sábado, 22 de noviembre de 2014

Reseña: Sueños de Dioses y Monstruos, Laini Taylor.

Sueños de dioses y monstruos (Hija de humo y hueso, #3)
Reseña: Sueños de Dioses y
Monstruos.
Laini Taylor.
Trilogía Hija de Humo y Hueso.
Último libro.
Un enemigo común.
Una causa común.
Karou y Akiva ya saben que están vivos, pero Kauro aún no está lista para perdonar.
Y ahora, mediante un terrible engaño, Karou ha tomado el control sobre la rebelión quimérica y el futuro de su raza depende de ella, si es que aún queda futuro para las quimeras en Eretz, una guerra devastada por la guerra. Pero, cuando el brutal ejército de serfines de Jael traspasa al mundo humano, lo impensable se convierte en escencial: Karou y Akiva tendrán que unir sus ejércitos para luchar contra su enemigo común.
  Esta unión de ambos ejércitos es una versión alterada de su antiguo sueño, donde ángeles y quiméras conviven juntos, en paz. Pero, ¿Habrá lugar en este nuevo orden del mundo para el imperdonable aamor entre un ángel y un demonio?
   Desde las calles de Roma hasta las cuevas de Kirin, humanos, quimeras y serafines lucharán, amarán y morirán en un teatro épico que trascenderá el bien y el mal, la amistad y el odio. Y, más allá de las fronteras del espacio y del tiempo, ¿Qué sueñan los dioses y monstruos?




Creo que ha sido el mejor libro de la trilogía.

Cuando hablé del segundo libro, Días de Sangre y Resplandor, (El cual reseñé el año pasado, me parece) no hablé muy bien de él. Había sentido que había muchas escenas y personajes que sólo estaban ahí para llenar un vacío, pero ahora que he leído este último libro he comprendido que Días de Sangre Y Resplandor era un punte. Hija de Humo y Hueso fue el principio y Sueños de Dioses y Monstruos marcó el final, pero el segundo fue un puente entre los dos para convertirse en esto, para que los personajes evolucionaran.
   Así que aunque aún creo que no fue un muy buen libro, entiendo que lo necesitara, porque Sueños de Dioses y Monstruos me encantó.
Dreams of Gods and Monsters (Daughter of Smoke and Bone, #3)
(Me encanta esta portada)

El libro cuenta con 654 páginas, así que se entiende que me haya tardado un poco en leerlo, pero también creo que es relevante mencionar que no fluye rápido. Es cierto que me gustó, porque fue muy interesante en el camino, y porque encontramos personajes que parecían que no, pero que de hecho aportaron en algo en la historia. Mirando hacia atrás ahora, lo amé, pero mientras lo estaba leyendo, algunas veces no era fácil debido a no fluía como el resto de los libros que suelo leer.
 
Si hablamos de los personajes... ¿Qué puedo decir? Sigo amando a Mik y Zuzana. Y en cuanto ha Akiva y Karou... Bueno, realmente no puedo decir nada sobre ellos porque sería spoiler. Pero me alegro de cómo terminó al final.
Sé que a muchas personas no les gustó cómo terminó, pero lo sentí un poco más realista. Estoy satisfecha.

En conclusión, me alegro de haberme topado con esta historia.



-.Sthep. :D 

sábado, 8 de noviembre de 2014

Broken Dolls. Capítulo 16.

                                    This scene made Holland so emotional

Silencio.
No hablamos en el camino al yet privado (Déjame repetirte: Jet privado), gracias a uno de los miles favores que Chris cobró. Y ahora, sentados uno frente al otro, ni siquiera podemos vernos a los ojos. El silencio es tan fuerte que hace un zumbido en mis oídos, y me pregunto si él también puede oírlo. Mi consuelo es mirar por la ventana, maravillándome del mundo.
   Chris suspira pesadamente, y cuando nuestras miradas se cruzan, algo destella en ellos. Lo siguiente que sé, es que se está moviendo. Tengo la impresión de que se va sentar a mi lado, pero la única razón por la cual se ha levantado es para estirar su brazo y jalar mi mano hacia él.
  Razón por la cual termino sentada en su regazo. Mi primer instinto es disculparme, pero al carajo. Esto es cosa de él.
Antes de que pueda preguntarle qué está haciendo, su boca encuentra la mía.
   No soy una gran besadora. Besé a algunos chicos cuando era menor y no me había vuelto completamente loca, pero realmente nunca supe muy bien qué estaba haciendo. No pensé mucho en ello porque realmente pensé que nunca tendría que preocuparme.  Así que sí, no soy una gran besadora. Y en ese momento… Él lo nota. Sonríe al principio, el muy bastardo,  con la mano que no sostiene mi cintura deslizándose debajo de mi blusa y haciéndome temblar. Se detiene un poco, y vuelve a besarme pero esta vez más lento, como… como si…
Me está enseñando a besar.
Y esta vez, soy una gran estudiante.
--No deberíamos estar haciendo estoLe digo, cuando nos apartamos unos centímetros para respirar.
--NoCoincideNo deberíamos.
Sus labios encuentran los míos antes de que suceda al revés. Pero esta vez viajan hasta mi mandíbula, y de ahí más abajo hacia mi cuello. Quita su mano de mi cintura para que vaya a mi hombro, donde jala el tirante hacia abajo, y besa ese lugar también. Luego lame.
    Santa. Mierda.
El calor en mi cuerpo se expande mientras sus dedos exploran mi costado hasta llegar a mi estómago. Sus dedos se enrollan en los bordes de mi blusa y jalan hacia arriba. Y yo debería detenerlo. Decirle que es muy rápido, que está mal, que no hago cosas de una noche y que no podría hacer nada duradero tampoco porque estoy loca. Porque no confío en él, y porque él tampoco confía en mí.
Pero lo dejo. Lo dejo porque quiero, porque no puedo resistirme.
  Una sonrisa traviesa cuelga de sus labios, y realmente no tengo tiempo para prepárame psicológicamente antes de que empiece a besar mi cuello y el nacimiento de mis pechos.
--Santa mierda en tacones.
Alza la cabeza, arqueando una ceja.
--Dices las cosas más raras.
--Haces las cosas más imprudentes.
--Pues hasta donde iba, te estaba gustando mucho. Estás toda temblorosa.
--Vete a la mierda.
Ríe y besa mis labios de nuevo. Esta vez, muerde mi labio inferior y jala ligeramente antes de dejar ir.
  Sí, de acuerdo: Estoy temblorosa. Un chico bueno está medio comiéndome, y no soy santa. Demándame.
--No sabes en lo que te estás metiendo. Tenemos que detenernos.
--Cierto.
Sólo hay espacio para que nuestros corazones latan una vez más, luego su camiseta está afuera y nosotros terminamos en el piso, besándonos.  Cuando finalmente nos detenemos, nos quedamos a un lado del otro, sin respiración. Él voltea su rostro hacia mí, sus ojos clavándose en los míos, y veo que algo ha cambiado. Puedo apostar que los míos lucen de la misma manera.
  Y nos asusta. La diferencia entre él y yo, es que Chris no enloquece. Puedo ver el conocimiento cruzando por sus ojos, pero no hace otra cosa que seguir mirándome.   Yo, por el otro lado, ni siquiera puedo mirarlo a la cara.
Está mal. Está mal en tantos niveles.
  Los rayos del sol del atardecer cruzan el cristal de la ventana y nos baña. Hubo un tiempo en donde también estaba en un avión, donde miré por la ventana y pensé en Chris, pero eso parece haber sido hace miles de años y a la vez parece que fue ayer. En ese tiempo pensé que él me había traicionado, de la manera en que yo lo hice. Ahora, sin embargo, espero que esta sea la manera en la que él me recuerde: Tirada a su lado, con la luz del sol esparciéndose sobre ambos, cabello rojo y mejillas sonrojadas. No a la chica que huyó, ni la chica que está loca, ni la que no puede contenerse de decir malas palabras.
  Espero que esta sea la manera. Cuando me vaya. Cuando todo este termine, cuando tenga que soltar su mano y seguir por un camino diferente.
Y se lo pregunto:
--¿Me recordarás de esta manera? ¿Al final?
No responde. Busca mi mano y aprieta, porque no parece encontrar las palabras que busca.



                                                                    



Cuando el piloto anuncia que ya vamos a llegar, nos ponemos las camisas de nuevo. Pienso que es el final de esa pequeña aventura, que debería ser el final, pero… No lo es.
  Chris toma mi mano y yo intento soltarme, pero él no deja ir. No creo que vaya a dejar ir por un buen tiempo, y de alguna manera eso me asusta.
--Chris…
--Calla.
Lleva mi mano a sus labios y besa mis nudillos.
--Ni siquiera confías en mí.
--Tú tampoco. Y aun así…
Suspiro, sin añadir nada. Parece que las palabras me han abandonado.
Nos sentamos cuando el avión empieza a descender, y cuando se abren las puertas para bajar, aún no me suelta. Bajamos del avión en silencio, y creo que nota que estoy a punto de soltarme de nuevo porque su agarre se hace más fuerte.
  Ocultamos nuestros rostros de las cámaras y de las personas, y yo me pongo mi peluca rubia. Creo que me estoy desacostumbrando a ella, porque hace mucho calor y pica.  Me doy cuenta de que es el momento crucial donde luchamos para que no nos atrapen. Mis manos empiezan a temblar ante el pensamiento.
   Respiro cuando estamos en un taxi que recorre las calles para llegar a nuestro destino.
  Hasta que nos golpean.
El taxi se estrella contra otro auto cuando otro vehículo del lado contrario nos golpea. Es cuando sé que encontrar a Lauren Farley era uno en un millón, y nosotros somos un chico en busca de alguien que ha desaparecido y una chica loca que quiere una operación que tiene una alta probabilidad de que no funcione. ¿Cómo pudimos pensar que tendríamos suerte?
  Chris grita mi nombre, pero mi voz se queda atascada en mi garganta.
--¡Fallon! ¡Fallon, sal del auto! ¡Ve a encontrar a Lauren! ¡Sal de aquí!Mete algo dentro de mi mano y abre la puerta frenéticamente para que salga.
--¡No sin ti!
--¡No hay tiempo! ¡Sal! ¡SAL YA!La sangre brota de una cortada en su frente, que presiona con sus manos.
--No. Chris…
--Tengo que perderles la pista. Ve con Lauren Farley, que nadie te atrape. Voy a encontrarte, cuando sea seguro, cuando ellos se alejen de aquí. Necesito que hagas esto no sólo por ti, pero por Holly. ¡Fallon, realmente necesito que salgas ahora mismo, maldición!
  Aspiro aire al mismo tiempo que le grito:
--¡Cómo te odio! ¡Te voy a estar esperando, perdedor!
--Adiós, BarbieEsta vez, no hay rastro del tono burlón de antes, sino algo parecido a la ternura.
  Eso fue antes de que abriera la puerta y desapareciera en la multitud que se ha juntado cerca.
  Me persiguen. Sé que lo hacen, y lo compruebo cuando brazos se enredan en los míos. Pero yo soy algo así como una ninja, gracias al entrenamiento de Chris. Una no muy buena, pero aun así. O al menos es suficiente para golpearlo y hacer que su nariz se rompa y sangre. Es un hombre, treinta  y tantos, que no va a tener éxito.
  Y aunque escapo, tengo que seguir corriendo y esta ciudad está llena de personas en todas partes. Me caigo y choco contra cosas todo el tiempo, y creo que algo está sangrando. Quiero meterme a un taxi, pero no sé si me siguen siguiendo, y no sé si debería ir hacia Lauren Farley si lo están. Así que vago por la cuidad. Vago por callejones oscuros y en el fondo de cafeterías desconocidas y oscuras.
   Lo que Chris me ha dado es su billetera, y en uno de los compartimientos a dentro,
hay un papel con una dirección, con el nombre de Farley ahí escrito. Sólo que abajo dice “Casa de los Carrington”.
  ¡Mierda, Chris! ¿No me pudiste explicar cómo está esta cosa antes de dejarme sola? ¿Es la casa de Farley o no?
  Suspiro.
Vago hasta las once de la noche, cuando ya es de noche y ha pasado tanto tiempo, para finalmente buscar la dirección, no muy segura de a dónde me va a llevar. Camino hasta ahí porque ahora estoy aterrada de los taxis, y con un par de indicaciones sin mirar a nadie a los ojos, llego a una casa que me recuerda a la casa en dónde solía vivir, antes. Antes de todo esto. Con mis padres y mi pequeña hermana Macey.
  Macey.
Recuerdo pensar en la posibilidad de volverla a ver, pero esto está a mundos de distancia de aquí.
  Aún hay luces prendidas cuando toco la puerta.
Una chica más o menos de mi edad me abre, con pelo castaño y ojos azules. Me mira de arriba abajo con preocupación en sus ojos, antes de preguntarme qué se me ofrecía.
Bueno, se me ofrecen muchas cosas, pero no puedo obtener todo.
Me siento tan cansada, como si pudiera desmayarme justo ahora.
--Busco a Lauren Farley. Es urgente.
--Yo… ¡Lauren! ¡Te buscan! Oye, ¿Estás bien?
 Asiento, pero mis rodillas fallan y caigo al suelo. Mi cabeza golpea con la esquina de una maceta, y duele como el infierno.
--¡Mamá! ¡Papá!La chica empieza a gritar.
Siento que mi cerebro empieza a palpitar.
--Estoy bien. ¡No estoy muerta, sólo duele!
Muchas personas se amontonan detrás de la chica. Mujeres, en su mayoría. Y me observan.
--Sólo busco a Lauren Farley.
  Me imagino cómo deben de verme ahora: La chica que luce como si hubiera sido arrastrada por el infierno, sentada en el suelo, con un chichón a punto de salir en mi sien. Las lágrimas se empiezan a acumular en las esquinas de mis ojos.
 Menos mal que soy guapa.
Una mujer con tacones de infarto y rostro severo da un paso hacia adelante, mirando hacia abajo, hacia mí.
  Sorbo por la nariz un poco. No puedo creer que esté a punto de romperme en público.
  Pero de repente no importa mucho.
--¿Quién eres tú?
--Mi nombre es Fallon Hastings. Y necesito el trato que ella obtuvo. Necesito deshacerme de ellos. Y dijeron que tú eras la única…
Frunce el ceño.
--Ella… ¿Quién?
--Olivia Carrington.
  Hay una pequeña conmoción. Las personas se tornan severas, casi enojadas, empujando a una chica atrás de ellos, como si yo pudiera de repente saltar y herirla. Pero puedo captar un flechazo de Olivia Carrington antes de que la obliguen a retroceder: Es pequeña, pelo oscuro y lacio. Parece más pequeña que la edad que tiene. Parece… frágil.
  Pero también he visto sus ojos. Y es algo que no había visto en mucho tiempo. Una chispa. Una chispa de coraje, una de fortaleza. Y sé que no hay nada ni pequeño ni frágil dentro de aquella chica.
   Pero también he notado la felicidad. He notado la vida; El trato que su madre le consiguió para salir. Y por un segundo, puedo imaginarme a mí en su posición: Fuerte, viva. Sin esconderme. Sin alucinaciones, o paredes blancas acolchonadas, o catorce pastillas diarias que hacen que no sienta muy bien mis miembros.
Quiero.
--Espera… ¡Dan, suéltame!
Un  chico alto que intentaba meterla dentro de la casa frunce el ceño, con rabia, pero no hacia ella.
--Liv, sólo ve a dentro.
--Te quiero, pero deja de darme órdenes. Suéltame.
  Olivia sale de detrás de él, y me mira a los ojos.
--¿Quién eres tú?
--Ya te dije.  Mi nombre es Fallon…
--NoInterrumpe--¿Quién eres tú?
Entiendo.
 Me levanto del suelo, un poco mareada y tambaleante, pero logro mantenerme en pie. Y la miro directamente a los ojos.
--Soy una muñeca rota. Cómo tú. Como el resto de nosotros, en algún lugar, allá afuera.  Escondiéndonos. Moviéndonos entre las sombras. Buscando una oportunidad.
  No quise ser tan profunda, pero las palabras salen de mi garganta, como si hubiera pensado en ello mucho. Lo he hecho, en alguna manera.
  Espero que se rompa un poco. Pero lo único que puedo ver es el dolor flasheando detrás de sus ojos.
--¿Lauren, qué es esto?Pregunta el padre, moviéndose hacia mí como si fuera a tomarme del brazo y sacarme de su casa.
 Retrocedo un paso.
--Vayan adentroLauren dice, con sus ojos clavados en los míosOlivia, sube a tu habitación.
--No.
--Olivia. Sube a tu habitación.
--No. Necesito escuchar esto.
--¡Y una mierda!Grita la tercera chica, supongo que otra hermana.
--Ally.
--¡No! ¡No cuando hemos llegado tan lejos, cuando ahora te tenemos! ¡No!
La madre (la otra madre) la agarra del brazo, pero ella no se relaja.
--¿Qué quieres?Me pregunta, con furia en sus ojos.
Me siento tan cansada.
--No era mi intención causar tanto desastre. Sólo quería encontrar a Lauren. Necesitaba encontrar a Lauren.
--¿Qué sabes de mí?
La pregunta de Olivia me sorprende un poco, debido al tono amenazante detrás de las palabras. Los padres corren a sus otras dos hijas dentro de la casa, pero puedo verlas amontonadas en la ventana, mirando hacia nosotros.
--¿De ti?
--Sabes mi nombre. ¿Qué más sabes de mí?
Dudo, pero decido se honesta, al final.
--Algunas cosas. Sé cómo acabaste en sus manos. Sé cómo saliste. Y necesito lo mismo.
Frunce el ceño.
--¿Y tú cómo piensas que salí?
--Por tu madre. ¿Qué? ¿Tú pensabas que te iban a dejar ir tan fácil? Créeme, lo he intentado.
  Olivia mira a su madre adoptiva, confusión brillando en sus ojos.
--Me dijiste que la policía…
--La policía no iba a poder hacer nadaSuspira ella, rompiéndose. Su máscara de preocupación se desvanece, y me parece que luce un poco mayor de un momento a otro.
--Pensé que no nos mentíamos. ¿Por qué no me dijiste?
--Pensé que hubieras querido rescatar a todos esos niños si sabías que ellos preferían no meterse conmigo…
 No. Espera.
Espera un jodido minuto.
--Tú sabíasNi siquiera es una pregunta. Es conocimiento. Río mientras las lágrimas empiezan a correr por mi rostro, porque nunca sé cómo reaccionar apropiadamente--¡Dios, tú sabías! ¡Tú sabías sobre nosotros, pero no hiciste nada al respecto! ¡Y yo aquí, estúpida, pensando que podías salvarme! ¡Pensando que podría ir a la escuela, o tener un novio, o amigos, o que podría ver a mi familia de nuevo, o…!
  Las manos de Olivia Carrington rodean mis brazos, sosteniéndome mientras me rompo.
--Somos muñecasLe digoNo tenemos cura. Estamos rotas, siempre estaremos rotas.
--MírameMe dice--¡Mírame, no estoy rota!
--Pero tú eres diferente. Tú tuviste un trato especial. En el interior no eres como nosotras, ya no. Ay, Holly. Pensé que podía salvarla. Pensé que podía salvarnos. Pensé que valía el riesgo.
  Olivia niega, intentando decir lo correcto, pero no puede. Mira a Lauren, quien luce destrozada.
--¿POR QUÉ?Suena desgarrado y… roto. Tal vez no somos tan diferentes, a final de cuentas.
--Olivia. Mi niña. Sé que ellos piensan que soy invencible… pero no lo soy. No voy a ganar siempre. Y pensé… Pensé que si lo intentaba ellos contra atacarían y de alguna manera te arrancarían de mi lado… ¡Olivia, lo siento!
--¿Pero qué va mal con esta familia? ¿Por qué seguimos mintiendo y diciendo verdades a medias?
--No tengo tiempo para estoLes digo, soltándome de OliviaTengo que irme. Tengo que encontrar a Chris. Tengo que encontrar a Holly. A Nate, a Macey.
  Retrocedo un paso antes de que Lauren Farley me tome del brazo, haciendo que vuelva hacia ella.
--No te vayas. Lo siento. Pienso en ustedes todos los días.
--Ya he escuchado eso. Pero ustedes sólo intentan ayudar cuando es demasiado tarde. Pudiste haber hecho algo si hubieses querido.
   Tal vez no debería hablarle  así a la única persona que podría posiblemente ayudarme, pero las palabras ya están fuera de mi boca, y se sienten bien. Porque es la verdad.
--Supongo que nadie es perfectoElla dice.
Me suelto de nuevo, no respondiendo y bajando las escaleras del porche.
--Pero aún puedo ayudarteDice, elevando la vozAún puedo hacerlo bien.  Para ti, para todas esas personas que mencionaste. Quédate.
 Me detengo en mis pasos y me vuelvo.
--¿Aun sabiendo que Holly es la hija del director?
--Santa mierdaSuelta el chico, Dan, que toma las manos de Olivia entre las suyas.
Lauren duda y traga, pero asiente.
--Aun sabiendo.
Extiende su mano hacia mí, y yo avanzo para tomársela.



-Sthep Stronger.