ser una psicópata (Aunque sea pasiva) es una porquería, pero el sentir un ataque de pánico se siente como el peor castigo.
  He tenido ataques de pánico incluso antes de tirar a Macey por las escaleras o clavarle un cuchillo, antes incluso de que me diera cuenta de que había algo  
realmente mal conmigo. Creo que empezaron cuando tenía unos once o doce años. Realmente nunca he sido muy normal.
  Recuerdo que cuando era niña pensaba que Dios me estaba castigando por ser mala. Por pellizcar a Macey o por no recoger mis juguetes cuando mi mamá lo decía. Pensaba que me lo merecía, y rogaba todas las noches por hacerlo desaparecer. Juraba que iba a ser buena.  Juraba muchas cosas que no podía cumplir, realmente.
 Fue cuando tenía quince años cuando me di cuenta de que no era mi culpa, y luego me enteré de que era una psicópata cuando casi mato a Macey. Me sentí como mierda.
--Zara. Me estás asustando. Zara. ¡Zara! ¿Qué pasa?
  Mi vista se pone nublosa, y cuando miro a mi regazo, me doy cuenta de que Nate me toma de las manos. Intento mover mis dedos, pero he perdido sensibilidad.
--Oh, mierdaMurmuro.
Siento la adrenalina correr por mi cuerpo, y sudor frío cae por mi cuello.
--
Voy a llamar a GerardDice, y suelta una de mis manos.
--¡No!
Luce asustado.
--Zara, ¿Qué quieres que haga?
Niego con la cabeza, indicándole que nada.
--Zara, no sé qué pasando y estoy asustado.
Siento mi boca muy seca, pero me las arreglo para decirle que es un ataque de pánico.
--Mierda. No sé nada sobre eso.
Empiezo a llorar, porque voy a morir asfixiada, y él me atrae a su pecho y me sostiene fuerte. Sé que no voy a morir, porque no se puede morir de un ataque de pánico. Pueden durar un tiempo, sin embargo. He oído que lo máximo que duran es media hora.
--TiempoMurmuro contra su cuelloToma el tiempo.
Me mira por unos segundos, pero llega a la conclusión de que es mejor si sólo me hace caso, así que saca su celular y pone el cronómetro. Lo pone en su pierna y me vuelve a rodear con sus brazos mientras sollozo y tiemblo. En un momento, siento que su agarre es muy apretado, pero de alguna manera me hace sentir… segura.
Como si no pudiera enloquecer si me tiene atrapada en sus brazos.
  Después, cuando siento que he vuelto a la normalidad, cuando siento lentamente la sensibilidad es mis manos regresar, me separo de Nate, total y completamente avergonzada. Ni siquiera puedo mirarlo a la cara.
 Alcanzo el cronómetro y lo detengo. Trece minutos y seis segundos.
Bueno, no fue tan mal. Claro, apartando el hecho de que me siento drenada tanto física como mentalmente.
--Creo que deberíamos ir a casaMurmuro, levantándome.
Se levanta y me toma del brazo cuando avanzos sin él. Me hace mirarlo a la cara.
--Zara. ¿Estás bien?
Asiento.
--Sólo cansada.
Me toma por los brazos, arriba de mis codos.
--¿Te pasa seguido?
--No mucho. No me había pasado en un largo tiempo.
--¿Sabes por qué te pasó?
--Los ataques de pánico pasan de la nada.
Lo cual es verdad, pero sin embargo esta vez fue porque me llevé un susto de muerte.
Abre la boca para decir algo, pero suspira.
--Me asustaste mucho, Zara. Mucho, mucho.
--Lo siento.
Sacude la cabeza y pone un brazo sobre mis hombros, y caminamos juntos hacia el carro para volver a casa.
  Conducimos en silencio y hago lo mejor que puedo para evitar sus ojos. Cuando entramos finalmente y atravesamos la casa hacia el comedor enorme, Lía se asoma desde la cocina y suspira aliviada cuando me ve.
--¿Todo bien?Interroga.
--Todo bien. ¿Me extrañaste?
Sonríe y resopla, pero puedo ver el alivio en sus ojos.
--Ya quisieras, perdedora.
Vuelve a la cocina y yo me siento en el comedor donde todos quienes han sido corridos de la cocina están. O sea, casi todos.
  En todo este tiempo, los ojos de Nate viajan de Lía a mí.
Suspiro y paso mis manos por mi cabello, e intento recordarme a mí misma que su nombre es Holly, y que el mío es Fallon. Ni Zara ni Lía existen.
No son reales.
Nunca han sido reales.
Un movimiento atrapa mi atención por el rabillo de mi ojo, y veo el espejo en la pared que  he evitado todo este tiempo. Mi reflejo me sonríe, y me guiña un ojo. Luego habla.
--No, cariño. Dejamos a Fallon y a Holly atrás hace mucho tiempo. Ahora ellas no son reales. Nosotras sí.
--Tú no eres nadieMurmuro bajo.
--¿Qué?Atsuko se gira y me mira--¿Qué dijiste?
--Oh, nadaLe sonríoSuelo hablar conmigo misma. Estoy así de loca.
Se ríe. Si supiera.




                                                            
 



El tintineo de los cubiertos se detiene esa noche cuando Angelo aclara su garganta, de vuelta en casa. Holly y yo nos miramos a los ojos y luego a él.
--Entonces. Tengo dos noticias. Conseguí una terapeuta para que las ayude desde aquí, en la casa. Diremos que es mi hermana, su tía. Manejará su medicación, entre otras cosas, y espero que sean buenas con ella.
  Holly y yo nos miramos de nuevo.
--La segunda cosa es que les he dicho a los Sullivan que probablemente no los verán en un  par de días. Dije que tenían que desempacar.
  Mis hombros caen y Holly salta en su silla. Llevamos como cuatro días aquí, pero ellos me agradan bastante y no quiero dejar de verlos.
--¿Por qué?
--No es como si Dexter y Susie no están conscientes de su enfermedad. Ellos… se preocupan.
Parece que tiene duda sobre continuar, así que yo lleno los espacios en blanco con las palabras que sé que todos están pensando.
--No quieren que estemos tanto tiempo con ellos porque tienen  miedo de que le hagamos algo.
Holly nos mira.
--De mí. Fallon es prácticamente normal, pero yo soy la tormenta, ¿Verdad? Tienen miedo de mí.
  Mi nombre me sorprende. No lo había oído desde hace unos días, pero de alguna manera suena desconocido y extraño.
Eso me asusta.
Angelo, por ser quién es, intenta hacer reparación de daños. Como si de hecho fuéramos escuchar. No por el hecho de ser adolescentes enojadas, sino porque sabemos mejor cuando nos dicen que no es tan malo.
--Sólo es protocolo. Niñas…
--Tal vez simplemente deberían encerrarme en mi habitación por siempreHolly está realmente molesta, pero con su propia enfermedad.
 Y entiendo. Porque de los millones y millones de personas somos unos de esos tres por ciento de la población mundial (aproximadamente) que están completamente fuera de su mente. Somos nosotras a quienes nos ha
afectando. A adolescentes,  ni más ni menos.
  Tenemos derecho a estar molestas.
--No eres la única que lo ha pasado malLe digo para intentar tranquilizarla, pero al parecer, se lo toma mal.
--Bueno, según recuerdo, no fuiste tú quien se levantó a la mitad de la noche y arañó la puerta hasta que hubo marcas y tus uñas se rompieron así que las tuviste que cortar.
  Bajo la mirada hacia sus uñas, que han sido pintadas con un color púrpura, pero definitivamente están más cortas.
--Quería salir y no sé qué hubiera pasado si Angelo no cerraba nuestras puertas con seguroContinúa, y veo algo en sus ojos que no había visto, aunque supongo que debería. Perturbación.
 Sé qué pasaba cuando esa mirada aparecía. Sé que si empujo un poco más, ella finalmente se romperá y la locura brillará en sus ojos. Así que dejo que mis cubiertos caigan en la mesa y los oigo tintinear sobre el plato medio lleno, mientras estiro mis manos hacia Holly y las tomo, apretando fuerte. Muy fuerte, como si nunca fuera a dejar ir. No sé acerca de ella, pero el contacto me da paz. Cuando siento que enloquezco. Siento que si una persona me agarra lo suficientemente fuerte yo nunca tendría la oportunidad de ir a ese lugar oscuro al que voy cuando enloquezco.
  Los ojos de Holly se clavan en los míos, y al cabo de unos momentos, ella también se aferra a mí. Y siento que cree honestamente que no voy a dejar ir.
--Tuve un ataque de pánico hoy con NateLe digo, y luego miro a Angelo, porque siento que él debía de saber primeroEstábamos ahí y pensé que había visto a Chris, pero no fue así. Fue otro chico. Fue otro chico y yo entré en pánico frente a Nate, y me sentí tan avergonzada.
    La niebla se disipa un poco de sus ojos. Sólo un poco. Con nosotras, realmente nunca se va, y es por eso que evitamos mirar a las personas a los ojos cuando podemos, porque se dan cuenta de que hay algo mal sobre nosotras. Si alguien lo notó, no dijo nada. Es fácil pasar desapercibida con Holly porque tiene una gran boca, y yo también, pero digamos que me he vuelto lo que se dice tímida. Ahora mi gran copete se pone en mi camino y por eso lo agradezco.
--Fallon…--Angelo dice mi nombre, pero no sabe cómo continuarPuede que esto no vaya a funcionar. Tienen que estar en una clínica, y lo saben, pero eso puede implicar que ellos las encuentren. Y tengo miedo.
  De alguna manera, escuchar a Angelo decir que tiene miedo, me da miedo. Lo sé, lo sé. Es sólo que él es nuestra ancla, quien nos dice que todo va a estar bien. Así que sí; que me diga que tiene miedo me perturba.
--Un ataque de pánico no es tan graveLas lágrimas cubren su rostro, y sé que se odia por eso.
--Lo sé. Pero no es sólo el ataque, es el hecho de que no puedo mirarme a los espejos y escucho voces, y que tengo que tomar pastillas para dormir porque si no tengo miedo… Pero estamos juntos. Quiero decir, si nos cubrimos la espalda nada tan malo puede pasar, ¿Verdad?
  Pero herí a mi hermana. ¿Qué me impide de despertarme una noche y herir a Angelo o a Holly? ¿O a los Sullivan? Kiki aparece en mi mente en un flash, y el bebé Ryan, y tengo que cerrar los ojos porque es demasiado.
  Quiero creerme lo que acabo de decir, pero es que nosotras no podemos estar en la vida real. Pertenecemos a clínicas, encerradas en habitaciones pequeñas y acolchonadas, con sedantes, como unas pequeñas ratas de laboratorio, porque somos defectuosas. Somos defectuosas y peligrosas. Somos el terror en la humanidad, somos los monstruos que salen por la noche en la mente de Macey, en la mente de tantas otras personas.
  Somos eso y mucho más.
Y aun así seguimos siendo humanos. Humanos con un corazón que late en nuestros pechos, con sentimientos y arrepentimientos. Humanos que quieren superarse, a pesar de la verdad, a pesar de la locura que habita dentro de nosotros.
 A pesar de que nos odiamos por lo que somos y lo que hemos hecho.


-Sthep Stronger.