miércoles, 14 de enero de 2015

Broken Dolls. Capítulo 20.

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Broken Dolls. Capítulo 20.

--Todo va a estar bienGrita Chris sobre el sonido de los helicópteros.
Incluso aunque le fuera a creer, su bonito diálogo muere en cinco segundos, cuando escuchamos una explosión muy cerca. Muy cerca.
  El helicóptero de volteretas en el aire, y en el proceso mi cabeza pega contra el vidrio. Las personas gritan, y cuando vuelvo a mirar arriba, el cristal está lleno de sangre que se corre hacia abajo.
  Nos han disparado. A nosotros. El helicóptero sigue dando vueltas y me estrello contra Chris, quien grita de dolor. Intento separarme, pero no puedo. Cuando miro hacia la ventana, debajo de nosotros hay sólo pasto verde. Ningún testigo de lo que ocurre. Es perfecto. Para ellos, claro: Nos eliminarían sin un escándalo.
   Holly está muerta.
Y creo que ahora vamos a morir nosotros. Lo sé cuando caemos en picado, como una de esas caricaturas que se quedan congeladas en el aire unos segundos antes de desplomarse. Esos somos nosotros. O al menos, así lo sentí.
  Holly está muerta.
Es lo último que pienso.



                                                                   




Para este entonces, ya han entendido que darme un sedante no es necesario. No me muevo. No hablo. No como. No hago nada excepto mirar las paredes blancas. Se parecen mucho a las de la clínica donde mis padres me encerraron para deshacerse de mí. Mis tíos. Se siente mucho como eso.
   Supongo que lo que está destinado a ser siempre encontrará su manera de vuelta, al final.
  Está este enfermero/carcelero/persona que viene a checarme de vez en cuando. Revisa mis heridas, me da medicina, inyecta mi cuerpo. Pero puedo ver algo más en sus ojos, algo que no pude descifrar hasta que un día deslizó un cabello que estaba en mi cara detrás de mi oreja.
  Sí, buena suerte, amigo.
--¿Dónde están mis amigos?
Parece sorprendido al escuchar mi voz por primera vez en… Bueno, no lo sé. El tiempo se ha convertido en una mancha borrosa. No estoy segura de cuánto tiempo he estado aquí.
--No tengo información sobre esoDice.
Él es un poco mayor que Nate, con pelo castaño y hoyuelos, pero a estas alturas, no podría importare menos. Cruzo mis piernas sobre la cama, unos de los pocos objetos en la habitación y lo miro.
--¿Quién sí?
--El jefe.
Por supuesto que sí.
Después de eso, vuelvo: Me tumbo, mirando a la nada hasta que mis respiraciones se hacen más lentas y me caigo dormida. Esto es lo que ha pasado cada vez desde que ellos nos encontraron, salvaron y luego encarcelaron. ¿Qué más podría esperar de John? Su hija está muerta, su sobrino un traidor, y yo… Bueno, no soy mucho mejor.




                                                                    
 


El día siguiente, le pregunto lo mismo, y cuando no me da una respuesta vuelvo a cerrar la boca y a mirar a la nada.
--¿Qué has hecho, de cualquier manera?
No desvío mi vista de la pared, hasta que veo de reojo el espejo y mis ojos viajan hacia ahí antes de que pueda evitarlo.
  Ella ya no me sonríe. Tal vez se ha dado cuenta de que hay algo mal pasando. No estoy segura si ella se da cuenta de cosas en absoluto, pero esta vez, de alguna manera es diferente. Ella baja de la cama rígida y diminuta, y camina hacia mí, pero sólo llega al borde de su lado del espejo, naturalmente. Pone las manos en el frío vidrio y apunta al enfermero.
--¿Qué?Susurro.
--¿Disculpa?
Enfermero/algo/algo me mira fijamente, y yo sacudo la cabeza. Cuando miro de vuelta a la chica en el espejo, está acostada en la cama, no mirándome en absoluto.
Mírame. Pienso.
Por favor mírame.
 Aún puedo recordar los días en donde sólo quería llegar al anochecer sin verla. La ignoraba. Y ahora ella me está ignorando a mí.
--¡Maldita sea, mírame! ¡Dime!Salto de la cama para enfrentarme al espejo, pero el chico me toma del estómago y me devuelve a la cama. Pataleo, pero al final saca una jeringa, inyecta, y…
  El mundo se apaga. Muy lentamente…
En el espejo, ella ha desaparecido, y me veo a mí misma siendo llevada por el sueño.




                                                                 





Con el paso de los días, me descontrolo: Salgo del agujero en el que estaba, y el vacío se convierte en furia y frustración. Ataco al enfermero un par de veces cuando toca mi pelo o intenta tener una conversación conmigo, veces en las que termino siendo tomada y ahogada en la inconsciencia. Le pregunto muchas veces dónde están mis amigos, pero me repite que no sé. Pero debe de saber. Alguien tiene que saber.
  Me pregunto si atraparon a Olivia también por mi culpa. Me hace sentir tan culpable, y eso me hace sentir más enojada por alguna razón. Soy una olla de agua hirviendo a punto de explotar. A punto de quemar a todos.
  Y todo este tiempo, Ella ha estado mirándome a través del espejo, queriéndome decir algo, lo sé, sólo que no sé qué es esa cosa. Cuando el enfermero me deja sola, me miro en el espejo y espero que ella me diga algo, pero parece estar tan enojada como yo. A veces desaparece, dejándome sola.
  Pero esta vez, aparece frente a mí, con su cabello enmarañado de tanto pelear y más delgada que la última vez que la vi. Me pregunto cómo puede sostenerse a sí misma.
--Tiene un TaserMe suelta, poniendo las manos en el vidrio.
--¿Un qué?Vagamente, me suena familiar, pero no sé…
--¡Un arma de electroshock! Supongo que tiene que usarla para cuando te pongas violenta, pero debido a que por alguna razón bates tus pestañas y es todo, prefiere no usarla en ti.
--¿Y eso qué tiene que ver?
--¡Idiota! ¡Consíguelo y noquéalo! ¡Encuentra tu camino hacia Chris y Nate!
--Pero no sé dónde están…
--Entonces tendrás que averiguarlo, ¿No, cariño?Su tono afilado me perfora. Bruja.
 Mi respiración se convierte pesada, y ella me mira como si no creyera que pudiera lidiar conmigo.
--¿Por qué ayudarme, si siempre has sido una bruja conmigo?
--Tú me has traído.
--¡Yo no te he traído nada! ¡Has estado aquí desde siempre!
--Fuiste tú, todas esas veces. Tú me hiciste.
    Y luego no está.
Mis ojos abiertos de par en par y mi pecho que sube y baja es mi pista de que se ha ido. Me quedo viéndome en el espejo unos segundos hasta que la puerta de mi cárcel/habitación se abre, y el enfermero/persona entra, sonriéndome como si esperara que hoy de hecho no lo golpease.
--No has comido tu comidaDice, señalando a la bandeja en la cama.
--¿Por qué no me han matado ya? ¿Por qué estoy aquí?
--Sigues haciendo las preguntas al hombre equivocado, cielo. Sólo estoy aquí para asistirte.
  Quiero decirle que se vaya al diablo, pero miro al espejo, y ella está de vuelta observándome críticamente.
--HazloSusurra, pero no es necesario que lo haga: Nadie puede oírla. Nadie ha podido hacerlo durante mucho tiempo. Tal vez es por su existencia por lo que ellos decidieron que yo era una psicópata. Tal vez es porque hablé de ella.
  Miro de nuevo al chico y le sonrío un poco, sentándome en la cama y tomando la comida “de hospital”.
--Mira quién está comiendo. Me preocupaste por un tiempo. Es mejor que cooperes, de esta manera.
Podría decirle en dónde se puede meter su colaboración, pero me lo callo de igual manera.
--¿Crees que estaré bien?
El colchón se hunde bajo su peso cuando se sienta y estira una mano para tocar mi mejilla. Las yemas de sus dedos viajan hasta mis labios y su pulgar hace pequeños círculos en ellos. Y como ella dijo, levanto mi mirada para encontrarme con la suya y muevo mis pestañas. Él respira profundo y yo me acerco a él. Puedo sentir su aliento en mi cuello y yo puedo oler su fragancia a algo que parece ser menta. Luego nos estamos besando: Me tumba en la cama y se pone encima de mí. Lo dejo toquetearme un poco, y hago lo mismo alrededor de su espalda antes de volver a su cintura, donde el Taser está. Sus labios están en mi cuello cuando lo arranco de su lugar de seguridad en su cinto y lo enciendo, pegándolo  a su nuca. Jadea unos segundos antes de desmayarse sobre mí.  Lo tiro al suelo y salto de la cama, tomando las llaves de él también.
--Bien hechoDice ella desde el espejoAhora sácanos de aquí.
--Agradezco tu ayudaMurmuroPero después de esto no descansaré hasta hacerte desaparecer.
  Voy hacia la puerta sin esperar ninguna respuesta de ella. Aprieto fuerte el arma contra mi mano y tomo un gran respiro. Abro la puerta y salgo en puntillas. Puedo ver a un guardia al final del pasillo, pero no mi escucha venir: No estoy segura de pesar lo suficiente como para hacer ruido. Estoy más o menos arruinada.
Sólo se voltea cuando el sonido del Taser hace eco en el pasillo, pero para él ya es demasiado tarde. Cae al suelo con un solo golpe seco, como si tirara un saco de papas. O varios. Espero por el sonido de pisadas, por si alguien oyó y vine a ver qué pasa, pero al no oír nada le quito la pistola y guardo el Taser en mi escote.
  Es cuando veo las cámaras. Una luz roja en ellas parpadea y segundos después, una alarma suena.
Atrapada.
  Corro esta vez, pero no llego muy lejos antes de que me encuentre con tíos malos dispuestos a sacarme los sesos. Pero algo ha cambiado en mí. No estoy segura de cuándo empezó, pero no estoy segura tampoco si me importa. Hay una parte de mí que ha sido reemplazada por otra, porque antes nunca hubiera podido dispararle a alguien en mi vida. Pero ahora lo hago. Les disparo a todos ellos, intentando no darle al pecho o cabeza para no matarlos y hacerme sentir mejor conmigo misma, pero en los lugares adecuados en los que me dejarán en paz. Soy un asco con esto de la puntería, así que gasto todas mis balas y tiro esa pistola al suelo. Tomo otras dos de los tipos malos y sigo mi camino, trotando por el pasillo.
   Disparo a muchas personas, y uno de ellos me dispara a mí en el brazo. No ha ido muy profundo, pero duele como el maldito infierno. Grito un poco, porque estoy furiosa, y eso me hace disparar un poco más hasta que pego contra unas puertas. Intentan hablar conmigo, hacer que me rinda, pero desisto. Luego les disparo en un lugar en el que sé que no van a sobrevivir. Me he dado cuenta de que no soy tan mala con esto de disparar, pero necesito otras dos pistolas desde que no tengo idea cómo recargar una y espero nunca tener que saberlo a partir de ahora. Es un bonito pensamiento. Improbable, sí, pero hermoso de cualquier manera.
   No sé de dónde he sacado esto. Tal vez fue ella. Tal vez es porque vive en mí. Tal vez es lo que, al final del día, me asusta más. Pero hoy, lo tomo. Lo uso. Así que los cuerpos caen uno contra otro, y yo estoy perdiendo sangre aunque aun así no está en mis planes inmediatos rendirme.
  Luego las veo: Las puertas con su nombre en él. Abro las puertas estrepitosamente y respiro pesadamente como si fuera la primera vez en mucho tiempo con mi cabeza dentro del agua. Alzo ambas armas, aunque mi brazo herido no puede tomar mucho el peso y baja la altura, sólo un poco.
   John me mira como si nunca me hubiera visto antes. Sorprendido, furioso, incrédulo. A su lado, su hermana Lucy, la madre de Chris, me mira con el ceño fruncido y unas mejillas rojas como si hubiera estado en una discusión acalorada.
--¿Me han extrañado?No me contestan, y yo señalo a las sillas enfrente del escritorio de la oficina de JohnSiéntense.
--No hagas algo de lo que se arrepentirá toda su vida, señorita HastingsMe dice él fríamente, sentándose lentamente. Lucy le sigue. No quiero matarla, pero no sé en qué lado está y prefiero apuntar un arma a ella que ella a mí.
--Creo que ya he pasado esa línea antes y estoy simplemente bien. Maravillosa. Ahora, ¿Dónde están mis amigos? ¿Dónde están Chris y Nate, Lauren y Angelo?
  Lucy me mira, asombrada al escuchar el nombre de Nate.
--Si, ya lo sé. Y por mucho que te odio por alejarlo de mí y te amo por haberlo salvado, no quitaré esta arma de tu cabeza. Quiero saber dónde están.
--Ellos recibirán el castigo justoInterrumpe JohnLauren y Angelo serán eliminados, justo igual que tú. Pero no tienes que preocuparte; dejaré que tu hermano se vaya a casa, ese pobre chico, teniendo que lidiar con basura como tú. No sé en qué estaba pensando cuando pensé que podías hacer esto. No tienes que preocuparte por Chris, de cualquier manera. Él recibirá su merecido en una bonita y privada prisión en algún lugar remoto en la tierra donde nunca podrás encontrarlo. Debiste decir adiós antes.
  Disparo su pierna. Llámame inmadura, pero para lo que me importa al final. Él chilla de dolor y me grita obscenidades.
--¡Tú no vas a hacerle nada a mi bebé!Le grita Lucy--¡No lo permitiré!
--No te preocupes, querida: Tú irás con élSisea.
Lucy se levanta y yo ajusto mi arma a ella, pero no parece darse cuenta. Le da un bofetadón a su hermano que hace que mis costados tiemblen. Auch, chico.
--Tú no mereces este puestoLe murmuraNunca has merecido nada de esto. Debí haberte enfrentado hace mucho tiempo, y siento que haya sido hasta ahora cuando puedo verlo. Ahora dime, ¿Dónde tienes a mi hijo?
  Espera un segundo. ¿Entonces ella tampoco sabe?
--No.
Ello lo golpea de nuevo, y yo no tengo más que bajar la pistola que la apunta. Mi brazo herido me da las gracias.
--¡Dime!
--No.
  Lucy me mira.
--Fallon, dulzura, ¿te importa?
--En absolutoLe paso mi pistola extra y ella apunta a la cien de John.
--¿Qué tal ahora?
--No lo harías. Soy el único que sabe dónde están. Nunca los encontrarás sin mí. Yo no te diré.
--No a la primera, noConcuerdaPero me has enseñado muchas cosas durante los años, Johnny. Como el fino arte de la tortura. Y es hora de ponerlo en práctica, ¿No crees?
  Cuando veo el destello de temor en los ojos del padre de Holly, sé que ahora sí esta es una línea que no he cruzado, y que si lo hiciera estuviera completa y definitivamente arruinada por el resto de toda mi vida.
  Así que aparto los ojos.
--No morirásSusurra LucyEs muy fácil. No, vas a vivir. Vas a vivir sintiendo dolor, todos los días, pensando que pudieras estar tan cerca de Holly… tan cerca… Pero no lo estarás. Nunca estarás con ella, John.
   Y creo que, cuando vuelvo la mirada, esto para él es peor que el dolor de la tortura física. Es el emocional. Es haber perdido a su hija una y otra vez todos los días, sabiendo que está muy cerca de que se termine, pero aun así… Nunca ahí. Debe matarlo. Debe hacer que su respiración se corte.
--Pero si me dices…
--En veinte minutosDice, rompiéndoseEn veinte minutos un avión los llevará a todos a una prisión en Austria, en el medio de la nada, bajo tierra. Nunca nadie los va a encontrar. Excepto Nate. Nate está en una de las celdas, en el cuarto piso.
  Lucy y yo intercambiamos miradas.
--Ve por tu hermanoDiceYo iré por los demás.
--Confío en ti, pero no tanto.
Resopla, la adrenalina corriendo por su cuerpo.
--Bien. Pasamos por tu hermano realmente rápido, luego vamos al aviónToma a su hermano de la corbata y lo arrastra fuera de la silla. No puede sostenerse debido a la bala en su piernaTú. Tú vas a llamar a todos tus pequeños soldados y les vas a decir que retrocedan, ¿De acuerdo? Vas a venir con nosotras. Y tú, Fallon. Tenemos que empezar a movernos si queremos salvar a tus seres queridos antes de que ese avión despegue o antes de que tú te desangres a morir. ¡Ahora!



-Sthep Stronger.

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