viernes, 26 de diciembre de 2014

martes, 16 de diciembre de 2014

Broken Dolls. Capítulo 17.

                                                        Soo Psychopath | via Facebook

Broken Dolls. Capítulo 17.


--Fallon.
  Macey me inspecciona con sus grandes ojos marrones. Da unos pasitos hacia mí y jala del borde de mi vestido.
--Fallon, ¿Jugarás conmigo?
--¿Macey?
La pequeña carita de Macey se llena de irritación.
--¡Fallon, juega conmigo!
Se da la vuelta y sale corriendo a esconderse en algún lugar de la casa. Le gusta jugar a las escondidas, y yo siempre la dejo ganar. Creo que es por eso que es su favorito. Esta vez no será la diferencia, así que espero y cuando he llegado a diez, la busco.
  No está detrás de las cortinas en la sala, ni debajo del sofá marrón, ni escondida en el desastre del armario de mis padres. Busco en todas las habitaciones, pero ella no está aquí.
--¿Macey?
  Tal vez está afuera. Nunca ha ido a esconderse en el jardín, pero tiene que estar ahí ahora. Llamo su nombre un par de veces, pero ella no me contesta de regreso. Entonces capto movimiento en la esquina de mi ojo, y cuando volteo, ella está corriendo. Pero no es el flamante cabello rojo de Macey el que veo, sino uno castaño y largo.
  Luego voltea hacia mí.
Kiki Sullivan.
--¡Rápido, vamos!
--¡Espera! ¿Dónde está Macey?
--¡Apúrate!
La sigo hasta llegar al bosque detrás de mi casa, pero no es suficiente: Sigue corriendo como si el demonio estuviera detrás de ella. Le pido que espere, pero no me escucha. Después de lo que parecen ser unos diez minutos, se detiene de golpe. Casi me estrello detrás de ella, pero logro sostenerme de sus hombros. Ella mira hacia arriba, mirándome.
--La mataste.
  Macey yace tendida frente a nosotras, ensangrentada e inerte.
  Mi corazón deja de latir por unos momentos y el aire se queda atorado en mis pulmones.
Levanto mis manos para ver el rastro de sangre, de su sangre. Pero no hay… nada. Absolutamente nada. Sólo puedo ver las líneas de mis palmas sobre mi piel pálida. Mis uñas siguen igual de rotas e irregulares, sin sangre ni tierra debajo de ellas, y cuando me vuelvo hacia Kiki, no está. Ni siquiera estoy en un bosque. No hay un bosque cerca de mi casa, y definitivamente esta no es mi casa.
  Mi respiración se hace más pesada con los segundos. Escucho unos pasos detrás de mí, y cuando volteo veo una cara desconocida.
Grito.
La mujer me toma de los brazos y me sostiene contra su pecho, diciéndome que está bien. Pero no está bien. Macey… Macey no está aquí, ni tampoco Kiki. Y esta mujer…
  Lauren Farley.
--Lo sientoLe digoLo siento.
Lauren me mira a los ojos, aún en pijamas, medio dormida. Dios, la saqué de la cama. Vaya forma de pagarle.
--Fallon. Fue un mal sueño.
Pero no lo fue. Aún puedo ver a Macey inerte detrás de mis ojos. Puedo sentir la tierra debajo de mis pies, el sonido de las hojas rompiéndose bajo mi peso, el color del cabello de Macey al correr.
Niego.
Tengo que decirle.
--Tengo que decirte algo.
--¿Qué pasa?
Tomo aire, intentando desacelerar los latidos frenéticos de mi corazón.
--Soy… Estoy algo así como… enferma.
Suspira.
--Lo sé.
No. Espera. ¿Qué?
--¿A qué te refieres con que sabías?
Me mira unos minutos, luego me hace un gesto de cabeza, indicándome que la siga. La sigo por su pequeño apartamento de dos habitaciones hasta la suya. Me dijo que lo compró hace unos meses, para estar más cerca de Olivia cuando estuviera aquí.  Así que me trajo aquí. Olivia quería venir a pasar la noche, y sé por qué: Podía ver el brillo curioso en sus ojos. Me imagino cómo se siente: Conocer a alguien parecida a ella. Si tan solo supiera que no es tan bonito. Pero al parecer su familia lo sabe perfectamente, porque su padre le prohibió venir. No los culpo. Está siendo responsable. Se preocupa. No podría imaginar menos.
   Lauren abre la puerta y lo primero que veo es su cama. Hay una laptop negra prendida encima y papeles alrededor. En el escritorio, de la copiadora salen más.
--Estuve investigándote toda la noche.
¿Honestamente? Ya no me afecta. Las personas en estos días parecen hacer simplemente eso: Buscarte en una red internacional tal como la CIA para saber de tus trapos sucios.
  Bonito.
--Supongo que no te gustó.
--No te va a gustar a ti. SiéntateIndica la cama, y yo me siento en una esquina.
--Estoy muy segura de que ya sé todo lo que investigaste, Lauren. Enserio, me lo han repetido mucho últimamente.
  Me ignora.
--Entonces estuve buscando más sobre tus datos médicos porque, no te ofendas, querida, pero no quería tener a una persona inestable cerca de mi hija.
--No me ofendo.
--¿Exactamente que te dijeron sobre tu enfermedad?
--Me dijeron que era una psicópata.
--Fallon, ¿Tienes problemas para dormir?
--Claro que tengo problemas para dormir. Quiero decir, hay personas persiguiéndome para matarme y o torturarme.
--Me refiero a desde que te diagnosticaron. ¿Te sientes inquieta? ¿Sientes que no puedes dormir?
 Pienso acerca de ello un momento.
--La mayoría del tiempo. No puedo dejar de pensar o alucinar con mi hermana. A veces no puedo dormir en absoluto. Pero hay veces que duermo sin problema.
--¿Te sientes intranquila por la noche?
--Siempre me siento intranquila. Como si estuviera a punto de explotar. ¿Por qué me estás diciendo todas estas cosas?
--¿Tienes problemas auditivos, visuales?
--No. Enserio. ¿Qué está pasando?
--Ahí lo tienesUna voz extraña y masculina llena la habitación. Salto, pero antes de poder huir, Lauren me toma de los brazos.
  Ella voltea la computadora, y puedo ver en la pantalla un hombre mayor. Me sonríe cuando me ve.
--Te han asustado, ¿cierto, chiquilla?
Miro a Lauren.
--Fallon, te presento a mi colega, el señor Manceau.
Por el apellido y por el acento, este tipo tiene que ser francés. Levanto una mano y la sacudo porque no puedo encontrar mi voz.
--Él es doctor en un hospital mental en Francia.
Miro a Lauren.
--Lauren, no sé qué es todo esto, pero…
--No soy doctora, sino abogada, pero estuve viendo tus papeles médicos… Se los mandé a unos colegas para que los checaran y todos me dicen cosas similares, Fallon. No creemos que sea psicosis.
   Busco por la broma en su rostro. Alguna señal, lo que sea. Pero se muestra impasible, tan fría como siempre. Sin emociones.
--¿A qué te refieres?Le grito. Hay que enfrentarlo: No tengo la mejor actitud--Los estudios…
--Estaban malMe corta.
Antes de que empiece a chillar,  el doctor a través de la computadora habla:
--Si tuvieras psicosis, sería muy leve, casi inexistente, lo cual no tiene sentido, señorita Hastings. Mis colegas pensaron que podría ser un trastorno psicótico breve, lo cual es exactamente lo mismo que la psicosis, pero pasajero. Tú has estado en esa clínica desde que tenías unos catorce años. Así que pensamos en el síndrome confusional agudo, también conocido como Delirium. Este también es pasajero, pero creemos que tú pudiste haber estado entrando y saliendo de él debido al estrés y al contacto con otras personas con problemas mentales. Eso juega con tu mente. Te influencia, y ni siquiera eres consciente de ello.
   Me echo a llorar. No de esos llantos bonitos y silenciosos de las películas, sino de esos feos y escandalosos, con piel roja y ojos hinchados.
   Manceau parece asustado. Mira de mí a Lauren, y ella se arrodilla a mi lado y me lleva a sus brazos.
--Ya no puedoLe lloro encima.
He tenido suficiente.
Lauren no me dice nada, sólo acaricia mi cabello, como mi madre/tía lo hacía cuando no estaba loca.
Me despego un poco de Lauren para hacerle una pregunta, pero toma varios intentos porque no puedo hacer que el aire entre a mis pulmones.
--¿Entonces por qué me dijeron que era una psicópata?
--Creemos que no supieron como clasificarteContesta ManceauEl síndrome confusional agudo es común entre personas mayores. Tú eras demasiado joven. No es común, pero tampoco imposible. Eres aproximadamente del uno por ciento de la población de jóvenes afectados. Tampoco presentas ninguna discapacidad física, tales como pérdida parcial de vista o auditivo. Otra vez: Extraño, no imposible. Pero de cualquier manera, se tendría que hacerte estudios para confirmar.
  Trago.
--Esta cosa… Delirium. ¿Es peligroso? ¿Soy peligrosa?
Me mira a través de sus lentes.
--Sí, lo eres. Eres… inestable. Hay cura, señorita Hastings. Con pastillas, alimentación adecuada y absolutamente nada de estrés de ningún tipo.  No es fácil, sin embargo. Tal vez requiera hospitalización.
--Pero, ¿Podría volver a casa?
--Si su hogar representa un lugar libre de estrés o estímulos fuertes, claro. No se recomienda estar en compañía con una persona con un problema similar.
--¿Siempre resulta mal?
--No, no siempre. Hay ocasiones, como en los grupos de ayuda en que los pacientes se benefician de ello. Estamos hablando de un pequeño porcentaje, de nuevo. ¿Pero generalmente? No recomendable.
  El doctor y yo nos vemos a los ojos unos segundos antes de echarme a llorar de nuevo. El timbre suena, pero yo apenas lo escucho. Lauren se levanta, pidiéndome que me quede aquí.
--Lo sientoLe digo a la pantalla, cubriendo mi rostro, intentando tragar mis llantosEs demasiado. Mi vida  ha cambiado en cosa de unos dos meses, y es demasiado…
--Hastings.
--¿Hmm?
--¿Es de noche donde vives? Lo siento, estoy en Francia, y estoy seguro de que hay nueve horas de diferencia.
--Es de nocheAsiento.
Asiente.
--Pide a Lauren que te de una pastilla de dormir. Puede que no dejes de llorar hasta entrada la mañana. ¿Esta situación en la que estás? No está ayudando a tu salud, muchacha. Incluso si alguna vez se termina. Si hay estrés en tu mente, Delírium gana.
  Le lanzo una mirada. ¿Cómo sabe de la situación en la que estoy ahora?
--Lo siento. Lauren me distrajo de mi trabajo preguntándome por los papeles médicos de una chiquilla y lo primero que hice fue preguntar.
  Ahora sé de donde viene el miedo corriendo por mis venas en las noches que no puedo dejar de mirar a la luna. Pero nunca me había sentido de esta manera. Tan desolada. Tan sin esperanza.
  Intento sonreírle, pero no estoy sintiendo el aire llegar a mis pulmones.
--Recuerdo una nocheMenciono, sin alientoEsa noche no sentí nada de esto. Me sentía… normal.
Asiente.
--Probablemente estabas entrando o saliendo del síndrome. Tuviste un lapso intermedio de tiempo. ¿Fue en un lugar o situación sin estrés?
  Me encojo de hombros, recordando la noche con Holly y los hermanos Sullivan en su piscina, cuando jugué carreras con Ethan y completamente hizo trampa.
 Ethan, Nate  Viene a ser lo mismo al final.
--Un  poco. Me sentía feliz. Parece que fue hace años.
--¡Fallon!Escucho a Lauren llamar mi nombre, casi con desesperación--¡Fallon, ven un momento!
  Miro una última vez al doctor Manceau antes de levantarme y encontrarme con cierta escena en la sala de Lauren. En el medio, veo a la pequeña Olivia, luciendo casi asustada, arrodillada enfrente de alguien en el suelo. Dan está a su lado, porque parece que ellos dos nunca se despegan.  Doy un paso para ver quién es la otra persona, cuando escucho mi nombre de una voz familiar.
--¡Fallon!
Cuando volteo, lo veo. Ethan. Nate. Con un moretón en su mandíbula y un corte en la ceja, pero vivo y aquí.
--¡Ethan!Corro hacia él y lo abrazo. Él no pierde tiempo: Desliza sus brazos por mi espalda, un poco debajo de mis hombros--¿Qué…? ¿Cómo…? ¿Dónde están…?
Asiente, separándose de mí para ver mi rostro.
--Larga historia. Chris necesita ayuda.
  Sus ojos se ven preocupados, y cuando me dice esto, yo también  estoy preocupada. Estoy asustada. Siento que todo mi cuerpo tiembla cuando voy hacia Olivia y Dan, y miro sobre sus cabezas.
  Chris frunce el ceño, respirando con dificultad. Tiene una mano sobre su estómago que Lauren intenta quitar, pero parece que no escucha. Está demasiado ocupado mirándome.
  Caigo de rodillas a su lado.
--¡Bastardo! ¿Te han disparado?
Intenta reír, pero siente demasiado dolor, porque lo abandona y gime.
--¿Chris? ¿Qué sucedió?
--Lo escuchamos estrellarse con la puerta antes de que colapsaraResponde DanY luego este otro empezó a golpear la puerta también como si el demonio los persiguiera.
  Nate frunce el ceño a mi lado.
--Intenta correr con tipos con armas persiguiéndote.
--Eh, hombre, no te culpoEntonces su vista se desvía hacia OliviaBueno, no tanto.
  Olivia se sonroja y le da un golpe en el brazo, pero él sólo ríe.
Nate bufa.
--Bueno, sentimos arruinar sus planes.
--No arruinaste nadaExclama Olivia, sus mejillas rojas--¿Tú quién eres, por cierto? No nos dijiste. Podrías ser un asesino serial, y nosotros ni en cuenta.
--Es mi hermanoLe digo a Olivia--¿Qué pasa? ¿Por qué Chris está aquí y no en un hospital?
--Estamos esperando a Nina. ¿Nina? ¿Mi hermana?Dice ante mi confusiónSe pasa en la universidad, está estudiando medicina. La desperté para pedirle que viniera. No podemos llevarlo a un hospital: Todos los disparos tienen que ser notificados a la policía.
  Suspiro, y tomo la mano de Chris. Él me mira al principio, pero se desliza hacia la inconsciencia. No estoy segura de cuando una persona no debe de dormir si tiene una herida, pero no voy a tomar riesgos. Así que le doy una cachetada.
 --¡Mierda, mujer!Grita, con la voz ronca.
--¡No te duermas!
Gruñe.
--Sé que lo hiciste por venganza.
--¿De qué hablas? Lo hice porque te quiero. Te quiero vivoAclaro.
Bufa, respirando con dificultad.
--Entonces no quiero saber qué haces cuando no quieres a alguien.
Reímos un poco juntos. Luego vemos el sol salir, finalmente.
--¿Por qué sonríes?Pregunta Olivia a mi ladoTu novio se está medio muriendo.
Él tose, yo me remuevo.
--No es mi novio. Pero, tengo noticias.
--Si no quieres que me duerma, es mejor que me las cuentes ahora. Excepto si son malas. Si son malas, espera a que esté más para acá que para allá.
Río. Pero suspiro después, y miro a Nate.
--Tienes que saber algo sobre mí, si vas a escuchar esto.
Levanta una ceja.
--¿Qué pasa?
--Ser un hermano mayor no va a ser tan divertido para ti.
Ante la mirada de todos, le cuento sobre mi locura que al final no es tan loco. 




--Sthep Stronger.
 :D